5. Trust
"Incontable dolor y lágrimas derramadas
desaparecen cuando ven que somos uno.
Te amo, nada nos puede detener,
este es el comienzo."
Por fin es el día en el que el curso de mi futuro cambiará, pues Kim Jun Myeon se presentará ante mi padre y yo le confesaré mis sentimientos a Jong In. Parece irreal llegar hasta este momento y pensar que todo ha sido gracias a que encontré una oportunidad para regresar en el tiempo y enmendar mis errores.
Como aquel día es miércoles, me despierto para ir a la escuela, no obstante, lo hago más temprano de lo normal. Me tomo mi tiempo para alistarme; después de colocarme el uniforme y cepillar mi cabello, salgo de mi vestidor, llevándome la sorpresa de que alguien se encuentra sentado en la silla de mi escritorio.
—Buenos días, señorita So Young —expresa, sereno, el Doctor del Tiempo Zi Tao.
Deja de lado el libro que hojeaba y se pone de pie, haciendo una reverencia pequeña.
—Doctor, hola, ¿qué lo trae por aquí? —saludo, amable pero consternada.
—He estado revisando su avance —informa, acercándose unos pasos—. He de felicitarla y reconocerle que lo ha hecho muy bien, de verdad se ha empeñado en cambiar su pasado para tener un futuro más próspero. Lamentablemente, debo notificarle que su tiempo está a punto de agotarse.
Con esto, dirijo mi mano hacia mi cuello y tomo el dije en forma de reloj. Observo como la arena es muy escasa, tal parece que no tardará en caer el último grano.
—¿Exactamente cuánto tiempo me queda? —cuestiono, angustiada.
—Esta es su última noche.
Suelto el aire que retenía en mis pulmones, menos mal que hoy es el día en que se definirá todo. Por ello, decido entonces contarle al Doctor sobre lo que está planeado para hoy.
—Me parece excelente que esté por resolver y concluir las cuestiones que la motivaron a viajar en el tiempo —opina él—. Sólo debo recordarle que sea precavida al arreglar sus problemas, pues si no lo hace en el momento adecuado o si sucede un imprevisto, su futuro puede será alterado de manera indeseada.
—Muchas gracias por todos los consejos, Doctor Zi Tao, usted siempre fue de gran ayuda —comento, tomando en consideración su sabia advertencia.
—No tiene por qué agradecer, este es mi trabajo —repone—. Espero que el tiempo marche en su favor y que su futuro tome un rumbo bueno para usted y sus seres queridos. Me retiro, pero me presentaré de nuevo esta noche, cuando sea hora de regresar al presente y su nuevo futuro.
Me despido del Doctor Zi Tao. Él camina hacia mi balcón abierto y lo veo desaparecer en un parpadeo.
Cuando de nuevo estoy sola, reflexiono sobre sus palabras. Mentalmente rezo para que todo marche de acuerdo a lo planeado, pero sobretodo, me convenzo de que antes de que la luna se alce sobre el cielo oscuro, Jong In sabrá lo que en realidad siento por él.
⏳⏳⏳
Después de interminables horas en la escuela y en la Academia, por fin estoy en casa. De acuerdo a lo que platicamos en el transcurso del día, Jun Myeon se presentaría a las cinco de la tarde en mi casa.
Por la mañana, rumbo a la escuela, aproveché para confirmar con mi padre la reunión con Jun Myeon. Él me aseguró que se reunirían a dicho tiempo y que no tomaría más de dos horas, pues posteriormente tenía agendado cenar con Wu Yi Fan y algunos de sus inversionistas coreanos. Ante esto, le aseguré que después de la junta con Jun Myeon todos sus planes se verían cancelados con Yi Fan.
Antes de que sea la hora, me doy un baño relajante y me pongo un atuendo sencillo y cómodo. Mis amigos me aseguraron que estarían en mi casa antes de que Jun Myeon llegara e iniciara la reunión; por lo tanto, bajo a la sala y espero mientras me muerdo las uñas con nervios.
No pasa mucho tiempo cuando Yu Na me envía un mensaje de texto, anunciando que ya está estacionándose en mi calle. Sin poder esperar más, salgo y abro el gran portón, topándome con mis tres mejores amigos.
Sin decir nada, corro y abrazo a Yu Na, ella se queda rígida, no obstante, me regresa el gesto.
—Estás nerviosa, ¿no es así? —pregunta cuando nos separamos. Asiento, sonriendo con inocencia.
—Todo saldrá bien, ya verás, So Young —dice ella, poniendo una mano en mi hombro.
