Sulley, Mike y Celia estaban jugando en el patio cuando se acercaron Val y Taylor, tenían el guión en la mano.

- ¡Chicos! - empezó a decir Taylor -, la profesora ya nos ha repartido el guión y nos ha pedido que os lo dieramos a vosotros.

- Muchas gracias - dijo Mike, le encantaba la idea de una obra.

- Una cosa, ¿os gustaría ensayarla un poco antes para sorprender a la seño? - dijo muy contento Sulley

Todos estuvieron de acuerdo. Entonces se acercaron al tobogán haciendo creer que era una torre, donde se subió Celia.

- Oh, Mostreo, mi querido Mostreo...

- Oh Mustrean, ¿no deberíamos amarnos?

- Pero vuestro amor es prohibido - dijo Sulley -, ¿y si vuestros padres os ven?

- Pero Mostreo, no puedo vivir sin tí, te necesito en mi vida...

Entonces la profesora les dijo que entrasen ya que parecía que iba a llover, que podían seguir jugando dentro. Sulley, Mike, Celia, Taylor y Val entraron con sus textos y los dejaron en sus mochilas, ahora querían jugar un poco.

- ¡Tú la quedas! - le dijo Mike a Taylor.

- Pero, ¿cómo se juega al Monstruo? - dijeron Val y Taylor.

- Ah, perdonad... - dijo Sulley -. Es como el pilla-pilla, solo que la primera persona que la queda tiene que pillar a alguien y le tiene que decir "Mos", la segunda tiene que pillar a otra persona diferente mientras le dice "tru" y la tercera "o". Si te equivocas, tienes que pillar a tres personas diferentes.

- Vale, creo que lo he entendido... - dijo Taylor

- Sí, yo también. ¡Muchas gracias por explicarnoslo!

Sulley se puso rojo como un tomate y casi no podía articular palabras, Mike tuvo que golpearle.

- Gra... Gra... ¡Gracias!

Todos empezaron a jugar, pero algo había cambiado en nuestro protagonista, se sentía diferente y no sabía muy bien el motivo. Se sentía especial y mucho más feliz desde que había hablado con Val, pero no conseguía entender el motivo. Lo que sí sabía era que tarde o temprano se daría cuenta, solo tenía que esperar y seguir jugando, más adelante puede que lo entendiese.

Era normal que no lo supiera, pero lo que nuestro pequeño amigo sentía no era otra cosa que un pequeño sentimiento de amor, que poco a poco se iba agrandando en su interior.