Capítulo 24.
Jieun era una persona de buen corazón, sin malas intenciones. Amaba a sus amigos y amaba lo que hacía, como la actuación. Se preguntó muchas veces entre lágrimas, ¿Por qué la vida era así de injusta con ella? Pero a pesar de todo, agradecía al universo el hecho de tener a los Kim como sus mejores amigos, y ahora, a Jungkook.
Jungkook estaba siendo cada vez más especial para ella; lo adoraba como no se imaginaba y cada vez que él le sonreía, parecía que le daba mil años de vida.
—Tranquila, estoy aquí —la abrazó e intentó de esa forma, consolarla— Nunca te dejaré sola, vamos a superar esto juntos.
—¿Cómo? —sus lágrimas rodaban por sus pálidas mejillas, siendo absorbidas por la ropa de Jungkook— ¿Por qué me pasa esto a mí? Yo... —su propio llanto le impidió seguir hablando.
—Vamos a casa, necesitas descansar.
—N-no quiero ir... -—sorbió su enrojecida nariz— No quiero que Nam y Jinnie me vean así. Creo que me iré a un hotel, solo por hoy... —se apartó de los brazos de Jungkook y secó sus lágrimas con el dorso de su huesuda mano— Ve a casa, estaré bien —sonrió débilmente.
—No. Te dije que estaría contigo, si quieres ir a un hotel, está bien —tomó su mano izquierda y entrelazó sus dedos— No te dejaré sola.
—Te quiero, Jungkookie —murmuró, frotando su mejilla en el pecho de Jungkook.
—También te quiero, Jie —respondió él, acariciando sus largos cabellos
Jungkook no jamás vio cuando Jimin abandonó la clínica y por más que se preocupara no podía hacer nada, él le había dejado bastante claro que ya no era su problema.
Salieron de la clínica tomados de la mano, sin importar nada, quizás sus fotos mañana saldrían en algún programa con algún estúpido titular. Jieun era especial para Jungkook ya que tuvieron un tipo de conexión especial y se hicieron grandes amigos en tan poco tiempo. Saber que no le quedaba mucho tiempo de vida; gracias a su leucemia aguda del peor tipo, y que el tratamiento alternativo no estaba haciendo nada más que agotarla mental y físicamente, lo destrozó junto a ella. Pero debía ser fuerte, tenía que ser fuerte.
Jungkook la llevó a una suite en el mejor hotel de Seúl y lo disfrutaron como si nunca hubieran estado en una habitación tan lujosa. Pidieron servicio a la habitación y champagne. Pero no cualquiera, era una de Dom Pérignon Rosé Gold.
Una de las más caras que podían existir.
-¡Jungkook! —exclamó divertida, olvidando por un momento toda la angustia que se alojaba en su frágil corazón— ¿Sabes lo que acabas de pedir? —alzó sus finas y perfectas cejas color marrón, observando la botella dentro de un contenedor plateado con hielo— ¿Qué vamos a celebrar? —preguntó mientras dejaba caer su agotado cuerpo en el gran sofá de tapiz chenille que había en la sala principal.
—Te dije que seria tu mejor opción —respondió con calma, destapando la botella de champagne.
—¿Qué? —le dio una mirada con incredulidad. Su ceño estaba levemente fruncido.
—Que nos vamos a casar.
—¿Es una broma?
—No.
—No puedes tomar una decisión así a la ligera, el matrimonio es algo serio que haces con quien amas y yo...
—Jie... —le interrumpió y caminó hacia ella— La vida es malditamente corta y hay que hacer lo que quieres, aprovechar cada momento, disfrutar y también aprender de los errores. Ahora, casarnos sería realmente divertido, ¿no lo crees?
—Pero...
—Sería terriblemente divertido - repitió - Además, es hora de romper las reglas.
—Creo que... ¿Sabes que Nam nos va a matar? —ambos rieron, definitivamente serían regañados por el mayor.
—No importa, somos personas adultas y un tanto responsables, ¿no?
—Eres encantador, Jungkookie —dijo de manera dulce mientras sus mejillas cambiaban de color y quedaban completamente rojas— Voy a querer un gran anillo en mi dedo.
—Lo tendrás —sonrió.
—Me haré la sorprendida para ese entonces.
—Suena bien —sonrieron aun cuando sus sonrisas demostraban tristeza, ellos simplemente se acompañaban y trataban de sanar el dolor del otro, aun cuando parece no desaparecer.
***
Jimin estaba sentado en uno de los taburetes con sus codos apoyados de la pequeña isla de la cocina y su cabeza descansaba en la palma de sus manos, mientras observaba como Taehyung preparaba la comida. Habían quedado en cenar brochetas de cerdo y Jimin estaba más que fascinado.
Estaban hablando cuando el teléfono de Jimin sonó y los nervios golpearon su estómago.
—Joven Park.
—Hola, doc.
—Ya están sus resultados...
