4. 그런 날엔 (Someday)

"Tú eres la única persona para mí en mi corazón

toda la luz reuniré

y toda a ti te la daré [...]

Todo es por ti, en un día como este."

En el primer instante que abro mis ojos esta mañana y soy consciente de que es domingo, no puedo evitar sonreír con ensoñación. Es el día en que saldré en una cita con Kim Jong In, de quien puedo decir que estoy completamente enamorada.

Las cosas avanzan muy bien desde que me reuní con mis amigos en Kamong hace tres días. Jun Myeon nos notificó un día después sobre la "luz verde" que la compañía de su familia le ha dado para proceder con la inversión, además nos ha mantenido al tanto sobre la planeación de la propuesta de "rescate" que le presentará a mi padre.

A partir de eso, he estado más tranquila y relajada. Pero debido a la emoción que me produce el hecho que acontecerá este día, no puedo quedarme más tiempo en cama, así que me levanto y bajo a desayunar.

—Buenos días, querida hija —saluda mi padre cuando lo diviso en la cocina, frente a la estufa. Su secretario, el señor Park, se encuentra poniendo los platos en el desayunador.

Desde que empezaron los problemas en la empresa, mi padre tuvo que despedir al personal que nos apoyaba en casa, así que él a veces se encarga de preparar los alimentos. Aunque no tenga mucha experiencia en la cocina, sabe lo básico y con eso me es suficiente.

—Buenos días, papá —expreso. Me acerco hasta él y lo abrazo. El deja de servir el arroz para devolverme el gesto con afecto.

Me dirijo hacia el desayunador para tomar asiento, hago una pequeña inclinación con la cabeza para saludar al señor Park. Le conozco desde que tengo memoria y lo he llegado a considerar un tío; siempre ha sido la mano derecha de mi padre y, en estos tiempos turbios, es quien más lo ha apoyado con la compañía.

Empezamos a desayunar. Debido a mi dieta de bailarina y a los nervios de hoy, sólo como fruta, té verde y un tazón de avena.

—Señor Park, ¿ha reservado los boletos de avión para el viernes? —pregunta mi padre, después de tomar un sorbo de su taza con té. El aludido asiente con la cabeza, mientras mastica su arroz.

—¿A dónde irás? —cuestiono, confundida.

—Iremos —repone en respuesta—, visitaremos a la familia Wu en Shanghái.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Firmaré el acuerdo con Wu Yi Fan el jueves de esta semana —notifica, mirándome con determinación—. Así que visitaremos a los señores Wu para celebrar la asociación y presentarte ante ellos.

—¡Es imposible! —exclamo, disgustada. Ambos hombres se sorprenden ante mi impulsividad. Antes de que mi padre me reprima, agrego—: Es decir, no puedo asistir, debo ir a la Academia. El festival de invierno está muy cerca y soy una de las bailarinas principales, si me ausento a alguno de los ensayos, me quitarán de la obra.

—Entonces hablaré con el Director, le diré que es una cuestión urgente y que deben justificarte tu falta —repone mi padre, como si eso fuera muy fácil—. Además, la señora Wu desea conocerte y espera verte el sábado.

No puedo evitar que la bilis me suba por la garganta. Tal parece que mi padre está muy seguro de su asociación con la familia Wu. Espero que cuando Jun Myeon presente su propuesta eso cambie.

—Hablando de ello, creo haber hallado otra solución para salvar la compañía —expongo. De nuevo tengo la atención de mi padre y el señor Park—. Conozco al hijo mayor de las Empresas KJ, le he hablado sobre nuestro problema, dijo que estaba interesado en ayudar y se ha ofrecido como inversionista principal para salvar nuestra compañía. Sólo debes reunirte con él y firmar un contrato de asociación, sin ningún acuerdo de por medio, como lo está haciendo Wu Yi Fan.

Mi padre se queda pensativo por un momento, parece interesado, pero al mismo tiempo hay dubitación en él. Suspira pesadamente y deja de lado su comida. Me regresa una mirada comprensiva pero lastimera.

