Dejé de creer en el amor verdadero y en los cuentos de hadas, pero no porque pensara que no son reales, sino porque en mi opinión, no todos tenemos un final feliz o no todos lo merecemos.

Mi mejor amiga había pasado por cosas horribles, sin embargo, había encontrado al amor de su vida y ahora no solo se iba a casar con él, sino que también tendrían una hija.

¿Yo tendría algún día algo similar?

Veía a los demás tan felices, viviendo sus vidas siguiendo un propósito con claridad, pero yo... estaba perdida.

Durante estos años, tuve muchos amantes, pero continuaba sin respuestas, tuve muchas oportunidades de intentar ser feliz, pero nunca me atreví a seguir adelante; tal vez tenía miedo al abandono o alguno de esos traumas de la infancia que me impedía comprometerme, pero honestamente estaba harta.

Deseaba una persona que me aceptara por quien soy, que no saliera huyendo de un desastre en potencia como yo y deseaba dejar de sentir ese vacío en el pecho que cada vez era más difícil de sobrellevar, pero por más que eso era lo que quería, la verdad era que no hacía nada al respecto para cambiarlo.

Yo evadía lo que no podía confrontar y huía de los problemas hasta que no tenía más opción que hacerles frente; así era yo, un caos que a veces creía que no tenía solución; pero en una fracción de segundo, todo puede cambiar, incluso lo que crees que no tiene arreglo.

Así que... tal vez aun había esperanza.

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Hasta aquí el inicio de la historia, aunque queda mucho por decir y muchos secretos que revelar
¿Qué habrá pasado con Blaire en estos cuatro años?