Trío de guapos
Halley Hermione Malfoy sabía perfectamente que los sueños son la proyección de los deseos. ¿Ella deseaba tener un hermano pequeño? Por supuesto que no, se vio a si misma siendo una pequeña de tres años corriendo por el pasillo de una casa muggle, Scorpius de cuatro años iba tras ella. ¿De quién era esa casa? ¿Podría ser posible que fuera el primer hogar de casados que su padre compartió con su madre? La casa completamente muggle de la que alguna vez comentó. Observó cada detalle de aquel hogar... había retratos de sus padres, en los cuadros estaban los veía en los días de su boda, en compañía de una pareja madura ¿serían sus abuelos muggles?
Escuchó el llanto de un bebé, así que tuvo que ir por el pasillo donde desapreció su versión miniatura.
— Nació nuestro hermano — Scorpius se mostró muy emocionado.
— Helmana, debe sel una niña — Escuchó su voz infantil. Recordaba que tardó mucho en decir la "r".
Halley sonrió, era en verdad adorable a los tres años, esperó unos minutos entonces la puerta de la habitación se abrió. — Papá — Dijo al ver a un Draco de menos de 30 años, pero él no la escuchó y mucho menos la vio.
Sostenía un pequeño cuerpo envuelto en mantas. — Saluden a su pequeño Hermano, Hermes Orión. — Se arrodilló ante ellos para que pudieran observarlo.
Scorpius como es natural se acercó para verlo — Me encanta.
Aquel bebé tenía el cabello castaño y los ojos de grises. El corazón de Halley sintió una extraña necesidad de protegerlo, su versión miniatura no se había acercado ni un solo milímetro.
— Princesa, ven a verlo — La llamó su padre usaba un tono de voz tan dulce, que era completamente diferente al que usaba el Draco de 15 años — él es lo opuesto a ti y a tu madre.
— ¿Opuesto? — se aproximó para observarlo. — Es lindo.
— Hermes es el masculino de tu nombre. — Su padre estaba siendo amoroso, quería ver los ojos amorosos de su padre.
— ¿De Halley? —Preguntó Scorpius
— No, me refiero al nombre Hermione — Explicó.
La pequeña Halley se dedicó apreciarlo. — Se parece a mamá. Es lindo — Besó la sonrosada mejilla.
Dejó de escuchar la conversación para adentrarse a la habitación de la que su padre salió, vio a su madre siendo arropada por una mujer pelirroja y regordeta. ¿Era ella la abuela de James? Aunque no tenían ningún lazo sanguíneo.
— Tengo miedo, Molly. — Le escuchó decir a su madre, dio unos pasos para verla de cerca. — No quiero que esa ley de matrimonio se apruebe. No quiero alejarme de mis hijos.
— Huyan de Inglaterra — la señora le sostuvo de las manos. — Hagan los mismo que George y Angelina, antes de que sea demasiado tarde.
— Voy a convencer a Draco. — La vio quedarse dormida.
Abrió los ojos sobresaltada. ¿Fue todo aquello una pesadilla o un recuerdo? Se sentó en la cama rápidamente, sostuvo su rostro entre sus manos. Al parecer estaba recibiendo repuestas a preguntas que no formuló hasta ahora ¿Su futuro estaba cambiando? Soltó un quejido de frustración.
— Kreacher se pregunta si se encuentra bien, señorita Cissy — Se asustó al oírlo, mas al mirarlo tuvo la visión de un James de cuatro siendo perseguido por ese elfo. — ¿Ama Cissy?
— ¿Cissy? — Repitió ella, se sentía confundida e incapaz de decir algo coherente. — Yo... Tengo que vestirme.
— Kreacher le ha preparado la ropa y la bañera. El amo Sirius la espera para el desayuno. — Dicho eso desapareció dejando a la bruja cas desconcertada.
