22 weeks to go.
—No me importa que estés moribundo, Kai. Voy a cobrarte muy caro por esto.
No iba a mentir; para Kai era un alivio que Sunoo siguiera siendo el mismo después de la noticia. Jungwon lo seguía golpeando cada vez que salía con sus comentarios imprudentes y esa dinámica lo llenaba de un sentido de normalidad bastante común para él por lo que no se quejaba.
Lo que no era normal venía a ser que sus dos amigos estuvieran subiendo sus dos pesadas maletas en un edificio tan defectuoso que no constaba de un ascensor funcional, por lo que sí o sí debían subir escaleras, hasta un quinto piso.
Para ponerlos en contexto, sí habían logrado obtener la dirección de Choi, aunque les había tomado dos semanas porque, al parecer, Nishimura Riki era un ser taaan ocupado que no podía contestar mensajes. Sí, eso y que pasaba tanto tiempo encerrado con su consola que obviaba por completo los intentos de los demás seres humanos para encontrarle o dar con su persona. Jungwon, más ansioso que Kai con el tema de estar acabándosele el tiempo, se tomó la molestia de ir personalmente al hogar de Nishimura y ofrecerle dos videojuegos a cambio de la dirección de su compañero de LoL.
El menor se la dio a cambio de la condición de que no lo delataran como chismoso porque, aparentemente, Yeonjun hyung era su compañero de baile y no quería que se decepcionara de él por andar de lengua suelta.
Yang aseguró su promesa y se fue con el papelito en mano para dárselo a Kai.
El ahora castaño realmente no había planeado aparecer frente a la puerta de Beomgyu con todas sus cosas, pero todo su plan cambió cuando recibió una llamada de su hermana menor, Bahiyyih.
—Yah, feto. Estoy ocupado-...—quiso mentir para no tener que hablar con ella.
Valía más una mentira pequeña que una grande, en especial si hablamos de la persona favorita en el mundo para Huening. Si Bahiyyih lo sentía raro y le preguntaba qué pasaba, no podría mentirle por mucho tiempo.
—Dime que no es cierto.
Al parecer tampoco tenía que hacerlo.
—No es cierto.
—¡Encontré los exámenes, oppa! —Huening quiso maldecir. Al parecer su noona no había escondido los resultados en un lugar muy discreto—. Yewon unnie y Lea unnie me dijeron que no te harás tratar, ¿no es cierto, verdad? Dime que no lo es.
Kai suspiró, perdiendo su mirada en la ventana con el objetivo de distraer sus lágrimas. ¿Cómo se supone que le mentiría si ella ya lo sabía?
Fácil: no lo hacía.
—Es cierto, Hiyyih.
—¿Por qué...? —ella ni siquiera pudo terminar de hablar porque empezó a llorar y Kai sintió su alma destrozarse un poco más por cada segundo.
—Es complicado.
—¿Cómo va a hacer complicado, oppa? Si te enfermas, vas, te hacer tratar, te recuperas y ya. No es complicado.
—Hiyyih, no hagas esto. Ya tomé una decisión.
—¿¡Una decisión!? ¿Oppa, acaso quieres morir? —Bahiyyih nunca le gritaba a nadie, pero siempre había una primera vez para todo—. ¡No es tiempo para tus bromas suicidas! ¡Debes hacerte tratar!
—Cuando seas grande vas a entenderlo.
Quizás el recordatorio de que él no iba a vivir lo suficiente para verla crecer enfureció a su dongsaeng, porque la menor pareció causar un golpe seco a través de la línea.
—Pura mierda.
—Hiyyih...
—Voy para allá.
Así fue como Huening desapareció de su departamento.
Se quedó durmiendo en el departamento de Sunoo y Jungwon hasta el siguiente y le pidió a sus amigos que faltaran a clases para ayudarlo a recoger sus cosas más importantes. Iba a ser descarado de su parte buscar a su viejo amigo y encima pedirle que le diera posada, pero debía quedarse en un lugar donde sus hermanas no pudieran encontrarlo o acabaría arrepintiéndose de su decisión.
Eso los había llevado hasta ese momento.
—T17... T18... ¡T19! —exclamó el azabache a sus amigos que apenas estaban entrando al pasillo con las maletas. Debía darles fuerza de alguna forma, ¿no?—. Ya llegamos, flacuchos. Aún jalan hasta acá, vamos.
Casi pudo oír el humo salir de las orejas de Sunoo cual tren de carga.
—Si crees que es tan fácil, ven y hazlo. —el ceño fruncido del azabache casi lo hace reír, lo cual era algo nuevo teniendo en cuenta los sucesos de los últimos días—. Cierto. No puedes. Te estás pudriendo por dentro.
