Capítulo 17.
Jungkook estaba cada vez más enamorado de Jimin y todos lo notaban. Ya no llegaba tarde y tampoco era irresponsable con su trabajo.
Seokjin tenía casi siete meses de embarazo y se veía hermoso con su pancita, casi no iba a la empresa el último mes ya que empezaba a cansarse y Namjoon era demasiado protector. Se acercaba su cumpleaños y claro que harían algo en su mansión, todos los trabajadores de la empresa estaban invitados, aunque no todos asistirían porque ya tenían algún otro compromiso.
—Jungkookie —el mencionado estaba concentrado en unas ediciones cuando Seokjin entró a su oficina.
—Jinnie, pensaba que no te vería hasta el sábado —dijo, apartando la vista de su computador.
—Estaba aburrido en casa —se sentó en el sillón de la oficina y sonrió— ¿Qué vas hacer mañana? —sacó de su bolso dos bolsitas de snack y le lanzó una a Jungkook, quien la agarró de inmediato.
—Uhmm... ¿Por qué quieres saber? —abrió la bolsita para empezar a comer.
—Me gusta el chisme. Vamos, no seas malo y cuéntame —Seokjin sabía que mañana cumplía mes junto a Jimin.
—Solo saldré junto a Jimin. Lo llevaré a comer y estaré con él, o veré que quiere hacer.
—Awww, eres tan lindo. Me alegro que todo marche bien con Jimin —metió unas papitas a su boca— Jie me comentó que los vio muy juntitos en el centro comercial —habló con sus mejillas llenas.
—Ah, sí. Andaba acompañando a Jimin, buscaba un regalo para Taehyung y luego yo estaba buscando algo para ti.
—Espero que sea algo que me guste.
—Espero... —se vio interrumpido cuando Namjoon entró a la oficina.
—¡Amor! —Seokjin sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos. Jungkook supo de inmediato, por la cara de Namjoon, que estaba molesto.
—Hola, Jungkook —se limitó a decir, completamente serio. Y Jungkook solo movió la cabeza, para luego mirar a Seokjin— Vamos a mi oficina —ordenó severo.
—Está bien... —dijo sin ganas, y Namjoon se retiró sin esperarlo— Me tengo que ir... pero el sábado llega temprano, ¿bueno?
—¿Está todo bien? —preguntó Jungkook, ignorando lo que dijo el mayor.
—Es solo que... últimamente anda más sobre protector y le molesta cuando salgo sin avisar, pero no es nada grave —sonrió— No te preocupes.
—Está bien. Y sí, llegaré temprano el sábado.
—Bien. Adiós, Jungkookie.
—Cuídate, Jinnie.
Se fue Seokjin hasta la oficina de su esposo, quien estaba notoriamente molesto. No le gustaba la idea de enterarse por la recepcionista que su esposo había llegado a la empresa y él no tenía idea.
—¿Amor? —se asomó por la puerta y entró lentamente. Namjoon estaba parado mirando por el gran ventanal de su oficina, ni siquiera se giró a mirar cuando Seokjin entró— Mi amor, no estés molesto. Yo solo...
—¿Por qué no me avisaste que vendrías para acá? —habló sin mirarlo— ¿Te das cuenta que estas poniendo en riesgo tu salud y la de mi hijo? —su tono de voz hizo estremecer a Seokjin. Namjoon lo amaba, pero en estos momentos estaba completamente molesto por la irresponsabilidad de su esposo.
—Estaba aburrido en casa y...
—¿No pudiste decirme que fuera por ti? El celular no es solo para que andes navegando por Internet. Puedes llamar, y yo hubiera ido por ti de inmediato.
Quizás las hormonas del embarazo le estaban afectando de más, pero escuchar cómo Namjoon le estaba hablando y sin siquiera mirarlo, le hizo sentir realmente mal y sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas.
—Lo siento... —murmuró bajito, pero Namjoon logró escucharle.
Seokjin aún estaba parado frente a la puerta cerrada, con su vista clavada en el suelo. Nunca era regañado, menos por su esposo, y sabía que tenía razón. Su embarazo era de riesgo al ser un embarazo masculino y primerizo, además de que tenía la presión arterial alta. Por esta razón Namjoon estaba completamente asustado y preocupado. Un sollozo se escuchó y bastó para que él cambiara la cara de rabia a preocupación por el estado de ánimo de su esposo.
