capítulo 30.

«LUCY»

—Clay, soy tu amiga. No lo olvides— murmuró sentada un lado del muchacho sobre la cama. Después de cenar lo había buscado para hablar. —Si te vuelves a sentir mal, no importa cuando, me llamas. En serio— indicó sincera. Le preocupaba.

—Ya estoy bien, Lucy. Fue... Solo perdí el control. Están pasando demasiadas cosas.

—Lo sé— coincidió. —Pero es grave si realmente consideraste... Ya sabes— dijo refiriéndose a apretar el gatillo. —Eres demasiado importante. Para mí. Para Justin. Tus padres. Tus amigos...— quería que apreciara su vida.

—No lo haré otra vez— la interrumpió con seguridad. —Pero gracias, Lucy. Es bueno volver a oír que puedo contar contigo. Aunque siempre lo supe— el pelinegro le ofreció una minúscula sonrisa.

—Bien. Te dejaré descansar— Lucy lo abrazó por el cuello y le dio un beso en la mejilla. Clay solía reprocharla cuando se ponía tan cariñosa, pero en ese instante no le dijo nada.

Salió de la habitación, topándose de forma abrupta a Justin, que salía de tomar una ducha. Cargaba una toalla atada a la cintura y no llevaba camiseta. Algunas gotas de agua aún resbalan por su cuello, hasta sus hombros.

—Hey— pronunció ella que no pudo evitar deslizar sus ojos por el cuerpo del chico, apreciando su atractivo. —Lo... Lo siento— se disculpó nerviosa. ¿Por qué se disculpaba?

—No pasa nada— Justin le sonrió, consciente de que la había puesto nerviosa.

—Hablé con Clay. Recién. Parece que ya está bien, pero no lo sé. Me pidió que no le dijera nada a sus padres, pero quizá deberíamos decirle a Matt ¿o no?— murmuró intentando normalizar el asunto. —No. Respetaré lo que me pidió. Si vuelve a estar mal entonces ahí le diremos a Matt. ¿Qué piensas?

—Está bien— afirmó. —Puede que mañana todo esto termine. Y eso lo dejará más tranquilo. Estoy seguro— ella trató de escucharlo sin perder de vista su rostro, pero inevitablemente sus ojos recorrieron una vez más su cuerpo.

—Bueno, deberías ir a cambiarte. ¿No?— era más un pedido que una sugerencia.

—A eso iba. Aunque no me molesta estar así— bromeó, haciendo que Lucy sonriera divertida -pero todavía nerviosa-.

—Te enfermarás.

—Tienes razón— mencionó e intentó seguir su camino al mismo tiempo que Lucy, lo que desembocó en que se chocaran, otra vez.

—Perdón— dijo Justin.

—Lo siento— Lucy habló casi paralizada, necesitaba besarlo pero se contenía.

—¿Me dejas...?

—Oh, sí. Claro— se dio cuenta que debía moverse y lo hizo, mostrando el camino libre.

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Luego de meterse a la cama y dar vueltas durante horas, no conseguía dormir porque la invadía un angustiante presentimiento. Su mente no se apagaba y un miedo que parecía ilógico se expandía. ¿Por qué de pronto sentía ese horrible vacío? Como si estuviera a punto de perder algo o a alguien. Trató de calmarse. Empezó a repetirse que todo saldría bien. Intentó imaginar cosas bonitas. Pero de cualquier forma, el sueño no aparecía.

Lo siguiente que oyó fueron pasos y tras ellos, la puerta de su habitación abrirse. Estaba acostada de lado, por lo que tuvo que girarse para descubrir lo que pasaba: Justin presentándose en su habitación. Sintió un cosquilleo que la alivió.

Lo había estado esperando.

«JUSTIN»

No volvería a huir. No otra vez. Estaba dispuesto a usar la única arma que le quedaba: su verdad. Tenía el permiso de Jess para contar la historia. Habían aceptado oír su testimonio. Por lo tanto solo le quedaba sentarse y hablar. Pensar sobre eso lo ponía nervioso, más que nada porque lo oiría una pequeña multitud de personas que no conocía, que además iban a cuestionarlo.

Pero no escaparía. Lo enfrentaría todo, como debió hacerlo desde un principio. Aún sabiendo que corría riesgo de quedar involucrado.

