uno.
Una niña se adentraba al hospital mientras cargaba un ramo de tulipanes blancos y azules en sus pequeños brazos, los favoritos de su mamá, caminaba de la mano de su papá hacia la habitación donde se encontraba su madre.
—¿Porqué no trajimos chocolates blancos? También son sus favoritos—Preguntó la pequeña castaña mirando a su papá
—Mamá no puede comerlos ahora pero cuando se recupere le compraremos todos los chocolates blancos que existan—Le sonrió
—¡Si! Cuando mamá salga de aquí le compraremos muchos chocolates y sus flores favoritas—Brincó feliz
Padre e hija se adentraron a la habitación donde una mujer con un gorro rosa de tejido, cables conectados a su cuerpo y su piel bastante pálida los esperaba con una brillante sonrisa.
—¡Mami!—La pequeña corrió hacia su madre quien la recibió en un dulce abrazo
—Mi hermosa hija—Besó su mejilla
—Papá y yo te trajimos tus flores favoritas—Le entregó el ramo a su madre y ésta las recibió con una enorme sonrisa
—Hye Ri ansiaba verte, te extrañaba mucho—Minho se acercó a la mujer en la camilla y besó su cabeza—¿Cómo te has sentido? ¿Algún dolor?
—¿Estás tomando tus pastillas? ¿Quieres agüita?—La pequeña continuó con preguntas, la mujer solo negó sonriente
—Eres igual a tu padre—Pellizcó con suavidad su mejilla—Estoy bien, no me hace falta nada
A Park Jiwon, madre de Hye Ri y esposa de Minho le detectaron cáncer en primera etapa dos años atrás, su cuerpo ya no era el mismo, había perdido el color en su piel haciendole ver pálida, las ojeras se hicieron presentes y su cabello se había caído con el paso del tiempo.
Mimho siempre entraba a la habitación con una sonrisa tratando de que su dolor no se notará, lo menos que quería para su esposa y su hija era que lo vean sufrir.
—Mami tienes que salir de aquí muy rápido, papá comprará tus chocolates favoritos para que todos comamos—Pasó su lengua por sus labios
—¿Papá dijo eso?—Padre e hija asintieron
—No comeré ni un dulce hasta que mami esté bien—Levantó su dedo meñique y lo juntó con el de su mamá
Mimho miró con una pequeña sonrisa a su hija y su esposa mantener una conversación que disfrutaban, desde el fondo de su corazón esperaba que siempre fuera así, su hija manteniendo alegres conversaciones con su madre, llenas de chismes, consejos y amor.
Al terminar el horario de visitas Minho y Hye Ri salieron del hospital y se dirigieron a un restaurante donde comieron ramen, carne y verduras, comieron hasta que sus estómagos se llenaron y se dirigieron a casa satisfechos con la cena.
Después de dejar a su hija dormida en su cama Minho caminó con cansancio a su habitación y se colocó la pijama, con bastante pereza se recostó en su cama y cerró los ojos quedando dormido al instante.
Su teléfono sonaba sin parar interrumpiendo el sueño profundo de Minho. Se levantó y tomó su teléfono respondiendo la llamada.
—¿Si?—Su voz salió adormilada
—¿Señor Lee Minho?—La voz de una mujer sonó al otro lado de la línea
—Soy yo—Miró la pantalla, era el número del hospital donde Jiwon estaba—¿Sucedió algo?
—Lo lamento señor Lee...—Escuchó un sollozo del otro lado de la línea—Su esposa, la señorita Jiwon acaba de fallecer
Minho guardó silencio, las lágrimas comenzaron a salir y sus manos temblaron, no pudo evitar soltar un sollozo que la mujer al otro lado de la línea escuchó.
—Ella falleció mientras dormía—El castaño asintió
—Gracias por avisarme, iré para allá—Terminó la llamada y se colocó las pantuflas
Minho miró un punto de la habitación quedándose perdido en sus pensamientos, pasó sus manos por su cabello varias veces.
Un par de minutos después llamó a su madre dándole la lamentable noticia, sus padres le dijeron que irían a su casa a cuidar de la pequeña mientras arreglaba los asuntos del funeral de su esposa.
Antes de salir de casa Minho dió un último vistazo a la habitación de su hija, dormía tan pacíficamente, no sabía cómo le daría la noticia sobre la ausencia de su madre, jamás creyó que tendría que dar ese tipo de noticia a una pequeña.