—Y sino, pues trajimos algo para desquitarnos —menciona Se Hun, quien alza una bolsa negra de las cuales sobresalen dos botellas de soju.
—¡No las muestres, tonto! El padre de So Young no sacará a patadas si se entera que hemos introducido alcohol a su casa —le reprime Jong In, apareciendo a su lado.
Mi cuerpo entero se estremece cuando lo veo. He de confesar que estoy más nerviosa por mi confesión que por la reunión de Jun Myeon.
—Hola, So Young-ah —saluda él, con su siempre linda sonrisa.
—Hola, Jong In-ah —digo, con timidez. Nos miramos fijamente durante unos segundos en los que todo lo demás desaparece.
—¡Vamos, chicos! Luego hacen una escena, entremos ya —expresa Se Hun. Despierto de mi ensoñación y me adelanto hacia el interior de mi hogar en un intento para que no vean que me he ruborizado.
Adentro, nos acomodamos en la sala y comenzamos a charlar. Después de un pequeño rato, mi padre sale de su oficina y saluda a mis amigos con cordialidad. De pronto, el timbre resuena por la estancia y sé que Kim Jun Myeon está aquí.
El señor Park se encarga de abrir la puerta y se introduce el chico que se convirtió en la pieza clave de mi plan para cambiar mi futuro. Todos nos ponemos de pie; mi padre se acerca hasta él, Jun Myeon lo saluda con mucho respeto y le presenta a sus dos acompañantes: su secretario y el asesor legal de Empresas KJ.
Mi padre los recibe con gusto y los guía hacia su despacho, cuando Jun Myeon se acerca a mis amigos y yo, nos saluda con una pequeña reverencia, la cual le regresamos. De reojo veo que Se Hun alza su puño, como si le deseara ánimos y buena suerte.
Jun Myeon, sus asistentes, mi padre y el señor Park desaparecen de nuestra vista cuando se cierra la puerta de la oficina. Tomo una gran bocanada de aire y vuelvo a sentarme en el mueble. Ahora sólo nos queda esperar.
—So Young, ¿será posible que me prestes un abrigo? Me muero de frío —pide Yu Na, poniéndose de pie y jalando mi brazo para que me pare.
Sólo ha pasado una hora desde que dio inicio la reunión. Hemos pasado el tiempo hablando en la cocina, alejados de la oficina de mi padre para darle espacio y no tentarnos a espiar.
Sin saber muy bien las intenciones de Yu Na, accedo a lo que me pide. Los chicos se quedan en la planta baja, pendientes al momento en que termine la reunión.
En el instante en que estamos en mi habitación, Yu Na cierra la puerta y se recarga en ella, al mismo tiempo que me mira con una sonrisa maliciosa.
—Bien, es hora del chisme —anuncia, acercándose a mi cama y tomando asiento en ella.
Yo la miro consternada y se da cuenta de mi confusión, así que bufa desesperada.
—¡Ven acá, So Young! —exclama, palmeando la colcha—. Debo contarte algo muy importante.
—Está bien —le digo, acercándome. Cuando estoy a su lado, se posiciona de frente a mí y sonríe como si no pudiera aguantar las ganas de soltar la sopa.
—Bien, he obtenido de mi informante noticias muy relevantes sobre Jong In —declara con las cejas alzadas.
—¿Quién rayos es tu informante? —le interrumpo.
—¡Quién más! ¡Se Hun! —prorrumpe, irónica—. Jong In le contó sobre la cita que tuvo contigo y le dijo cómo se sentía al respecto.
¡Oh Dios mío!, grito en mi mente sin poder creerlo.
—Según lo que pude sacarle a Se Hun, Jong In se siente un poco confundido y extraño, le dijo que se ha dado cuenta que hay algo diferente en ti. Piensa que puede ser respecto a la forma en que lo miras, ¡te dije que eras muy obvia! Sospecha sobre tus sentimientos, pero... ¡sorpréndete!
—¡Vamos Yu Na, suéltalo ya!
—Bien, bien. Él le dijo que debido a eso, está empezando a cuestionarse sobre su amistad y sobre sus propios sentimientos hacia ti —revela.
Suelto un gritito ahogado. Yu Na se ríe y me toma de los hombros, sacudiéndome un poco. Ella dice:
—¿Te das cuenta de lo que ha pasado? ¡La cita fue un éxito! Jong In está empezando a tener sentimientos diferentes hacia ti.
—¡No puedo creerlo, Yu Na! Parece un sueño, uno muy hermoso —manifiesto, emocionada.
—Te dije que funcionaría, lo hiciste muy bien So Young, ahora debes avanzar hacia la siguiente fase.