—¿Y? —no pudo ocultar la impaciencia que lenprobocaba todi aquello.
—Necesito que venga ahora, tengo mucho que hablar con usted.
-Voy.
—Nos vemos, Joven Park.
—Nos vemos.
Cortó la llamada y se levantó del taburete de inmediato.
—¿Era el doctor Jang? —preguntó Taehyung, aun con las manos en la carne.
—Sí, voy ahora a su consulta.
—Te acompaño, deja ponerme...
—No —Jimin lo interrumpió— Quiero... quiero ir solo esta vez.
—¿Seguro? —preguntó, frunciendo levemente el ceño.
—Sí —aseguró lo más que pudo, aunque realmente no quería estar solo.
—Por favor, llámame si no te sientes bien o si no puedes con lo que te dirán, ¿bueno?
—Síp - sonrió apenas y se acercó a besar la mejilla de su amigo— Te quiero, Tae.
—Yo igual, cariño.
—Oigan, a veces me creo que tenemos un poliamor —ambos rieron al escuchar lo que Hoseok decía— Yo igual quiero besos en las mejillas— se quejó.
—Ash —bufó divertido antes de ir a besar la mejilla de su amigo y Hoseok lo abrazó.
—¿Estás enfermo, Mimi? —Jimin negó con su cabeza.
—Solo... comí algo que me hizo mal, nada grave —hizo un puchero.
—Bien, cuídate y hazle caso a Tae, llama si necesitas algo.
—Sip, bien me voy —se dirigió a la puerta - Los amo.
—Y nosotros a ti —respondió Taehyung.
***
Cuando Jimin llegó a la clínica, bajó del taxi y salió prácticamente corriendo hacia la consulta de su doctor a causa de los nervios.
Una vez frente a la puerta blanca respiro profundo antes de tocar.
—Adelante —se escuchó del interior y Jimin tembloroso giro la manilla de plomo para entrar.
—Tome asiento, Joven Park —le dijo apenas lo vi abrirla puerta y Jimin caminó hasta la acolchada silla.
—Solo dígame rápido por favor —atrapó su labio inferior entre sus dientes para que no temblara, estaba terriblemente asustado y nervioso.
—No se si son buenas o malas noticias para usted —le dijo en un tono suave, mientras le dedicaba una mirada por sobre sus lentes cuadrados— Pero tiene aproximadamente doce semanas de embarazo —escuchar aquello fue como si lo hubieran abofeteado en la cara.
—¿Qué? —había escuchado bastante claro, pero instantáneamente comenzó a sudar frío y sintió que su estómago se revolvió.
—Jimin, tenemos muchos problemas con el embarazo, como tu anemia que es increíblemente alta, ademas de tu anomalía en el útero a consecuencia de tu aborto en el pasado. Necesito saber si vas a tener este bebé o no, porque estás en la semana tope para que pueda realizar el aborto de forma segura, sin consecuencias como el otro.
—¿Cómo es posible que tenga doce semanas?
Aún no podía creer lo que había escuchado, él se estaba cuidando. ¿Cómo era posible eso?
—Hmm... realmente no te tengo registrado como que viniste por la dosis de anticonceptivos que te correspondía —dijo el doctor. Su voz era lo más calmada del mundo pero eso no ayudaba a los nervios de Jimin.
—Yo... —ni siquiera recordaba que se estaba cuidando con inyecciones.
Jodida mierda.
—Con respecto a lo que te acabo de decir, no necesito una respuesta ahora, tienes tres días para volver y así realizar todo el procedimiento. Si no vuelves, asumiré que es porque lo vas a tener y tendrás que tomar los medicamentos que te dejará anotado en una receta, pero tómalos. Si no lo haces, me veré en la obligación de hospitalizarte para una transfusión de sangre, tu anemia puede ser grave —Jimin solo asintió con la cabeza y el doctor comenzó a teclear para luego imprimir la receta— Si lo vas a tener, vuelve en dos semanas para realizar una ecografía y ver si va mejorando la anemia ¿Vale?
—Bien...
—Perfecto, ten, aquí está todo detallado y consume cosas con omega 3 para el bebé, come sano y cada cuatro hora en pequeñas porciones, no hagas fuerza por nada del mundo y solo debes estar tranquilo. Solo si lo vas a tener, si no, te veo en tres días, Park —Jimin solo lo miraba y asentía con la cabeza— ¿Tienes alguna duda? —lo miró atentamente.
—No.
—Si te sientes mal, no dudes en llamarme, ya tienes mi número.
—Gracias, nos vemos —guardó la receta en su bolso y salió de la consulta.
Ya era tarde y hacía frío, ¿hace cuanto que ya no estaba junto a Jungkook? Ni siquiera lo recordaba, pero su cuerpo lo extrañaba en las frías noches. Verlo con aquella chica le molestó, realmente lo hizo y no lograba entender el motivo, ellos ya no eran nada, entonces ¿Por qué le molestaba?