Entró a su auto y manejó lo más calmado que podía hacia el hospital, llegó demasiado rápido pues en la madrugada no había tantos autos.
Al llegar al hospital el castaño fue dirigido al área donde se encontraba el cuerpo de su esposa, el médico le pidió reconocer a la mujer en la mesa de metal y con todo el dolor en su corazón asintió, la mujer ahí era su esposa, ahora se veía más pálida que hace unas horas, su piel ya no era cálida ahora estaba congelada.
Minho rompió en llanto al salir de aquella habitación, se dejó caer al piso cubriendo su rostro. El médico le dió un par de palmadas en la espalda, sabía que perder a un familiar era doloroso, lo había visto a lo largo de su carrera como doctor.
Minho se encontraba recibiendo a sus amigos, familiares y allegados a su familia y su esposa.
Hye Ri dormía en la habitación donde velaban el cuerpo de su madre mientras su abuela cuidaba de ella.
—Gracias por venir chicos—Minho formó una sonrisa parecida a una mueca
—Lo lamento mucho Minho—Abrazó a su amigo
—Hye Ri debe estar debastada—El grupo de amigos enfocó su vista en la pequeña que descansa en el regazo de su abuela
—Lo está, ha llorado hasta quedarse dormida y sin energías—Bajó la mirada conteniendo las lágrimas
—Minho sabes que somos como hermanos, puedes contar con nosotros, criar a una niña sólo no es fácil
—Puedo hacerlo, nada será difícil—Suspiró y miró nuevamente a la entrada del lugar, sus amigos notaron que esperaba a alguien
—¿Esperas a los padres de Jiwon?—Preguntó Chan
—Ellos no vendrán, acéptalo Minho, sus padres despreciaron a su propia hija y su nieta—Murmuró—En cinco años ellos han evitado cualquier tipo de comunicación con ustedes...
—Vendrán, estoy seguro—Interrumpió Minho sin despegar su mirada de la entrada del velatorio
—Señor Lee—Un hombre en traje negro se acercó—Es hora
Minho asintió y le comunicó a los presentes que era hora de el entierro, la decepción se hizo presente en ese momento pues los padres de Jiwon no se habían presentado a darle un último adiós a su hija.
Minho tomó en brazos a su hija aún dormida y la dejó en el asiento para niños de su auto, los presentes se dirigieron al lugar donde se llevaría acabo el entierro.
—Papá—La pequeña voz de su hija llamó su atención, la miró limpiando sus lágrimas—¿Mamá será feliz en el cielo?
—Mamá será feliz en el cielo—Afirmó—Y será más feliz si tu también lo eres—Besó la cabeza de su hija
Lee Hye Ri había perdido a su madre a la edad de cinco años.
Tres años después...
Minho llegó a su casa después de una larga jornada de trabajo, miró a su alrededor en busca de su hija y la niñera que cuidaba de ella pero no escuchaba ni un sólo ruido, creyó qué finalmente había conseguido a la niñera perfecta para su hija.
Subió las escaleras a las habitaciones y abrió la de su hija encontrando a la pequeña envuelta en sábanas y descansando tranquilamente.
Cerró la puerta de la habitación y recorrió su casa en busca de la niñera, entró a la sala de estar, vacía, buscó en la cocina, vacía, incluso buscó en el patio pero ni un rastro de ella. Regreso a las habitaciones y tocó en la habitación que le había asignado.
Al no recibir respuesta abrió la puerta y entró, la habitación también estaba vacía, las cosas que la niñera había traído ya no estaban. Una pequeña nota estaba pegada detrás de la puerta.
Minho bufó, la niñera había renunciado y en su nota expresaba que la niña era imposible de tratar, aún así fue la niñera que menos duró.
En tres años la actitud y personalidad de Hye Ri cambió después de la muerte de su madre, cada niñera que Minho contrataba duraba muy poco debido al comportamiento de la niña.
En tres años había contratado a más de veinte niñeras entre chicas y chicos pero ninguno pudo controlar al pequeño monstruo, sus calificaciones en la escuela también habían cambiado mucho, había pasado de ser una de las mejores estudiantes en su clase a ser la estudiante con la calificación más baja.
Minho comenzaba a frustarse, por las tardes no tenía el tiempo suficiente para ayudar a su hija con las tareas, no le era posible llegar a tiempo a recoger a su hija de la escuela por lo que había contratado a un chófer para que la llevara y la trajera de la escuela.
No habían más niñeras en la empresa que había contratado a la última mujer, debía hablar con su hija seriamente.
