Madame Pudipié

Halley estaba sentada a una de las mesas del local de Madame Pudipié, probaba unos marshmallow mientras esperaba a su hermano para confesar que todo el embrollo del tiempo era su culpa y al parecer no era la única que vez que estaría en 1981.

Fred Weasley ingresó, buscó la cabellera castaña de Hermione entre los clientes del té. Se acercó a paso veloz cuando creyó identificarla, sin mirarla se sentó junto a ella.

— Hermione, yo te creo. Lo he pensado mucho y en verdad pienso que vienen del futuro...— Tras decirlo miró a la chica del futuro. — Halley... Hola.

— Hola Fred. — Le dio una dulce sonrisa mientras llevaba un marshmallow rosa a sus labios y antes de introducirlo en su boca dijo —: ¿Quiénes vienen del futuro?

— Mis ideas, pienso que Hermione tiene excelentes ideas referente a usar los Marshmallow como aperitivo en la graduación. — Se quedó observando su cabello — ¿Por qué tienes el cabello castaño?

— Sirius... — Iba a decir que su tío abuelo insistió en que ese color iba mejor con su piel y que volviera a teñirlo, pero esta vez con magia para que así nadie la reconociera prontamente. — Mi prometido Sirius dice que este color me favorece.

No dijo esposo, por lo confuso que podría resultar ser la situación.

— Tiene razón, pero desentona con tus cejas rubias. — La miró por unos instantes y luego desvió la mirada a los dulces que ella llevaba a sus labios — ¿Te gustan mucho los Marshmallow?

— Mucho, me hacen sentir feliz. Recuerdo tener 12 años, estaba furiosa con mi padre porque estaba dejando que mi madrastra lo dominara...— Llevó el dulce a sus labios, lo comió, sintió como regresaba aquel día en que James de 14 años le regaló una caja con esos dulces — en ese entonces mi prometido que estaba cuarto año me las obsequió y por primera vez en mucho tiempo fui feliz, él hizo que este dulce muggle se hiciera mi favorito, tal vez esa es la única conexión real que comparto con él.

— ¿El único motivo por el que podrías amarlo? — Fred la miró a los ojos, aquellos ojos grises estaban tristes. — ¿él te gusta?

— Tú me gustas y sé que podría fugarme contigo, pero eso sería arruinar el futuro... es decir lo que me depara el futuro — Miró sus manos que reposaban sobre el bol de dulces. — Tal vez solo siento admiración por ti, porque eres un mago muy carismático, divertido, he visto como amas a tus hermanos... y sé que incluso morirías con una sonrisa en los labios... — Una lagrima se escapó por sus mejillas.

Fred no dudó en ofrecerle un pañuelo y consolarla, esas eran las palabras que necesitaba para confirmar sus dudas sobre la procedencia de Halley.

Desde el exterior James Sirius y Scorpius observaban lo que ocurría.

— Yo lo mato. — Susurró para sí, estaba usando su verdadera apariencia para ver a su esposa y se encontraba con una escena comprometedora. — ¿Cómo se atreve a tocarle la mejilla!

— ¿Crees que porque es tu esposa automáticamente te amará? — Scorpius lo retuvo por el brazo — No seas ingenuo, Cabeza hueca, deberías conquistarla o Fred Weasley te ganará por...— Se distrajo mirando los ventanales.

— ¿Por?... ¿Qué estás mirando? — Giró la cabeza hacia donde estaba observando su amigo. — Cuando encontré a mis padres en una situación similar quise salir huyendo.

Draco Malfoy y Hermione Granger estaban besándose dentro del local. Pero era demasiado pronto para ello, la relación romántica debía ocurrir después d la guerra, a principios del 2000.

Al seguir observando a sus padres que se comían a besos, sus recuerdos lo trasladaron a una situación similar, él estaba usando su capa oscura en la que ocultaba a un pequeño Kneazle gris, sabía que no era para una novia sino para su querida y mejor amiga.

— Scorpius no deberías darme obsequios, confundiré tu amabilidad con romance y querré que renuncies a tu sueño de ser sacerdote. — Lily Luna Potter estaba ante él usando una bufanda de Hufflepuff y en cuanto vio al Kneazle lo sostuvo entre sus brazos — Huele como tú.

— ¿Y esa bufanda? — No puedo evitar sentir celos, algo que no esperaba sentir cuando deseaba ser sacerdote. — ¿Tienes novio?

— Lorcan me lo dio, empezamos a salir. — La sonrisa dulce era completamente falsa. Lo sabía, no era feliz. — Dejé de creer que algún día podrías verme como una mujer y amarme. Entendí que amas a alguien más. — Su mirada se desvió al techo haciendo clara referencia a Dios.

— Yo no quería que me mal entendieras...— Scorpius la miró. — Siempre has sido mi amiga y te amo como tal.

