I

Dedicada a LadyShineX

Armonia perfecta, la música es el alma del hombre, aquello por lo que de mueve, hay tantas maneras en que se pueden distribuir los acordes, todo en este mundo genera sonido.

Cualquier cosa puede ser un instrumento, con cualquier instrumento se puede crear una obra maestra.

El arte más noble sin duda.

Pero, la melodía más sublime es la que se crea con más de un instrumento, con más de un tono, con más de un ritmo.

¿Puedes imaginar la belleza de la armonía entre el delicado sonar del piano con la estridente acústica de una guitarra eléctrica?

Bueno, la verdad es que a la mayoría se le hace complicado.

Más a Austria, sí, la mismísima representación antropomórfica de la República de Austria.

Un joven alto, con su cabello desordenado, no por gusto, si no porque es imposible de peinar. Un rulo se distingue de su cabello castaño. Usa lentes por necesidad, pero estos no ocultan sus profundos ojos violeta.

Galo, evidentemente, algo cínico, muy recatado.

Es conocido principalmente por su sempiterno amor a la música, pero, solamente la clásica.

Todos conocemos a esa persona que dice "Tú que vas a saber de puck, mocoso" él es igual pero con la música clásica.

A pesar de ello y de todos los dotes artísticos que demuestra, parece ser un completo inútil para cualquier otra cosa.

Más prueba de esto es el hecho de que vive en casa de Alemania, desde la segunda guerra mundial.

El verdadero problema es que esto pone de los nervios a Alemania.

Pero vaya que es cómodo para el austríaco.

No se tiene que preocupar por nada, ni por limpiar ni por preparar la cena, es solo en ocasiones especiales, cuando en él nace el deseo de preparar algún postre.

Hoy, por ejemplo, está en la cocina, con un delantal verde limón, con un trapo ha puesto su masa al horno. Satisfecho con las instrucciones al horno se dirige a hacer la mermelada de manzana.

Es en ese instante cuando en la entrada de la cocina se hace presente una maligna sonrisa.

El dueño de esta posee una blanca cabellera que combina a la perfección con su pálida piel, albino sin duda, sus ojos son rojos como la misma pasión, alto también, vestido con una camiseta de una banda de Metal pesado que como no me patrocina, no mencionaré.

Alemanía Oriental, aún conocido por la comunidad de países como Prusia, aunque ya ningún humano le alude con tal nombre.

Entra a la cocina sin pedir permiso, tomando con el dedo y sin consideración, algo de la mermelada de manzana. Austria lo mira con odio, alejando su mermelada.

-No he llamado a comer -riñe el moreno.

Prusia sonríe al ver la cara del austriaco.

-Al asombroso yo le da lo mismo, es mi casa, tengo hambre, tomo la comida -explica, intentando tomar de nuevo un poco de la deliciosa mermelada.

El austríaco hace el esfuerzo para no dejarle tomar más.

-También vivo aquí -le recuerda en un tono duro.

-únicamente porque mi hermano tiene buen corazón, porque yo al primer día te hubiera dejado en la calle con una patada -le señala con el dedo.

-No le haré caso a tu comentario y te pido que te retires de la cocina -exige en un tono bastante severo.

El albino se separa no sin antes robar el tazón con mezcla, que aún cruda sabe dulce, deliciosa, alejándose de la cocina en una ráfaga.

El moreno mira todo esto con fastidio, frustrado decide que nunca más en su vida volverá a cocinar nada, que ese sea trabajo de alguien más.

Como el perro y el gato, de está manera es como sus conocidos y amigos cercanos pueden describir a los enemigos eternos que son Austria y Prusia.

De hecho por esto, solo por esto, es que Austria se digna a volver a su casa algunas semanas, solo para descansar del alboroto y porsupuesto poder tocar melodías calmas en su piano, su favorito, pues por algo está en Viena.

No es extraño que en estos días de calma invite a Hungría, una dama que bien podemos describir como... Tosca.

La bella de su rostro, con esos ojos verdes grandes y sus labios rosados, es solo comparable a su fuerza bruta.

Pero a pesar de esta evidentemente diferencia, ambos se llevan como noche y luna.

La doncella suele dejar al austriaco solo mientras toca, pues a veces es aburrido solo escucharle, sentadita, sin poder hacer nada. A veces.

Por lo que ella explora la casa del austriaco en búsqueda de una buena película que ver esta noche, una que haya sido hecha en este siglo, por ejemplo. Revisa entre la torre de discos, DVD.