—¡Sunoo hyung!
—¿Cuál Sunoo hyung, Wonie? ¡Me arden los brazos y estoy sudando! —se quejó Kim como niño pequeño—. ¡Y yo odio sudar!
—Tal vez si dejaras de hacer esfuerzo con la boca te cansarías menos. —Kai sugirió burlón.
La mirada fulminante se veía venir.
—Cállate antes de que te de un puñetazo en las tetillas. —gruñó el azabache y Huening hizo un ademán de cerrar su boca con un cierre, fingiendo falsa inocencia.
Jungwon no podía dejar de observarlos confundido; su humor era demasiado oscuro y su amor muy pastuso.
—Ustedes dos son raros. —puso los ojos en blanco el menor y se pasó a su novio para llegar con su hyung de cabello marrón.
Podía ver que Huening seguía lanzando miradas fugaces al timbre y, asumiendo por su insistencia de no tener tiempo que perder, decidió él mismo tocar el timbre para que el mayor no desperdiciara más tiempo, valga la redundancia.
Huening lo miró como si hubiese asesinado a alguien:— ¿Won, estás loco?
—Nos tomó mucho venir hasta aquí y tú no ibas a hacerlo, hyung. —se encogió de hombros el menor—. Tómalo como un leve empujón.
¿Empujón de dónde? ¿Un barranco?
La puerta no tardó en ser atendida; no obstante, no era la —no— bienvenida que Kai se estaba esperando, al menos no una común. Es decir, nunca se le pasó por la cabeza ser recibido por un cansado, pero bastante conocido, hyung de cabello rubio, bostezando y vistiendo una bata de dormir a las dos de la tarde, mientras que, detrás de él, se desenvolvía un familiar, y a la vez extraño, forcejeo, entre sus otros dos hyung; el pelirrojo, Choi menor, trepado en la espalda de uno de sus novios, gritándole y jalándole los cabellos, mientras que el otro, el azabache Choi mayor entre el trío, se tropezaba con todo a su paso, sacudiéndose para quitar a su pequeño demonio de encima y sosteniendo lejos de su alcance lo que parecía ser un mando de consola.
Supongo que Yeonjun había llegado a un límite después de ver a su novio pelirrojo sentado frente a ese escritorio por dos días seguidos, sólo levantándose para comer e ir a descargar sus necesidades al baño.
—¡Beomgyu, juro por Dios que si no dejas ese maldito aparato y no te bañas en este mismo instante, voy a tirarlo por la ventana!
—¡Solo un vejestorio llamaría a una PS5 un aparato! —ah, Beomgyu seguía siendo igual de ruidoso y contestón que siempre—. ¡La consola ni siquiera es tuya, es de Soobin! ¡No creo que vaya a gustarle que la destroces!
—¡Ya les dije que no me metieran en sus peleas! —alcanzó a responder el susodicho en medio de su bostezo, tomándose la libertad de estirarse para poder encarar a sus visitas. Y menuda grata sorpresa que se llevó cuando finalmente les prestó atención.— ¡Yah, son Jungwonie y Kai!
Un golpe seco se escuchó detrás de los mencionados y ambos alcanzaron a esbozar una mueca —ambas acorde a sus personalidades— al darse cuenta de que Kim había caído al suelo junto con la maleta; ni siquiera debían girarse para mirarlo, ya lo sabían.
—Y Sunoo también. —se introdujo a sí mismo el azabache menor a sus pies.
Soobin solamente había reído levemente y dirigido su mirada hacia el castaño con la sonrisa más grande del mundo plasmada en su rostro; no había visto ni sabido nada de su dongsaeng desde hace tres años. Muchos eran los días en los que Soobin se preguntaba qué era de su vida o si estaba bien.
—¿Qué hace ese bastardo aquí? —al parecer la mención de dicho dongsaeng había sido suficiente para que Beomgyu se olvidara de la infantil pelea que estaba teniendo con su novio mayor y se quitara de su espalda para encaminarse hasta la puerta con su mejor cara de pocos amigos y los brazos cruzados.— En verdad no tienes vergüenza, Kamal.
Kai quiso maldecir por lo bajo.
Se había olvidado de ese pequeño detalle: Choi Beomgyu odiaba sus entrañas.
estoy deprimido así que aquí les va otro capítulo de back to u.
si hiciera un edit del tyunning de este fic y lo subiera a tiktok, ¿lo verían? es que ando con ganas de hacerlo, pero mi cuenta está algo muerta.
descansen, besties, y gracias por leer.
—m.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top