VI. Jueves (parte 1)
—Buenos días, dormilón —NamJoon le despertó con el desayuno en la cama. Aquel detalle logró sacarle una sonrisa apenas despertó—. ¿Dormiste bien?
— ¿Bien? ¡Dormí excelente! —Se estiró como un gatito y luego se sentó, mareándose un poco en el proceso.
—Me alegra que te hayas levantado con energías, porque tenemos un día ocupado hoy.
— ¿Ah sí? —Tomó de la bandeja el vaso con jugo de melón—. ¿Qué hora es?
—Son las diez, pero yo me desperté desde las seis.
— ¿Y qué tanto hiciste mientras yo dormía? —SeokJin se sorprendió, pues NamJoon era un hombre demasiado aplicado, incluso estando de vacaciones. O tal vez solo tuvo insomnio...
—Bueno, fui a comprar algunas cosas necesarias para el viaje y además hablé con mi padre sobre eso. Dijo que puedo dejar mi auto aquí y volver por él cuando yo quiera.
—NamJoon —SeokJin le miró con desaprobación—. Debiste consultarme antes, ya gastaste demasiado en mí ayer y anteayer, ahora quiero ser yo quien te consienta. O al menos quiero pagar yo mismo por mi tienda para acampar.
—Tonterías, mi padre tenía guardadas dos de esas, así que se las pedí prestadas junto con las bolsas de dormir y linternas. Yo solo fui a comprar comida, más tarde podemos ir al mercado y buscarte algo de ropa cómoda. No sé si recuerdas que ayer usaste ropa mía y anoche te puse uno de mis pijamas.
—Es muy cómodo este pijama —se sonrojó de solo recordar la noche anterior.
Fue brutal para su próstata, a pesar de haber experimentado muchas cosas, definitivamente la noche anterior había sido la mejor de toda su vida.
—Bueno, ya tienes que conseguir tu propia ropa. Eres mi vagabundo consentido, pero mi ropa no te quedará siempre, tus hombros son muy anchos y tal vez no te guste mi estilo demasiado formal.
—Vagabundo tu culo —se enojó y siguió bebiendo de su jugo.
—Eres tan tierno hasta para insultar —rió NamJoon y le acompañó, tomando también un jugo y comiendo pan tostado con miel.
— ¿Quieres que te conteste eso? Puedo decir otra cosa peor.
—No, mejor bésame —y le robó un tierno beso en los labios, logrando calmar a un exaltado SeokJin.
—Gracias por el desayuno... mi amor.
NamJoon se sonrojó demasiado al escuchar esas palabras. Realmente no tenía dónde refugiarse para evitar que SeokJin lo notara. Creyó que sus palabras cursis habían quedado en el olvido debido a lo ido que había quedado SeokJin después de su orgasmo, pero pasó todo lo contrario.
SeokJin jamás olvidaría la primera vez que fue llamado "mi amor" por ese hombre maravilloso llamado NamJoon.
—Vamos termínalo mientras yo reviso tu pie —respondió casi trastabillando—. ¿Ya no te ha dolido?
—No, todo está bien, fue algo muy superficial —sonrió al notarlo ansioso. Cada vez sentía a NamJoon más atractivo.
—Me alegra que ya estés bien, porque hoy tenemos varias cosas por hacer.
— ¿Ah sí? ¿Qué fue lo que planeaste para hoy?
—Cosas muy sencillas, pero perfectas para disfrutar el último día de tus vacaciones —le tomó el pie para revisarlo y con cuidado, fue cambiando el vendaje mientras hablaba—. Primero te voy a llevar a explorar toda la fabulosa costa de Ilsan, te va a encantar. Iremos a probar la comida local, nos haremos tatuajes de henna, nos llenaremos el culo de arena mientras nadamos en el mar, en la noche dormiremos en la playa y por la mañana nos iremos de aventón hasta Busan. Descubrí que podemos pagar un pequeño permiso para que nos dejen acampar, así que no correremos riesgos de que nos echen por dormir en la vía pública.
—Vaya. ¿Planeaste todo eso mientras yo babeaba la almohada?
