Capítulo 59 - Siempre

No estaba segura si era solo yo, pero la piel de Harry había perdido su bronceado. Su camiseta empapada de sangre había sido tirada a la basura, y esperaba que también se quedaran allí los oscuros recuerdos. Mis ojos pesaban mientras anochecía, mi cuerpo y mente doliendo por las cosas que habían ocurrido. Mientras mantenía mi brazo al rededor del suyo, esperaba tener al menos un poco de la fuerza que tenía Harry.

“Bueno… gracias por todo, Sra. Briffen.” Harry le dijo a la señora regordeta plantada delante de nosotros.

Una débil sonrisa se posó en su cara. “Por favor,” Su respiración se trabó. “Mantenla contigo. Siempre.”

Harry asintió y estuve sorprendida cuando quitó su brazo de mi agarre y se acercó para abrazar a la Sra. Briffen. Sonreí ante su dulce intercambio. Ella parecía tan sorprendida como yo y se alejó un poco para decir. “La última vez que me diste un abrazo fue cuando se te cayó un diente de leche.”

Después de decir adiós por última vez me metí en el coche. Cuando el marido de la Sra. Briffen empezó a conducir, me arrodillé en el asiento de cuero y me despedí con las manos hasta que no pude ver a los niños o a la Sra. Briffen. Harry me cogió por la cintura, sentándome a su lado. “Quizá estas exagerando un poco.” Me sonrió.

“A lo mejor no los volvemos a ver.” Justifiqué. El pensamiento era depresivo. Harry alzó su brazo vendado así podía tumbarme en él. Suspiré e hice justamente eso. Su cara se contorsionó mientras su brazo herido bajaba sobre mí. Una sonrisa creció en mi cara a pesar de estar exhausta.

“Me podría mover al otro lado.” Sugerí, mirando hacia su brazo sano.

“No. No estoy discapacitado.” Dijo.

El coche temblaba al pasar por la inestable superficie de la carretera, así que nos sacudimos de lado a lado por un tiempo y era difícil quedarnos dormidos. El marido de la Sra. Briffen era un hombre muy callado y un conductor dedicado. No dijo nada excepto ‘Ah, ¡lo siento!’ cada vez que el coche se sacudía.  Harry no paraba de decirle que condujera bien pero no era su culpa. Las carreteras estaban muy mal mantenidas en estas zonas.

“¿Estas bien?” Harry apartó el pelo de mi cara, mirándome.

Tragué el bulto de mi garganta. “Harry,”

“¿Mhm?”

“No importa.” Cambié de parecer.

“Ya has empezado. Tienes que acabar.”

“Me he dejado el colgante en el apartamento.” Dije. Recordé cuando había bromeado con perder el collar y Harry se cabreó.

“¿Es eso lo que te molesta?” Presionó su nudillo contra su párpado, frotándolo.

“Me está molestando todo.” Pero había algo en particular, y no era sobre el colgante. “Pero, bueno…”

“Estoy a punto de quedarme dormido así que date prisa.”

“Está bien.” Respiré profundamente. “¿Crees- Crees que podríamos ser familia?”

Salté cuando la profunda risa de Harry llenó la habitación. “Querida Thalia es imposible que seamos mitad hermanos porque tú y yo ya habíamos nacido cuando nuestros padres empezaron a acostarse.”

De repente me sentí estúpida por preguntar.  “As que… ¿sabes cuándo fue?”

“Sabía que mi madre estaba viendo a un tío antes del divorcio. Quien sabía que era tu padre. Es divertido que esa sea la razón por la que nos conocimos. Mi padre es un bastardo astuto.”

Harry estaba sonriendo y mirándome con los ojos cansados como si fuera una niña inocente sin experiencia en la vida. Pero mirando por lo que había pasado, creo que tenía el derecho de no fiarme de las cosas.

“Es muy… extraño. El pensar que nuestros padres estuvieron juntos.” Dije. “No me hago a la idea. Todo este tiempo, he tenido la perfecta imagen de él…” Sentía dolor de cabeza solo de pensarlo.