La mayoría son regalos, por lo que aún tienen el plástico protector, más de la mitad son grabaciones de conciertos o álbumes de música, así que es bastante difícil encontrar una película buena.

La húngara tiene ganas de ver algo así como un thriller. Así que no descansará hasta encontrar algo asimilar.

Entre tanto logra ver un álbum que resalta de los otros por ser negro casi en su totalidad, a excepción del título que es rojo sangre y el logo; un águila al estilo imperial.

La chica se lleva la mano a la boca abierta del asombro y corre de inmediato con dicho álbum al salón del piano.

Se queda en la puerta dando pequeños saltitos. Se asegura que tel álbum esté abierto ya, lo que significa que ya ha sido escuchado por el austríaco.

Espera a que termine la pieza y antes de que el pianista logre iniciar otra ella corre hasta donde está él, sentándose a su lado, en el pequeño taburete.

-¡Austria! -grita emocionada, quizá demasiado alto.

-Estoy a tu lado, no hay porque romperme los tímpanos -reclama.

-Lo siento -se disculpa algo avergonzada, pero inevitablemente le vuelve la sonrisa de oreja a oreja, mostrándole al austriaco el álbum en sus manos -. ¡Te gusta Gilbert Beilschmidt!

El austríaco de inmediato se ruboriza ante tal acusación tan directa.

Toma el álbum, de música pesada.

-¿Dónde encontraste esto? -cuestiona.

-Te gusta. Te gusta su música -sigue acusando.

El austríaco le mira con una ceja levantada.

-¿Me veo como el tipo de persona que le gusta el heavy metal? -inquiere con soberbia en el tono.

-No. Por eso mismo el que lo haga es muy emocionante -asegura la dama.

-No me gusta -confirma-. Pero... Gilbert es diferente -afirma ruborizado.

-¿Ajá? -sonríe de manera traviesa en espera de la tan ansiada explicación.

-Pues... No es como otros músicos. Su amor por la guitarra es notorio, cada acorde es arte, cada nota es un cálculo perfecto y no entiendo cómo puede tener tanta ¡Expresión! Cada melodía que hace es una obra digna de admirarse -explica, ya levantafo, haciendo ademanes con la mano-. Sí, es rock pesado, pero, hace que suene tan hermoso, que no puedo resistirme -acaricia con cariño la portada del álbum.

-Y su cantante es extremadamente sexy -resalta la húngara como si fuera lo único importante en esta vida.

-¿Escuchas si quiera su música? -cuestiona divertido-. Además, eso no puedes saberlo, nadie ha visto jamás su rostro.

Eso es en parte cierto.

Desde el inicio de su carrera ha mantenido sus facciones ocultas tras de una máscara.

Blanca en su base, con los ojos en un granate intenso, oscuro, orbes alargados que terminan en punta de manera agresiva, una sonrisa enorme que deja ver los dientes súper afilados y largos, entre ellos se esconde una tela negra, delgada, que le permite al hombre tras la máscara cantar sin que la misma interfiera con la acústica.

Sus cejas siempre fruncidas por lo inmóvil de la máscara le dan una apariencia antropomórfica y maligna, traviesa además del sombrero, igualmente negro, que impide ver el color de su cabello, pero es indispensable, pues en él se encuentran dos rojos cuernos de demonio que complementan su estética.

Un misterio absoluto. Cómo si esa máscara fuese su verdadero rostro, no existía foto alguna de él sin ella.

Era tan misterioso, no aparecían registros de su niñez, tampoco de sus padres. Era como si no existiera. Solo se sabía de nacionalidad alemana y de nombre Gilbert Beilschmidt.

Nombre que, por razones que nadie entendía, no aparecía en el registro nacional. Era extraño a más no poder, muchos especulaban que era un claro nombre falso y no se equivocaban.

Sin embargo, ese ambiente de misterio que siempre rodeaba a la estrella era suficiente para tener enamorado a una gran parte de sus fans. Por supuesto en esto también ayudaba su música, tan irreverente como magnífica, incluso en América, África, Oceanía y Asia era un éxito de proporciones épicas.

La doncella toma al austriaco de la mano llevándolo a su reproductor de discos para correr el álbum de Gilbert Beilschmidt, está tarde no verán una película pero compartirán teorías locas un buen rato, de eso puedes estar seguro.

∆•∆•∆
Nueva historia.
Espero de todo corazón que les guste.

Bueno, en realidad aún no habrá Actuación semanal... ¡Pero el primer capítulo como preámbulo!

No sé porqué esta temática me recuerda demasiado a Barbie. Gg.

Gracias por leer.

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