—De hecho, lo estaba planeando desde ayer —confesó, riéndose de sí mismo por lo cursi que había sonado—. Primero quería compensarte de alguna manera por tener que soportar a mi familia y todo el dolor por el que estamos pasando, pero esta mañana mi padre me dijo: "No lo hagas para compensarlo, hazlo para pasar tiempo valioso con él y para conquistarlo así como yo conquisté a tu padre, no permitas que tus mejores momentos sean producto de la necesidad por compensar porque así jamás podrás perdonarte ni disfrutar de las personas que amas".
—Tu padre Roberto es muy sabio —SeokJin se conmovió, dejando su desayuno para tomar a NamJoon del rostro—. Aunque me apena que quieras irte de viaje conmigo ahora, pienso que deberías estar con tu padre en este momento a pasar el luto.
—Él insistió en que no quería eso. Es un hombre bastante terco, prácticamente me dijo que esto que está naciendo entre nosotros, es mucho más importante que guardar luto, cuando realmente no hay un luto qué guardar. Incluso mi papá Kwan dijo que si algún día él faltaba, no quería que hiciéramos esas cosas de no salir ni seguir viviendo solo por su pérdida, que saliéramos a festejar al siguiente día de ser enterrado y que bebiéramos una cerveza por él de vez en cuando, a él nunca le gustaron los funerales tristes ni las costumbres de resguardarse tras la muerte de alguien. Y papá Roberto le apoyaba en ese pensamiento y por eso fue que me pidió que mejor aprovechara este tiempo contigo. Parece más emocionado él que yo, como si fuera a ti a quien ama —tras decir eso último, sintió un poquito de vergüenza al estar hablando de amor, pues nunca antes lo había hecho.
—Bueno, no quiero sonar egoísta, pero me alegro por esa decisión. Sin embargo, yo me quedaría aquí en Ilsan todo el tiempo que tú quisieras, incluso si eso significa no llegar a Gwangalli a tiempo.
—Tonterías, nos iremos y la pasaremos bien. La tumba de mi padre no se irá a ningún lado y mi papá Roberto solo se irá a un retiro espiritual por dos semanas a partir de mañana, así que todo está en orden.
—De acuerdo —suspiró y le besó la punta de la nariz—. Que el viaje continúe...
—Y hablando de viajes... Limpié mi auto esta mañana y me encontré esa libreta que traías cuando te recogí, la dejé en la guantera por si...
— ¡Mierda, el diario! —SeokJin se exasperó de un momento a otro, casi tiró su jugo.
— ¿Diario?
—Sí —SeokJin se fastidió y bufó—. Acuérdate, una de las cosas que teníamos qué hacer en este viaje, era llevar una especie de bitácora o diario y al final lo leeríamos en Gwangalli todos juntos... pero solo escribí dos días.
—Oh, ya recordé esa idea cursi de la que me hablaste —se burló NamJoon—. Pero suena divertido. ¿Aun quieres hacer eso? Puedo ir por tu libreta y simplemente escribe todo lo que has hecho estos días...
—La verdad ya no creo que sea correcto hacerlo, mañana el objetivo será hablar con ellos para dejar esta vida... Sería muy hipócrita de mi parte sentarme con ellos alrededor de la fogata y leer esa libreta como si nada pasara, como si yo no estuviera a punto de salir de sus vidas para siempre.
— ¿Y si escribes algo lindo para ellos? —Sugirió NamJoon—. Tal vez no tengan que dejar de verse definitivamente, tal vez ellos te entiendan y puedan seguir siendo amigos...
—Es que no sé qué decirles —bufó SeokJin—. Los voy a decepcionar por completo, ellos confían demasiado en mí, fui su guía por mucho tiempo, soy como su hermano mayor.
—Y por eso es que debes darles un buen ejemplo —sonrió y le tomó las manos—. Si ellos ven a un hombre honesto consigo mismo y con los demás, les enseñarás una enorme lección. Y pase lo que pase, yo estaré contigo. Si te aceptan tal y como quieres ser, lo celebraremos juntos. Pero si deciden ya no quererte más, estaré para abrazarte y consolarte.
