Capítulo 7.

Kim Taehyung solía ser el primero en despertar, dándole tiempo suficiente para meterse a la ducha y arreglarse antes de preparar un exquisito desayuno.

Había estudiado diseño y decoración, por lo que se especializa en asesorías en diseño de interiores y proyectos decorativos a personas. Diseños de muebles como también un servicio complementario de compras en terreno. Por esta razón, muchas veces estaba lleno de trabajo y las mañanas eran el único momento en el que podía disfrutar de Hoseok.

Al terminar de comer, Taehyung levantó los platos para lavarlos mientras Hoseok se iba al baño a ordenar su cabello, cepillar sus dientes y quedar impecable para un nuevo día laboral.

—Te ves tan guapo como siempre, mi amor —sonrió encantado, acercándose a él para enrollar sus brazos alrededor del cuello— ¿Cuándo será tu día libre, amor?

—Pasado mañana, bebé —se acercó a sus labios y dejó un pequeño beso en ellos— Y no saldremos en todo el día de la cama.

Taehyung no contuvo la risita que brotó de su garganta. El lado coqueto de Hoseok le fascinaba más que nada en el mundo.

—Pero falta mucho... —abultó su labio inferior, sin dejar de sonreír. Hoseok lo miró con deseo, relamiendo sus propios labios.

—No es tanto, bebé —se acercó, rozando los labios de Taehyung con los suyos.

Con sutileza, Taehyung lo empujó desde la nuca para unir sus labios. Hoseok cerró los ojos, devorando con pasión la dulce boca de su prometido.

El beso demostraba cuánto se extrañaban. Cuánto anhelaban estar sobre el otro y así volver a unir sus cuerpos.

Hoseok gruñó, enterrando sus dedos en la cintura de Taehyung y lo asió a él, sin dejar de apoderarse de sus labios. Taehyung lo apremiaba con pequeños gemidos ahogados, aferrándose aún más de su cuello.

—Ugh —Taehyung se quejó, cuando su espalda impactó en una de las paredes de la cocina.

Sentía que su juicio comenzaba a nublarse, que sus piernas flaqueaban y que se quedaba sin aire. Hoseok no dejaba de follarle la boca con su lengua.

—A-amor —musitó casi en un susurro, cuando se rompió el beso para tomar una gran bocanada de aire— ¡Aaah! —gimió ante la sorpresa.

Hoseok llevó ambas manos hasta sus nalgas y las amasó con dureza, para luego alzarlo, haciendo que Taehyung enredara ambas piernas en sus caderas.

—No sabes... —habló sobre los labios húmedos de Taehyung, comenzando a descender por su mandíbula— Cuanto te necesito...

Habían estado tan ocupados, que no se habían tocado de esa forma por más de una semana. Claramente, habían llegado a su límite.

Taehyung respiraba agitado, soltando suaves gemidos a medida que Hoseok recorría su cuello con sus labios.

—Yo... —Hoseok comenzó a avanzar hasta la sala, dejándose caer en el sofá más grande— Mierda, amor.

Se acomodó bien sobre sus piernas, sintiendo el bulto duro que precedía su trasero. También lo necesitaba. Con un movimiento rápido, Taehyung se deshizo del nudo de la corbata y la lanzó lejos, para centrarse únicamente en desabotonarle la camisa.

Hoseok lo ayudó, aflojandose el cinturón para poder abrir su pantalón de tela y así liberar finalmente su erección. Taehyung gimió complacido al ver el miembro muy despierto de su prometido, y deslizando sus largos dedos a través de su pecho desnudo, lo besó una última vez. Se levantó y bajó su su pantalón y boxer con urgencia, volviendo a subirse a horcajadas de este.

—Espera, bebé —Hoseok lo detuvo, sujetándolo de las caderas— Dolerá.

—No, no dolerá —alineó el miembro en su entrada y bajó lentamente sus caderas, gimiendo por lo alto cuando sus paredes cedieron ante la repentina intromisión.

Hoseok no le dio tiempo para adaptarse al grosor de su polla y hundió aún más sus dedos en la piel desnuda de su cintura, obligándolo a moverse. Taehyung volvió a gemir, a la vez que cerraba con fuerza sus ojos e intentaba afirmarse de los hombros de Hoseok.