En cuanto la pequeña despertó el día siguiente, Minho le preparó el desayuno y se sentó frente a ella en el comedor.
—Hye Ri cariño—Miró a la pequeña comer felizmente—Debemos hablar
—¿Sobre que papá?—Sus pies bailaban de adelante hacia atras
—El día de ayer tu niñera renunció—Dejó su tenedor a un lado del plato y se cruzó de brazos—Es la tercer niñera en éste mes que renuncia por tu mal comportamiento. ¿Qué es lo que haces con las niñeras cuando no estoy?—Frunció el ceño y la miró directamente
—Nada papá, las niñeras y yo sólo hacemos arreglos en casa todo el día—Apartó la mirada de su padre
—¿Qué hay del estudio?
—Ellas me ayudaban a hacer la tarea—Respondió segura de su respuesta, Minho bufó
—Tus calificaciones han bajado ¿Cómo es posible que tengas tan malas calificaciones?—Ahora mostraba molestia en su voz—Tu mal comportamiento en casa con las niñeras tendrá consecuencias ¿Sabes lo que significa?
—Yo no hago nada malo con las niñeras papá—Formó un puchero
—Estarás castigada Hye Ri, no habrá juguetes nuevos hasta que mejores tu comportamiento y tus calificaciones suban—Volvió a tomar su tenedor y comenzó a comer
—¡Pero papá...!—Guardó silencio cuando su padre le dió una mirada seria
Hye Ri limpió las pocas lágrimas que recorrían su rostro y continuó comiendo su desayuno, un par de pancakes con moras y mermelada de fresa.
Cuando ambos terminaron su desayuno emprendieron viaje a la escuela de la pequeña castaña y después de asegurarse de que Hye Ri entró a la escuela Minho se dirigió a su trabajo.
—Aquí tienes, le puse dos cucharadas más de azúcar para endulzarte el dia—Su amigo y compañero de trabajo, Changbin, le entregó una taza de café
—Gracias Changbin—Le dió un largo sorbo y soltó y jadeo
—Te ves terrible ¿Hye Ri enfermó?—El castaño negó
—Su niñera ha renunciado—Miró a su amigo—Hoy saldré temprano, iré por Hye Ri a la escuela y la traeré, no hay quien cuide de ella
—Llama a la agencia, pide otra niñera—Bebió de su café
—Ya lo hice, nadie quiere cuidar de ella—Suspiró cansado y masajeando su frente
—Vaya, has quedado vetado nuevamente—Rió recibiendo una mirada asesina del castaño—Hye Ri acabó con las niñeras ¡Y sólo tiene ocho años! Increíble
—No entiendo porque Hye Ri tiene ese comportamiento—Dejó caer su cabeza al respaldo de la silla—Cuando estaba Jiwon nunca tuvo ese comportamiento
—¿No lo entiendes? Ella quiere llamar tu atención, después de la muerte de su madre se sintió sola y no quería que nadie la reemplazara
—¿Porqué haría eso?—Changbin bufo
—Te la pasas encerrado en la oficina resolviendo hasta los casos más insignificantes, haces horas extras sólo para perder el tiempo—Empujó la cabeza de su amigo—Ese tiempo extra que desperdicias en la oficina deberías pasarlo con tu hija
Minho guardó silencio, Changbin tenía razón en todo, no pasaba tiempo suficiente con su hija, era difícil recordar la última vez que tuvieron un día lleno de diversión sólo ellos dos, desde hace tres años Hye Ri había estado al cuidado de niñeras, niñeras que no le agradaban.
—Toma—Dejó una tarjeta colorida en el escritorio—Es la tarjeta de presentación de la agencia de niñeras que seguramente tendrá a alguien para que pueda cuidar a Hye Ri, mi pequeño dice que son muy amables y atentos
Changbin salió de la oficina del castaño con las manos en los bolsillos delanteros, Minho miró la tarjeta y la tomó en sus manos.
—Bien, será la última vez que contrate a una niñera—Sonrió llamando al número en la tarjeta, Minho aseguraba que esta vez iba a cambiar algunas cosas en la vida de su hija y la suya
¡Bienvenidxs al primer capitulo!
¿Les gustó?
Tuvimos un momento muy triste
e íntimo en el pasado de Minho
y Hye Ri.
No olviden votar si les gustó, pueden
dejar un comentario haciéndome
saber que les agradó el primer capítulo.
¡Gracias por leer!
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