—Siento que no te merezco, NamJoon —SeokJin estaba al borde de las lágrimas, pues no sabía si debía estar feliz o triste, era toda una revoltura de sentimientos imposibles de definir.
—Merecemos todo lo que nos haga sentir bien —besó el dorso de las dos finas manos de SeokJin, luego le regaló una hermosa sonrisa cariñosa—. Esta es la sugerencia que yo te doy: escríbeles algo lindo y léelo en voz alta, exprésales tus miedos y preocupaciones, tus deseos y metas, también háblales sobre los sentimientos que tienes hacia ellos y cuánto agradeces su amistad. Estoy seguro de que ellos comprenderán. Y si no, entonces solo pasa la página y sigue con tu vida, con o sin ellos. ¿Qué te parece?
—Es una gran idea —SeokJin derramó algunas lágrimas y se aventó en un fuerte abrazo que casi asfixia a NamJoon—. Les escribiré, pero quiero practicarlo antes de mañana. ¿Puedes ayudarme con eso?
—Con eso y con todo lo que me pidas, Jinnie —acarició la espalda de SeokJin, trazando suaves líneas por toda su anchura.
— ¿Es muy pronto para decir que te quiero?
—Yo pienso que es correcto decirlo en cuanto lo sientes.
—Entonces... —Le miró a los ojos, sin interrumpir el cálido abrazo—. Te quiero, NamJoon.
Por tercera vez, SeokJin vio llorar a NamJoon.
Pero esta vez era por la felicidad que rebosaba su corazón.
[♦]
Roberto les ayudó a empacar todas las cosas que compraron en el mercado. Bloqueador solar, papel de baño, desodorantes, comida enlatada, ropa básica...
Parecía que era él quien se iba de viaje y no aquellos dos tortolos, que no se separaban por ningún motivo. Siempre haciendo contacto de alguna manera, parecía que se necesitaban para respirar.
Roberto suspiró de alivio y de ternura al mirar a su único hijo besando y abrazando con cariño a una persona diferente a sus padres.
La vida de ese chico no había sido nada fácil, socialmente siempre fue retraído y jamás había mostrado señales de interés por algún género, y si lo hacía había logrado ocultarlo muy bien. Y ahora que NamJoon estaba demostrando amor, Roberto se sintió realizado. Tanto tiempo de enseñarle cómo protegerse, tanto física como emocionalmente, había surtido efecto. Estaba seguro de que SeokJin era la persona indicada para su hijo. Y si no, al menos en la actualidad estaba dándole la dicha de vivir un amor impoluto y maravilloso.
Por eso fue que les dio una linda bendición a ambos antes de verlos partir, cargando sus mochilas, tomados de la mano y sonriendo como si fueran una pareja de recién casados.
Roberto suspiró una vez más y después lloró por su esposo recién fallecido, pero sonreía de orgullo, sintiéndose también nostálgico.
—Lo hicimos bien, mi amor —se tocó el pecho y siguió llorando—. Ojalá hubieras durado un poco más para verlo enamorado, no te imaginas lo hermoso que se ve besando y abrazando a ese chico. Y nuestras sospechas siempre fueron ciertas, es gay y también es feliz. Y lo mejor de todo, es que encontró el amor en alguien que lo acepta tal y como es...
[♦]
La primera parada en el itinerario, fue un pequeño restaurante junto a la costa. Era uno de los favoritos de NamJoon, pues ahí lo llevaron sus padres el día que fue adoptado.
La comida nunca le supo tan bien como en esa época. Al principio sintió temor al ordenar la comida, pues su vida siempre estuvo llena de carencias de todo tipo. Fue en ese pequeño local donde NamJoon fortaleció su confianza básica, donde fue amado, abrazado y alimentado de manera correcta por primera vez en su vida.
El jajangmyeon con mariscos era exactamente el sabor que le regresaba a esa época tan feliz donde su mundo sombrío adquirió color.
Y justo fue ahí donde sintió la necesidad de que SeokJin viviera lo mismo, así que pidió la comida sin preguntarle, pues quería sorprenderlo con ese exótico sabor que no había probado en otro lugar.
