Sobre DCAO y un Weasley
James sonreía suavemente mientras bebía de su té — la poción multijugos — a la vez que observaba como sus estudiantes iban llegando sin siquiera saludarle.
— ¡Buenas tardes, profesora Umbridge! — Gritó la clase cuando hubo acabado de sentarse hasta el último estudiante.
— Buenas tardes, niños. Pensé que no tenían modales. — Soltó una suave risita, debía mantener el papel. — El ministerio cree conveniente regresar a los principios de esta clase, libros teóricos y restringir el uso de varitas.
Hermione alzó la mano — ¿Está restringido el uso de la magia? Soy Hermione Granger.
— Señorita Granger, en efecto, eso quiere el ministerio, pero yo considero que es mejor que aprendan a defenderse, tal vez en algunos años surjan actividades bélicas en las que deberán probarse así mismo. — Su mirada se ensombreció a sabiendas de la guerra— Por otra parte, tendrán que aprender en esta clase desde lo básico, puede que más de uno ni siquiera lanzar un simple expelliarmus correctamente. Los alumnos que ya sepan esto podrán ayudar a los otros.
Halley alzó la mano. — Creo que hay muchos que ya estamos avanzados, podríamos abrir un club en específico para ello e incluso añadir a estudiantes de último curso.
James sonrió para sí, justo en el momento adecuado— ¿Cuál es su nombre?
— Halley... Ma... Baxter. — Rápidamente se corrigió.
— Bien, Señorita Baxter, supongo que eso puedo considerarlo luego de evaluar que tan deficientes están las habilidades mágicas de los estudiantes de cada casa. — Miró a los Slytherin que estaban cuchicheando — ¿Hay alguien que esté en contra?
— ¡Deberíamos seguir las órdenes del ministerio! — Exclamó Malfoy. — Será una ofensa si vamos en contra de ellos.
— Entonces le gusta la teoría más que la práctica. Saque su libro y lea la página cinco y explíqueme correctamente de lo que se trate y si se aburre en el proceso hágamelo saber. — Vio como el joven rubio obedecía, tenía que convencer al príncipe de Slytherin para que no fuese de chismoso con su padre o todo se iría abajo antes de siquiera empezar. — ¿Y bien, señor...?
— Malfoy, Draco Malfoy — Alzó la mirada del libro, estaba hecho mierda esa explicación y era claro que reprobaría el TIMO — Sí, creo que estaría bien por esta vez evitar seguir al ministerio, si acepta mi sincera opinión estos libros son demasiado avanzados para los Gryffindor, así que mi casa y yo seremos bondadosos por esta vez y aceptaremos.
Más de un Gryffindor resopló era claro que deseaban responderle, pero de hacerle perderían los puntos que apenas iban ganando.
— En ese caso empezaremos con la clase. — James con su apariencia de Umbridge sacó a muchos estudiantes al frente para que le demostraran si podían efectuar un Expelliarmus.
Entonces comprobó que su futuro maestro de herbología era demasiado tímido y parecía no tener confianza en sí mismo para lanzar un simple encantamiento. Luego los mandó a sentar mientras anotaba en un pergamino.
— ¡Potter, al frente! — Llamó mientras leía el pergamino — ¡Parkinson, al frente también! — Cuando los adolescentes estuvieron delante de él les sonrió con ironía. — Según las notas mi predecesor ustedes están dentro de los tres mejores de la clase de Defensa. ¿Es cierto?
— Sí — Afirmó Parkinson con una sonrisa.
— No lo sé — Harry se mostró nervioso.
— Muéstrenme sus mejores hechizos — Ordenó.
Pansy buscó un artefacto del salón para apuntarle, eligió el cesto de basura — Devasto — el cesto explotó y luego apuntó a los trozos que salieron disparados y repitió el conjuro hasta convertir los pequeños trozos en polvo que cayó sobre las cabezas de sus compañeros.
— Impresionante, 15 puntos para Slytherin — Miró a su futuro padre — Ahora usted, Potter.
— ¡Expecto Patronum! — La luz plateada salió de la varita hasta convertirse en un ciervo que corrió sobre las cabezas de los estudiantes.
— ¡Excelente señor Potter! 15 puntos para Gryffindor— Miró a los estudiantes, que estaban muy sorprendidos. — Vuelvan a tomar asiento— espero que la pareja estuviera sentada — Ya antes he dicho que hay tres mejores estudiantes y estoy segura de que él ya sabe quién es. ¿O me equivoco? Venga aquí señor Malfoy y demuéstrenos sus habilidades.
