Capítulo 4.

No tardó demasiado en llegar a su desolado departamento y cuando lo hizo, arrastró sus pies hasta su habitación. Se acostó sin pensarlo dos veces y se acurrucó entre las mantas de la cama, sin siquiera cambiarse la ropa.

Cerró los ojos y se perdió por completo en sus pensamientos, olvidando como siempre, llamar a su novio.

No supo cuánto rato pasó desde que se hizo un ovillo en el centro de la cama, pero el sonido de su teléfono lo hizo volver a la realidad.

Sin muchos ánimos, estiró el brazo y con la palma de su mano comenzó a tocar debajo de las almohadas, buscando a ciegas su teléfono para ver quien llamaba.

Yugyeom.

—Oh, mierda —musitó cuando recordó sus palabras, sabiendo que su novio no estaría muy feliz.

Deslizó su dedo para contestar y apegó el aparato en su oreja.

—Yug...

No me llamaste - le reprochó. Jungkook lo escuchó soltar un suspiro al otro lado de la línea.

—Lo siento.

¿Sí?

—Sí. Llegué a casa y me metí directo en la cama —explicó con voz cansada— Apenas toqué la almohada, me dormí.

Está bien... —respondió sin muchos ánimos— Creo que ya estoy acostumbrado a esto, ¿sabes?

—Yo... lo siento, Yugye.

¿Puedo ir a verte más tarde? —su voz sonó como un suave arrullo lastimero, logrando que el corazón de Jungkook se hundiera aún más por la culpa.

Él no merece mi falta de atención.

—Te vas a enfermar y lue...

No me importa, Jungkook. Solo quiero cuidarte, por favor... —insistió.

—Vale. ¿Quieres que te vaya a buscar?

Oh, no —soltó una risita— Tú preocúpate de no salir de la cama.

—¿Seguro?

Sí, no te preocupes. Bambam me llevará.

—¿Bambam? —preguntó curioso. Conocía a muy pocos amigos de su novio y el nombre de ese tal BamBam, nunca lo había escuchado hasta ahora.

Uhum. Es... un amigo, luego te cuento —soltó una risita nerviosa— Ya me tengo que ir, te llamo cuando vaya saliendo.

—Bien.

Te quiero, Jungkookie.

—Yo igual.

Luego de finalizar la llamada, miró la hora y se dio cuenta de que ya era algo tarde, por lo que decidió salir de la cama al sentirse más animado. Tomó una pequeña ducha y se vistió con ropa limpia para salir de casa y comprar algo de comida.

El clima era agradable a eso de las ocho de la tarde, así que decidió ir caminando.

Su departamento estaba bien ubicado y todo quedaba relativamente cerca, por lo que llegar a la tienda de conveniencia no le tomó mucho tiempo.

Una vez listo con sus compras, caminó lentamente por las oscuras calles mientras sostenía con una de sus manos las bolsas, ya que la otra iba enfundada en uno de los bolsillos de su chaqueta.

—I do the same thing I told you that I never would I told you I'd change, even when I knew I never could... —llevaba un solo audífono puesto, pero eso no impedía que se concentrara en la canción que se estaba produciendo y que cantara bajito.

Pero se distrajo más de la cuenta y sin poder reaccionar a tiempo, colisionó con una persona que trastabilló.

—Lo siento —se disculpó de inmediato, alcanzando a sujetarle del brazo para que no cayera. No vio a la persona, se sentía demasiado avergonzado por su imprudencia y solo hizo una reverencia, volviendo a disculparse— Lo siento mucho.

—Está bien, no pasa nada —Jungkook levantó la cabeza y miró al hombre frente suyo.

Jodido infierno.

Era Kim Taehyung.

Su cuerpo se tensó y su corazón brincó desesperado en el interior de su pecho. Si Taehyung estaba ahí, lo más probable es que Jimin también.