—Esto está delicioso, Nam —SeokJin se sonrojó y quedó sorprendido cuando dio el primer bocado, pues era un sabor único—. Me hace sentir tan... tan bien...
— ¿Y qué es "sentirse bien"?
Esa fue una pregunta intensa, pues SeokJin no era de los que se expresan fácilmente. Sin embargo, solo una palabra cruzó su mente, justamente la adecuada para la situación.
—Agradecido —sonrió ampliamente, degustando un nuevo bocado de su platillo—. Me siento agradecido.
—Concuerdo contigo, fue exactamente lo que sentí la primera vez que vine aquí —también comió y tuvo la sensación de que cada sabor le apapachaba como un cálido manto que, combinado con la sonrisa de SeokJin, era como estar en una especie de hogar.
—Es extraño —SeokJin dejó a un lado sus palillos y bebió un gran trago de su limonada—. Nunca antes sentí tantas ganas de agradecer por algo. La gratitud no es algo que se me haya inculcado debido al ambiente frío en el que me criaron, pero justo ahora puedo sentirla y es hermosa. Me siento agradecido por toparme contigo, por haber confiado en ti, por estar esperanzado gracias a ti. Todo eso soy capaz de sentir tan solo comiendo contigo en este momento.
Y entonces, las emociones se apoderaron de él y sus ojos derramaron un par de lágrimas, pero jamás dejó de sonreír.
—También me siento agradecido de todo eso —NamJoon le secundó con las lágrimas y tomó sus finas manos—. Pero lo que más agradezco en este momento, es ser correspondido por el hombre más hermoso del mundo.
—Deja de decir esas cosas, me haces sonrojar —se carcajeó un poco, cubriendo su rostro con ambas manos.
—Perdón, es que no lo puedo evitar —NamJoon le miró con ternura y le pasó un pañuelo para que se limpiara las lágrimas—. Es que me haces sentir... me haces sentir muy...
— ¿Enamorado? —Le completó SeokJin, no pudiendo evitar su sonrojo inmediato.
—Sí —soltó en un amplio suspiro, pues se sentía apenado de la respuesta—. Espero que no te espantes debido a mis sentimientos tan acelerados, yo no pedí esto...
— ¿Y crees que yo sí? —Rió y siguió comiendo, la dulce incomodidad del naciente enamoramiento estaba casi palpable entre ellos. Desde lejos, era obvio que se estaban cortejando mutuamente.
—No, creo que esta mera casualidad resultó demasiado bien, estoy asombrado por todo.
—Yo también, pero sigo firme en que no me arrepiento de nada. Si tuviera que volver a hacer todo lo que hice para terminar aquí contigo, lo haría sin dudar.
—Te quejas de mí y luego terminas diciendo esas cosas cursis.
—Es que tengo mis mañas ocultas, no has visto todo de mí todavía.
— ¿Ah sí? —Sonrió coqueto, retándolo con la mirada—. ¿Y qué más tienes preparado para que yo vea? Enséñame cómo eres, SeokJin...
—Bueno, soy un vanidoso —presumió, mirándolo con aires de grandeza—. Toda la ropa que uso me queda bien y me encanta coquetear, como ya lo has notado —ese comentario sonrojó a NamJoon, pues recordó que tenía esas fotos de SeokJin en su cámara—. Pero también me encanta ser detallista, aunque la gente no lo note. Con mis amigos lo soy, solamente ellos conocen esa parte de mí porque soy quien los ha guiado como un hermano mayor desde hace tiempo. Y también soy un rebelde, pero a mi modo. A decir verdad, ahora estoy preparado para ser un rebelde por completo.
— ¿Y cómo es eso de ser rebelde por completo? —NamJoon estaba asombrado. Durante todo el viaje, se habían dedicado a hablar solo sobre NamJoon, pero era hora de aprender sobre SeokJin y su acompañante estaba más que entusiasmado por escucharlo.
—Bueno, cuando regresemos a Seúl tendré que enfrentar a mis padres. Les diré que ya no estudiaré más medicina y que tengo VIH, pero...
—Pero te da miedo lo que seguirá...