Draco Malfoy sonrió con arrogancia. A la vez que se ponía en pie.
— Será un placer, Profesora Umbridge — El joven rubio se puso delante de todos.
Para James era claro que decir aquella mentirilla le ayudaría a ganar puntos con ese orgulloso Slytherin, solo había que reconocerlo un poco y ya no sería una molestia. — Sin más dilación, muéstrenos.
Él alzó la varita en dirección de Hermione Granger — Legeremens
Halley y James se dieron una mirada rápida que significaba ¿Por qué a ella?
Luego de 30 segundos Hermione reaccionó con furia — ¡Malfoy! ¡Eres un...! No tenías que ver eso, no tenías que usarme para demostrar...
— ¿Qué vio señor Malfoy? — Preguntó James con un tono chillón.
Las mejillas de Draco se notaban un tanto rosas, pero no era un sonrojo — Vi... yo vi a Granger en una piscina en compañía de sus amigas muggles, también vi el primer día que llegó a Hogwarts y lo de esta mañana.
— ¿Es cierto eso, Señorita Granger?
— Sí, eso ocurrió... Malfoy vio mis recuerdos y fue difícil sacarlo de ahí...— Hermione estaba completamente roja.
Tras ingresar a la mente de la castaña la vio usando un traje de baño diminuto, luego vio el día llegó a Hogwarts, ella le estuvo observando todo el rato y por último lo ocurrió esa misma mañana, ella le había visto desnudo en el baño de prefectos y se escondió de él en cuanto iba a salir semidesnudo.
Y eso lo sabía Halley debido a que era mejor con la Legeremancia que su padre. Ella era experta en magia no verbal al igual que su hermano.
— ¿Así que eres nuevo, Baxter? — George le pasó el brazo por los hombros a Scorpius que tragó grueso.
Estaba siendo conducido al interior de la torre de la sala común de Gryffindor, estaba evitando temblar de miedo, solo para mover los sentimientos de su madre accedió a estar en la casa de los valientes.
— No tanto, estoy algo usado — Respondió en un tono un tanto apagado. — Es decir, ¿Qué se les ofrece?
— Pero que gracioso eres — Fred rio por el chiste — Necesitamos de ti para un par de experimentos. — Le ofreció un dulce mientras lo hacía sentarse en uno de los sillones.
Tragó grueso a sabiendas de lo que le iba a ocurrir, estaba apunto de probar alguno de las cosas saltaclases.
Entonces vio a su madre ingresar y eso era claro indicio de que debía actuar con rapidez para lograr captar su atención otra vez, sin pensarlo más se metió el dulce a la boca y se desmayó, parecía más que muerto.
— Fred, George ¿han visto a Hyperion? Su hermana lo está buscando... — Se acercó a ellos vio horrorizada como el muchacho parecía estar muerto, su pecho se estrujó como si acabara de ver morir a un familiar — ¿Qué le hicieron?
— Decidió ayudarnos con nuestros experimentos — George le dio una sonrisa ladina.
— Iré a decirle a su hermanita que Baxter está indispuesto. — Fred sonrió, era la única manera de escapar del regaño de la Prefecta.
Fue a la entrada y vio a una hermosa y delgada rubia de ojos grises, con la túnica de Slytherin, no parecía ser una Serpiente, no tenía ese aire de superioridad, ella lo vio y sonrió con dulzura. Por primera vez en mucho tiempo Fred Weasley se quedó mudo por la belleza de una dama.
Por su parte Halley se sentía avergonzada por la mirada embelesada del hombre que en futuro podría hasta ser su padre por la edad que tendría, se negó a verlo como un posible interés romántico, eso era prohibido y al romper las barreras del tiempo todo sería una catástrofe, por muy guapo que le pareciera.
— ¿Ha visto a mi hermano? — Decidió Romper el silencio — Es Hyperion Baxter, la profesora Umbridge lo necesita, más bien necesita a cualquiera de séptimo año, por cierto, soy Halley.
— F... Fred Weasley — Tembló su voz, pero carraspeó para que no notara su ansiedad. — Así que él es tu hermano, Sí está adentro charlando con mi gemelo y la prefecta, hizo una travesura.
Halley soltó una suave risa — ¿Hyperion hizo travesuras? Pero si él es muy correcto, lo más terrible que ha hecho es comerse una rana de chocolate pasada.