¿Por qué tenía que estar pensando en Jimin? ¿Por qué ese día estaba jodidamente raro?

No le gustaba la idea de tener que encontrarse de nuevo con Jimin, aun si era por esas extrañas casualidades de la vida.

Taehyung al reconocerlo, le sonrió.

—Jung...

—¡Listo! —Jimin apareció, interrumpiendolo. La radiante sonrisa que iluminaba su rostro, se esfumó cuando vio a Jungkook frente a su amigo— ¿Qué pasó aquí? —exigió saber, mirando con arrogancia a Jungkook.

—No pasó nada, Mimi.

—¿Entonces qué clase de extraña reunión es esta?

—Y-yo... —Jungkook hizo lo posible porque su voz saliera normal, pero no lo logró— Lo siento, Taehyung.

—No te preocupes, Jungkook.

—¿Qué hiciste? —Jimin preguntó, sonando tan molesto e irritado por su presencia.

—Uhm... iba di-distraído y choque con Taehyung.

—¿Tú qué? —frunció el ceño, dejando aún más en claro cuán molesto estaba.

—No me di cuenta...

—¿Te lastimó? - interrumpió a Jungkook para verificar si su amigo estaba bien.

—Claro que no, estoy bien.

Jimin volvió a mirar a Jungkook.

—Deberías ser más responsable y prestar atención a las personas a tu alrededor —gruñó. No entendía la razón de su molestia, pero ver a Jeon llevar una vida mejor de lo que él creyó que llevaría, lo irritó en demasía.

—Sí, yo...

—Pudo ser una persona mayor o un niño. ¿Crees que todos reaccionan tan bien como Tae?

—N-no.

—No, así que sé más responsable con tu entorno.

—Jimin, ya —Taehyung intervino— No pasa nada, Jungkook. Estoy bien y no me lastimaste.

—Bien...

—Te demandaré si veo un solo rasguño en el cuerpo de Tae.

—Jimin, cállate —dijo en tono de regaño— No pasa nada Jungkook, no me lastimaste, así que tranquilo - le dio una cálida sonrisa cuadrada.

—Yo realmente lo siento —volvió hacer una pequeña reverencia— Hasta luego.

Se despidió, pero antes de marcharse, miró una última vez a Jimin.

Joder, ¿Qué pasa conmigo?

Había quedado completamente hipnotizado al ver a Jimin. Seguía siendo tan hermoso como en el pasado.

Mierda, no.

¿Existía esa pequeña posibilidad de que nunca lo haya olvidado?

No. Él lo había arrancado de su corazón cuando Jimin decidió acabar con la vida de su hijo.

Pero los latidos de su corazón aumentaron considerablemente cuando lo vio. Cuando apreció fugazmente esa belleza que alguna vez lo cautivó. Cuando escuchó nuevamente su voz. Cuando Jimin lo miró directamente a los ojos.

Yugyeom. Yo quiero a Yugyeom. Yo soy feliz con Yugyeom.





***

Taehyung se agarró del brazo de su amigo mientras caminaban hacia otra tienda.

—Fuiste demasiado grosero, Mimi —lo regañó y escuchó como Jimin soltaba un bufido.

—Claro que no.

—Sabes que sí.

—Eso es para que aprenda a ver por donde camina.

Se detuvieron frente a otra tienda de zapatos y entraron, comprando un par cada uno para volver a salir e ir a comer algo.

—¿Te diste cuenta de lo guapo que está Jungkook? —comentó Taehyung, tomando la fina copa entre sus manos, para acercarla a sus labios y beber el costoso vino que habían pedido.

Jimin no se contuvo y rodó los ojos.

—Si tu lo dices...

—Oh vamos, sabes que tengo razón.

—Puede ser.

—Jungkook nunca fue feo —Taehyung recordó el pasado, sin evitar sonreír con melancolía.

—No, no lo era —estuvo de acuerdo— Pero su falta de clase opacaba su belleza.