—Sí —agachó la cabeza, sintiendo que el apetito se iba de solo pensar en eso.
—Bueno, quisiera hablar contigo sobre algo importante que tiene que ver con este futuro tan incierto.
—Dime...
—Bueno, hablé con papá sobre tu diagnóstico y...
— ¡¿QUE TÚ QUÉ?!
— ¡No te enfades, primero escúchame! —NamJoon temió lo peor, se sintió tan nervioso en ese momento y solo pudo aferrarse a las tensas manos de SeokJin, apretándolas para que no se le escaparan.
— ¿Qué tanto le dijiste? —SeokJin se rindió y simplemente escuchó.
—Le conté todo sobre ti —se apenó, pero apresuró su argumento para evitar nuevos gritos de SeokJin—. Pero te juro que papá se mostró demasiado comprensivo y amable, incluso se sintió orgulloso de ti... de mi... y de nosotros. Cuando le hablé sobre lo que pasará cuando regresemos a Seúl, me dijo que contabas con el apoyo de nosotros dos para tu tratamiento e incluso si te echan, también puedes refugiarte en nosotros. También le hablé a cerca de tus sueños sobre dedicarte a la moda y dijo que él tiene una buena amiga que podría conseguirte una beca en su escuela de diseño, es un lugar con prestigio y seguro te irá muy bien allá.
—Pero Nam... —sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas—. ¿No es demasiado todo lo que estás haciendo? ¿Y si después de conocerme bien, te arrepientes?
—Eso no tiene importancia ahora, Jinnie —sonrió compasivo y cariñoso—. Tan solo deja que llevemos a cabo este plan en caso de que todo se torne caótico en tu casa. Ningún hijo debería quedarse sin el apoyo total de los padres cuando está en una situación vulnerable como la tuya. Si eso pasa, nosotros seremos tu familia, no permitiré que pases por esto solo, no mientras mi corazón siga latiendo.
—E-Es que yo... —sorbió su nariz y se soltó de NamJoon para limpiar sus lágrimas—. Siento que nunca podré pagarte ni terminar de agradecerte todo lo que estás haciendo por mí...
—La única forma en la que puedes agradecerme, es aceptando mi ayuda. Ni siquiera te pido que me ames, porque puede que tú también te arrepientas de conocerme, puede que yo no te guste por completo cuando descubras mis malos hábitos, pero aún si eso pasa, no dejaré que sufras en este proceso tan difícil que es vivir con VIH. Los primeros años son los más infernales por toda la ansiedad que te ronda.
—Está bien —finalmente sonrió y volvió a tomarle las manos—. Recurriré a tu plan solo si mis padres me echan de la casa por lo del VIH, pero si resulta que puedo quedarme y ellos deciden apoyarme, yo mismo trabajaré para poder pagarme los estudios.
—Al menos deja que te otorguen la beca, Jinnie —insistió NamJoon—. Es una oportunidad única, tómala.
— ¿Siempre eres así de poderoso para convencer? —Le regañó SeokJin, riendo al mismo tiempo.
— ¿Eso quiere decir que sí aceptarás la beca?
—Está bien —rodó los ojos y se cruzó de brazos—. Pero solo porque tus hoyuelos son irresistibles, si no sonrieras así de hermoso, te hubiera rechazado incluso el aventón.
—Entonces...
— ¿Entonces qué? —Frunció el ceño, un poco fastidiado al ver su sonrisa burlona.
— ¿Te gusté desde que te subiste a mi auto?
— ¡Deja de avergonzarme y terminemos de comer!
Y sí, SeokJin estaba sonrojado porque la verdad era esa: NamJoon le cautivó desde que abrió la ventana de su Ferrari para ofrecerle el aventón.
[♦]
— ¿Qué tal ésta camisa?
—Magnífica —sonrió NamJoon—. Te ves divino, precioso, espléndido, perfecto.
— ¡NamJoon! —Gruñó a modo de berrinche—. ¡Sé objetivo, quiero verme bien para esas fotos que vas a tomarme!
—Estoy diciendo la verdad, te ves precioso. Te sientan muy bien las camisas de todo tipo debido a tus hombros y la forma de tu cintura.
