Lo envolvía con delicadeza en un protector abrazo, apegandolo suavemente a su pecho con miedo a que las grietas que el mexicano tenía se expandieran.

Hace un tiempo lo habría abrazado con todas las fuerzas que tenía, pero al verlo con más vendas y curitas de las que de por sí llevaba le era preocupante.

No podía ni reconocerlo por tanto que había cambiando; no era ni para bien ni para mal, su país progresaba, y eso le alegraba, ¿pero enserio valía la pena al por depender de otro país que le daba tan malos tratos?

—— Chale ‘manito, me agüitas más. —— sinceró con la voz quebrada. —— ¡Abrázame pero con huevos, chingada madre! —— dijo aguantando las ganas de llorar, apegándose con fuerza a el más alto, con la intención de que el otro hiciera lo mismo.

El canadiense lo sentía tan débil; colocó sus manos en la espalda ajena, haciendo a su agarre más firme, notando que el cuerpo se sentía más de lo que recordaba.

—— Valgo verga.

—— No es cierto... —— acarició con cuidado su cabeza. —— no digas eso.

—— Valgo verga, valgo verga, valgo verga.

Canadá suspiró con cansancio.

—— Me alegra que al fin te pude ver.

—— A mí también.

Sentía vacías a esas palabras, y eso le dolía.

—— Quiero estar cerca de ti así, siempre. —— suspiró.

—— Yo también. —— no lo sentía vacío, lo sentía triste.

ah- olis.

perdón si salió qlero, y todo lo demás, si les gustó bla bla bla, diganme los errores bla bla bla, no tengo muchas de ganas de escribir esto la verdad.

guten bai!