Se sentó en una banca del parque que había en la ciudad, solo y sin nadie que le dijera "yo estoy aquí, todo estará bien'' . Porque a pesar de su coraza de hombre fuerte, Jimin era totalmente sensible, más de lo que cualquiera se podía imaginar.
Cuando su relación con Yoongi llegó a su fin por todos los problemas que estaban teniendo, Jimin sí lloró luego de que Yoongi dejó el departamento que compartían, porque claramente lo quería ya que eran años desde que se conocían y estaban como pareja, aun cuando no lo amó, él lo quería.
Su madre le enseñó desde siempre que el amor era para idiotas, y que al final terminaría sufriendo. Le enseñó que el amor lo volvería alguien débil, idiota y dependiente de una persona que al final lo terminaría abandonando por alguien mejor. Él no necesitaba sufrir y tampoco sabía cómo lidiar con esos sentimientos porque simplemente cerró su corazón convencido de que no necesitaba amar a nadie, como su mamá le enseñó. Pero últimamente pensaba más de lo normal en Jungkook, él nunca volvió luego de que Jimin lo terminó.
¿Por qué no volvió? Solo se fue sin querer intentarlo y eso le deprimió a Jimin. Sí, sabía que a veces era un maldito hijo de puta con su forma de ser, pero en el fondo era una masita sensible que sufría en silencio.
Tenía miedo.
—¿Qué voy hacer ahora? —suspiró y se dispuso a caminar.
Jimin ya no era un adolescente y podría perfectamente hacerse responsable de ese bebé, sabía que si le decía a Jungkook él le pediría que lo tuviera, pero ¿Que iba hacer con su presentación de fin de año? Si tenía tres meses de embarazo, en diciembre ya tendría al bebé y podría presentarse sin problemas, ¿No?
—Mierda... Estoy realmente jodido —suspiró nuevamente, sintiendo cómo la tristeza lo invadía.
Cuando llegó a su silencioso departamento, Jimin simplemente se metió en la cama y cerró los ojos, había muchas cosas que pensar.
***
El teléfono de Jungkook sonó a eso de las once de la mañana. Él junto a Jieun aun dormían, estaban abrazados, luego de que ella se bebiera casi todo el alcohol, simplemente lloró por la mierda de vida que le tocó vivir y Jungkook la escucho y trato de consolarla como pudo. Estaban relajados al lado del otro pero el ruido del celular los hizo despertar y ella se levantó de inmediato recordando que hoy era el día en que Jin tenía a su bebé.
—¡Jungkook, debemos irnos! —se fue al baño y vio su cara, deplorable. Sus ojos rojos y completamente hinchados por haber llorado tanto, pero ya no se sentía miserable y decidió disfrutar lo que le quedaba de vida al máximo, no se deprimiría, claro que no.
Cuando volvió a la sala, Jungkook estaba bostezando y al verla le sonrió.
—Buenos días, Jie.
—Buenos días, Jungkookie.
Ambos se sonrieron de manera dulce.
Luego de un rato, salieron del hotel y se dirigieron a la mansión, Jungkook llamó a Namjoon pero no respondió.
—¿Crees que algo anda mal? —preguntó ella algo preocupada.
—Esperemos que no.
Al llegar a la mansión solo estaban Jennie y Yoongi, quienes iban bajando las escaleras y cuando Jungkook entró tomado de la mano de Jieun ellos solo miraron en silencio. Para Jennie no era nada extraño verlos así de cariñosos, para Min lo era.
—¿Dónde está Jin? —preguntó Jieun.
—Ya se fueron, empezó con dolores y Nam lo llevó hace una hora más o menos, nosotros vamos para allá ahora, ¿vendrán? —Jennie habló algo nerviosa. Yoongi miró a la pareja y quedó sorprendido, realmente se veían como una pareja de novios y no como mejores amigos.
—Claro, nos vemos allá entonces —aun tomados de la mano salieron hacia el auto de Jungkook y le abrió la puerta del copiloto a Jieun, luego se subió y se fueron.
No tardaron mucho en llegar y cuando lograron ir al piso donde se encontraba Jin, la bebé ya había nacido. Entraron a la sala privada de la clínica y ahí estaba Nam junto a Jin quien se veía notoriamente agotado pero feliz.
—Hola —Jieun saludó con su voz suave al entrar.
—Felicidades —dijo Jungkook— Te traje esto —un arreglo floral increíblemente hermoso con rosas tono pastel y miró a la recién nacida— Dios, es hermosa. Gracias a dios salió como Jin, si no, pobre bebé —bromeó y Jin rió aun estando cansado, mientras que Nam lo quiso asesinar con la mirada.
—Es realmente hermosa, los felicito —dijo Jieun mientras miraba al bebé.
Se quedaron ahí acompañando a los padres primerizos y apreciando a la pequeña niña que había llegado a un hogar donde solo recibiría amor. Jungkook le tocó la manito y sonrió, los bebés eran realmente bonitos, pensó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top