—No me dan ganas de creerte, pero concuerdo en que se me ve muy bien.
Tenían más de una hora en el mercado escogiendo la ropa perfecta, pues NamJoon le prometió tomarle unas fotos maravillosas en la playa. Pero para SeokJin, el asunto de la ropa era algo serio, así que se esmeró demasiado en la búsqueda del atuendo casual perfecto.
Luego de una larga discusión sobre texturas, cuellos y telas, SeokJin optó por la primera opción que modeló: una camiseta negra de mangas cortas con estampados múltiples de libélulas con alas coloridas, unos pantalones cortos de mezclilla con aspecto desgastado y algunas rasgaduras, también eligió unas sandalias casuales y cómodas que le servirían por el resto del viaje. Compró también algo de ropa interior, un cepillo de dientes, desodorante y condones.
Porque sí, habían olvidado los suyos en casa del padre de NamJoon, pero SeokJin estaba totalmente decidido a tener sexo con ese precioso hombre dentro de la tienda de campaña.
Después de tantos años sintiéndose culpable hasta por masturbarse, el aura sexual de SeokJin se había recobrado casi por completo.
Al ver tal compra en el carrito, NamJoon se sonrojó y no pudo evitar ocultar su rostro en la ancha espalda de SeokJin.
— ¿Y dónde pretendes que usemos esos condones?
—En nuestro campamento junto a la playa, por supuesto. No pienso dormir separado de ti hoy, siento unas enormes ganas de desnudarme para ti otra vez...
—Disculpen, es su turno de pagar —la cajera los apresuró y ella estaba sonrojada en extremo, pues había escuchado la corta charla.
—Claro, discúlpame querida, es que mi novio es un distractor muy potente —le dijo SeokJin a la cajera y sacó el dinero de su bolsillo.
NamJoon estaba deseoso de pagar, pero SeokJin ya había sufrido demasiado al estar sin un quinto, así que esta vez aprovechó un cajero cercano y sacó todo el dinero que pudo para sobrevivir ese día y el siguiente y... los siguientes, por si algo malo pasaba.
Luego de pagar, fueron a los baños del mercado y ahí mismo SeokJin empezó a cambiarse su ropa que llevaba puesta el martes, para vestir esas magníficas prendas de las que se enamoró, que si bien no eran de marca como lo que estaba acostumbrado a usar, eran cómodas y perfectas para su concepto de "mochilero vagabundo".
Mientras se vestía dentro de un cubículo, NamJoon se miraba al espejo, descubriendo un enorme sonrojo en su rostro.
— ¿Qué tanto miras? Eres hermoso, no tienes que dudarlo, pero yo soy más guapo...
SeokJin salió vestido del cubículo y descubrió a NamJoon mirándose al espejo.
—Por supuesto que eres el hombre más guapo del universo —se giró para verlo de cerca—. Y te ves despampanante con ese atuendo, ya quiero que lleguemos a la playa para fotografiarte.
—También ansío eso —sonrió coqueto—. ¿Por qué estás tan sonrojado? Afuera está nublado, no hace tanto calor hoy...
—Es que... —tragó el nudo de su garganta y se obligó a hablar—. Allá con la cajera... me llamaste...
—Novio, lo sé —también se sonrojó—. Es que esa chica te miraba mucho, lo noté desde que entramos al mercado, casi se le cae la baba.
—Con que eres celoso...
—Un poquito —caminó lento hacia él y besó su mejilla—. Pero no cantes victoria, aún tienes que cortejarme más para que podamos llamarnos novios.
NamJoon se dio cuenta de una cosa importante: esa actitud altamente vanidosa de SeokJin le fascinaba. No sabía qué tan alta podría ser la autoestima de ese bello hombre, pero estaba seguro de que ese enamoramiento no era en vano. Realmente estaba disfrutando de cada faceta que SeokJin le mostraba.
—Prometo que me esforzaré —plantó un lindo beso en los labios rechonchos de SeokJin y este gimió en respuesta. Aquello sorprendió a NamJoon, pero más que avergonzarle, sentía cada vez más atracción por los gestos de su hermoso casi novio.