—Lo siento, no debí decir lo que dije —se acercó y tomó con ambas manos las mejillas de su esposo— Te amo demasiado, lo sabes. Si algo te llega a pasar, yo... yo me volvería loco —secó las lágrimas que caían por las rosadas mejillas y lo besó— No llores más, mi amor. Perdóname, soy un estúpido.
—Ti-tienes razón, lo siento —sus lágrimas caían por sus mejillas y su esposo lo llevó hasta el cómodo sofá y lo sentó sobre su regazo; le acarició las manos, la espalda y su pancita para luego besarlo y tratar de consolarlo de alguna manera.
—Te amo, amor —a pesar de su enojo y preocupación, ver a Seokjin llorar era una de las cosas que menos le gustaba presenciar y se odiaba cuando él era el culpable de sus lágrimas.
—Y-yo igual te amo —se acurrucó en los brazos de Namjoon y se dejó consolar.
Llegó la hora de irse y Mark, Lisa, Jackson, Rose, JB, decidieron ir a beber y pasar un rato juntos por lo que Jungkook se les unió. Salir con ellos era sumamente divertido. Jackson y Mark estaban en una relación no oficial, pero todos lo sabían aunque nadie hablaba sobre ello.
Jungkook había llamado a Jimin por teléfono, necesitaba escucharlo y decirle que lo amaba, también le comentó que iría a beber con sus compañeros de trabajo. Si bien, Jimin le había dicho que lo quería, su actitud fría no había cambiado mucho, pero a Jungkook eso no le importaba.
Lo amaba así, tal cual.
***
Jungkook estaba completamente sumido en el sueño, había llegado y sin saber como, a las cinco de la mañana y apenas cruzó la puerta se dejó caer en el sofá. No tenía idea de que hora era, pero la luz de la mañana iluminaba la sala de su departamento y esto hizo que empezara a abandonar su placentero sueño.
A lo lejos escuchaba un sonido sin saber de dónde provenía hasta que no sonó más. Al rato volvió a escucharlo y supo que se trataba de su teléfono, trató de abrir los ojos pero le era imposible, la luz y el jodido dolor de cabeza que lo invadió hizo que se llevara las manos a la cara. Como pudo sacó su teléfono de su bolsillo y respondió sin mirar quien llamaba
—¿Mmm?
—¡Al fin respondes, Jungkook! ¿Dónde mierda estás? —apretó los ojos al escuchar el fuerte sonido de la voz al otro lado de la línea y supo de inmediato de quien se trataba
—¿Jackson?
—Claro, idiota. ¿Quien más?
—¿Qué quieres?—preguntó algo desconcertado.
—Mierda. Jungkook, ¿dónde estás? ¿Sabes la hora que es? —realmente no lo sabía, ni siquiera entendía porque sonaba tan alterado ni porque lo llamaba— NamJoon está en camino y yo no podré cubrirte. Él sabe que ayer salimos los seis y créeme que pasará oficina por oficina para ver si estamos trabajando, ya lo hizo cuando salimos el mes pasado y JB estaba tan mal que lo regañaron —esto hizo que Jungkook abriera los ojos de golpe y sin más, se paró del sofá.
—¡Mierda! —dijo al recordar que antes ya fue regañado por Nam y no fue nada agradable, más saber que podría dejarlo de ayudante o simplemente dejar de aceptar su ayuda en el trabajo— Estaré en quince minutos, solo ve a mi oficina y enciende mi computador —pidió mientras caminaba al baño.
—Vale, adiós.
Se lavó la cara, cepilló sus dientes y se cambió la ropa tan rápido como fue posible, salió corriendo del departamento hasta la calle y tomó un taxi. Bajar al estacionamiento y sacar su auto era perder los malditos quince minutos, en cambio salir del edificio y coger un taxi fue lo más rápido. Se bajó del auto y pagó con un billete que quizás cubría dos veces la tarifa pero no le importó, no tenía el tiempo para buscar el dinero ni para esperar el vuelto. Llegó corriendo y pudo ver el auto de NamJoon fuera de la empresa.