—Mierda, bebé —sentía como se le contraía el vientre bajo cada vez que Taehyung bajaba, sintiendo ese delicioso burbujeo— Te amo.

Con una mano, sujetó a Taehyung de la nuca para obligarlo a inclinarse y así poder devorarle una vez más la boca, sin dejar de ayudarle para que rebotara sobre su polla.

—Yo... —boqueó con urgencia, necesitando desesperadamente llenar sus pulmones de aire— También...

Hoseok gruñó con satisfacción, volviendo a centrarse en sostener las caderas de Taehyung. No hizo falta demasiado para que ambos sintieran que el orgasmo estaba cerca, pero antes de ser liberado, Hoseok salió rápidamente del interior de su prometido y juntó ambas erecciones entre sus manos.

—Ngh... —siseó Hoseok, sin dejar de masturbar sus pollas con vehemencia.

Taehyung gritó y se estremeció cuando finalmente se corrió, manchando el vientre desnudo de Hoseok. Y Hoseok gruñó, viendo como su semen salía con fuerza junto al de Taehyung, mezclandose y manchando parte de su costoso traje.

Sus manos se detuvieron, cuando los espasmos se hicieron más intensos y se quedaron en la misma posición por un rato, intentando regularizar sus respiraciones.

—Joder, eso fue... —Taehyung ronroneó las palabras, sintiéndose repentinamente cansado— Increíble...

Hoseok sonrió y alzó la vista, buscando los ojos avellanos de su chico.

—Tú eres increíble —estiró su cuello para alcanzar sus labios.

—Sí, bueno... —lo besó, sin dejar de sonreír.

El sonido del timbre los hizo sobresaltar y salir de inmediato de su gran burbuja de amor.

—¿Esperamos a alguien? —Hoseok preguntó, frunciendo levemente su ceño.

—No... —estuvo a punto de decir algo más, cuando el timbre volvió a sonar.

Hoseok maldijo por lo bajo y tomó con cuidado a Taehyung para sacarlo de encima suyo.

—Ponte el pantalón, bebé —subió su ropa, pasando a rozar con sus dedos el líquido pegajoso en su estómago— Vas a tener que ver tú quien es.

—No abramos —le sugirió, sin muchos ánimos de volver a vestirse.

Cuando sonó por tercera vez, Taehyung soltó un bufido.

—¡Ya voy! —gritó para quien fuese que estuviera jodiendolos.

Se puso rápidamente su ropa e intentó ordenar su cabello para dirigirse a la puerta. Hoseok abrió las ventanas y acomodó el sofá antes de correr a la habitación.

—¡Yoonie! —exclamó con emoción, lanzándose hacia adelante para abrazar a su amigo.

Yoongi gruñó, intentando zafarse del pulpo que se aferraba a él.

—Tae... —advirtió, siendo ignorado y arrullado entre esos brazos que parecían extrañarlo más de lo que él mismo imaginaba.

—¡No puedo creer que estés aquí! —se alejó, mostrando esa preciosa sonrisa cuadrada.

—Pues... ¿Sorpresa? —torció sus labios, dejando a la vista una pequeña sonrisa.

Taehyung lo invitó a pasar, cerrando de inmediato la puerta para seguirlo hasta la sala de estar. Se alarmó cuando Yoongi eligió el sofá que acababa de usar para sentarse, pero comprobó rápidamente que no había manchas dudosas en los cojines.

—¿Cu-cuándo volviste a Corea? —se obligó a decir— Ni siquiera avisas —le reprochó con cariño.

—Acabo de llegar hace un par de horas.

—¿Es definitivo?

—Sí, me quedaré definitivamente en Corea.

—¡Me alegro tanto! —volvió a abrazarlo, ignorando lo arisco que solía ser su amigo— ¿Y donde piensas quedarte?

—Si me sueltas, te lo digo —gruñó nuevamente. Taehyung lo soltó y alzó las cejas en espera de una respuesta— Llevé mis maletas a la casa de mis padres, pero no estaban, así que supongo que me quedaré ahí hasta comprar algo.

—Nos hubieras avisado y con Hoseokie te buscábamos algo por aquí.

Yoongi sonrió, desviando la mirada y clavándola en el precioso anillo que adornaba el dedo anular de Taehyung.

—¿Dónde está Hoba? —de repente se acordó de su amigo.

