Lily Luna Potter

Cerca de las tres de la tarde Scorpius se rehusó a salir del DeLorean, sabía que en cuanto ingresara a la casa de sus padres estaría destinado a casarse con Lily y vivir con un Kneazle.

— No estoy listo. — Comentó sin deseos de bajar del auto.

— Lo estás, ahora baja o te... — Halley alzó la varita contra él.

— Ya, está bien. — Salió del auto y se marchó sin cerrar la puerta por si tenía que salir huyendo.

Atravesó el jardín sin detenerse observar las flores. Abrió la puerta de su hogar, sus recuerdos de infancia estaban ahí, la casa tenía el aroma a fresas y manzanas.

— ¡Llegó Scorpius! — Hermes, de 14 años apareció por la puerta del pasillo y salió corriendo delante de él hasta perderse en una habitación.

— ¡No se corre en la casa! — Tras decir esas palabras fue tras él.

Llegó al salón donde Hermione, Draco, Harry, Pansy y Lily estaban bebiendo el té. El Kneazle gris fue el primero el mirarlo, luego lo hizo Lily.

— Justo a tiempo — Hermione se puso en pie para saludarlo. — Estábamos fijando la fecha de su boda.

— ¿Boda? — Preguntó atónico.

— Aunque no estoy muy de acuerdo si mi hija es feliz... — Harry se puso en pie. — Ya está graduada así que...

Se dio la vuelta — Halley y James me están esperando afuera. Tengo que ir...

Corrió por los pasillos a toda velocidad.

— ¡A mí no se me escapa este hombre otra vez! — La gata salió primero tras Scorpius, Lily a siguió tras tomar su mochila y unos lentes de sol.

En el exterior el DeLorean seguía con la puerta abierta.

— ¡No me voy a casar! — Gritó Scorpius y de un brinco se lanzó al interior del DeLorean. — ¡Acelera Halley!

Lily también ingresó, sostenía una mochila azul y usaba unos lentes obscuros. — Ni se te ocurra dejarme como la última vez o te aseguro que me dejo viuda.

La gata se sentó junto a Scorpius, no dejaba de observarlo.

— ¡Vámonos! — La puerta fue cerrada de inmediato, aceleró a 88 millas por hora.

Estaban silenciosos durante el viaje a Godric's Hollow, Lily se mostró furiosa con cada uno de ellos. No miraba a ninguno a los ojos. Más media hora más tarde se animó a cuestionarlos —: ¿Son ustedes los chicos de la profecía que fue recitada en febrero del 96?

— ¿Cómo sabes de la profecía? — Preguntó James, el felino lo miró y luego Lily.

— Entonces es cierto — Lily se llevó las manos al rostro. — Mi hermano, con el que yo crecí siempre dijo que él estaba viviendo en el pasado y que era su destino crear una máquina del tiempo en un DeLorean. Tú eres él y a la vez no. Entonces este Scorpius no me ama... — Miró al rubio que la veía preocupado — Debí quedarme con Lorcan... seguir saliendo con él.

— No digas eso. — Scorpius gruñó — Lorcan no es para ti.

— ¿Y tú sí? — Se quitó los lentes oscuros, se acercó a él hasta casi pegar su nariz contra los labios de Scorpius y le miró retadora con sus ojos verdes esmeraldas. — Hueles a lima, mi novio olía a manzanas. Si Lorcan no es para mí, ¿Tú ya no serás sacerdote?

— No sé, deberías hacer que cambie de opinión. — Dejó un besó en la nariz de Lily que de inmediato se alejó, para mirar por la ventana.

— No, tú debes tomar esa decisión solo. — extendió la mano hasta el Kneazle. — Bastet, ¿Quieres ver? — El felino se acercó a la ventana y ambas observaron la ciudad, era de noche y las luces parecían ser luciérnagas.

Scorpius hizo lo mismo de su lado, pegó su frente a la escotilla y su reflejó lo miró directo a los ojos y dijo—: "Ni se te ocurra hacerla llorar, amo a esa mujer"

James y Halley se miraron, no iban a meterse en la relación de sus hermanos.

Halley decidió cantar un poco para aminorar la tensión. — Nunca pensé que encontraría una salida, nunca pensé que escucharía el latido tan fuerte de mi corazón. — Tarareó un par de notas y James empezó a chasquear los dedos dándole una base melódica, ese esposo suyo parecía entenderla — Solía pensar que estaba hecha de piedra, solía pasar tantas noches solas, no sabía que aún tenía ganas de bailar. Pero maldita sea, has hecho que me enamore otra vez, Muéstrame que el cielo está justo aquí, cariño. Nunca había conocido a alguien como tú. Solía tener miedo del amor y de lo que podría hacer...

Scorpius decidió acercarse poco a poco a Lily, la voz de su hermana le estaba haciendo dormir, y era mejor descansar abrazando a su castigo. Eso hizo, extendió sus brazos a ella y la estrechó.

La pelirroja se dejó abrazar y comentó —: el latido sigue siendo el mismo.

— Es el mismo corazón. — Besó su cabello. — Lo siento, me cuesta asimilar que estoy enamorado de ti.

— Fue así la primera vez. — Le susurró — Estabas dispuesto a esperar tener 25 años para ingresar al seminario, pero cuando tuve el accidente y...

— No lo sé, aun no he asimilado esos recuerdos. — No podía negar que abrazarla era reconfortante. — Pero voy a tomarme el tiempo para conocerte y...

— ¿Amarme? Ya lo haces, tu corazón parece tener taquicardia y eso no sucedía cuando éramos solo amigos. — acarició su espalda suavemente. — Pero no sé cuánto podré resistir sin tratar de seducirte.

— ¡LILY LUNA POTTER! — exclamó James.

— ¿QUÉ SE TE OFRECE, JAMES SIRIUS POTTER! — Lily se alejó de Scorpius para responder con una pregunta en el mismo tono que su hermano. — ¡EL AMOR TIENE VARIAS MANERAS DE EXPRESARSE Y YO LO HE HECHO DESDE LOS...

Scorpius le cubrió la boca con la mano izquierda y le susurró al oído—: Si no quieres ser viuda por la mano de tu hermano no le digas nada.

Halley rio a sabiendas de que ellos empezaron muy jóvenes — James no podría decir nada porque sería hipócrita, ¿no es así, cariño?

— No es los mismo... — Meditó unos segundos — Es cierto, sería hipócrita de mi parte hacer algún reclamo. — James se cruzó de brazos, su esposa estaba riendo por haber ganado aquella pequeña discusión y él se sintió feliz, poco a poco podría ir ganando su corazón, la siguió observando hasta que por fin descubrió aquella copa D, al parecer la maldición había sido rota por Hermione.

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