—No puedo creer que hayas dicho eso, Jimin.

El rubio recogió sus hombros, restándole importancia a sus palabras.

—¿Sabes? —habló con sospechosa emoción y Taehyung, quien limpiaba las comisuras de sus labios, alzó sus perfiladas cejas con curiosidad de lo que venía— Lo voy a ver seguido.

Taehyung frunció el ceño.

—¿A quién?

—¿Cómo qué a quién? —preguntó desconcertado— ¿No estamos hablando de Jeon?

—Uhm, sí.

—¿Entonces por qué preguntas a quién?

—Ah...

Jimin no necesitaba trabajar en una pequeña empresa como coreógrafo para subsistir. Claro que no. Su idea principal era rechazar cortésmente el cargo que le estaban ofreciendo, pero ver a Jungkook nuevamente, lo hizo cambiar de decisión.

—¿Aceptaste el trabajo? —la emoción en Taehyung no pasó desapercibida para Jimin, quien le sonrió con cariño.

—Sí...

—¡Felicidades, Mimi! —canturrió y alzó su copa— Hagamos un brindis —propuso y Jimin aceptó, imitando su acción.

No entendía muy bien sus propias acciones, pero algo se había alojado en él; un sentimiento negativo que desconocía. Ver a Jungkook tan bien, con un buen trabajo y junto a alguien que al parecer lo quería, le molestó. Le malditamente molestó.

¿Por qué la vida le sonreía a un don nadie?

Jungkook ni siquiera venía de una buena familia y él, que se había esforzado para alcanzar lo que más deseaba, venía saliendo de una maldita lesión y sin tener a nadie a su lado, completamente solo.

Sentía que no era justo y le fastidiaba.

—Pero solo trabajaré un mes —aclaró, luego de beber y saborear el dulce vino rosa.

—¿Por qué solo un mes?

—Si no me gusta, me iré.

—Oh, claro.

Sabía que no le iba a gustar, por más dinero que le ofreciera.

Él no era coreógrafo de un pequeño grupo de idols que anhelaban debutar, él era un prestigioso bailarín de danza contemporánea. No estudió ni se esforzó para sobresalir como el mejor de su clase para estar escondido en una fea sala llena de espejos.

Jimin nació para estar en obras clásicas, en escenarios de lujo, rodeado de aplausos y halagos.

Pero un mes bastaba para acercarse a Jeon, aun cuando no tenía una explicación lógica del por qué quería hacerlo. Solo sentía una rara atracción por este nuevo Jungkook.

¿Quería verlo fracasar en algo? Tal vez.

¿Quería averiguar si Jungkook aun sentía cosas por él? Sí, porque a pesar de los años, Jeon seguía siendo el mismo tonto ingenuo.

Jimin ensanchó su sonrisa y llevó un trozo de carne a su boca para masticarla con lentitud, saboreando el exquisito sabor de cada condimento.

—¿Está rico? —Taehyung le preguntó y Jimin asintió con emoción.

Pero no era por la comida que se sentía así de feliz o emocionado, sino por la macabra idea que pasó por su mente.

Pobre tonto.

Sabía que solo bastaba un mes para que Jungkook estuviera comiendo de la palma de su mano, y eso era más que suficiente.

Porque sí, quería verlo profundamente enamorado de él.

Quería disfrutar ver cuan fácil era manipular a un idiota.




***

Jungkook dejó las bolsas en la superficie de la mesa y soltó un suspiro.

—Joder...

Estaba algo cabreado y su cabeza empezó a doler nuevamente. Tomó medicina para el malestar y caminó hasta el baño, en donde comenzó a quitarse la ropa para darse una nueva ducha, pero fue interrumpido por el timbre que comenzó a sonar.

Cerró la llave del agua caliente y se puso una toalla alrededor de su cintura, para ir a abrir la puerta.

Sabía que era Yugyeom.

