▷ Complicaciones antes de Navidad

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Estaban sentadita, esperando... ¿Esperando que? A que se calentara el chocolate. Normalmente, no tomo chocolate caliente, pero creí que acaso me pondría en el "mood". Veía la hornilla con sus llamas azules y naranjas, la leche empezaba a burbujear.

-¿Sabes? Me pidieron hacer un cuento de Navidad - ayer había hablado con Ana...

-¿Te pidieron? ¿quién? - su familia adorna su pinito de color diferente cada año.

-Bueno, la verdad, más que pedirlo me dijo que le gustaría que escribiera uno. Insta boy. - entonces creí que acaso ella sabía más que yo.

-Ah... ¿El de la otra vez?

-Dijo que podría escribir algo tierno y realista a la vez.

-Mírate, toda ilusionada por una cuenta secundaria ¿Por qué no le pides que suba una foto? Al menos así podrías conocerlo.

-No quiero, aún si se lo pidiera estoy segura que subiría una falsa. Además, estoy casi segura de quién es... Alex.

-¿Alex? ¿Ese Alex? Pero... él no te conoce, ¿o sí?

-Hemos hablado una o dos veces, pero no mucho.

-¡Wow! Me gustaría creerte más, no consigo imaginarme a Alex pidiéndote escribir un cuento. Solo pensar que sería capaz de leer... ¡Ah! me da dolor de cabeza. Entonces ¿lo escribirás? ¿sobre qué? Faltan dos semanas para Navidad.

-No lo sé, nunca he vivido una Navidad como en las películas. Y no creo que debiera ser una festividad que se encierra solo en un filme, ni que su encanto se reduzca a lucecitas coloridas frente a una casa ¿Qué es? Algunas dicen que es una paganidad, otras que es un cumpleaños. El de Cristo. Un día de regalos, un día para recordar. No logro decidirme, y si no sé de lo que escribo ¿Cómo escribir sobre ello?

-Escribes cuentos sobre princesas, hadas y caballeros, no habías tenido ese problema.

-Eso es diferente, hay títulos de la nobleza que se guardan mejor en el corazón, vale más así. Imaginar vivir en un castillo de fantasía es un juego, con sus roles y trajes ¡Pero la Navidad no lo es! hay demasiada gente, muchas personas celebrando en un día y son tantas que no se ponen de acuerdo. Un castillo es como una obra de teatro. Unas cuantas personas se preparan y recitan sus líneas, mientras que las otras disfrutan la obra. - al final, Ana ya no me prestaba atención, supongo que la aburrí y los post que veía se le hicieron más encantadores que escucharme.

La navidad es de todos ¿no? y todos toman parte de ella ¿no es así? Cada quién hace como mejor le parece. Se pueden hacer obras navideñas, pero la navidad es solo un día... De veras no me gusta el chocolate caliente, siempre termino quemándome. A veces está muy caliente, luego solo un ratito beberlo es cálido, agradable... ¡Y un momento después se vuelve frío! No se me ocurre nada, llevo pensando en el cuento y nada. Es que aquí no hace frío invernal, nada más fresquito, en la tienda vi tarjetas con copos de nieve ¡pero no hay nieve!

Me acerqué al refrigerador y lo abrí. Tal vez allá adentro, junto con los hielos y las fresas congeladas sepan más. Porque la navidad es fría, y entonces pensé que un malvavisco podría ser como un copito, pero es curioso. Los malvaviscos no se llevan bien con el frío, se vuelven duros como piedras de granizo, pero se derriten igual a la nieve. Tomé mi pluma y sentándome en la mesa escribí: "Tal vez es solo una excusa para comer dulces."

Era la tarde y la mañana, en el valle "La alacena''. El frío se arrimaba y los caramelos se abrigaban en sus estuches coloridos. Bomboncito y chocolatito eran dos amigos. Chocolatito era un tipo muy acaramelado, y le dijo a Bomboncito: -¡Sáquese! - porque no podía soportar que Bomboncito tuviese un azúcar más blanca que él.

Desde hacía unos días que el paladín encargado por la reina, había traído misiva. Misiva en la cual se otorgaba a Zucarín Bomboncito Blanco la nobilísima tarea de servir de banquillo a la joven monarca en su primer recital de piano.

Natural que Bomboncito se sacudía el polvito y se veía en una gota de agua que le servía de espejo. Sin acercarse mucho, para no mojarse. El piano sería de galleta y las teclas de finísima avellana y almendra.

La reina, todavía una princesita por lo joven, se acomodó la corona e iba a empezar a tocar. Se oyó un sonido, las galletas de jengibre venían corriendo deprisa ¡Nieva! decían y decían que ese nevar tenía un encanto que ni las migas de galleta al caer se les semejaba ¡qué encanto! La monarca se levantó, quería verlo. Pero ella no podía ir, era muy peligroso. Bomboncito inclinándose se ofreció, él iría, pero Chocolatito, no queriendo que su amigo le superara en todas las proezas, también se ofreció y ambos partieron.

Cruzaron el vestíbulo y pasaron frente a la chimenea con cuidado para no perecer ante el fuego. Vieron calcetines verdes y rojos con motitas. Arriba de ellos guirnaldas y un árbol sin raíces del cual nacían estrellas. Fueron más allá del portón y conocieron la bruma, la escarcha y la nieve. Los dos amigos se adormecen, no podían moverse ¡hacía tanto frío! veían a los copitos pálidos derretirse con una ojeada de sol y bostezaban; -Ah, esto es Navidad - y cayeron en profundo sueño, del que no despertarán hasta febrero.

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