—Reconozco el esfuerzo que haces para apoyarme, So Young, pero no estoy seguro sobre lo que propones —comenta, pasándose una mano por la barbilla.

—¡Sólo debes reunirte con él, escuchar su propuesta! —replico—. La familia de Kim Jun Myeon es igual de importante que los Wu. Además, él es más honesto y confiable que Wu Yi Fan. Siento que en el futuro Yi Fan será una amenaza para ti y para mí, sobretodo, para mí.

Mi padre vuelve a soltar aire y comenta:

—Sé que no te agrada Wu Yi Fan, pero las cosas ya se están poniendo muy serias. No puedo depender de alguien con quien no tengo trato y mucho menos cancelar de forma inminente la ayuda de los Wu, sólo por esta alternativa que me ofreces.

—Pero no tienes que cancelar el contrato, sólo debes reunirte con Kim Jun Myeon y escucharlo —explico, mirándolo con ojos suplicantes—. Si no te gusta lo que presenta, entonces puedes firmar el acuerdo con los Wu... y yo no diré nada al respecto, jamás.

Él vuelve a pensárselo y me observa en el proceso. Sé que estoy arriesgando mucho en esta situación delicada y que en este punto la duda puede resultar en la muerte eminente de la compañía de mi padre.

—Está bien, ya que has hecho un gran esfuerzo y estás intentando ayudarme, me reuniré con Kim Jun Myeon —acepta después de una eternidad. El aire vuelve a mí y siento una carga menos sobre mi espalda.

—Te aseguro que te convencerá —manifiesto, complacida y segura.

—Eso espero. Dale los datos de contacto al señor Park y avísale a Kim Jun Myeon que debemos reunirnos antes del jueves, pues es el día en que tengo fijado firmar el contrato con los Wu.

Después del desayuno y de que mi padre accediera a reunirse con Jun Myeon, les aviso a mis amigos de aquella buena noticia. Ellos se unen a mi alegría y Se Hun se encarga de hacérsela llegar a Jun Myeon.

Como Jong In y yo saldremos por la tarde, me tomo parte de la mañana haciendo algunos deberes escolares y, pasado mediodía, comienzo a alistarme para la cita. Sinceramente, estoy más emocionada que nerviosa. Aunque he tenido problemas para elegir un atuendo adecuado, al final he recurrido a Yu Na para que me aconseje.

Días anteriores, Jong In y yo no hablamos mucho sobre ello. Aun me sentía un poco apenada por la manera en que le pedí que saliera conmigo, pudimos concretar el día y la hora. El lugar quedó a cargo de él, pues me aseguró que pensaría en algo divertido y al aire libre para que me sintiera en completa libertad. He de confesar que es un gesto lindo y que por el cual estoy expectante.

Cuando el reloj da las cuatro de la tarde, hora en que Jong In pasará a recogerme, ya estoy lista y con el corazón latiendo apresurado. Desde mi habitación, oigo el timbre de mi casa y con una sonrisa enorme, tomo mi bolso y salgo para vivir el día más emocionante de mi existencia.

En el momento en que llego a la planta baja, veo que el señor Park ha abierto la puerta y un joven alto con cabello oscuro se adentra en mi casa, pero ese no es el chico que hace a mi corazón latir desbocado, sino que es aquel a quien todo mi ser desprecia: Wu Yi Fan.

Mi cuerpo se llena de una sensación abrasiva en el instante en que sus ojos se posan en mí. Yi Fan no disimula su arrogante personalidad y comienza a inspeccionarme con desdén, lo cual me parece repulsivo. Avanza hasta estar a cinco metros de mí, su semblante sigue siendo el igual al de la última vez que lo vi antes de viajar en el tiempo: soberbio y con aires de triunfador. Esta vez no vas a ganar, me estoy encargando de ello, le digo mentalmente.

—Hola, So Young —saluda él con un tono presuntuoso, falto de formalismos. Olvida que no somos nada y se da el lujo de hablarme como se le antoja... típico de él, ironizo en mis adentros.