—Sí, lo haré —decido, convencida—. Le diré que me gusta esta noche.
Miro el gesto orgulloso de mi amiga y me siento aún más segura del plan que estuve ideando días después de la cita con Jong In.
—Espero que todo resulte bien y te deseo las mejores de las suertes, So Young-ah —menciona ella, con una sinceridad palpable.
—Gracias, Yu Na, de verdad —le digo, comenzando a sentirme un poco sensible—. Perdóname por todo lo que he hecho en el pasado, prometo que nunca te alejaré de mí y que siempre serás mi mejor amiga.
—Aw, mi So Young-nie, siempre estaré para cuando me necesites. —Ella me envuelve en sus brazos—. Siempre serás mi mejor amiga, no importa lo que pase.
Un toque en mi puerta ocasiona que nos separemos. Yu Na se para y se acerca para abrir mientras que yo me enjuago las lágrimas con el dorso de la mano. Se Hun aparece bajo el umbral y se nota impaciente.
—Chicas, la reunión ha concluido —avisa y después me dirige una mirada—. So Young, tu padre te está buscando, necesita hablar contigo.
Sin más, salimos de mi cuarto y trotamos escaleras abajo. Cuando me encuentro con los hombres en la sala, las manos comienzan a sudarme. Veo al señor Park hablando por teléfono en una esquina de la habitación, Jun Myeon habla con sus acompañantes y Jong In se muerde los dedos en un gesto de preocupación. Por un instante, temo lo peor.
Mi padre me divisa y se acerca lentamente hasta mí. Mi corazón late rápido, pero se reconforta cuando mi padre posiciona una mano en mi hombro, sonriendo cálidamente.
—So Young-ah, nunca he dudado de ti —comienza a hablar—. Eres una hija sorprendente, tan diligente y decidida, algo que indisputablemente sacaste de tu madre. Si ella te viera estaría muy orgullosa de ti.
—Padre, tú me enseñaste a poner el corazón en cada acción que hago —repongo, cariñosamente.
—Lo sé, mi querida hija, pero últimamente no he hecho muchas cosas buenas —repone, con culpabilidad en cada uno de sus rasgos—, por ello te pido que me perdones. Fui tonto y no me di cuenta que, más allá de la empresa y el dinero, estabas tú. Olvidé eres más importante que todo eso y estuve a punto de cambiarte para que pudiéramos mantener nuestra estabilidad. Perdóname, So Young.
—Padre, te perdono —expreso—, antes, ahora... siempre te perdonaré y te amaré, papá.
Mi padre y yo nos fundimos en un abrazo fuerte y tierno. Mi pasado, presente y futuro se reconcilian con su figura: a pesar de los errores cometidos, él siempre será mi familia.
Cuando nos separamos, me sonríe con cariño y se vuelve hacia los presentes.
—Quien diría que el plan alternativo resultaría mucho mejor que la asociación con los Wu —expresa él, satisfecho. Todos le prestan atención, expectantes—. Debo agradecerles a cada uno de ustedes por su apoyo, nuestra compañía pronto verá la luz después de tantas tinieblas. Debo darles las gracias especialmente a ustedes. —Señala a mis mejores amigos—. Gracias por apoyar a So Young y a mí, no puedo estar más orgulloso de las amistades de mi hija.
Mis amigos hacen una reverencia en respuesta. Mi padre le pide al señor Park, quien ya ha terminado su llamada, que se acerque; le solicita al secretario que le entregue unos papeles y él lo hace sin chistar.
—Creo que ahora que he firmado con el joven Kim Jun Myeon y su empresa, ya no necesitaré esto. —Sin más rompe las hojas en pedazos, supongo que eso era el contrato de Wu Yi Fan.
Mis amigos comienzan a exclamar en victoria y me uno a ellos, contenta. Vuelvo a abrazar a mi padre y después me acerco a Jun Myeon para agradecerle y estrechar su mano. Después me encamino hacia Yu Na y la abrazo con mucha emoción, Se Hun se nos une y empezamos a saltar eufóricos.
Al separarnos, veo detrás de mis mejores amigos a Jong In, quien se acerca con pasos dubitativos pero con un semblante risueño.
—Lo logramos, So Young —menciona él—. Todo acabó y, como dijiste, Wu Yi Fan ahora está fuera de tu vida.
—No lo hubiera logrado sin ti, Jong In-ah. Estaré por siempre agradecida —confieso, acercándome a él y abrazándolo.
