Epílogo.

El tiempo pasó y Jimin se separó finalmente de Lee Taemin antes de que cumplieran su segundo aniversario de matrimonio. El mayor dejó de ir por tres meses y solo se hablaban de vez en cuando por teléfono. No es como si a Jimin le afectara aquello, pero le pareció raro. Un día Jimin llegó a su departamento y ahí estaba Lee, sosteniendo un papel y su expresión era diferente, lo que preocupó a Jimin.

—¿Qué haces aquí? —preguntó mientras dejaba su abrigo en el sofá.

-—Hola, Jimin —se levantó y lo abrazó— Necesito hablar contigo —se apartó lentamente y lo miró.

—Seguro. ¿Que es?

—Ten, solo firma —pidió— Es el divorcio.

—Oh. ¿Me estás dejando, Lee Taemin? Yo que te di años de mi valiosa vida —fingió sufrimiento, haciendo reír a Lee.

—Estoy terminando nuestro acuerdo. Jimin hay alguién, me enamore de alguien y quiero terminar todo esto lo más rápido posible -—confesó. Esto dejó sorprendido al rubio.

—Woow...

—Sí. Me iré de Corea, no quiero que mis padres se interpongan en lo nuestro.

—¿Por qué crees que lo harían? —preguntó aún confuso Jimin. Taemin le sonrió.

—Es una camarera, Jimin —entonces Jimin entendió la situación. Los padres de Taemin eran mil veces peor que su madre y que su hijo Lee se enamorara de alguien que para ellos no valía nada, una don nadie, alguien que quizás no tenía donde caerse muerta. Simplemente era una aberración para ellos, una humillación y harían cualquier cosa para separarlos— En el pasado mis padres pagaron a los padres de un chico que me gustaba, ellos aceptaron el dinero sin importar nada y se fueron lejos. Me importa una mierda perder contacto con ellos, solo quiero vivir tranquilo, amar y ser amado, tener una casa normal, hijos y un perro. Quiero vivir como se me dé la gana y no aparentar ser alguien intachable, no quiero aparentar algo que todos esperen que sea. Quiero ser yo —terminó por decir.

Jimin lo abrazó por un momento.

—Te felicito, eres valiente al querer hacer esto y te deseo lo mejor, se feliz —le dijo. Tomó un bolígrafo y firmó el divorcio— Ten —le extendió el papel y le sonrió.

—Gracias, bonito —lo guardó en un portafolios que traía consigo— Es una pena que no tuvimos una despedida. Sé que me vas a extrañar —bromeó.

—Oh por dios. ¿Aló, novia del idiota que se quiere coger al ex marido? —ambos rieron.

—Te deseo lo mejor, Jimin.

—Lo mismo digo.

—¿Me darás el último beso, amor?

—Pudrete.

—Ash, siempre tan difícil —tomó sus cosas y miró a Jimin— Mi abogado te dirá cuando ya estés legalmente libre. Ahora me debo ir. Nos vemos, Jimin —besó su mejilla.

—Cuidate, Tae.

Esa fue la última vez que vio a Lee, supo por Taehyung que abandonó su puesto en la política y fue visto abandonando el país. Jimin realmente esperaba que Taemin fuera feliz.

Él siguió trabajando en la academia por tres años más. Un total de cinco años fuera de Corea.

Cuando Jimin cumplió veintisiete años, decidió que ya era momento de ir a casa.

Cuando llegó a Seúl, el clima era bastante frío, pero nada comparado a Rusia. Jimin había vuelto definitivamente de Moscú hace ya un mes, renunció a su trabajo y compró el lugar donde finalmente abriría su academia de danza para niños. Sí, niños.

Desde que nació Taeho, Jimin sintió cierta atracción hacia los niños, verlos reír y jugar le fascinaba. Muchas veces deseo tener uno, estaba en edad de formar una familia, quería una familia.



***

Jungkook estuvo fuera del país por dos años, en ese tiempo conoció a un joven siete años menor que él, quien también era de Corea y andaba de vacaciones con un grupo de amigos. Estuvieron hablando toda la semana que le quedaba al joven en dicho país.

