Capítulo 11.
Seokjin estaba sentado en las sillas que estaban en la recepción de la empresa, junto a su esposo, quien lo observaba con demasiada ternura mientras este disfrutaba de un exquisito ssiat hotteok, el cual había comprado en un puesto callejero.
—Cariño, ¿no crees que estás comiendo demasiado últimamente? enfermaras del estómago y no quiero verte mal —Namjoon podía ser alguien que imponía respeto con su sola presencia, e incluso intimidante cuando se enojaba. Pero cuando se trataba de su hermoso esposo, él simplemente era alguien dulce y amable, atento y comprensivo.
—Es que, tengo hambre... —hizo un puchero y su esposo solo atinó a besar sus gruesos y sensuales labios.
—Te amo —dijo luego de abandonar los labios que tanto le volvían loco.
—Lo sé, también te amo - se volvieron a besar, pero fue un beso corto ya que Namjoon debía ir a su oficina para terminar de revisar unos contratos y luego dirigirse a una reunión.
—Esta noche no prepares la cena, llevaré algo rico, a no ser que tengas ganas de comer algo en específico —dijo, antes de apretar el botón del ascensor.
—Pasta... —pensó— ¡Quiero comer pasta y mucho helado!
—Bueno, pero por ahora no mezcles tanta comida que te vas a enfermar —se abrieron las puertas del ascensor— te amo, cielo.
—¡Te amo más, mi amor! —tiró un beso en dirección a su esposo, haciéndole soltar una risita ronca mientras subía al elevador.
Seokjin muchas veces podía comportarse lo suficientemente maduro, acorde a su edad, pero con Namjoon era todo lo contrario. Amaba ser mimado por su esposo, al igual que mimarlo. Amaba todo el amor que recibía, al igual que darlo.
Se metió a la boca lo último de su ssiat hotteok, cuando vio por los grandes ventanales que Jungkook venía con una hermosa sonrisa y junto a él, Jimin le acompañaba.
¿Desde cuándo son tan cercanos?
Y aunque tuvo todas las ganas de preguntarle a Jungkook en ese mismo momento, solo les sonrió. Ambos iban en dirección al ascensor, pero antes le saludaron de manera formal, cosa que causó gracia en Seokjin.
Cuando bajaron del elevador, Jimin se dispuso a ir a su sala para empezar las prácticas y Jungkook fue hasta su oficina, donde dejó sus cosas y luego salió en busca de Jackson para ver que trabajo debía realizar. Mientras caminaba por los pasillos, se encontró con Yugyeom.
—Jungkookie —le habló como siempre, de manera tierna y dulce— ¿Cómo estás? —aunque era una sensación algo extraña y también un poco incómoda, estaba feliz de verlo bien.
—Yugye —le respondió con cariño— Estoy bien... ¿Y tú?
—Que bueno. Yo... uhm, bastante ocupado, pero bien. Muy bien —sonó seguro y feliz antes las últimas palabras. Porque realmente estaba bien y no se angustiaba en una relación muerta, terminar fue lo mejor que ambos pudieron hacer.
—Me alegro. Por cierto, ¿Has visto a Jackson por ahí? No lo encuentro...
—Acaba de bajar a los comedores, creo que fue a llenar el estómago ya que anda con resaca —soltó una risita.
—¿Qué?
—Pasa que, ayer se fue con Lisa al terminar sus horas de trabajo y bebieron más de la cuenta —volvió a reír, recordando las caras de ambos cuando llegaron a la empresa.
—Iré a buscarlo entonces. Nos vemos, Yugye.
—Nos vemos, Jungkookie —Yugyeom avanzó hasta donde estaba su compañero.
Jungkook se dispuso a caminar hasta el ascensor para bajar al casino, pero se encontró con Lim Jae beom, uno de los camarógrafos que generalmente les pasaba las grabaciones para que las editarán.
—Jeon, tengo trabajo para ti.
—Genial, estaba justo buscando a Jackson.
—Ah, sí... está borracho igual que Lis —Lalisa, Lis o Lisa, era como le decían por cariño a la encargada del maquillaje— Fueron al comedor en busca de café o algo que los mantenga despierto, para que Nam no sospeche nada —sonrió malicioso de solo imaginarlo.
Era divertido ver cuando alguien era regañado, aunque igual daba miedo ver a Nam molesto.
—Iré con Nam a pasarle el chisme —bromeó— Entonces, ¿si tienes algo para mí? —preguntó emocionado.