—¡Mierda! —gruñó, pero una mueca de dolor se dibujó en su rostro.
Jodida mierda, la resaca no era nada divertido.
Saludo rápidamente a la recepcionista de manera amable. Ella siempre cubría a todos cuando llegaban tarde, por lo que le dijo a Jungkook apenas vio que corría en dirección a los ascensores.
—El señor Kim está allá, lo mejor es que vayas por las escaleras —frenó de golpe y casi se cae al escuchar que Namjoon estaba esperando la llegada del maldito ascensor, ni siquiera podía esperar otro porque los cuatro estaban en el mismo lugar.
—Gracias, linda —sonrió y se fue corriendo a las escaleras de emergencia.
No recordaba haber subido tan rápido unas escaleras, su piso era el quinto y Namjoon ya estaba en ese piso, solo que había ido a la oficina de JB. Entró, tiró su bolso al suelo y apenas alcanzó a sentarse cuando su puerta fue abierta, agradeció internamente que Jackson le había dejado no solo el computador encendido, sino que había abierto el programa de edición junto a un archivo que debía editar.
—Buenos días —dijo Namjoon al entrar y mirar meticulosamente.
—Hola, Nam —trató de sonar lo más calmado posible.
—¿Hoy te vas temprano?
—Ah, sí, tengo casi listo lo que tenía que hacer, en un rato lo llego a tu oficina —fingió estar concentrado para no tener que mirarlo directo a la cara.
—Perfecto —dijo mientras se retiraba.
Un gran suspiro soltó una vez que se quedó solo. Era claro que Namjoon se daba cuenta de todo lo que pasaba, él no era tonto, pero no decia nada cuando veia que todos cumplian con sus labores.
—Pensé que no llegarías a tiempo —dijo Jackson al entrar rápidamente a la oficina de Jungkook.
—Yo tampoco lo pensé.
—Me debes una, Jeon —sonrió con malicia y Jungkook supo que se arrepentiría de aquello.
Al cabo de dos horas, Jungkook terminó su trabajo y fue al baño a lavar su cara ya que sentía que en cualquier momento caería del sueño. Lisa le había dado unas pastillas para el dolor de cabeza y fue hasta una de las máquinas que había en los pasillos para sacar una bebida energética.
—Te ves fatal —se burló Mark.
—Tú no te ves mejor que yo —respondió antes de beber su bebida.
—Creo que fue mala idea salir ayer —él estaba igual que Jungkook o peor, el único quien no había perdido la noción de la razón fue Jackson.
—Definitivamente lo fue —sonrieron y se fueron hasta sus respectivas oficinas.
Jungkook pasó a la oficina de Namjoon y como era costumbre, solo entró sin tocar.
—¡¡KIM NAMJOON, TERMIÉ!! —gritó feliz, pero no fue a Namjoon a quien asustó esta vez.
—¡Mierda! —gruñó Sepkjin, quien se encontraba comiendo en el escritorio de su esposo, tirando restos de su comida por todos lados. Jungkook solo se rió.
—Jinnie, lo siento —murmuró entre risas— No sabía que estabas aquí.
—No llegué hace mucho —se comenzó a limpiar un poco el desastre— ¿Por qué no te has ido aun?
—Ya me voy, vine a dejar esto aquí para que lo revisen.
—Bien, yo le recuerdo a Joonie para que lo vea, así que vete para que disfrutes tu día.
—Nos vemos, Jinnie, cuídate y come con cuidado.
—Siempre lo hago —le regaló una última sonrisa antes de llenar sus cachetes con más comida.
Salió Jungkook de la oficina y fue a su departamento para bañarse y cambiar su ropa, llamó a Jimin pero como era costumbre, no respondió.
—Esto debe ser el karma —sonrió algo frustrado y recordó cuando Yugyeom siempre andaba al pendiente de él y este era demasiado despistado y desinteresado.
Dio un suspiro antes de presionar el timbre y a los segundos abrió la puerta ese chico rubio, mejillas levemente rosadas y piel blanca como la nieve y unos hermosos labios carnosos. Dios, como amaba a Jimin. Estaba perdidamente enamorado y feliz de tenerlo junto a él.