—Aquí estoy —Hoseok salió desde su habitación. Se había cambiado el traje y su cabello estaba perfectamente peinado hacia atrás.

Yoongi se levantó y Hoseok fue en su dirección, directo a sus brazos para estrecharlo en un fuerte apretón.

—Te extrañé, hombre —palmeó suavemente su espalda— Pensé que no volverías.

—Claro que debía volver —se separaron luego de un rato— No pretendía viajar por el mundo de por vida.

Hoseok sonrió, omitiendo las preguntas que deseaba hacerle.

—Es bueno tenerte de vuelta —dijo en cambio.

—Lo sé.

Un año y medio de relación oficial fue lo que estuvo junto a Jimin, aunque se conocían desde la adolescencia. En algún punto de la extraña relación que tenían, Yoongi sintió amor por Jimin, aún sabiendo que este no correspondería de la misma forma a sus sentimientos. Cuando finalmente la relación acabó, el accidente de Jimin lo pilló en ese proceso y él se mantuvo a su lado hasta que este fue dado de alta y decidió volver a Corea.

—No vuelvas a irte, ¿vale? —Taehyung habló, haciendo que Yoongi rodara los ojos.

—No me iré, porque conocí a alguien —soltó como si nada.

Hoseok vio la hora en el reloj de muñeca y abrió los ojos como plato.

—¡Joder, es tarde! —corrió por su portafolios y volvió nuevamente a la sala— cuando vuelva, quiero saber todo. Ahora debo irme porque tengo una reunión...

—Vale, nos vemos —Yoongi se despidió con un apretón de mano, pero Hoseok lo jaló hasta su pecho y lo abrazó una vez más.

—Quiero todos los detalles.

—¿Mañana nos juntamos a almorzar? —propuso y Hoseok asintió con emoción— Vale, te mando o me mandas un mensaje.

—Vale —avanzó hasta Taehyung y besó sus labios— Nos vemos, bebé.

—Que te vaya bien, te amo.

—Y yo a ti —dio un último beso y se marchó.

Cuando la puerta se cerró, Taehyung miró a Yoongi de manera curiosa, ansioso por querer saber todo lo que tenía por contar.

Luego de que Jimin abandonara Rusia, Yoongi había vendido las cosas que tenía en el país y se fue a recorrer el mundo para olvidar, descansar y conocer.

—¿Qué? —preguntó con un bufido, cruzando sus brazos sobre su pecho.

—¡Oh vamos, a Hoseokie sí le vas a contar! ¿Por qué a mí no?

—Porque tú armarás un alboroto.

—¡Mentira!

—Sí y ya lo estás armando.

—Ash... —abultó su labio, pensando en cómo hacerlo hablar, hasta que una ampolleta se le iluminó— ¿Y si me cuentas y yo te preparo naengmyeon?

Sonriendo ante lo débil que era, Yoongi asintió con un movimiento de cabeza.

—Hecho.



***


Jungkook estaba totalmente concentrado en las nuevas ediciones que se le habían asignado, cuando Namjoon entró a su oficina y se sentó frente suyo sin decir una sola palabra.

—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook luego de un momento.

—¿Qué pasó con Yugyeom? —preguntó sin rodeos.

—¿Po-por qué preguntas?

—Quiero saber que pasa con ese chico el día de hoy —se incorporó en la silla, dejando sus brazos apoyados en la superficie del escritorio— ¿Qué pasó con Yugyeom?

Jungkook se vio obligado a tragar saliva, aun cuando parecía que su boca estaba seca.

—Solo... solo nos dimos un tiempo.

—Se dieron un tiempo —repitió lentamente.

Jungkook asintió con rápidos movimientos de cabeza, deseando que el sermón no fuera demasiado.

—Es solo que...

—Sabía que esto pasaría, ¿sabes? —lo interrumpió, sin apartar sus ojos negros de los avellanos de Jungkook— Por eso me opongo a las relaciones romanticas que se forman en la empresa, porque no saben separar el trabajo de la vida personal.

Su ceño estaba fruncido, haciéndolo ver demasiado molesto.

—Lo siento, es solo que...

—No necesito que me explique nada —volvió a interrumpirlo y frotó el puente de su nariz— Pero me molesta que sus problemas amorosos se vean reflejado en su pesimo desempeño laboral.

—Lo siento.

