Unas minas de salitre que quedan en Perú y Bolivia.

Lo justo es que ellos tengan eso porque es de su territorio, ¿no? Oh, que pena...

Tuve que optar por meterme al conflicto porque en serio, me estaba afectando demasiado, acabar llorando... ¡Que poco hombre, por Dios! No, los sentimientos me hacen enloquecer, no quiero tener sentimientos amorosos, estar cerca de Connie me recuerda a Kirk y estar con mi hijo que ni siquiera sé cómo mierda se llama, tengo ganas de estrangularlo.

Prefiero quedarme como una máquina de matar en el mundo político que comerme la cabeza, aún así... No sé, no sé cómo controlar eso de no pensar en el amor.

- Pero... ¡Lars! -objetó Connie- ¿Tan rápido te vas otra vez?

- Debo hacerlo por el bien de la patria -me excusé entretanto armaba mis maletas.

- Apenas viste a Bryce, ¿ahora lo abandonarás de nuevo?

Alcé una ceja.

- Claro, y luego regresaré a verlo cuando acabe la guerra.

- ¿La, qué? -se sorprendió- ¿Otra más? Lars, cariño, se te está yendo fuera de las manos el asunto...

- Um, lo que digas.

La ignoré y seguí empacando, hasta acabar e irme de la casa sin más.

...

- ¿Sabes, Lars? -le miré confundido- No me agrada que tu padre se vaya de la nada y te deje solo todo el rato.

- ¿En serio? Para mí es una costumbre -hundí los hombros con suma naturalidad.

- ¿Y no te afecta que lo único que tienes de familia te abandone a cada rato? Sin contar a Frederik...

- Tengo trece años ya, Kirk, ya no soy un niño llorón, me las puedo apañar yo solo por la vida... Bueno, no solo, solo. Te tengo a ti y a tu mamá.

- Por eso... sin nosotros... estarías solo, y eso es muy feo... -se rascó la nuca- No sé si me entiendes, de manera inconsciente lo de tu padre te duele pero como hay personas que reemplazan su rol, pues pareciera como si no te importara.

Me quedé mudo, razoné un poquito eso que me dijo, ¿era en serio?

- Creo que tienes razón, es un feo estar solitario por la vida... No sabría qué ser si no fuera por ti -admití al fin-. Por eso mismo, supongo, que te tengo tanto cariño.

Sonrió de una manera muy adorable.

...

¿Acaso Bryce se sentiría así? Es un niño, un desgraciado que ni sabe lavarse el culo, sin embargo, eso no le quita el hecho de tener sentimientos como cualquier ser humano. Connie tiene que hacer todo el trabajo de crianza y sacarlo adelante, bueno, si no fuera porque se traga todo mi dinero como político entretanto me mato trabajando... Se lo merece. Yo no puedo darme el lujo de descansar porque me jodo la cabeza.

Otro viaje más a La Haya, creo que será algo muy común ir para allá si me sigo metiendo en problemas con otros países. Esta ocasión fui yo solo a argumentar versus otros países. Por ahí oí que Perú y Bolivia se aliaron en una confederación, entretanto Chile... bueno, buscaba ayuda en Argentina que igual va ir pero no han dicho nada si quieren esas minas o no.

En el lugar, no se presentó el actual líder de la famosa "confederación", muchos lo nombraban y nombraban una y otra vez. Al no estar el famoso "líder", no se podía llegar a una decisión, excelente... Eso sí, se mostraron los puntos de vista de los países presentes y eso ayudó bastante.

Al parecer, la Confederación Perú-Boliviana quería privatizar las minas sólo para ellos, mientras que Chile, Estados Unidos e Inglaterra coincidíamos en que queríamos algo público. Argentina, Colombia y Ecuador declararon no estar interesados en aquellas tierras, bien, muy bien.

- Vos te parecés tanto a él... -murmuró alguien, volteé y me sorprendí, se trataba del presidente de Argentina, David Mustaine, que era un mestizo como yo; mitad español mitad italiano, me había tocado el hombro, me pareció curioso que haya viajado hasta acá aunque pudo dejar por escrito que no quería esas tierras.

- ¿A quién? -consulté, anonadado- ¿A quién me parezco?

- Al líder de la Confederación Perú-Bolviana... No recuerdo su nombre, amm... -pensó un poco- Recuerdo su apellido, sí, Hammett era.

Tragué saliva con nerviosismo.

- ¿Ha-hammett?

- Sí, tiene cabello largo igual que vos. ¿No lo conocés? -negué- Um, es de pelo rizado y morenito.