—Hola, Minnie —sonrió y extendió un hermoso ramo de rosas rojas que había pasado a comprar.
—Oh, gracias —tomó el ramo sin mucho entusiasmo— Vamos, entra —pero antes de que Jimin se diera la vuelta para avanzar, Jungkook lo tomó de las mejillas y lo besó.
—Te extrañé, Jimin —volvió a besarle, pero Jimin rompió el beso y se alejó.
—¿Has visto tu cara? Estoy casi seguro de que no has dormido nada —dijo luego de inspeccionar meticulosamente a Jungkook.
—Umm... dormí un poco —confesó.
—Eres un idiota, ¿lo sabías? —tomó la mano de Jungkook y lo llevó hasta su habitación— Acuéstate un rato, no tengo ganas de salir hoy, también tengo sueño y hace frío...
—Nos quedaremos aquí entonces, luego salgo a comprar algo para comer —rodeó la cintura del menor con sus brazos y apoyó su cabeza en el hombro de este— Te amo, Jimin. Realmente te amo —dijo con su tono de voz algo cansada.
—Ya lo sé, me lo dices a cada rato —subió los brazos y los pasó por el cuello del contrario, acarició los cabellos castaños por un momento y sintió algo extraño a Jungkook pero no le dio importancia.
Estuvieron así un momento, sintiendo el calor corporal del otro. Ese día estaba frío y era perfecto para estar acostados y abrazados. Jungkook estaba cansado por su salida junto a sus compañeros de trabajo, pero aun así estaba feliz de ver a su Minnie. Aunque llegaba un momento en el que los desaires y ese poco interés en los detalles o acciones que él tenía, terminaban por lastimarlo y aunque trataba de disimular,a veces simplemente no podía.
Jimin abandonó los brazos de Jungkook y le ordenó meterse a la cama, pero antes le pasó un pantalón y una polera de pijama. Ambos se acostaron y Jungkook lo abrazó, quedando los dos de frente, las piernas entrelazadas y en silencio, un silencio que no duró mucho hasta que Jungkook empezó a hablar.
—Jimin, ¿recuerdas nuestra primera vez? —tenía su nariz enterrada en los cabellos rubios.
—No recuerdo un peor momento que ese —soltó una risita—¿Pero, sabes? hemos cambiado tanto desde entonces...
—Oh, sí. Crecimos.
—Me refiero a que eres mejor en la cama, idiota —bostezó y se acurrucó más en el pecho de Jungkook— Ahora duerme, tengo sueño.
—Jimin...
-¿Qué?
—Yo...
—¿Tú qué?
—Te amo.
—Ya lo sé.
—Pero... me refiero a que yo nunca me había sentido así por nadie más, y amo todo de ti. Todo. —sonrió nervioso— Estoy completamente enamorado de ti, y deseo que lo sepas a cada momento —tomó sus mejillas y lo hizo alzar la vista para conectar sus ojos— Y aunque sé que tendremos nuestros desacuerdos o pelearemos sin razón, no me importa, porque sé que eres el indicado para mí. Te amo —Jimin no supo qué decir, y tampoco le dio tiempo de pensar en algo cuando Jungkook unió sus labios en un necesitado y profundo beso, donde no hubo necesidad de pedir permiso para ingresar al interior de su boca, sus lenguas se entrelazaron y se empezaba a escuchar el sonido de la respiración agitada de cada uno.
—Ju-Jungkook... —jadeó al sentir las manos traviesas de Jungkook colarse por debajo de su pijama, acariciando sutilmente su espalda.
Jimin no lo amaba, nunca amó a nadie más que a sus amigos y así mismo. Sabía que realmente no era el indicado para Jungkook, y si bien, al inicio solo se metió con él para fastidiarlo y divertirse, se estaba dando cuenta de que su maldito y traidor corazón latía con más fuerza con cada palabra dulce que salía de los labios de Jungkook. Y eso no le gustaba. No quería sentir lo que Jungkook sentía por él.
El amor solo le traería problemas y sufrimiento. Era una verdadera mierda.
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