En el momento en que sus brazos rodean mi cintura, soy consciente de lo que sigue. Esta noche cuando regrese al presente y mi nuevo futuro, viviré como siempre anhele: feliz, tranquila y libre.
Después de aquel rato, Se Hun, Jong In, Yu Na y yo nos encontramos en la terraza de mi casa, cenando. Mi padre nos ha permitido tener una pequeña fiesta de celebración mientras se ausenta para darle las noticias a los Wu. Jun Myeon también se ha retirado, prometiendo que nos reuniremos en el futuro.
La tarde cae amena mientras nosotros nos divertimos, platicamos y comemos. El ambiente se siente tan relajado y no es debido al alcohol que Se Hun ha contrabandeado a mi casa, sino porque al fin toda aquella tensión y estrés que vivíamos se ha acabado. Ya no hay más conflictos que resolver... bueno, sólo me queda uno, pero lo solucionaré antes de que el cielo se oscurezca por completo.
—Somos el mejor squad que puede existir en el mundo —declara Se Hun—. Es decir, salvamos a nuestra mejor amiga de un matrimonio arreglado, bebemos soju siendo menores de edad, nunca peleamos, aunque sé que Yu Na a veces quiere golpearme...
—¡Pensé que no te dabas cuenta! —exclama la aludida—. Es porque eres muy desesperante, pero sabes que te quiero aun así, ¿no?
—Creo que me quieres más de lo que dices, por eso me soportas —asegura él y Yu Na le regresa un gesto de disgusto. Todos nos reímos a causa de ello.
—Creo que tengo los mejores amigos del mundo, y brindo por ello —anuncio, alzando la copita de alcohol. Los demás me imitan y chocamos los vasos.
Después de que me trago el amargo líquido, les miro detenidamente. Recuerdo cuando me separé de mis amigos y la falta que me hicieron en el inicio de mi vida adulta cuando me mudé a China con Yi Fan. Pero eso quedó atrás, ese escenario no se repetirá jamás.
Un rato después, cuando el crepúsculo se hace presente, Yu Na anuncia que debe irse. Le pregunto si quiere quedarse, pero me avisa que ya ha llamado a un chofer designado para que la lleve a ella y a Se Hun a casa. Jong In también avisa que su hermana pronto pasará a recogerlo.
Antes de que mis amigos se vayan, me ayudan a limpiar la terraza; al terminar, ellos recogen sus cosas, posteriormente los acompaño a la salida.
Fuera de mi casa, me despido de Yu Na y Se Hun. Cuando abrazo a mi mejor amiga, ella me desea suerte y sé a lo que se refiere.
—Te llamaré mañana a primera hora, así que levántate temprano y atiende tu teléfono —advierte ella, antes de subir a la parte trasera del auto.
Se Hun ondea con su mano, en despedida. Los veo acomodarse y abrocharse los cinturones; de nuevo dicen adiós, yo les imitó con un poco de nostalgia. Es la última vez que los veré así: como estudiantes de Preparatoria, sonrientes, jóvenes y animados.
—Nos vemos en el presente —murmuro en un hilo de voz cuando el carro se aleja y desaparece al dar vuelta en la esquina.
Vuelve el silencio y Jong In es el primero que se mueve hacia el interior de mi casa. Pongo una mano en mi pecho, encontrándome con mi reloj; lo reviso y ensancho los ojos: la arena sí que es escasa. Me preocupo, ¿qué tal si se me acaba el tiempo justo cuando estoy por declarar mis sentimientos?
En ese arranque de inquietud, estiro la mano y tomo del antebrazo a Jong In, deteniéndolo. Él se vuelve tranquilo y me mira interrogativo.
—Jong In-ah, ahora que todo está bien —comienzo a hablar, seguramente con las mejillas rosas—, es hora de que te cuente aquello que te prometí el día de nuestra cita.
—Está bien —accede—, te escuchó, So Young-ah.
Con esas palabras, le miro a los ojos y al encontrar calma, mi cuerpo se llena de seguridad. Estoy lista para decírselo, me digo mentalmente.
—Jong In, cuando te vi bailar por primera vez en la Academia, supe que eras un chico maravilloso, al cual admiraría siempre. Antes de nuestra amistad, yo me sentía sola, hablaba poco y no era muy segura de mí misma. Tú me iluminaste en el momento en que juramos que siempre seríamos mejores amigos para la eternidad, te convertiste en mi mayor confidente, pero también en un milagro, como si una estrella fugaz me hubiera otorgado un deseo invaluable.
