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Tracy

-¿Señorita Smith?

En el instante que atravieso la puerta del salón, Carl se pone de pie en su lugar y todos dirigen su mirada en mi dirección incluido el profesor quien llama mi atención:

-¿Se encuentra bien?

No puedo articular palabra. Me siento incapaz de cualquier cosa, creo que a esto se le llama shock o trastorno por estrés agudo, lo que sea, me tiene estupefacta, aterrorizada y conteniendo emociones violentas dentro de mí.

-Tracy...

Ahora habla Carl.

-Está pálida, señorita Smith-añade el profesor.

Carl se hace a un lado entre los alumnos y llega donde yo estoy. Noto que Riley, la novia de Zach, también se encuentra en esta clase, mirando con preocupación lo que sea que esté ocurriendo conmigo.

-Disculpe-dice mi amigo a la autoridad-pero la acompañaré a lavarse la cara y a que coma algo. Quizá no ha desayunado.

-Verdad. Se la ve pálida-añade.

Acto seguido Carl me toma de un brazo y me saca del salón.



Luego de hablar con él, llorar en su hombro y hacer un esfuerzo descomunal por intentar sonreír, logro encaminar mi día de clase con el extraño temor de volver a cruzarme con Theo.

Pero eso no sucede.

A la hora del almuerzo no está.

Entre las clases tampoco.

A la salida menos.

Carl y Haley no se apartan de mi en cuanto ven la oportunidad.

A la salida nos encaminamos donde la parada del autobús y nos encontramos con una bonita camioneta que aparcada frente a nosotros tres. Baja la ventanilla espejada permitiendo que aparezca una encantadora sonrisa luciendo unos conocidos ojos verdes adornando su rostro.

-Tracy-me saluda con su gesto amigable que termina por arrancarme la primer sonrisa en horas.

-Charlie.

-¿Te llevo a casa? Esta es mi nueva movilidad. Bonita, ¿verdad?-intenta impresionar de una manera muy sutil, algo propio de él. Creo que lo extraño pero no puedo abandonar a los chicos que me han dado su apoyo en todo el día.

-Yo... yo... Estoy con mis amigos-le explico lo obvio-pero muchas gracias, de todas maneras.

-Sube, los llevo a los tres.

Miro hacia atrás y Carl me señala:

-Hoy no vine en el auto así que sería un buen gesto si tu...amigo pudiere acercarnos.

La manera en que dice la palabra «amigo» lo invade de timidez debido a que ambos somos conscientes del viejo recuerdo cuando mamá me dejó en su casa para luego escaparme a Omega's y así tener la cena más incómoda de mi vida.

-¿Y bien?-me recuerda Charlie que sigue ahí-. ¿Qué deciden?



Al acercarnos a casa, el sol ya se encuentra filtrando sus últimos rayos de luz.

Mi amigo se adentra en el vecindario donde me pasé los últimos seis años de mi vida. Lo extraño llega cuando se distingue una luz azul fluorescente que se abre paso en nuestro camino al avanzar. Acto seguido, termino por encontrarme a mamá en la acera de nuestra propiedad con la señora Walk (madre de Charlie) y otro grupo de vecinos.

-¿Qué ha sucedido aquí?-murmura mi acompañante.

¡Ojalá lo supiere!

Me reincorporo en el asiento para ver mejor de qué se trata. Oh, vamos, no tiene que ser cierto. ¿La policía está en casa?

Apenas el coche ha aparcado a una orilla como se debe, me bajo a trompicones y corro donde mi madre quien se encuentra hablando con dos agentes de policía. Estos parecen recién salidos del interior de la casa a juzgar por la puerta abierta de par en par.

-Revisamos todo-le dice uno de los sujetos a mamá. De pronto saber que este grupo de extraños se ha estado metiendo en mí lugar con mis cosas, me hace sentir intimidada pero terriblemente insegura y desprotegida al imaginarme que un ladrón pueda haber estado hurgando en mis cosas.

-¿Y bien?-pregunta mamá.

Llego donde ella y su brazo se abre para contenerme de inmediato.

-No hay rastro de ningún extraño. Revisamos todo, de punta a punta-intenta apaciguar a todos, el agente.

-Estoy segura de que vi a ese sujeto saltar de la ventana-explica la señora Walk.

-¿Mamá?-pregunta Charlie desde mis espaldas-. ¿A quién viste en casa de las vecinas?

-Juro que vi a un criminal salir desde esa ventana y saltó donde el patio externo. Podría haberse roto un hueso de no ser por el césped. Luego desapareció y escuché el motor de una motocicleta alejándose.

El corazón me sube a la garganta cuando la madre de mi amigo levanta su dedo índice y lo dirige en dirección a mi cuarto.

-Esa habitación en especial revisamos debido a su acusación, señora-dice el policía-pero le repito que no hay nadie. Está limpia.

Claro que no hay nadie, idiota, si el ladrón ya se fue.

No obstante, un sexto sentido me da el indicio de que creo saber o al menos, tener la ligera sensación de suponer lo que ha sucedido aquí.

-¿Qué pinta tenía el «criminal»?-le pregunto venciendo el tembleque en mis cuerdas vocales.

-No lo sé... tatuajes, pantalones y chaqueta de cuero. La cara se la había tapado con un pañuelo de rocker y escalaba con mucha habilidad.

Trago saliva y todos mis sentidos encienden sus alertas más instintivas.

Me suelto en un santiamén del brazo de mamá y corro hasta el interior de la casa llevando la descripción que mencionó la señora Walk, resonando en mis oídos.

«Tatuajes».

«Un pañuelo.»

«Rocker.»

«El sonido de una motocicleta.»

Gran habilidad para escalar... o para escapar... no sería la primera vez que lo hace.

Subo las escaleras y me meto en mi cuarto. Están todas las ventanas abiertas y las puertas del armario de par en par. En verdad han revisado si faltaba alguien o si un sujeto estaría acá para sorprendernos con el cuchillo entre los dientes, no obstante en el escritorio de estudio está lo que busco y ellos no encontraron...

Distingo mi tableta digital y un papel pegado en su pantalla.

El corazón se me acelera al verlo que va doblado por el medio, sin la mejor caligrafía pero manchado de tinta y letras por todas partes.

La persona que ha estado acá se ha encargado de dejarme el aviso (o advertencia), no obstante sé de quién se trata apenas abro el papel y un ligero olor a tabaco y menta llega a mis fosas nasales propia de quien masca chicle y fuma sin conciencia ni amor propio.

Trago saliva, trato de rearmar los pedazos de mi corazón desparramados y leo:

Hay un ángel llorando dentro de una oscura caverna.

Y un lobo asecha fuera.

El ángel no quiere salir porque le teme.

El lobo hace guarda, esperando por la fantástica criatura.

El ángel cree que el lobo le hará daño.

El lobo intenta protegerla pero no se anima a enfrentarla.

Y así, la cobardía de ambos, los hizo vivir con miedo y distanciados hasta que el hambre y la soledad los mató.

Tracy, no permitas que ninguna bestia intente hacerte daño. Ten presente que a partir de ahora, no volverás a ver al lobo.

Pero él estará siempre ahí.

Para ti.

Cuidando cada uno de tus pasos.

Hasta siempre.

T..

El punto manchado al final de la firma, me indica que el lobo dejó caer una lágrima antes de marcharse para no regresar jamás y liberar a su ángel...

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#MARATÓN #BADBITCH #Día1

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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg

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