—Hola, Yi Fan —digo, casi entre dientes. Veo como está a punto de rodar los ojos pero se reprime un poco.

—Te ves encantadora hoy —halaga él con mucha falsedad.

—Gracias, Yi Fan, que amable de tu parte —agradezco con sarcasmo y empiezo a caminar hacia el recibidor de mi casa—. Fue bueno toparnos, pero debo salir.

—¿Tu padre ya te hablo sobre el viaje que haremos a Shanghái? —cuestiona él, cuando paso a su lado—. Mi familia está ansiosa por conocer a mi futura esposa.

En el momento en que dice eso, me congelo en mi lugar. Mi sangre hierve en ira, pero inhalo profundo, mentalizándome de que no debo rebajarme a su nivel. Me limito a dedicarle una mirada fría, y sus ojos brillan en perversidad; reconozco su sucia jugada, así que me pongo alerta ante cualquiera de sus movimientos.

—He tenido algunas conversaciones con tu padre acerca de nuestro matrimonio —prosigue, caminando alrededor de mí—. Está de acuerdo en que la ceremonia nupcial se realice una semana después de tu graduación de la Preparatoria que, si no me equivoco, es dentro de dos meses.

Wu Yi Fan se detiene frente a mí y se inclina para quedar a la altura de mi oído. Esta acción hace que la bilis suba por mi garganta, no obstante, me mantengo firme e inmutable.

—Después nos mudaremos a Shanghái y empezaremos nuestra dulce vida matrimonial. Te prometo que será buena, ya verás —susurra, y ocasiona que las ganas de golpearlo crezcan más en mí.

Se incorpora para analizar mi gesto, pero sólo encuentra mi semblante serio e inalterable. Le veo sonreír con ironía, aunque sus ojos chispean con saña.

—Tu padre también me ha suplicado que, una vez casados, te permita seguir estudiando. He sido muy considerado y decidí que puedes iniciar tus estudios en la Universidad de Shanghái, donde estoy a punto de terminar mi carrera —sigue parloteando, al mismo tiempo que extrae un folleto del bolsillo interior de su saco.

Me lo extiende para que lo tome, pero no muevo ningún músculo. Ante esto, con un gesto tanto ofendido como molesto, se lo da al señor Park (quien ha estado ahí, presenciando todo).

—Sé que no soy de tu agrado, So Young — expone Yi Fan, cada vez más cerca de mí, y con una creciente sonrisa perversa—, tal vez necesito convencerte de alguna forma sobre lo bueno que soy...

Mi cuerpo se estremece en terror y me preparo para atacarlo ante cualquier acción de su parte que atente contra mi seguridad. Sin embargo, previo a que algo devastador suceda, el timbre de mi casa resuena y se convierte en mi salvador.

Yi Fan se separa de mí, yo doy algunos pasos hacia atrás para poner mucha más distancia entre nosotros. El señor Park abre la puerta y mi corazón late aliviado cuando Jong In se hace presente.

—Buenas tardes, señor Park —le saluda él, amablemente.

Se interna en mi casa con una sonrisa que se apaga cuando mira a Yi Fan en el mismo espacio que yo. Su postura se pone rígida, mas no parece atemorizado por él.

—Hola, So Young —expresa mi mejor amigo, acercándose hasta mi lado—, ¿quién es tu invitado?

—En realidad es invitado de mi padre —repongo, seria—. Jong In, él es Wu Yi Fan. Señor Wu, él es Kim Jong In.

Jong In hace una ligera reverencia como forma de respeto, aunque no deja de fulminarlo con la mirada. Yi Fan sólo se dedica a analizar a mi mejor amigo con menosprecio.

—No necesitas llamarme "señor", querida So Young, cuando pronto estaremos comprometidos. —Realmente es un descarado, me digo.

Siento como Jong In se incomoda en su lugar y se tensa, molesto. Yi Fan también se percata de su actitud y supongo que le parece divertido, pues agrega:

—Ahora que lo pienso, la ceremonia será pequeña y privada, pero te doy permiso para que invites a algunos de tus amigos. Así que estás invitado desde ahora, Kim Jong In.