Suspiró y trató de relajar su cuerpo cuando tomó el plomo de la puerta.

—¡Jungkookie! —Yugyeom saltó sobre su cuerpo y lo abrazó con cariño, enterrando su rostro en el cuello de Jungkook.

—Ugh... —se quejó y cerró la puerta.

—¡Ay, lo siento! —se alejó, dejando a la vista una preciosa sonrisa - Hola.

—Hola —Jungkook le sonrió de vuelta.

Todo está bien.

Vio como Yugyeom se quitaba los zapatos y la chaqueta para volver hacia él y unir sus labios en un suave beso, sin importar que pudiera contagiarse. Jungkook cerró los ojos, correspondiendo aquel cariñoso contacto.

—Te extrañé —Yugyeom susurró sobre sus labios— ¿Me extrañaste?

No mucho.

—Claro.

Yugyeom soltó una risita dulce, moviendo las manos al pecho desnudo de su novio.

—¿Te darás un baño sin mí? —abultó su labio inferior, ganándose un beso fugaz en su frente.

—¿Quieres bañarte conmigo? —le acarició una de sus mejillas y Yugyeom asintió con entusiasmo.

—Claro que sí.

La verdad era que, no estaba de ánimos para algo más que compartir sutiles caricias. El dolor corporal y los pensamientos de alguien más, no ayudaban mucho a su concentración.

—Cariño...

—Vamos —lo tomó de la mano, sin dejarle siquiera continuar hablando para negarse— Y luego te daré mucho amor.

—No me siento bien para nada más que no sea comer y dormir.

Fue ignorado.

Vio a Yugyeom dar el agua y segundos después, comenzó a desnudarse. Tragó grueso cuando apareció en silencio cada una de las curvas de su cuerpo.

Es perfecto. ¿Por qué no puedes amarlo?

Yugyeom se acercó a él, completamente desnudo y con sus mejillas teñidas de rojo.

—Te quiero, Jungkookie —con dedos trémulos, desató el nudo de la toalla y se la quitó.

Alzó la vista para ver a su novio y sonrió avergonzado.

—Lo sé —dile que lo quieres Yo también.

Sonriendo, Yugyeom tiró de él y lo metió bajo la tibia lluvia artificial de la ducha.

La ducha duró más de lo que pensaron, luego de intensos besos y traviesas manos que acariciaron la piel caliente del otro.

—M-me quedaré... — jadeó Yugyeom, ahogándose con el agua que entró a su boca— ¡Aaah!

Jungkook no respondió, no podía realmente. En cambio, hincó sus dientes en el hombro de su novio y salió de su interior, cuando el orgasmo llegó.

—Mierda —gruñó, masajeando su propio miembro, a la vez que repartía cortos besos en el magullado cuello de Yugyeom.

No había sido el mejor sexo, no cuando su mente parecía burlarse de él. Pero intentó que al menos Yugyeom lo disfrutara.

Cuando salieron de la ducha y secaron sus cuerpos, se pusieron pinamar y fueron a la cocina para preparar la cena. Comieron en la sala de estar, viendo una película y charlando de alguna cosa entre ratos.

—¿Vamos a la cama? —Jungkook propuso y Yugyeom asintió de inmediato.

—Deja lavar los platos primero.

—No, deja ahí —le tomó de la mano— Vamos.

Cepillaron sus dientes y se metieron en la cama.

—Buenas noches, Jungkookie.

—Buenas noches, cariño.

Yogyeon ronroneó antes las caricias que Jungkook me daba. Estaba prácticamente acostado sobre su pecho, frotando su mejilla en el pecho de Jungkook, embriagándose con el delicioso olor corporal de este.

Yugyeom adoraba ser meloso. Adoraba las caricias. Adoraba estar entre sus brazos. Adoraba sus besos. Adoraba todo lo de Jungkook, aun cuando este parecía ajeno a su propia relación.

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