—Vámonos, no puedo esperar por esas fotos.
[♦]
El lugar que eligieron para su improvisada sesión de fotos era precioso, un paisaje inmaculado. El fragmento de playa era de arena clara y limpia, pero predominaban las zonas rocosas donde el agua alcanzaba a chocar, esas donde los cangrejos paseaban y los percebes se acumulaban.
—Este lugar es hermoso. ¿Cómo diste con él?
—Un amigo de mi papá nos lo recomendó —respondió, abrazándolo por la espalda—. Esta zona está destinada para acampar, si te gusta podemos regresar aquí más tarde para instalarlos. Podríamos aprovechar porque casi a nadie le agrada estar rodeado de rocas y cangrejos, pero yo encuentro aquí extremadamente hermoso. Además... —se acercó a su oído y habló más bajo—: Aquí es tan privado que nadie podrá escucharte gemir...
—Si sigues hablándome así, ensuciaré mi ropa antes de que puedas fotografiarme —sintió el cosquilleo en su abdomen y prefirió alejarse para evitar una erección.
—De acuerdo, mi hermoso modelo, acomódate donde te plazca —sacó su cámara de la mochila, mientras SeokJin buscaba un buen lugar para sentarse.
—Me gusta este lugar. ¿Entonces acamparemos aquí? —SeokJin se sentó en una roca semi plana, posando majestuosamente con las piernas cruzadas, luciendo como si nada más que el horizonte le importara.
—Sí, no me gustaría estar en otro lado donde otras personas puedan vernos, sobre todo cuando la noche llegue.
—No le temas al sexo al descubierto, Nam —rió SeokJin, pero en ningún momento miró hacia la cámara. Simplemente seguía adoptando diferentes maneras de sentarse, a la vez que Namjoon disfrutaba de verlo a través de la pantalla, capturando a todo color su preciosa silueta. Y de manera discreta, NamJoon aprovechaba también para deleitarse con esa parte de SeokJin que amaba tanto: sus esculturales piernas que, si bien se veían a medias debido a las bermudas, era suficiente para casi excitarlo locamente.
— ¿Ya lo has hecho al aire libre antes? —Sintió curiosidad de pronto. Bien sabía que SeokJin era un hombre experimentado.
—Sí —SeokJin se levantó de la roca y le dio la espalda a NamJoon, pues le apenaba un poco hablar de su vida sexual frente a él. ¿Quién lo diría? Días atrás alardeaba de ella y ahora escondía su rubor como un niño tímido...
— ¿Nunca tuviste miedo de ser descubierto?
—Eso es lo interesante de hacerlo al aire libre, Nam —rió con timidez, esta vez sí volteó, pero solo sonreía sin mirar directo al lente.
—Oh, ya entiendo —NamJoon le secundó la risa y siguió tomándole fotos—. La adrenalina del momento te excita. ¿Es así?
—Sí —se tragó su vergüenza y comenzó a hablar—. Solamente lo hice en la vía pública dos veces porque a mi ex novio no le gustaba, nunca supe lo que se sentía tener un orgasmo en esas situaciones, pero supongo que ahora por fin lo descubriré. Solo si tú quieres, claro, no voy a obligarte a correr el riesgo.
—Jinnie —NamJoon esta vez lo miró directamente, completamente sonrojado—. La verdad me da un poco de miedo, pero no puedo negar que es una idea muy atractiva.
— ¿Entonces sí lo intentarás conmigo? —SeokJin sonrió penosamente, era imposible mirarlo a los ojos.
—Sí, lo haré —tragó saliva y regresó su vista a la pantalla de la cámara.
—Igual no tenemos nada que temer, este lugar se ve muy privado y dudo que alguien nos pueda ver, así que quiero hacerlo contigo afuera de la tienda, encima de la arena —SeokJin levantó la mirada al fin y sonrió para la cámara.
Un clic muy marcado se escuchó, NamJoon había reaccionado a esa belleza tomando una fotografía tras otra.
— ¿No importa si nos llenamos el culo de arena?