— Sí, por eso he decidido ser feliz con alguien del que puedo enamorarme sin que sea un pecado. — Le dio un guiño — Te veo en el partido del martes, quiero olvidar el romance y convertirme en la mejor cazadora de quidditch.

Se fue sosteniendo al Kneazle y dejándolo solo en el local de Madame Pudipié.

James le dio unas palmaditas en el hombro — Deja de mirarlos así, es incómodo. — Lo sacó de su ensoñación.

— ¿Cuándo empecé a salir con Lily? — Se tocó la cabeza — Mis recuerdos llegan desordenados, es molesto no saber como me enamoré de ella.

James lo miró y sonrió — Siempre estuviste enamorado de mi hermana. Así que no fue una sorpresa para nadie cuando decidiste que el celibato no era para ti. Luego de su accidente fuiste el único que pudo hacerla sonreír de nuevo.

— ¿Qué accidente? — Miró hacia la entrada del salón de té, Pansy y Harry ingresaban tomados de la mano mientras Fred salía solo.

— Yo asimilé mis memorias de una sola vez, lo tuyo debe ser diferente para que aprendas a amar a mi hermana. — Se adelantó al salón de té.

— ¡Hyperion! — Fred se acercó a él con una sonrisa triste — ¿Cómo estás? Te ves desconcertado

— Yo... creo que me preocupa mi futuro. Al parecer me enamoré de la chica de mis sueños. ¿puede uno resistirse al amor?

— Nadie lo hace — Señaló la ventana en la que Draco ya estaba hablando con Hermione — Ni el hurón pudo hacerlo, le importó un bledo que su padre le repudiara y en cuanto la señora Narcissa se divorció eso le dio carta blanca para salir con Hermione.

— ¿y tú cómo lo lograste? Te gusta mi hermana. — Scorpius vio como Fred suspiraba.

— Ella está enamorada de su prometido y yo sobro en eso, pero no quiere decir que dejará de gustarme, pero ni es imposible ya que después de todo somos de épocas distintas. — Se alejó unos pasos — George me espera en Honeydukes. ¿Vienes?

— No, tengo que hablar con mi hermana.

Tras verlo alejarse fue consciente de que Fred Weasley sabia de donde venía, pero no estaba interrogándolo como esperaba.

Pansy Parkinson observaba a Draco mientras entrenaba la mente de Harry, estaba bastante furiosa por los recuerdos dolorosos de su novio. En cuanto tuviera la oportunidad castigaría a los Dursley, la humillación a la que estuvo sometido durante toda su niñez. No comprendía cómo es que podían golpear a un niño de tres años, cuando vio esas memorias lloró por él.

Se aseguraría de herir cruelmente a esa familia, le castigaría día con día. Sabía que usar algún maleficio sería caer tan bajo como ellos, así que estaba decidida a darles donde más le dolía: "Humillándolos por no tener magia" Porque era claro que por la envidia eran malvados con Harry. Iba a proteger la dignidad de Potter con su vida. Sonrió para sí... Potter tenía la habilidad de cambiar a las personas para bien, ella era la novia y aunque Draco no lo aceptara era su amigo.

— ¡Lo has logrado! — Draco le dio una palmada en el hombro.

— Este es el mejor regalo de cumpleaños. — Pansy abrazó a su novio que parecía haberlo olvidado. — ¡es cinco de mayo! ¿Lo olvidaste?

— Yo...— Empezó a decir mientras Harry le sostenía de las mejillas para que solo lo viera a él.

— ¡Sorpresa! — Gritaron al unísono Draco, Hermione, Hyperion, Ron, Neville y Ginny.

En cuanto la Slytherin se dio la vuelta la sala de los menesteres se convirtió en un ambiente festivo y sus amigos estaban rodeando un pastel de tres pisos.

— El pastel es cortesía de la profesora Umbridge. — Hyperion comentó. — Ha tenido mucho papeleo que hacer, así que no pudo venir.

Pansy tuvo que mirar en otra dirección, las lágrimas en sus ojos estaban aflorando sin su permiso. Un Slytherin no llora delante de nadie, eso lo hace en soledad, pero la emoción era demasiada.

Hyperion y Draco compartieron una mirada cómplice, era momento de que regresara al futuro. Era el momento adecuado en que se debería descubrir que Umbridge no era quien parecía ser, era momento de sacar a la verdadera cara de sapo de su prisión.

Hermione le sostuvo la mano a Hyperion en señal de apoyo, no sabía exactamente que estaba ocurriendo, pero ya lo había deducido con solo observar. Por mucho que Draco se empeñara en decir que no sabía nada era claro que se trataba de una mentira para proteger el futuro, como Fred le había dicho meses atrás. Lo mejor era fingir no saber nada. 

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