- Entiendo, entiendo... 

...

- Kirk, ¿por qué te dejas el cabello largo?

- Ehh... -frunció el ceño- ¿Por qué te lo dejas largo tú si eres aspirante a político? Todos en la  política como tu hermano se lo dejan corto.

- Porque quiero ser como mi padre -sonreí con orgullo-. Es mi manera de rendirle tributo tras su muerte... ¿Y tú? No me dijiste la razón...

- Porque tú lo hacías también -hundió los hombros-. Aparte es cómodo, no da frío en el invierno.

Reímos con inocencia.

...

No podía ser Kirk, no. ¡No! Tienen el mismo apellido y pelo largo, pero eso no es nada, una coincidencia no más. Digo... Kirk no tenía el apellido de su padre, ¿o sí? El de su padre era Hammett pero nunca me dijo de verdad si tenía su apellido o era hijo bastardo como muchos lo consideraban, ugh... ¿Por qué mi memoria me traiciona ahora?

- Se llevarían bien por ser melenudos -rió el presidente de Argentina-. Aunque como está todo este conflicto, seguro se llevarían mal aunque dicen que es de muy buen corazón el muchacho, debe tener como tu edad, es un jovenzuelo apenas.

Suspiré.

- Ah, que bien... ¿Crees que es bueno aliarse a los Estados Unidos o a Inglaterra?

- Che, qué sé yo, tienen ideales similares, tratá de argumentar con ellos en privado y ve si podés conseguir apoyo con ellos. ¡Seguro estallará una guerra! Me lo veo venir.

- Una... ¿guerra?

Sonreí de lado. Ya sabía qué hacer para conseguir la victoria.

...

Kirk me besó en la mejilla, el calor se apoderó de mi cara.

- ¿Lo prometes? Vamos, promételo y júralo -se cruzó de brazos, vamos, los niños somos algo mandones.

- Lo prometo y lo juro -le abracé-. Nunca, pero nunca empezaría una guerra como mi padre -declaré y él me dedicó la sonrisa más bella de todas.

...

No saben cómo me he comido la cabeza por culpa del comentario del presidente de Argentina, ugh, que rabia.

Eso sí, al regresar a Chile, lo primero que hice fue mandar refuerzos militares hacia las fronteras para evitar cualquier enfrentamiento y poder defendernos en caso de cualquier cosa.

De ahí viajé a Estados Unidos donde me encontraría con dos personas diferentes: con James Hetfield, el presidente de Estados Unidos y Clifford Burton que es el presidente del Reino Unido que está de visita en el país por algún motivo que desconocía en aquel entonces, eso sí, era mejor ir a visitarlos el mismo día porque luego viajar a Europa para pedir lo mismo a Clifford, daba flojera, aquí lo tenía todo listo. Admito que igual me daba algo de vergüenza, ni idea el porqué.

- Aliarnos, eh -Hetfield alzó una ceja, no muy confiado-. ¿Quieres formar un monopolio a partir de las riquezas?

- Um, claro -acepté, algo perturbado, la verdad.

- Curioso, justo hoy convoqué al presidente del Reino Unido para formar alianza. Hay varios empresarios ingleses que tienen unas ofertas tremendas con ese negocio, así que no sabría qué decir a tu petición.

- No, no, yo buscaba también aliarme al Reino Unido también por lo mismo.

- Oh, ¿y qué tienes para ofrecer tú de interesante que nos hará aliarnos a ti, si Chile no es ninguna potencia?

- Pero la familia Ulrich gobierna bajo el legado de Torben Ulrich, él fue un tirano y logró conquistar mucho. Sabía cómo manejar a un ejército como lo hago yo.

- ¿Y? -se cruzó de brazos, no captaba mi idea.

- Sugiero conquistar a la fuerza los territorios, aunque la corte de La Haya no llegara a un veredicto, nosotros podremos ganar porque somos mayoría. Con mi ejército, triunfaremos sobre dos mierdas de países pequeños, vamos, no es tanto territorio, eso se conquista de inmediato matando a un par de imbéciles y listo.

- Eres alguien sanguinario, ¿no lo ves así, Ulrich?

- Lo soy, Hetfield -afirmé con una sonrisa maqueavélica.

Horas más tarde, nos reunimos a tomar el té con Clifford, se quedó bastante asombrado por la idea, reflexionó mucho el tema. Discutimos de varios negocios y llegamos a la conclusión de que era lo mejor que podíamos hacer: conquistar por la fuerza.

Ya lo intentamos por la razón.

Conseguiremos esas minas de salitre por la razón o la fuerza.