Clay dormía y él seguía desvelado, intentando callar todas las voces inseguras en su cabeza. Había tres formas de callarlas: dormirse -lo cual le estaba costando-, ir por heroína o ver a Lucy. Entonces no resistió más, salio de la habitación y se escabulló en la de la castaña, quién estaba despierta y se sentó cuando lo vio entrar.

—¿Tampoco puedes dormir?— preguntó ella, mientras Justin se aproximaba y se sentaba a una orilla de la cama.

—Están pasando demasiadas cosas por mi cabeza— dijo sincero.

—Tienes que dejar de pensar— aconsejó la castaña.

—¿Como hago eso?— cuestionó incapaz de conseguirlo.

Lucy no tuvo la habilidad de encontrar respuesta. El silencio reinó y se miraron durante un instante, en el cual Justin apreció la cercanía para percatarse de lo mucho que le gustaba lo que veía: Lucy llevaba una ligera remera de tirantes y el cabello suelto. Sus pestañas naturalmente curvas acompañaban sus ojos color chocolate que lo contemplaban con amor. Ya no podía resistirse.

La besó. Al principio con calma, luego se intensificó. La besó como si no quisiera perderla nunca. Lucy se inclinó para permitirse estar más cerca, mientras Justin paseaba sus manos lentamente por debajo de la camiseta, acariciando por primera vez su piel.

Seguía besándola, cuando percibió como la chica sostenía el borde de su remera y se separó, permitiendo que le quitara aquella prenda. Lucy acarició su cabello, bajó por el cuello, llegó hasta los hombros. Cada toque lo encendía más.

Sus labios volvieron a los de ella e hizo que se sentara sobre él, aumentando la eléctrica y ansiosa sensación. Sus manos ya no se colaban por debajo de la camiseta, porque se deshizo de ella en cuanto Lucy le dio la oportunidad.

Cuando dejó su boca para dirigirse a su cuello, lo hizo con una provocativa lentitud, consciente de lo excitada que se ponía cuando él hacia aquello... Lucy inclinó la cabeza hacia un lado, cerrando los ojos mientras disfrutaba.

Maldita sea. La deseaba tanto.

«LUCY»

Sentía que había perdido el control.

Y le encantaba.

Nunca había sentido así... Tanta intensidad. Nadie había sido capaz de proporcionarle todas aquellas sensaciones.

Justin se movió para dejarla caer sobre la cama y entonces, empezó a bajar desde su cuello hasta sus pechos, los cuales también besó, haciéndole sentir una marea de cosquillas que la estremecieron. Cerraba los ojos y apretaba sus labios para suprimir cualquier jadeo... No olvidaba donde estaban. Pero en aquel momento no importaba demasiado.

Cuando él volvió a sus labios, pudo sentir su ropa interior rozando contra la de él. Lo sintió tan excitado como ella. Con la respiración acelerada y sus manos por todas partes. Justin bajó su mano y la tocó, haciendo que se retorciera de placer.

Lucy se separó mordiendo ligeramente el labio inferior de Justin y extendió su mano hasta la mesita de noche. Abrió el cajón y sacó un pequeño envoltorio, él sonrió con picardía al darse cuenta que Lucy lo había estado deseando.

Estaba lista para sentirlo dentro de ella. Lo ansiaba con fuerzas.

Lo observó a los ojos decidida y se lo entregó, esperando que el chico se lo colocara. Cuando él lo hizo, volvió a sentir sus manos cerca de su intimidad, esta vez para quitarle la única prenda que le quedaba, movimiento que aumentó sus ansias.

Justin regresó a besarla justo antes de empezar a entrar en ella. Se prendió a sus labios porque los deseaba... Y porque los necesitaba para acallar sus gemidos, para ahogar los del chico, para impedir que los oyeran.

Él fue con cuidado al principio, pero al sentir como encajaba perfectamente en ella, incrementó el ritmo de sus embestidas. Lucy se aferró a su espalda. La acariciaba. Hundía sus dedos con desesperación y placer al mismo tiempo. Se dejó llevar. Y se perdió cuando nació en su interior algo que se asemejaba a miles de fuegos artificiales a punto de explotar dentro de ella.

Hasta que explotaron en los dos al mismo tiempo.

Le dio un último beso antes de sonreír satisfecha y exhausta sobre sus labios. 

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bueno, de este momento importante les comenté en el capítulo anterior. creo que era una de las cosas más esperadas, así que intenté escribir lo mejor posible. 😋

ojalá les haya gustado 😍💗🧡💖🌻

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