—Sí, deja ir por unas cosas y paso a tu oficina a dejarte todo y te explico lo que necesito.
—Bien, te espero allá —se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta que se topó con Jimin.
—¿En qué andas, Kookie? —le sonrió de manera coqueta.
—Buscaba trabajo, pero me lo llevarán luego. ¿Y tú?
—Nada, las chicas aún están ocupadas y no llegan a la sala hasta un rato más —comenzó a avanzar junto a Jungkook.
—Te acompañaré hasta tu oficina y me iré a la mía —ambos caminaron y quedaron en que se irían juntos. Jimin estaba yendo sin su auto por lo que Jungkook lo llevaría hasta su departamento— Luego nos vemos, Kookie —se despidió Jimin.
—Nos vemos luego.
Jae beom llegó con las grabaciones y solo le explicó de manera sencilla, sabiendo que Jeon entendió a la perfección lo que él necesitaba.
Jungkook estuvo tan concentrado en ello, que acabó a las tres horas después, y llevó todo a la oficina de Namjoon para que pase por revisión como era de costumbre. Una vez ahí con el mayor, la secretaría de Kim entró interrumpiendo la concentración de ambos.
—Señor Kim —dijo en un tono nervioso al entrar sin pedir permiso.
—¿Qué pasó? —su voz salió dura y ella mordió su labio con fuerza.
—Su esposo dio aviso de que está con náuseas en el baño, y quiere que usted lo lleve a casa urgente. No se siente del todo bien —Namjoon suspiró y supuso que era debido a todo el revoltijo que ha estado comiendo desde la mañana.
—Bien, gracias. Iré con él —dijo mientras tomaba su chaqueta y unas llaves— Jungkook está perfecto, tómate el resto del día y Jackson se encarga del resto como castigo por llegar en el estado que lo hizo —Jungkook sonrió al saber que Jackson estaba en problemas y sería regañado.
—¿Seguro? Además... ¿Jinnie está bien? —preguntó, sin ocultar su preocupación.
—Solo anda comiendo demasiado y según él tiene ansiedad, pero no lo sé ¿Estás preocupado por papi Jin? —se burló, porque su esposo siempre andaba detrás de Jeon como si fuera un padre preocupado y sobre protector.
Jungkook soltó un bufido.
—Bien, me iré entonces. Nos vemos mañana —Jungkook salió primero de la oficina, y luego vio cómo Namjoon iba a toda prisa en busca de su esposo.
Jungkook fue por sus cosas y sin poder evitarlo, pasó por la sala de Jimin, quien aun estaba con sus prácticas. Se quedó ahí, observando cada movimiento que Jimin les enseñaba al grupo de chicas y todo lo que vio, le gustó.
Porque todo lo que hacía Jimin era increíble, digno de admirar.
Jimin lo pudo ver desde la puerta que observaba y se acercó rápidamente al mayor, dándoles un pequeño descanso a las chicas que parecían agotadas.
—Mi trabajo ya terminó, y me mandaron a casa... —se apresuró a decir un tanto nervioso.
—No te vayas... no aun —le pidió Jimin, abultando su labio inferior, formando un encantador puchero— Solo me queda una hora de práctica y término.
—Bueno... —le sonrió con dulzura y sin evitarlo, tocó una de sus suaves mejillas— Esperaré por ti, Jiminie.
Jimin sonrió. Sonrió satisfecho por la acción enamorada de Jungkook.
Pobre tonto enamorado.
***
Jungkook estaba completamente perdido en los movimientos de Jimin, ni siquiera notó que la hora pasó volando, no hasta que el rubio se detuvo y despidió a los presentes.
—Me iré a cambiar. ¿Me acompañas?
—¿A los ca-camerinos? —preguntó nervioso.
—Claro. ¿Dónde más? —sonrió, tomando sus cosas.
—V-vale, vamos —salieron de la sala de práctica y caminaron en dirección a los camerinos.
Una vez dentro, Jimin entró a un bloque y cerró la puerta para poder quitar la ropa que estaba usando, y poner una más cómoda. Jungkook estaba en una de las tantas bancas que había dentro.
—Vamos a mi departamento y te cocino algo delicioso, ¿te parece bien? —preguntó aun sin salir del bloque.
—Me parece bien. Espero que cocines rico —sonrió, aun sabiendo que Jimin no lo vería.