—Hay muchas cosas que podemos hacer para no llenarnos de arena mientras follamos aquí —desvió nuevamente su mirada y esta vez se sentó directamente en la arena.
—Eres una cajita de sorpresas, SeokJin —NamJoon estaba fascinado, pues SeokJin no solo salía bien en absolutamente todas las fotos, sino que también tenía una mente brillante y perversa.
SeokJin solo respondió al halago con una sonrisa ladina y siguió jugueteando entre pose y pose, justo de la misma manera sensual que lo había hecho en la cama el día anterior, solo que esta vez podía disfrazarse con los aires de inocencia que la ropa le brindaba a su apariencia.
Y entre jugueteos espontáneos y poses ridículas, NamJoon recopiló una gran colección de hermosas fotografías que expresaban la faceta más natural e inocente del bello hombre que le traía por las nubes.
Luego de un par de horas, concluyeron la sesión con una fotografía de ellos dándose un nada discreto beso, donde estaba expresado el completo cariño e inmenso disfrute que ambos le proporcionaban al otro.
La tarde fluyó como el agua de un estanque sano: lograron disfrutar de la compañía del otro como si no existiera un abrumador futuro a la vuelta de la esquina.
Cada paso que SeokJin dio junto a NamJoon esa tarde, estuvo lleno de seguridad y empoderamiento, cualidades que estuvieron frágiles por mucho tiempo antes de decidir hacer ese viaje.
Caminaron mucho, compraron helado, se hicieron tatuajes de henna que combinaban, consiguieron algunas artesanías, vieron gente bailando en la calle y, por último, se pusieron trajes de baño y decidieron darse un chapuzón de agua salada.
Todo se sintió nuevo y placentero. Pocas ganas tenían ambos de que el día se agotara. Sin embargo, la inminente puesta de sol estaba a tan solo una hora de distancia, la marea amenazaba con subir cada vez más e incluso una ligera brisa fría se atrevió a avisarles que, en efecto, la diversión se estaba terminando. El humor de SeokJin cambió drásticamente, la sonrisa que tanto se esforzó por dibujar durante el día, de pronto se transformó en un semblante ansioso.
—No quiero que el día de mañana llegue —se quejó SeokJin, mirando hacia la puesta de sol, envuelto en una toalla. Ambos se acababan de quitar la sal del cuerpo con ayuda de una ducha pública.
—La verdad, yo sí —NamJoon se sentó junto a él y le ofreció una soda enlatada.
— ¿Por qué? —SeokJin bebió sin ganas. Toda la energía en su rostro estaba apagada, el corazón le latía con fuerza por la ansiedad que le carcomía.
—Porque despertaré junto a ti, porque tendré la oportunidad de seguir cortejándote, porque aunque el pronóstico de mañana es incierto, estaré para sostenerte pase lo que pase.
—Ojalá yo pudiera verlo de esa manera, pero solo me siento ansioso y con ganas de dormir y no despertar nunca.
Claramente no había nada que pudiera hacer NamJoon para dar ánimos a SeokJin, excepto quizás...
—Escribamos esa carta para tus amigos, Jinnie —se restregó contra el hombro de SeokJin como un gatito necesitado de que su dueño le diera una caricia o una mirada.
—Cierto —suspiró, habló de forma plana y sin emoción—. Pero primero necesito ponerme la ropa seca. ¿Crees que podamos ir a ese restaurante otra vez? En ese lugar me sentí en paz, tal vez escribir sea más fácil ahí.
—A mí no me engañas, tú quieres más jajangmyeon —bromeó, rogando no recibir un golpe o un empujón.
—Sí, quiero más —SeokJin al fin sonrió y le correspondió los mimos—. Y también quiero estar lleno de gratitud otra vez para no escribir cosas inciertas o groseras.
—Perfecto —besó su mejilla, sabía un poco a sal, pero no era precisamente por los restos de agua de mar...
SeokJin se desplomó en un inconsolable y desgarrador llanto. NamJoon comprendió que su papel no era el de un animador en ese momento, realmente SeokJin no buscaba palabras de aliento, sino dejarse caer desde su cuerda floja con la seguridad de que habría una red que le detuviera.
Y esa red era NamJoon.
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