¿Prometes llamarme cuando vuelvas a Corea? —preguntó antes de irse. Eran sus últimas horas antes de ir al aeropuerto.

Seguro, ya tengo tu número.

Estaré esperando tu llamada, Jungkook.

Pero Jungkook nunca lo contactó cuando volvió.

Un día Jungkook estaba con la hermosa Sun Hee de tan solo cuatro años y meses para ese entonces, cuando su teléfono sonó y vio un número registrado con un nombre que no recordaba.

—¿Sí?

—Nunca me llamaste. Que cruel de tu parte.

—Oh... —recordó quien era.

¿Oh? ¿Eso es todo?

—Mala memoria, lo siento.

¿Te gustaría verme? Hoy estoy libre y ummh...

—Seguro, manda tu dirección y paso por ti a las ocho, te invitaré a cenar.

Yap, te espero Jungkook.

—Nos vemos, Eunwoo.

No llegues tarde.

Y colgó la llamada.

Ahora que ambos estaban en Corea, Eunwoo y Jungkook estuvieron conociéndose y fueron "amigos" por un año. Se veían casi a diario y siempre salían, ya sea a lugares nocturnos como bar, a veces Jungkook lo acompañaba a hacer sus compras en algún centro comercial, iban al cine, salían a comer a algún restaurante o simplemente pasaban el día en el departamento de Jungkook ya que Eunwoo aún vivía con sus padres y no les resultaba cómodo estar ahí. Cuando se hicieron oficialmente novios, Jungkook ya tenía veintiséis años y Eunwoo ya había cumplido los diecinueve.

El chico de piel blanca y cabello castaño claro, era jodidamente sexy cuando estaban ambos a solas, era divertido, alegre, inteligente y amaba pasar tiempo con Jungkook.

Era casi perfecto, casi.

Eunwoo a pesar de todo lo bueno que tenía, era jodidamente celoso. Siempre las discusiones con Jungkook eran por malditos celos de parte del menor. Aunque reconocían que les encantaba cuando se reconciliaban, ya que terminaban solucionando todo problema con una buena ronda de sexo duro, duro como a Eunwoo le gustaba.

Entonces, volviendo a la actualidad, Jungkook ya tenía veintiocho años, un novio de veintiuno con quien llevaba dos años de relación, la cual se había visto desgastada el último año por los jodidos celos por parte del menor. Habían terminado y vuelto un par de veces, siendo esta la última vez que Jungkook le daba la oportunidad de cambiar de una buena vez o simplemente cada uno seguir por diferentes caminos.

Eran las ocho de la noche, estaba muy helado y la nieve empezaba a caer por la iluminada ciudad. Faltaban dos días para navidad por lo que las calles estaban bellamente decoradas.

Jimin tenia sus manitos dentro de los bolsillos de su elegante abrigo color negro. Se dirigía a casa luego de haber estado hasta tarde viendo los últimos detalles de su academia, y al parecer todo estaba en orden, lo cual era una gran noticia ya que podría comenzar a funcionar la segunda semana de enero.

Estaba concentrado en sus pensamientos cuando su teléfono sonó. Era Taehyung.

—¿Qué pasó?

¿Cómo te fue, llegaste a casa?

—Me fue bien, todo está en perfecto orden.

¡Ay que emoción! Osito será tu primer alumno.

—Lo sé, el osito bebé será mi alumno consentido.

Oye, ¿ya llegaste a casa?

—Te dije que no, pasaré a comprar algo para comer y luego voy, ando sin auto así que tardaré un poco en llegar.

Bien, anda con cuidado y avisame cuando llegues

—Sí, sí.

Bien, te quiero.

—Yo igual, dale besitos al osito

Le daré...

—Cuando llegue te llamo.

Vale.

Jimin corto la llamaba y siguió caminando hasta que llegó al semáforo, debía cruzar al otro lado de la calle para llegar a la tienda donde quería comprar su comida preparada. Se detuvo ya que estaba en rojo y comenzó a mirar a la gente pero sin prestar mucha atención. Ver tantas parejas enamoradas y felices, le hacía pensar en que deseaba estar así, quería estar realmente en una relación y ser feliz junto a quien lo quiera, compartir cosas de pareja, decir cuánto se quieren y lo mucho que se extrañan cuando no están juntos, planear una vida entera aun si no termina bien.