—Noticia de ultimo minuto genio, soy magnífico no solo en el baile —soltó una risita— Solo dime que quieres y te lo preparo —dijo completamente seguro.
—Fideos y carne estaría bien...
—¡Vamos, Kookie! — se rió y terminó por salir completamente cambiado de ropa— Eres demasiado simple. Te voy a preparar jjigae kimchi.
—Suena bien, pero quiero fideos y Carne —mientras decía esto, Jimin lavaba su cara y manos con abundante jabón.
—¿Dónde meteras toda la comida? —Jungkook no dijo nada y solo le sonrió.
Cuando Jimin terminó de arreglarse, salieron en dirección al ascensor para luego ir al auto que estaba en el estacionamiento subterráneo, y así ponerse en marcha hasta el departamento del rubio.
—¿Tienes todo lo necesario en casa o quieres que pasemos a comprar? —preguntó mientras manejaba.
—Tengo de todo, así que vámonos directo —tocó la pantalla del GPS y puso su dirección, la que ya estaba registrada por él mismo— Usa esto, da la opción más rápida, tienes cosas y no las usas —siseó con la cabeza.
No tardaron mucho en llegar al edificio donde Jimin vivía. Una vez que Jungkook estacionó su auto, ambos bajaron y caminaron sin prisa al elevador y marcaron el piso que correspondía. El trayecto fue lento y no dejaron de hablar en ningún momento, hasta que entraron a departamento. Quitaron sus zapatos en la entrada y partieron a lavar sus manos. Las risitas traviesas y esas miradas intensas que se daban cada tanto, solo hacían estragos en el corazón de Jungkook, mientras que en el de Jimin, solo causaban diversión.
—Toma asiento, relájate un rato mientras busco todo para preparar la comida —sonrió bastante feliz.
—Quiero ayudarte... —lo siguió hasta la cocina.
—¿Sabes cocinar?
—No, pero al menos puedo hacer los fideos —esto hizo que Jimin soltara una hermosa carcajada, ya que simplemente era hervir agua, ponerlos fideos y esperar a que estuvieran listos. Era algo sumamente fácil.
—Bien, pero también me ayudarás a picar la carne y revolver el jjigae.
—Lo que ordene el chef —dijo en tono divertido, y soltó una risita acompañada de un leve dolor al recibir por parte de Jimin un codazo.
Así se les pasó el rato, entre que cocinaban y jugaban, quedando todos sucios ya que no tenían cuidado y la comida les saltaba en alguna parte de sus cuerpos. Jimin por primera vez disfruto de un momento así, tan íntimo con alguien más que no fuera con su mejor amigo, ya que con Min nunca lo hizo. Su relación era tan fría que no les importaba hacer ese tipo de cosas juntos.
Por su lado, Jungkook disfrutaba cada momento que estaba pasando junto a Jimin. Le encantaba cuando este le sonreía y sus bonitos ojos formaban una medialuna, o cuando sus mejillas cambiaban de dolor, quedando en un hermoso color carmesí.
Y para Jungkook, estos momentos eran demasiado perfectos.
Cuando terminaron de preparar la comida, ya eran las tres de la tarde y ambos tenían demasiada hambre, así que se dispusieron a disfrutar de la preparación de inmediato.
—Ezta demafiado dico —intentó decir Jungkook, con sus cachetes llenos de comida.
—Traga lo que tienes y luego me hablas, idiota —dijo mientras empezaba a llenar su boca de comida.
—Do, idtedta habar azí —se rió, haciendo que cayera comida de su boca.
A Jimin le pareció divertido verlo intentar hablar con sus mofletes rellenos. En el poco tiempo que llevaban juntos, pudo darse cuenta de lo sencillo, divertido y sincero que era Jungkook. Aun así, se negaba a sentir algo de forma romántica por alguien más. Tenía miedo de enamorarse y se negaba rotundamente a experimentar esas emociones, porque creía que era una pérdida de tiempo y por lo que veía a su alrededor, todos terminaban sufriendo por quien decían amar.
Y qué mejor ejemplo que Jungkook a sus dieciocho años, aunque para su mala suerte, seguiría sufriendo.
Luego de comer, levantaron las cosas de la mesa y Jungkook lavo los platos mientras Jimin ordenaba el desastre de la cocina, cuando todo quedó impecable se fueron a la sala donde se sentaron uno al lado del otro y pusieron una película en Netflix. Mientras miraban el televisor en un mediocre intento de prestar atención a la película, hablaron de sus gustos personales y cosas más íntimas. Jimin admitió que le encantaba como dibujaba Jungkook y se aventuró a pedir un retrato de él, cosa que Jungkook aceptó sin problemas.
