Capitulo.8 💛
Dazai al final de la jornada, estaba muy cansado, no porque haya trabajado, claro que no, Dazai Osamu hacer tal cosa por dios, ¿en qué mundo vivian las personas que pensaban eso?.
En fin estaba cansado a causa de Atsushi quien no dejo de molestarle con su trasformación de tigre que aunque anteriormente le gustara, ahora mismo la encontraba insoportable, llego al apartamento perteneciente a Chuya, quien de milagro estaba ahí, se encontraba en la cocina, Dazai sin tardar se acercó a él y le entrego al pequeño en brazos, el pelinaranja le miro desconcertado y después miro al pequeño quien ya nuevamente tenía sus orejas y cola fuera mientras la movía juguetonamente, Chuya le hizo levitar y se acercó a Dazai cruzándose de brazos, el castaño estaba echado en el sofá boca abajo se le notaba fastidiado.
-¿Que mierda te sucede a ti?
-Estoy cansado
-¿Tiene algo que ver la bola de pelos?
Dijo Chuya apuntando al pequeño que se paseaba por toda la habitación flotando, Dazai miraba atento a Atsushi, con una mirada que casi le decía que se muriera y lo dejara en paz, el pequeño al sentir la mirada del castaño solo rio mirándole, cosa que le saco de quicio y comenzó a hacer un berrinche de frustración
-¡Quiero a mi Atsushi de vuelta, quiero a mi niño tonto e inocente! ¡Todo es culpa de Akutagawa!
-Sabes idiota, el que debería estar así, seria yo, puesto que los 3 están en mi apartamento e invadiendo mi privacidad, no tienes derecho a quejarte, y si bien Atsushi puede sacarte sustos -Mira al pequeño preocupado, recordando los sustos que le ha dado- Varios sustos, está creciendo muy rápido, cuando menos lo esperes volverá a la normalidad, así que deja de quejarte
-Es que es injusto actualmente soy el que más le cuida
-Akutagawa y yo tenemos cosas que hacer, no como tú que no haces nada en todo el día, además es tu protegido, tu tienes más responsabilidad que nosotros, eres su maestro actualmente, el único inocente de todo esto soy yo, y mira aquí estoy aguantándote a ti y Akutagawa
-No deberías ser tan cruel -Hizo una nueva de desagrado-
-Y tú no deberías ser tan imbécil
Si no fuera porque la puerta fue abierta, ellos abrían discutido, del pasillo se dejó ver a Akutagawa quien al notar la tensión entre ambos se iba a ir pero el pequeño tigre se le acerco y Akutagawa lo tomo en brazos, los mayores decidieron hacer una tregua y seguir como si nada, Chuya miro atentamente a Akutagawa quien tenía una bolsa color pastel
-¿Has comprado algo? -Dijo mirando la bolsa que Akutagawa le extendió para que la revisara-
-Si, es un traje en forma de animal, pensaba en cortarle las partes que se supone que son de animal y dejarlas libre para las de él, ya que no creo que deje de transformarse en Tigre por un buen tiempo
-Bueno eso es muy práctico para nosotros, cuando tengamos que salir con él, aunque los dotados sean normales, sería raro que un pequeño siempre tenga cola y orejas, bien pensado, yo me encargo de arreglarlo -miro el contenido sin sacarlo de la bolsa y sonrio-
-No sabía que arreglabas ropa, Chuya
-A diferencia de ti se hacer muchas más cosas, en las ovejas tenía que hacer esto, ya que yo cuidaba de los pequeños no es de extrañar -miro de reojo al castaño que estaba a su lado mirando el contenido -
Se sentó en una de las sillas de la cocina y saco el traje que consistía en un pantalón negro como un overol con una colita de gato cocida, una camisa de color blanca, de conjunto una sudadera de color azul cielo con orejas del mismo animal.
Chuya le miro atentamente y se dirigió a su habitación a traer todo lo que ocupaba, al regresar comenzó su trabajo, Dazai se aburrió y se fue a su habitación a dormir un rato antes de la cena, Akutagawa se colocó al lado de Chuya mirando lo que hacía, Chuya momento después le dijo que le ayudara a cocinar, y le explico lo que tenía que hacer, mientras el mayor seguía con el traje.
Pero cuando terminaron ambos, se dedicaron a ver cómo le quedaba al pequeño, quien sin protesta se dejó hacer y deshacer, les había gustado el resultado, el pequeño estaba a gusto al dejar salir sus orejas y cola, los mafiosos sonrieron así que sin más se dedicaron a cenar, y claro está que no le dijeron nada al castaño puesto que a la mañana siguiente les reclamo por no despertarle
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