Bebé Katsuki (Parte 2)

Tras muchas dudas de parte de la muchacha de grandes labios sobre si dejar al niño explosivo con sus padres y luego marcharse o no, al final decidió que se quedaría al menos unas horas con la familia del ya mencionado, para conocerlo un poco.
Pues aunque lo negara, le intrigaba un poco el ambiente en el que éste había crecido y quizás conviviendo un poco en el mismo le haría entender un poco del carácter del chico.

No estaba tan equivocada, pues a los pocos segundos de haber tocado el timbre de la residencia del ahora pequeño chico rubio, una mujer que aparentemente era bastante joven, se apareció en la puerta gritando algo hacia adentro del lugar, posiblemente a alguno de los hermanos del chico.

Estaba a punto de decir que se había equivocado para luego irse de ahí, pues la primera impresión que le habían dado en el lugar fue bastante ruda y creyó que si le contaba todo lo sucedido a la persona que estaba frente a ella quizás se lo tomaría muy mal. Pero al pensarlo mejor, tomó valor y habló con la mujer.

Camie: -Buenas tardes, ¿aquí es donde vive Katsuki Bakugo?

Señora: -¿Ah? Claro que sí, es mi hijo, ¿le pasó algo?

La chica estaba que no se lo creía, pues la señora no aparentaba más de 30 años y ahora se presentaba como la madre del rubio, cuando ella pensaba que era su hermana o algo así.

Camie: -Pues sí, pero no se alarme, le explicaré todo enseguida.

La mujer la invitó a pasar para poderle escuchar mejor, fueron a la sala y le ofreció una bebida, a lo que la chica obviamente no se pudo negar, pues había sido un largo viaje y estaba un poco sedienta.

Camie: -Bueno... Mi nombre es Camie Utsushimi y no sé cómo decir esto exactamente.
Verá, un descuido de el profesor All Might hizo que tres de los mejores estudiantes de la clase 1-A se volvieran bebés y pues hasta que él encuentre una cura permanecerán así un buen tiempo.

Recordó aquella frase que había estudiado gracias a Momo, pues ella fue quien se la dijo para que no se complicara al explicarle todo a los familiares del afectado, en este caso la familia Bakugo.

La señora al terminar de escuchar eso y luego mirar a su hijo pero versión bebé junto a la muchacha, rápidamente soltó un gran gritó para llamar a su esposo para que éste viniese de inmediato, ya que se encontraba sirviendo las bebidas en ese momento, y así lo hizo.

Ambos tomaron al niño en brazos y comenzaron a mimarlo de una forma bastante graciosa para la chica, pero por respeto no quiso reírse, al menos no en ese momento.

La escena seguía y era aún más hilarante, pues las mejillas del menor se enrojecieron y una mirada molesta se asomaba por su rostro, como si estuviera consiente de la vergüenza que estaba pasando frente a aquella chica, quien obviamente no perdió la oportunidad y comenzó a grabar y tomar fotos sin que los presentes se diesen cuenta.

Después de unos cuantos minutos algo incómodos para el infante, los señores volvieron en sí mismos para volver a hablar con la chica, quien sólo estaba ahí sentada mirando la escena con una sonrisa en sus labios.

Mitsuki: -Lo siento chica, es sólo que ya sabes... Los hijos crecen y se vuelven unos bastardos como éste niño de aquí y uno ya no tiene la oportunidad de volver en el tiempo a cuando era esta pequeña criatura tan linda e inofensiva para abrazarlo de nuevo.

Camie: -No se preocupe, en realidad... creo que puedo entenderlos un poco.
Aunque debo decir que no me esperaba esa reacción de su parte.

Masaru: -Que no te engañe la actitud de nuestro hijo, nosotros lo criamos con mucho amor, fue el tiempo y las malas amistades las que lo volvieron así de agresivo.

Mitsuki: -¿Malas amistades? Éste mocoso ya era un engendro del mal desde que comenzó a caminar, sólo fue demostrando su verdadero ser con el paso del tiempo.

Masaru: -Basta Mitsuki, estás asustando a la señorita.

Camie: -No se preocupe por mi, yo estoy bien.

Mitsuki: -Oh, es cierto, ahora caigo en cuenta que ni te he preguntado qué relación tienes con mi hijo, ¿eres su novia o algo así?

Camie: -Jajaja no, en realidad sólo somos compañeros, bueno, no estudio en el mismo Instituto que él, pero nos conocimos en otro lugar y nos llevamos bien, por eso y porque ninguna de sus demás compañeras quiso cuidarlo, fue que me encargaron a mí ser su niñera estos días.

Mitsuki: -Es una pena, me pareces muy apropiada para ser la novia de Katsuki.

Masaru: -Por favor basta, la avergüenzas.

Camie: -Jajaja no se preocupe, de hecho me siento halagada por ese comentario, aunque dudo mucho que su hijo se interese de forma amorosa en mí o cualquier otra chica.

Dijo la rubia con intención de hacerlo quedar como un chico de gustos dudosos frente a sus padres, pues aún seguía en pie su venganza hacia el rubio por el momento vergonzoso que le hizo sentir en la mañana.

Mitsuki: -Oh no... ¡No me digas que le gustan los hombres!

La chica estaba a punto de decir algo, cuando el niño comenzó a golpearle las piernas, llamando su atención y para que no abriera de más la boca, ésta captó la señal y comenzó a reír pensando en que él era consciente de lo que sucedía.

Camie: -En realidad no tengo idea, sólo estaba jugando.
Bueno, creo que se hace noche y nosotros tenemos que volver a los dormitorios, fue un placer conocerlos y vendré en unos días para que puedan seguir dándole todo el amor que se merece éste lindo bebé.
Ah sí... Se me olvidaba, señora Bakugo, me gustaría que me diera consejos sobre cómo cuidar bebés, por favor.

Y después de seguir hablando un rato más con los señores, ambos se despidieron y volvieron a dónde residían temporalmente.

El camino de regreso fue tranquilo, pues el niño se quedó dormido sobre los brazos de la chica, así que fue más fácil llegar.

La chica ahora tenía otra perspectiva de aquel muchacho tan rudo, pues sus padres fueron muy amables y cariñosos con ella y el pequeño, ahora no se podía sacar de la mente que él podía tener algo de ese lado tan tierno que mostró su familia.

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