capítulo 17.
«JUSTIN»
De pie, Justin se balanceó levemente hacia los lados, señal de que estar pasando por aquella situación lo ponía nervioso, porque todos a su alrededor lo observaban y se disponían a escucharlo. El hecho de que todos en la sala tuvieran puesta la atención en lo que él diría lo intimidaba. Estaban expectantes, esperando que el iniciara a hablar.
—Bueno, puede que les resulte extraño que hable de una amiga porque todos aquí hablaron sobre sus familias, pero la realidad es que no conozco a mi papá y mi mamá... No lo sé. No la he visto en mucho tiempo;— se encogió de hombros con una diminuta sonrisa un tanto amargada, que empezó a desaparecer cuando sus pensamientos cambiaron. —de todos modos, Lucy es como mi familia. Ella... Yo era un desastre cuando ella volvió y podría haberme ignorado, pero no lo hizo, me ayudó y se quedó conmigo. Luego yo me comporté como un idiota y no supe estar a su lado cuando más me necesitaba— admitió. Se tomó un momento para seguir y luego de carraspear, retomó el habla. —Toda mi vida me sentí menos que los demás, que no importaba cuanto hiciera, nunca alcanzaría. Pero entonces ella me hizo sentir que era suficiente e importante. Y cada vez que me sonríe es como... Como si pudiera ser capaz de lograr cualquier cosa— los ojos se le iluminaron. Nunca había dicho a nadie aquellas cosas en voz alta... Sus verdaderos sentimientos. —Sin ella hoy no estaría aquí— agregó y tras un breve silencio, los aplausos se despertaron y volvió a su lugar, habiendo cumplido con lo pedido: hablar de la persona más importante en su vida.
—Eso fue hermoso, Justin— lo felicitó la mujer que guiaba las charlas. Él simplemente asintió, agradeciendo el cumplido y otra vez se reprochó en silencio el haber sido tan tonto al arruinar las cosas.
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«LUCY»
Inmovilizaba por la curiosidad, Lucy se olvidó de sus principios y se quedó escuchando. Tuvo incluso un presentimiento que le dictaba quedarse ahí. Y no se equivocó; escuchó algo que sonó como música para sus oídos. Fue sentir que realmente le importaba a Justin y que estaba arrepentido de haber hecho las cosas mal.
Los ojos se le cristalizaron pero se esforzó por contener las lágrimas, mientras giraba para irse en dirección al estacionamiento. Se acercó al auto para esperarlo, apoyando parte de su cuerpo sobre el capó, preguntándose si tenía que decir lo que había oído o simplemente guardárselo.
Minutos después, la figura de Justin asomó.
—¿Lucy?
—Hey— se aproximó a saludarlo, no pudo evitar darle un beso en la mejilla mientras lo veía con cariño.
—¿Qué estás haciendo aquí?— él se veía sorprendido, pero de una forma buena. Le alegraba verla.
—Clay me pidió que viniera— explicó. —Tyler... Decidió entregarse. Estaba ocupándose de eso— agregó.
—Un problema menos— dijo aliviado. Ella asintió y se le quedó mirando como boba, no podía olvidar lo que escuchó minutos atrás. Las palabras resonaban una y otra vez en su cabeza. —¿Vamos?
—Sí, yo... Justin...— volvió a pelear internamente. Él se detuvo y se dispuso a escucharla.
—¿Hay algo que quieras decirme?
—No. Nada— se desentendió, tomando el camino hacia la puerta del piloto. —Vamos.
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Después de conducir algunos minutos en silencio, Lucy se detuvo frente al puerto. La cara de confusión de Justin expresó su poca comprensión de lo que pasaba, ni siquiera imaginaba que la castaña lo había oído.
—Justin, yo... ¿Podemos salir de aquí y hablar afuera?— pidió. No le gustaba el auto para tener una conversación. Era cerrado; pequeño. No podía aproximarse o tomar distancia.
—Claro— accedió, bajando. Ella hizo lo mismo. —¿Es algo malo, no? Ya lo sé. Hay malas noticias— murmuró con pesimismo mientras caminaban hacia la orilla.El lugar se veía aún más bonito cuando la gente escaseaba. Prácticamente estaban solos, a excepción de los barcos que navegaban en la lejanía.
—No te adelantes— a Lucy le causó cierta gracia su resignación. —Para mí es algo bueno— se giró sobre sus talones, poniéndose frente a Justin. —Espero... Espero que no te molestes ¿sí?
—Sé más clara, Lucy. Por favor. Tu secreto me está matando— exagero, haciendo que la castaña volviera a formular otra sonrisa.
—Bien. Te escuché. Escuché lo que dijiste sobre mí en la charla— largó.
—¿Qué? ¿Me estás espiando? ¿Te lo pidieron los Jensen?
—¡No!— dijo a la defensiva. —Escuché por casualidad. Entré a buscarte y bueno... Estabas hablando. Lo oí todo— miró al suelo y luego tomó el valor para encontrarse con sus ojos color mar. —Sé que dije que quería estar sola. Pero ahora sé que lo nuestro es algo que tiene que pasar... Y no quiero seguir evitándolo. No quiero seguir evitando lo que me pasa.
Justin asintió, correspondiendo cada pensamiento. Tragó saliva, perdiéndose en Lucy.
—¿Crees que podemos empezar de nuevo? Intentarlo otra vez— mencionó casi suplicando. Llevaba tanto tiempo esperando tal oportunidad. —No hay otra cosa que quiera más en el mundo que estar contigo, Lucy.
La chica se acercó, corrompiendo la distancia al enredar los brazos alrededor de su cuello. Se puso en puntas de pie, porque Justin le ganaba en altura y le sonrió; sintiéndose plena.
—Claro que podemos— pronunció decidida. —Lo intentaría mil veces contigo, si fuera necesario— dijo con un deje de diversión, causando que el contrario elevara la comisura de sus labios y cuando la atrajo por la cintura, capturó sus labios en un beso que siempre estuvo ahí, oculto, pero que finalmente tenía lugar y tiempo.
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Estacionó el auto frente a los Jensen; casa también de Justin. Lo miró con complicidad, sabiendo que las cosas ya no serían las mismas. Ahora todo iría mejor, así lo sentía.
—¿Segura que no quieres pasar?— la invitó, pero la castaña se vio obligada a negarse.
—Tengo que estudiar. Y tu también deberías... Hay examen mañana— le recordó.
—En ese caso, necesito que me expliques algo— mintió, siendo solo una excusa para pasar más tiempo con ella. Lucy rodó los ojos.
—Eres inteligente, Justin. No necesites que te explique nada. Y de todas formas, tienes a Clay.
—Bien, pero necesito pasar más tiempo contigo— admitió que solo usaba excusas.
—Ya tendremos tiempo. Paciencia— prometió Lucy, que prefería tomárselo con calma. —Vamos. Ve a estudiar— fingió darle una orden.
—Nunca dejarás de ser mandona— la molestó.
—Probablemente nunca— admitió, al mismo tiempo que se inclinó a darle un beso, para luego verlo salir y meterse a la casa. Suspiró, volvió a sonreír como tonta. Quería incluso gritar porque las típicas mariposas hacían cosquilla al revolotear alteradas en su estomago.
Esperaba que no se detuvieran nunca.
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bueno, me inspiré y escribí este capítulo que quedó precioso (creo, ahre).
ojalá les haya gustado, las coas se están encaminando FINALMENTE entre Lucy y Justin💓
voten y comenten por fa, se lo agradezco mucho💛🌻
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