»Siempre he sentido un gran afecto hacia ti, Jong In-ah, pero en este instante, lo que siento por ti es diferente: es más fuerte, cálido y abrumador. Desde hace algún tiempo, dejé de verte como mi mejor amigo. Mi corazón late de manera distinta cuando te veo y mi cuerpo se eriza cada vez que me tocas, llenándose de una inigualable felicidad. Kim Jong In, eres mi mejor amigo y siempre será así, pero debes saber que te amo como a nadie: eres la primera y última persona con la que deseo estar en mi vida.
En ese instante, envuelvo mis brazos en su cintura y recargo mi cabeza en su pecho. No necesito ver la expresión de su rostro para saber que él está pasmado. Al no abrazarme de regreso, temo que Jong In no corresponda mis sentimientos; sin embargo, me consuelo al pensar que al final he expresado lo que siento y que estaré tranquila.
Pasan unos segundos y, sin soltarlo, me separo un poco de Jong In para mirarlo a los ojos. Veo tanta duda en ellos, no obstante me parece normal (y tierno), así que sonrío.
—Jong In-ah, ahora que te he dicho lo que verdaderamente siento por ti, debo especificarte que no me arrepiento de hacerlo y que no importa si no me correspondes, mientras sigas a mi lado por mucho tiempo, estaré feliz —susurro, convencida, a punto de soltarlo.
Pero su toque en mi espalda y la sensación de sus brazos envolviéndome fuertemente, me toman por sorpresa. Jong In reposa su barbilla en mi hombro, su respiración acompasada cosquillea en el costado de mi cuello. Me relajo entre sus brazos y todo rastro de decepción o tristeza desaparece como por arte de magia.
—So Young, no puedo dejar que sientas eso por tu cuenta —susurra en mi oído—, no sería justo para ti. Tampoco para mí, pues comparto los mismos sentimientos contigo.
No puedo creer lo que escucho, Jong In acaba de decir que también le gusto, ¿pero cómo? ¿Desde cuándo?
—He de confesar que ya desde hace mucho dejé de verte con ojos de amistad —confiesa, como si respondiera a mis pensamientos.
Le abrazo con más fuerza en señal de suma alegría. Mi ser reboza de regocijo pues Kim Jong In, por quien he vuelto en el tiempo y a quien amo con demasía, siente lo mismo que yo.
—Te amo, Kim Jong In —murmuro, junto a su oreja.
—Te amo, Kim So Young —responde, de la misma forma.
Cuando nos separamos, no podemos evitar sonreírnos y mirarnos con el sentimiento que compartimos. Algo cruza en sus ojos y pronto se inclina hacia mí, depositando un dulce beso en mi mejilla. Sé que el rojo más brillante invade mi rostro gracias a la risa burlona de Jong In. Me río también al darme cuenta que su cara está coloreada.
—Este es nuestro comienzo, So Young, así que vayamos despacio, hay mucho tiempo en el futuro —declara y no puedo estar más de acuerdo.
Justo en ese momento, el auto gris de la hermana mayor de Jong In se estaciona del otro lado de la calle. También el Doctor Zi Tao aparece en el umbral de la puerta principal de mi casa. Ha llegado la hora.
Vuelvo a abrazar a Jong In como forma de despedida.
—Espero que en ese futuro estemos más juntos que en nuestro comienzo y que nunca dejemos de sostenernos como ahora lo hacemos —expreso, esperanzada de que así sea.
Nos separamos lentamente, y admiro su rostro por última vez. Me regala una de sus hermosas sonrisas y deseo que próximamente vuelva a verla así de cerca.
—Adiós, So Young-ah —pronuncia—, te veré mañana.
Le beso ligeramente en la mejilla, como una forma de sellar nuestra despedida.
—Adiós, Jong In-ah... —Te veré en mi nuevo futuro, agrego en mi mente.
Jong In se aleja hasta llegar a la puerta del copiloto. La abre y antes de internarse en el auto, me vuelve a mirar y alza su mano, despidiéndose a lo lejos. Le imito y sonrío con los labios sellados. Él se mete y el carro se pone en marcha.
—Buenas noches, señorita So Young —saluda el Doctor del Tiempo después de que el auto desaparece en la oscura calle—. He venido a acompañarla en su regreso, ¿está lista?
Me vuelvo serena hacia él y mis labios se curvean en una sonrisa, asintiendo con mi cabeza en respuesta. Caminamos hacia adentro de mi casa, abro la puerta y le permito pasar a él.
—¿Cómo ha resultado todo, si me permite preguntarle? —cuestiona el Doctor Zi Tao.
—Supongo que bien —contesto, mientras entro y cierro la puerta detrás de mí—, aunque al final eso se reflejará en el futuro.
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