—Es hora de que me vaya —dijo mirando la hora en su celular, mientras se levantaba del sofá.
—No te vayas... —pidió mientras formaba un puchero en sus labios y lo tomaba de la muñeca— Me quedaré solo en este departamento tan grande.
—¿Para qué te compras algo tan grande? —soltó una risita ligera al ver la mala cara que había puesto Jimin. Y no supo desde que momento, había comenzado a gustarle esa forma en la que Jimin le hacía esos berrinches.
—Idiota, sólo... sólo quédate - pidió de una manera tan tierna que el mayor sintió su corazón derretirse por un momento.
—Maldición, Jimin —rascó su nuca— Esto... no sé qué estás tramando, pero no está bien que me quede. Tampoco está bien que duerma en tu cama, aun si no somos nada —sonrió algo nervioso— ¿Qué pasa si me gustas?
—¿Te gusto? —preguntó casi al instante, con una leve sonrisa sobre sus labios.
—No me refiero a es... —Jimin se puso frente a él y lo miró directo a los ojos, haciendo que este quedara aún más nervioso.
—¿Te gusto? —volvió a preguntar— Jungkook, me voy en tres días, no creas que soy estúpido —su sonrisa se volvió coqueta. Se estaba cansado de que Jungkook no fuera tan directo como él quería y llevara todo en modo tortuga— ¿Te gusto? —preguntó nuevamente.
—Jimin... yo... —estaba nervioso, más que nervioso ante la insistencia con la pregunta y Jimin lo notaba.
—¿Es un no? —preguntó interrumpiéndolo.
—No, no es un no —suspiró derrotado.
—Vamos, Jungkook, así no vas a avanzar nunca —se acercó y se dio más altura al apoyarse en con la puntita de sus pies y levantó sus brazos para rodearlo por el cuello— ¿Te gusto? —susurró. Estaban lo bastante cerca como para sentir el aliento tibio del otro. Jimin miró los labios de Jungkook y luego levantó la mirada para que sus ojos se conectaran y de forma inconsciente, mordió su propio labio inferior.
—Sí... aún me gustas Jimin —la sonrisa de Jimin se hizo aún más amplia y lo jaló desde la nuca para poder finalmente unir sus labios. Jungkook no pudo negarse ante aquella acción y recibió aquel beso gustoso.
Llevó de forma automática sus manos a la delgada cintura de Jimin, y enterró levemente sus dedos para luego ir subiendo sus manos hasta sus mejillas afiebradas.
Ambos se aferraron a los labios del otro. Eran besos cargados de pasión por parte de uno, y de lujuria por parte del otro.
Se abrieron paso para devorar sus lenguas y entrelazarlas. Jungkook en un momento abandonó esos carnosos labios y comenzó a dibujar un camino húmedo desde el mentón hasta el cuello de Jimin, quien ladeo su cabeza sin problemas, dejándolo completamente expuesto para que Jungkook se deleitara en él.
Cuando llegó hasta la clavícula, dio un leve mordisco y succionó hasta que una marca rojiza se formó en el lugar, sacándole pequeños gemidos entrecortado a Jimin.
—Ju-Jungkook... —el mencionado volvió a besarlo en sus hinchados labios.
Las respiraciones agitadas se escuchaban en toda la sala, pero no los detuvo en ningún momento. Jimin se estaba excitando antes los maravillosos besos que estaba recibiendo, y claramente pudo darse cuenta de que Jungkook había mejorado considerablemente.
Sus brazos se entumieron al estar elevados y los bajó, apoyando las palmas de sus manos en el marcado pecho de Jungkook. Su mente instantáneamente comenzó a divagaba en fantasías junto a Jungkook, quien ya no tenía un cuerpo delgado y de niño. Ahora era más varonil, más grande, más duro, más excitante, más hombre.
—N-No... No te detengas... —pidió entre labios y Jungkook llevó nuevamente sus manos a la cintura de Jimin para apagarlo aún más a su cuerpo, uno que le pedía que se lanzará sobre aquel rubio de mejillas rojas y lo hiciera gritar su nombre. Pero él tenía autocontrol, no sucumbió ante los deseos de su cuerpo, no tan fácil.
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