— Yo soy de séptimo, así que si Umbridge necesita a alguien puedo ser de ayuda — Se acercó a ella y le tendió el brazo — ¿me escoltarías hasta el dominio de la bola rosa?
— Vamos — Lo tomó del brazo y se sintió cómoda como hacía años no se sentía en compañía de James.
— ¿Qué edad tienes, Halley? — Le preguntó mientras descendían por las escaleras donde muchos retratos murmuraban por la caballerosidad del gemelo pelirrojo.
17 años quiso decir, pero era imposible en eso caso debería estar en el mismo grado que él. — 16 años, solo que al nacer en noviembre me voy en quinto año, pero por mi físico es claro que puedo pasar por una niña de 15 — Resopló al recordar las palabras de su hermano mayor.
Fred se detuvo en medio de las escaleras — Yo no diría eso, eres hermosa y perfecta.
Las mejillas de Halley se tiñeron de rosa — Gracias por creerlo, pero sé que me falta crecer.
— Yo te veo perfecta — Continuaron bajando las escaleras hasta llegar a los pasillos.
Ninguno volvió a hablar, pero el silencio era algo que Halley detestaba le recordaba a su madrastra infernal, recuerdos en los que ella estaba escondida en un rincón de la mansión siendo abrazada por su hermano y cantaba para evitar escuchar las injurias que Astoria lanzaba contra su verdadera madre y como su padre defendía a la bruja que tanto amaba, así que sin previo aviso se puso a entonar una canción muggle del futuro, una que le ayudaba a calmarse desde que la escuchó en un trasto muggle.
— ¿Me dejarías guiarte incluso cuando estés ciego? Cuando haya locura, cuando haya veneno en tu cabeza. Cuando la tristeza te deje destrozado en tu cama, te sostendré en las profundidades de tu desesperación y todo será en nombre del amor. — Vio la mirada de sorpresa de Fred, pero no se inmutó y continuó con su canto —: Quiero testificar, gritar en la luz sagrada que tú me traes de vuelta a la vida y todo es en nombre del amor. — Continuó tarareando.
Por la mente Fred pasaban cosas hermosas sobre ella, tenía una hermosa voz, Halley Baxter parecía haber sufrido por algo, parecía tener muchos secretos y él deseaba descubrirlos. Era claro que necesitaba una mano que la sacara de la desesperación y la tristeza en la que probablemente estaba sumida.
— Llegamos — Le despertó de sus pensamientos, de inmediato la puerta se abrió.
— Pasen — Umbridge le dio un sorbo a su té. James veía con sorpresa al muchacho pelirrojo que estaba sorprendido viendo los cuadros de los gatos. — Tomen asiento.
Los jóvenes lo hicieron.
— Mi hermano está siendo regañado por la prefecta de su casa y aquí Fred es de séptimo año, profesora — Halley se apresuró a explicar.
Pero James no era estúpido, de inmediato dedujo dos cosas: La primera, los gemelos le habían hecho a Scorpius para que estuviera indispuesto. Lo segundo, Fred Weasley sentía atracción por Halley y de alguna manera a él le daba celos.
— Ah vaya, no importa. Lo principal es comentarle Señor Weasley que usted me será de utilidad.
— ¿Yo? — El aludido se sorprendió y a la vez podía notar que la maestra parecía furiosa por algo. — No comprendo...
— Usted es de séptimo y es claro que conoce bien a la mayor parte de estudiantes de Hogwarts Cierto? — James lo vio asentir y le explicó la idea de abrir un club para perfeccionar la defensa de los magos — Así que usted podría ser mi portavoz y yo me haré la desentendida sobre la legalidad de sus experimentos con estudiantes
— ¿Eh? — Fred se quedó sorprendido, eso le vendría bien, necesitaba que sus experimentos pasaran desapercibidos o en todo caso no tener castigo. — Acepto, ¿Cuándo empiezo?
— La próxima semana, por ahora debo conocer muchas caritas y evaluar sus aptitudes. — Tomó un sorbo de su té.
Fred fue el primero en retirarse dejando a solas a la maestra y Halley.
Tras un chasquido de dedos James volvió a ser él, vestido en unas ridículas ropas rosas. — Le gustas a Fred Weasley. No puedes...
— Lo sé, James, no puedo ni debo enamorarme de nadie aquí y menos cuando él morirá en un par de años. Soy consciente de que podría ser mi padre. — Se puso en pie — Todo está saliendo de maravilla, ahora debo ir a agitar la cabeza de mi padre.
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