Suspiró al pensar en ello.

El semáforo dio luz verde y caminó a paso lento, era una calle ancha pero el semáforo duraba lo suficiente como para alcanzar a cruzar al otro lado. Las parejas avanzaban sonriendo, unas hablando y otras no tan felices, pero vio a una pareja en especial o mejor dicho a alguien.

El corazón de Jimin se comenzó a acelerar, su respiración se detuvo por unos segundos para luego volverse irregular. Jimin no pudo apartar la vista de aquel hombre de cabello castaño que venía hablando con un chico notoriamente más joven que él, pero ambos iban tomados de las manos, sus miradas se encontraron, ambos se vieron directamente a los ojos.

Pero ninguno se detuvo, ninguno pronunció el nombre del otro.

—¡Amor! Ahí está la tienda que te mencioné antes, ¿Vamos? —dijo el alegre joven que lo acompañaba, el castaño lentamente apartó la mirada que tenía clavada en los ojos del rubio para prestarle la debida atención a su pareja, le regaló una cálida sonrisa para finalmente responder.

—Claro, vamos.

Jimin cruzó la calle y miró hacia atrás, pudo ver como la pareja se alejaba. Su corazón aún estaba agitado, su respiración aun era irregular y su cuerpo estaba temblando.

Mierda, mierda, mierda.

Mordió con fuerza su labio inferior y sus ojos se cristalizaron.

Jimin aun sentía algo por Jungkook, eso estaba claro, pero no pensó que dolería tanto verlo, no pensó que le dolería verlo feliz con alguien más. Jungkook realmente lo había superado y había seguido adelante mientras que él estaba ahí, solo.

Jungkook nunca volvió a ver a Jimin.



***

Cinco meses pasaron de aquella vez y Jimin hizo esa misma ruta casi a diario, se sentía un verdadero idiota pero pensaba que quizás podría volver a encontrarse con Jungkook. Nunca pasó, nunca volvió a verlo.

Quizás realmente nunca estuvieron destinados a estar juntos, pero muchas veces Jimin se torturó pensando y haciendo una y otra vez las mismas preguntas.

¿Jungkook pensará aún en él?

¿Cómo habría sido todo si aún estuvieran juntos?

—Supongo que nunca sabremos todas las cosas hermosas que pudimos ser... —murmuró para sí mismo.

Estaba solo un sábado por la tarde, viendo una película romántica titulada "The Notebook" pero era bastante triste, demasiado triste para su gusto, aunque en estos momentos, era lo que necesitaba. Se había comprado unos cinco rollos de kimbap porque no tenía ninguna intención de cocinar.

Así que, ahí estaba.

Con sus cachetes rellenos de comida, medio llorando con las escenas de la película, completamente concentrado cuando el sonido que anunciaba una notificación lo hizo perder la mirada del televisor y reviso quien era.


[Número desconocido]

¿Te gustaría ir por un trago?


—¿Qué mierda? Quizás algún idiota se equivoco de numero y le mando el mensaje por error —murmuró Jimin cuando vio el mensaje de quizás quien. Dejó de lado su teléfono para seguir viendo la película cuando otro mensaje llegó.


[Número desconocido]

Soy Jungkook.


—No puede ser... 

Le tomó unos segundos reaccionar. Su kimbap había quedado en el olvido y lo que le quedaba en la boca lo tragó casi atorándose.

Respiró hondo pero no sirvió de nada, su corazón se había vuelto loco, completamente acelerado, sus manos temblaban a causa de los nervios y un nudo en su estómago se hizo presente.

Cerró los ojos y volvió a respirar hondo, intentó calmarse y al cabo de veinte minutos, respondió.


Park.

Sí, sí quiero.


Jungkook sonrió al ver el mensaje.



***

Bueno, este es el final de la primera temporada, la segunda es "Good at love" y pueden encontrarla en mi lista de historias. Lamento todos los errores, pero sinceramente, editar una historia es verdaderamente estresante. Gracias por leer, les amo mucho <3

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