—Señor Wu, yo que usted no me precipitaría tanto —responde mi mejor amigo, con voz sugestiva.

El aludido se carcajea ruidosamente, como si Jong In hubiera dicho algo muy chistoso.

—Ya está dado, Kim Jong In —arremete Yi Fan, con malevolencia en su rostro—. Sólo necesito la firma del padre de So Young para que ella se convierta en mi prometida. Nadie puede impedirlo, ni siquiera tú.

—Pues no me costará nada intentarlo —reta mi mejor amigo—. Al final, So Young no estará contigo.

—Ja, ¿y tú quién te crees para predecir eso? —expresa Yi Fan, irónico.

Las cosas me toman por sorpresa cuando Jong In toma mi mano y me acerca más hacia su cuerpo.

—Soy el novio de So Young —manifiesta con mucha seguridad.

Wu Yi Fan se dedica a mirarnos en silencio, primero con un dejo de burla que pronto se vuelve desprecio. Poco a poco se acerca a nosotros, e instintivamente, mi mejor amigo se coloca frente a mí, protegiéndome. Cuando Yi Fan está a un metro de Jong In, susurra:

—Siento informarte que su relación está a punto de acabar y que no volverás a ver a So Young una vez que esté casada conmigo. —Con esa amenaza, se separa de Jong In. Se acomoda las solapas del saco y se excusa diciendo que debe ver a mi padre.

El señor Park y Wu Yi Fan desaparecen de nuestra vista. El ambiente aún se siente pesado, pero Jong In se vuelve hacia mí y le da un ligero apretón a mi mano.

—¿Estás bien, So Young? —pregunta, preocupado.

Todavía sigo impactada por la reciente escena. Las palabras no me salen de la boca, no obstante, me las arreglo para darle a entender a mi mejor amigo que estoy bien.

—Entonces, salgamos de aquí —anuncia, jalando mi mano hacia la puerta principal de mi casa.

Jong In me ayuda a subir al auto y cuando su mano abandona la mía, de pronto me siento desolada.

Ya en el asiento del piloto, él pone sus manos sobre el volante, pero no enciende el vehículo. Agacha la cabeza y no emite ningún sonido: parece que todavía está alterado por el encuentro con Yi Fan. En ese instante, recuerdo cómo le dijo que él era mi novio. Mi corazón se salta un latido, pero se controla cuando pienso en que sólo se trató de una mentira para que Wu Yi Fan no se sobrepasara, pero ¿por qué recurrir a eso y no a otra excusa?

De reojo, me doy cuenta de que Jong In se incorpora. Me vuelvo hacia él y observo cómo inhala profundo antes de dirigirme la mirada. Sonríe ligeramente en el momento en que nuestros ojos se encuentran, no obstante su gesto se vuelve melancólico, casi de culpabilidad.

—So Young, lo siento por lo que dije, yo... —comienza a justificarse.

—No te preocupes, Jong In-ah —le interrumpo—, comprendo porque lo hiciste y te lo agradezco.

Sin pensarlo mucho, tomo su mano que descansa en la palanca del auto, tratando de transmitirle calidez y tranquilidad.

—Pronto acabará esto y Wu Yi Fan saldrá de nuestras vidas para siempre —prometo, anhelando que esto sí se vuelva realidad.

Dejamos el problema atrás cuando nos ponemos en marcha hacia lo que, en un principio, yo había marcado como el día más importante de mi regreso en el tiempo.

Poco a poco, Jong In y yo comenzamos a tener un mejor humor. En el trayecto de mi casa hacia la locación de nuestra cita, conversamos, escuchamos música y compartimos risas. Estoy agradecida de que las cosas entre nosotros estén tranquilas y que los nudos en mi estómago no arruinen mi desenvolvimiento junto a él.

—Bien, es aquí —anuncia Jong In, mientras estaciona el auto.

