capítulo 29.
«JUSTIN»
Trató de mantener la calma mientras se acercaba a Clay que lucía decidido a utilizar el arma, sin comprender de donde le había sacado. Las circunstancias habían sido tan crueles que convirtieron a Clay Jensen, un chico que jamás causaría daño a alguien, en una persona que consideraba utilizar un arma.
—Clay, ¿qué haces? ¿Dónde conseguiste eso?
—Sal de mi camino, Justin.
—Clay, es una locura— trató de frenarlo.
—Nadie hará justicia por ella— murmuró, intentaba seguir caminando.
—Vamos, ¡oye!
No sabía como detenerlo. Clay levantó el arma, y lo apuntó. Justin elevó las manos, indicando que no presionara el gatillo.
—¡Vete!— le exigió, pero Foley no estaba dispuesto a dejarlo ahí.
—Hablé con Jessica. Quiere que declare— resaltó esperando que eso lo hiciera echarse atrás.
—Es mentira.
—Te lo juro. Me dijo que sí.
—¿Huirás o tendrás una sobredosis otra vez?— cuestionó. Clay no le creía.
—Clay, por favor— pidió una vez más.
—No puedo contar con nadie. Debo hacerlo solo.
—No debes hacer esto. Lo hundiremos mañana— dio por seguro, confiando en que su testimonio funcionaría.
—Debo hacerlo ahora.
—¿Por qué?— no comprendía por qué no era capaz de esperar un día más. Solo un día más.
—Por Hannah.
—Escucha, Clay, sé que la amabas pero ya no está. Entrar ahí y herir a Bryce ahora no la traerá de regreso. Está muerta.
—¿Como la callo? No para— pronunció Jensen sonaba desesperado. A punto de explotar. Todo su cuerpo lo indicaba.
—¿Callar a quién? ¿A quién, Clay? ¿De qué hablas?— indagó perdido. —¡Clay!
Y entonces, el pelinegro se llevó el arma la cabeza y Justin sintió una enorme impotencia que le oprimía el pecho. Era malo consolando a la gente, no servía ni siquiera para encontrar una razón que pudiera convencer a Clay de detenerse.
—Clay, por favor. Ya basta. Dame la pistola— dejó de pensar y fue sincero. Estaba exhausto. El corazón se le había acelerado como si hubiera corrido kilómetros.
—Clay— Lucy salió del auto, también afectada. —No vale la pena que hagas esto. Tú vida vale más— también le habló con honestidad. —Me tienes a mí. Lo tienes a Justin. A tus padres, a Tony. Suelta el arma.
Fue cuando Lucy finalizó su oración cuando la puerta de la mansión se abrió y apareció Bryce, que los miró frunciendo el ceño.
—¿Qué diablos es esto?— cuestionó.
—Callate, Bryce— le ordenó Lucy quién en ese instante solo le preocupaba su amigo.
Clay, que había bajado el arma, la soltó cuando Justin se acercó y se la quitó, trayendo un enorme alivio.
—Entrarás, te servirás otro whisky y olvidarás que vinimos ¿entendido?— apuntó a Bryce para que siguiera sus ordenes. Lucy se metió al auto y él acompañó a Clay a que hiciera lo mismo.
—Supe que presentarán un testigo nuevo. Por casualidad, ¿no serás tú?— Walker lo cuestionó. Estaba inquietado porque sabía que si Foley hablaba, realmente estaría en problemas y ya no sería fácil esquivarlos. —Deberías estar más asustado de lo que estás.
—Bryce, no tengo nada que perder— lo miró con seguridad. —Eso me hace peligroso.
«LUCY»
Aún sentía una sensación que se asemejaba a su corazón saliéndose de su pecho. A pesar de que Clay ya estaba a salvo, sentado en el asiento de co-piloto y ella, detrás. Justin manejó la situación casi de forma impecable. Eso la había tranquilizado.
Extendió su mano hasta tocar con cariño el hombro de Jensen, como forma de expresar su apoyo.
—¿Estás más tranquilo?— se aproximó hasta verlo de perfil. —Deberías llegar a casa y descansar, Clay.
Él asintió.
—Estoy bien, Lucy.
Justin que conducía, interrumpió.
—Demonios— maldijo en voz alta.
—¿Que pasa?— preguntó Clay.
—Nos siguen.
—¿Estás seguro?— volvió a indagar Jensen. Mientras tanto, Lucy se había volteado para ver la carretera. Era cierto, los seguían.
—Tienes razón. Nos están siguiendo— afirmó temerosa.
—Lo perderemos— habló Justin convencido.
—Es un Prius— expresó Clay, haciendo que la convicción de Foley sonara ilógica.
—Y yo soy muy buen conductor— resaltó sin perder la seguridad.
Lucy se echó hacia atrás en el asiento y se ajustó el cinturón. Confiaba en Justin, pero el modo en que aceleró le causó escalofríos, haciendo que sus manos inconscientemente presionaran el asiento. Cerró los ojos un instante, al mismo tiempo que Justin avanzaba y hacía movimientos con el auto, giraba, cambiaba de dirección. La castaña volvió a mirar hacia atrás luego de un rato, comprobando que no quedaba rastros del Prius.
—Lo hemos perdido— murmuró.
—Estamos a salvo— le siguió Clay, que respiró tranquilo. Quién conducía realizó las cuadras restantes y una vez en casa de los Jensen, detuvo el auto.
—¿Que demonios fue eso?— Justin sonó molesto.
—Será el que está jugando con todos.
—Bryce.
—No era su auto.
—O uno de sus amigos— a esa altura, Foley desconfiaba de todos.
—Porque declararás. Mañana— afirmó Clay, algo que Lucy no sabía. Se había enterado minutos atrás, cuando Justin lo confirmó frente a casa de Bryce. Lucy no tenía idea de como resultaría aquello, si sería bueno o malo. Pero algo por intuición la inquietaba, aún más al ver como Justin se mostraba nervioso, jugando con sus manos sobre el volante. —De verdad lo harás ¿no?
—Sí.
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Clay fue el primer en salir del auto y meterse a la casa. Lucy lo siguió y detrás Justin, aunque ella se detuvo justo frente a la puerta, aún sin intenciones de ingresar.
—Entonces, ¿si vas a declarar?— le preguntó. Él asintió, esquivando su mirada por algún motivo que Lucy desconocía. —¿Qué es lo que está mal, Jus?
—Ya sé que estoy haciendo lo correcto— dijo. —Pero se sigue sintiendo mal. No lo sé. Voy a sentarme a declarar, pero ¿y si no alcanza? ¿si no sirve de nada?
Lucy lo contempló, tratando de entender sus inseguridades.
—Lo que pase después no es algo que tú puedas manejar— le recordó. —Al menos sabrás que hiciste todo lo posible por ayudar— agregó y dio un paso adelante, para tomar su mano. —Quiero estar ahí mañana, para apoyarte. Pero solo si tú quieres.
—Sí, Lucy. Quiero que estés ahí— expresó convencido y ella rompió la distancia dándole un beso en la mejilla para luego entrar.
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Capítulo corto, pero solo porque el próximo va a ser más largo y se viene algo muy importante (ya van a ver) 😍💗🌻
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