Por su parte Sirius estaba sirviéndose té. Durante la madrugada había escuchado el grito de Hazel-Grace, sintió deseos saber qué ocurría y lo mejor que se le ocurrió fue llamar a Kreacher para enviarlo. El elfo le dio la noticia de que la "señorita Cissy" solo estaba teniendo pesadillas. Aquel comentario le hizo creer que aquel viejo elfo por fin perdió la cabeza. ¿Cómo aquella niña castaña iba a parecerse a su prima?
Minutos más tarde ella apareció en la cocina con el cabello recogido en una trenza. — ¿Narcissa! — Preguntó exaltado.
Sí, Halley Hermione se parecía a su abuela paterna, pero ella no estaba al tanto para nada. Se suponía que era la "clásica belleza" de los Malfoy, pero al parecer era toda una Black.
— Soy Hazel-Grace Lancaster — Corrigió tocándose el cabello que inesperadamente durante la noche regresó a su color natural. Al parecer el tinte muggle era barato y simple.
— Eres rubia —Afirmó Sirius.
— Mi padre lo era — Pensó en inventar una mentira. — Mi padre me abandonó y su única herencia fue esto — Señaló su cabello — Lo odio y prefiero tener el cabello de cualquier color. Voy a Limpiar la casa, este lugar parece un muladar.
— Sí, Kreacher no limpia...
— Usted tampoco, abuelo. — Decidió molestarlo. — Así que lo haré yo y más tarde daré saldré a pasear con canuto.
Halley solía limpiar siempre que tenía la mente llena de ideas y esta vez se estaba cuestionando sobre su sueño.
Scorpius sentía vergüenza, ni siquiera podía ver a la cara a Hermione. ¿Cómo pudo dejarse llevar por esas emociones de tal manera? Decidió que era mejor saltarse las clases y desayunos por un par de días. Eso estaba haciendo por más de una semana, se sentía feliz de no verle la cara a Severus Snape que parecía odiarlo a muerte. Era claro que ya sabía de su procedencia, Dumbledore no iba a guardar tal secreto por siempre.
Se recostó a la sombra de un arbusto. ¿Por qué su vida estaba siendo malditamente difícil? Ni siquiera cuando era estudiante de Hogwarts estaba siendo perseguido por las señoritas, se alejaban en cuanto sabían que él iba a convertirse en sacerdote, pero en los 90s más de una se le estaba insinuando con la clara intención de hacerlo "cambiar de opinión".
— De rodillas siempre te perseguiré. Te lo prometo hasta el fin de los tiempos — Al igual que su hermana, Scorpius cantaba, pero lo hacía antes de dormir ya que era su manera de confortarse a sí mismo. — Si me dejas en la mañana tendré un corazón solitario, si no encuentras otra razón para quedarte entonces sé que siempre tendré un solitario, solitario, solitario corazón. — Bostezó y cerró los ojos, estaba listo para dormir.
—George, te lo dije, Hyperion se canta a si mismo antes de dormir. — Era la voz de Fred.
— ¿Me estaban espiando? — Preguntó un tanto adormilado, ni siquiera se molestó en mirarlos.
— Nos preguntábamos si te has rendido con los E.X.T.A.S.I.S — Fred se sentó junto él.
Scorpius sonrió para sí, en sus años de colegio nunca se rindió con los malditos E.X.T.A.S.I.S, fue el mejor estudiante gracias al giratiempo que le brindó el ministerio. Aprobó las materias con un Extraordinario, a excepción de DCAO que la pasó con un mísero Aceptable. Su madre hubiera estado muy orgullosa de sus logros, no como Astoria que se burló de él por no dominar las artes oscuras e incluso lo castigó físicamente.
— Solo tengo confianza. Los puedo pasar con los ojos cerrado. — Abrió los ojos para ver a los pelirrojos que estaban junto a él— Pero ustedes no quieren saber eso, hay algo que quieren preguntar y están siendo minuciosos con sus palabras... Los conozco y siempre son más bien impetuosos.
—Hyperion, siento que hablo con un Slytherin. — George trepidó tras decirlo — ¿esa era tu casa originalmente, cierto?