Miro por la ventana y me quedo maravillada al descubrir que estamos en un parque junto al río Han. Debido a la emoción, no espero a que Jong In me abra la puerta del auto, así que bajo por mi cuenta.

Estoy maravillada por la vista que me otorga el lugar: hay una pequeña rueda de la fortuna junto al río, juegos, bancas, algunas mesas para hacer picnic, una explanada para presentaciones culturales. No hay muchas personas, las que están allí caminan junto a sus perros, toman la merienda sentados en el pasto o pasean en bici.

—¡Bienvenida al lugar en el que pasarás un merecido rato agradable! —señala Jong In junto a mí, apuntando con su brazo la entrada del parque.

—Gracias, Jong In, esté lugar parece increíble. —Me vuelvo hacia él para agradecerle.

—No tienes por qué darme las gracias —responde él—. Lo hago por ti, para que puedas sentirte tranquila y ser feliz a pesar de lo que pasa.

Jong In vuelve a tomar mi mano por sorpresa. A este paso, creo que mi corazón saldrá expulsado de mi pecho.

—Vamos a divertirnos por hoy, So Young, pasemos una tarde que nunca olvidemos.

Asiento con mi cabeza, pues por nada del mundo me atrevería a olvidar este día.


Después de un rato de caminar por los senderos, hacer bromas, montar una bici para dos pasajeros, reír a carcajadas y subir a la rueda de la fortuna, Jong In y yo nos acercamos a la explanada en la que habrá una presentación de música.

En varios momentos de nuestra cita, andamos con las manos entrelazadas. No sé cómo interpretar esta acción; sin embargo, no me detengo a analizarla mucho, sólo me dedico a disfrutarla.

Jong In ha sido muy amable y atento conmigo, pero no nada fuera de lo común. Sinceramente, tampoco me he dedicado a reflexionar cada detalle que tiene hacia mí, en cierta parte porque he olvidado enfocarme en ello y porque decidí apreciar su compañía después de tantos años lejos de él.

Nos hacemos un espacio entre las personas que comienzan a aglomerarse en círculo alrededor de los músicos. Un breve tiempo después, empiezan a tocar, creo que es una balada de Lee Sun Hee. Varias parejas comienzan a bailar en el centro del círculo.

Mientras observo el espectáculo, me balanceo ligeramente al compás de la melodía, sumergiéndome en el ameno ambiente.

—Kim So Young, ¿te gustaría bailar conmigo? —murmura Jong In a mi lado derecho.

Me vuelvo con los ojos en plato y con el corazón retumbando apresurado en mi pecho. Él me está sonriendo de una forma dulce al igual que encantadora. Asiento con la cabeza y las mejillas ruborizadas; Jong In toma mi mano, dirigiéndonos hacia la improvisada pista de baile.

Las piernas me flaquean más cuando me coloco frente a Jong In, tan cerca que puedo oler su fragancia exquisita. Cuando coloca su otra mano en mi cintura, siento que toda la piel de mi cuerpo se eriza y se calienta.

En silencio, nos balanceamos sin mirarnos. Me resulta extraño bailar de esta forma con Jong In, pues, a pesar de que en la Academia somos constantemente emparejados, nunca habíamos danzado de esta manera tan íntima.

—¿Hasta ahora te has divertido, So Young? —cuestiona Jong In, cortando mis pensamientos.

—La verdad sí —respondo—, fue muy divertido ver como sufrías de vértigo cuando estábamos en el punto más alto de la rueda de la fortuna.

—Empecé a marearme y pensé que iba a vomitar —confiesa—, eso pudo haber arruinado nuestra cita.

—No, creo que la hubiera hecho mucho más divertida. Ya me había imaginado las caras de Yu Na y Se Hun cuando les contara sobre el incidente.

A Jong In no parece darle risa, pues hace un puchero. Yo me burlo de su expresión y retiro mi mano de su hombro sólo para pellizcar su mejilla, haciéndolo reír.

—Debo decir que se siente extraño bailar contigo de esta forma cuando en la Academia solemos movernos más rápido —opina Jong In, observando momentáneamente nuestra posición.