—¡Te encontré! —Seokjin apareció, con esa encantadora sonrisa sobre sus labios— ¿Qué pasó con esas caras largas?

Jungkook apretó los labios, desviando sus ojos de los de Seokjin.

—Yugyeom ha sido un desastre el día de hoy —comentó Namjoon— Un error tras otro.

—¿Y por qué lo estás acusando con Jungkookie?

—No lo estoy acusando, estoy haciéndole entender el porqué no se permiten las relaciones entre compañeros de trabajo.

—¡Lo estás regañando! —se acercó a Jungkook para abrazarlo de forma protectora.

—No. Solo le estoy diciendo la verdad, no es bueno tener a tu pareja en el trabajo porque cuando van mal, no disimulan nada y cometen errores en su trabajo, dándole más cargas a sus compañeros que nada tienen que ver.

—Pero ustedes están juntos... —musitó bajito, escondiéndose como un niño pequeño en los brazos de Seokjin.

—¡Toda la razón, Jungkookie!

—Nada de toda la razón. Tú y yo estamos juntos hace años, ellos se hicieron novios aun sin conocerte lo suficiente, y ya deja de defenderlo tanto.

Seokjin miró a su esposo con los ojos entrecerrados y le sacó la lengua.



***


Jimin soltó un largo suspiro cuando todos abandonaron la sala de práctica. Estaba verdaderamente cansado y ese día, se le había ocurrido la maravillosa idea de salir sin auto.

¡Muy bien, Jimin!

Apagó las luces y tomó sus cosas para ir en dirección del elevador. Avanzó a paso lento y cuando dobló en uno de los pasillos, vio a Jungkook.

—¿Jungkook? —le llamó, haciendo que este diera un respingo del susto y volteara a verlo.

Jungkook sonrió como siempre; tan ingenuo y encantador.

—Hola —le saludó, con sus mejillas teñidas de un suave color carmín.

—No te vi durante el día.

—Uhm... —frunció los labios. No podía contarle que simplemente no quería salir y toparse con Yugyeom— Tenía bastante trabajo —prefirió decir.

—Oh, ya veo.

—¿Y tú?

—Yo tuve un día bastante movido, pero ya acabo.

—¿Entonces ya te vas? —la pregunta sonó con interés.

Jimin le dedicó una encantadora sonrisa antes de responder.

—Sí.

—¿Te irás en tu auto? —estaba nervioso, pero intentaba controlarlo.

—No —abultó su labio, formando un inocente puchero.

Jungkook lo miró atentamente, como si aquello fuera lo más hermoso que jamás hubiese visto antes.

—¿Qui-quieres que te lleve a casa? —sabía que no debía, pero las palabras abandonaron su boca por sí solas.

Jimin alzó sus perfiladas cejas ante el comentario. Jungkook entró en pánico.

—Oh no, lo siento —se ruborizó por completo— No debí preguntar...

—Tranquilo, está bien —le interrumpió con su voz suave y ensanchó su sonrisa— Sí quiero.

—¿Te ayudo con eso? —apuntó al gran bolso que Jimin cargaba.

—No te preocupes...

—Pero se ve bastante pesado.

—Sí, bueno... —acomodó el bolso nuevamente. Realmente le pesaba y su hombro dolía horrores— Está pesado, pero puedo con él.

—Nada de eso —estiró su mano y se lo quitó con cuidado, para luego colgarlo en su propio hombro— Vamos.

—Gracias —sobó el lado resentido mientras avanzaban.

Bajaron a la primera planta y caminaron directo hacia la salida, sin dejar de parlotear. Jimin le preguntaba una que otra cosa a Jungkook, y este le respondía, con esa genuina sonrisa sobre sus labios.

Y todo en presencia de Yugyeom, quien esperaba a su amigo para irse a casa juntos. Mordió con fuerza su labio inferior, reprimiendo las lágrimas que se acunaban en las esquinas de sus ojos.

No iba a llorar. Ya no valía la pena y él lo sabía. Era doloroso admitir que estaba perdiendo su tiempo en aquella relación sin futuro.

—Hey... —BamBam llegó a su lado, con el rostro serio— ¿Pasó algo? ¿Te sientes mal?

Yugyeom negó con la cabeza, rehuyendo de su mirada.

—Solo... quiero ir a casa.

—Vale, vamos.

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