— Me han atrapado un poco tarde ¿no creen? — cuestionó a los gemelos con una sonrisa cargada de ironía. — No los culpo, suelo ser un corderito inocente la mayor parte del tiempo. Le pedí al sombrero ser Gryffindor, de esa manera no se burlarían si un Slytherin decía que anhelaba ser un sacerdote.
— Exacto, lo curioso es que una Slytherin regó la noticia. — Fred lo abrazó. — entre nos, ¿Por qué quieres ser un sacerdote? ¿te engañó una mujer o algo así?
— No ha nacido mujer para mí — Repitió lo que le dijo a Pansy. — Mi amor hacia Dios es más grande, no hay nada que me haga dudar de mi deseo. En cuanto mi hermana se case ingresaré a un seminario.
— ¿Es él un buen hombre? — Fred sintió cierta molestia en su pecho, unos malditos celos que eran más fuertes de los que alguna vez sintió al ver a Angelina con alguien — Dijiste que era un rebelde.
— La mayor parte del tiempo parece uno por su manera de vestir, tiene un sentido del sacrificio admirable. — Miró a Fred a los ojos — él daría la vida por mi hermana sin dudarlo. Todo lo que él hace es por mi Halley. No te preocupes por ella, ambos se aman.
— ¿Qué yo me preocupo por ella? — Preguntó asombrado. Más recordó que estaba frente a un posible Slytherin. — Lo hago y me gusta, pero es tarde ¿cierto?
— En efecto, pero te puedo asegurar que ella valora tu amistad. Así que mantente con vida por ella. — Se puso en pie. — Tengo clases en Cuidado de Criaturas Mágicas, muero por conocer asistir a clases.
— Ni siquiera te hemos preguntado lo que en verdad deseamos. — George miró ceñudo a su gemelo.
— En verdad me gustaría ayudarlos con Sortilegios Weasley, pero mi salud pende de un hilo cada que me dan de sus inventos. — Se alejó lentamente.
Fred lo regañó — No mientas.
— No te toca esa clase. — George continuó — Hace varias noches atrás te vimos llorar en compañía de Malfoy y...
— Hermione... Sí lo hice — Se dio la vuelta y regresó a ellos. — ¡No le digan a nadie! ¡haré lo que quieran!
— No íbamos a pedirte tal cosa, pero ya que insistes aceptamos. — Fred le dio una sonrisa divertida que se esfumó rápidamente — Solo deseemos saber porque lloraste esa noche.
— Yo... Tengo que matar a alguien y eso va contra mis votos. — Respondió con sinceridad ¿para qué ocultarlo? No le iban a creer de todas maneras — Debo hacerlo ya que de ello depende mi futuro.
— ¿Te refieres a que tienes un duelo a muerte? — George se mostró atónito.
— Sí, debo salir vencedor para que todo mejore en mi vida como en la de mi hermana. — Vio la expresión perpleja de los gemelos — ¿Se lo creyeron?
La risa de Scorpius hizo que los gemelos compartieran una mirada de complicidad, eran unos bromistas profesionales y sabían cuando alguien no estaba realmente feliz.
— Nos engañaste. — Mintió Fred. — Chico malo, por ser un Slytherin nos ayudarás en nuestro castigo, vas a limpiar la lechucería con nosotros.
La risa del rubio desapareció de inmediato, para escuchar la de los gemelos.
— Hyperion, por pasarte de gracioso ahora vamos a ser el trío de guapos — Fred lo sostuvo por los hombros — Te vamos a presentar a todas las señoritas de solteras de Hogwarts.
— Tengo predilección por las pelirrojas — Lo dijo una sonrisa socarrona. — Preséntame a tu hermana.
— No Baxter. Esta vez no te saldrás con la tuya. Vamos a ver si en verdad no ha nacido una mujer para ti. — George se estaba divirtiendo al ver la expresión de susto del rubio. — Si te niegas le diremos a todos que estabas llorando en brazos de Malfoy.
— Teniendo amigos como ustedes no necesito enemigos.
Los gemelos resultaban ser excelentes personas y estaba seguro que los extrañaría en cuanto regresara al futuro. George no sonreiría como ahora si Fred llegaba a morir.
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