—El profesor Jung se molestaría al ver que nuestro ritmo es tan lento —bromeo, evocando a nuestro maestro en la Academia de Danza. Jong In se ríe por lo bajo.

—Creo que me regañaría por estar tan pegado a ti, diría: "Kim, respeta el espacio de tu compañera, ¿cómo piensas que hará una piruette perfecta si tus piernas le están estorbando?" —agrega él, imitando la voz del docente.

Me carcajeo antes su atinada copia. De sorpresa, me hace girar en mi propio eje y cuando volvemos a la posición inicial, me percato de que estamos aún más juntos, tanto así que puedo sentir su pecho rozar con el mío.

Nos sumimos en un silencio denso al mismo tiempo que nos miramos fijamente a los ojos. Vuelvo a sentir mi cuerpo acalorado y mi piel erizada. Bajo un poco la mirada hacia la boca de Jong In y de repente me siento invadida por un impulso que logra estremecer mi espina dorsal.

Las cosas se ponen un poco más complicadas para mí cuando me doy cuenta de que él también está mirando mis labios. No sé si sentirme incomoda o sobre la luna; me debato entre inclinarme hacía enfrente y besarlo o poner distancia entre nosotros.

Jong In entreabre sus labios y me llenó de nerviosismo, así que hecho la cabeza hacia atrás y le digo:

—Creo que ya es suficiente de tanto baile, ¿por qué no vamos a buscar algo que comer?

Él parece despertar del ensimismamiento y me mira confundido, como si no me hubiera escuchado; luego reacciona y deja de moverse.

—Sí, claro, vayamos a comer algo —acepta, separándose de mí.

No puedo evitar sentirme desprotegida sin la calidez de su anatomía, pero en cierta parte agradezco que ya no nos encontremos a una distancia tan escasa, pues estaba segura que mi cuerpo colapsaría en bochorno con un momento inesperado.

Nos alejemos de la presentación musical en busca de comida. Caminamos a la par pero no emitimos ningún sonido. Cuando vuelvo la cabeza hacia Jong In, le observo pensativo, como si estuviera afectado por alguna situación, la cual temo que se trate de nuestro momento de tensión mientras bailábamos.

Localizamos unos puestos de comida y compramos algunos aperitivos. Posteriormente, buscamos una banca frente al río Han y comemos tranquilamente. Al terminar, nos dedicamos a mirar el agua verde azul y el crepúsculo que cae sobre los edificios y las construcciones de Seúl.

—Debo decir que estaba muy ansioso al principio del día —Jong In irrumpe el silencio—, a pesar de que me sentí molesto por lo que sucedió con Wu Yi Fan, ahora que estamos aquí y después de una agradable tarde, me siento feliz y tranquilo.

Él se vuelve hacia mí y me sonríe con mucha paz, le regreso el gesto.

—Gracias por invitarme, So Young, espero que te hayas sentido alegre, así como yo lo hice —agrega.

—Gracias a ti por aceptar, Jong In. De verdad me he divertido mucho —declaro—, no sabes cuán tranquila y motivada me siento, tanto así que ya no me preocupa lo demás, porque estoy segura de que al final, todo saldrá bien.

Un sentimiento poderoso se instala en mi pecho cuando pronuncio esto. Una voz en mi mente me dice que es el momento de confesarle a Jong In todo el amor que le profeso. Pero reflexiono y me doy cuenta de que aún no lo es. Con esta idea surge una nueva y es por ella que me decido a hacer lo siguiente.

Me coloco de frente a Jong In y tomo sus manos. Él se sorprende un poco, pero se relaja cuando se percata de mi semblante sereno.

—Jong In-ah, cuando todo esto se resuelva, me gustaría contarte algo, —exteriorizo, mirándolo directamente a sus ojos oscuros—. Es importante para mí y me gustaría que lo supieras cuanto antes, pero no es el momento. Te prometo que te lo confesaré cuando el asunto de la compañía de mi padre se resuelva...

Y antes de que la arena se agote.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top