“Si, bueno, yo estaría sorprendido si descubriera que mi madre no le puso los cuernos a mi padre.” Dijo Harry.

Todo se resumía en ellos. Nuestros padres. La aventura que había consumido de celos a Damian y había hecho que lo pagara con sus hijos.

“Está muerto.” Dije después de un rato. “Debería haber hecho algo, no deberíamos haberlo dejado ahí.” Mi voz se rompió al final. En cuanto cerraba los ojos, Darren aparecía. Su cara sin expresión, su cuerpo sin moverse. Cubierto de sangre.

En lo más profundo de mí, sabía que Darren no podía ser así de malo y pensar en su acto de sacrificio me rompía el corazón.

Me distraje de mis pensamientos cuando pequeños soplidos cayeron en mi frente. Lentamente me levanté de Harry para ver que se había dormido. Le ayudé a descansar la cabeza contra el asiento del coche sin despertarlo y me moví a un lado para dejarle más hueco. No había pasado ni un minuto cuando Harry cogió mi brazo, poniéndolo a un lado y bajando su cabeza a mi regazo, sus ojos todavía cerrados.

Entonces, siguió roncando ligeramente. Me encontré sonriendo mientras dejaba que mis dedos se movieran gentilmente por su pelo desordenado, apartando los rizos de su cara.

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Los dos habíamos estado es un sueño tan profundo durante todo el viaje que no nos habíamos dado cuenta que Howard había parado a poner gasolina varias veces. Cuando llegamos no sabía qué hora era ni donde estábamos. Era casi como un sueño, levantándome y mirando por la ventana para ver lugares que solo había existido en mi cabeza.

Vi la playa por primera vez. Me acerqué a la ventana, prácticamente aplastando mi cara contra el cristal para mantener el escenario a la vista. Hacia un sol de ensueño, la arena tan blanca que parecía irreal. Sentí una mano cálida apretar ligeramente la mía.

Harry estaba conmigo. Estábamos en un lugar precioso y de otro mundo. Nada podía ir mal. Pero un momento, esos eran los únicos pensamientos que tenía.

“Para aquí.” Escuché que Harry decía al hombre en el asiento del conductor.

“¿D-Dónde estamos?” Pregunté, frotándome los ojos.

“Todavía aturdida por el sueño.” Harry dijo, abriendo la puerta del coche. Aire frio nos golpeó.

Harry estiró los brazos, bostezando fuertemente. Movió la cabeza de lado a lado y descanso una mano sobre su cuello, frotándolo. La otra se estiró para coger mi mano. “Vamos.” Dijo.

Mis parpados se sentían pesados, mi mente aun aturdida por el sueño. “Lia,” Instó, y me ayudó a salir del coche. El viento golpeó mi pelo, revolviéndolo. Algunos mechones golpearon la cara de Harry y él tuvo que presionar sus manos contra mi cabeza para mantener el pelo en su sitio. “Lo siento,” Reí, pero su propio pelo había cubierto su cara.

“¿Harry…?” Escuche una voz entre el viento.

Nuestras cabezas se giraron hacia la pequeña casa de campo, enfrente de la cual habíamos aparcado el coche. Una mujer estaba plantada en la puerta, pelo negro escapándose de su moño mientras caminaba hacia nosotros. Una explosión de viento tiró de su delantal pero no se le cayó.

“¡Eres tú!” Exclamó con una risa, entornando los ojos mientras lo miraba. “¡Entrad! ¡Entrad!” Nos hizo gestos para que le siguiéramos a la casa.

Howard caminó con nosotros hacia la puerta. Nos pidieron que nos quitáramos los zapatos, y así lo hicimos. Todo empezaba a tener sentido una vez la puerta estuvo cerrada.

Dentro se estaba caliente y acogedor. Recordé la conversación que había tenido con Harry mientras íbamos a la estación de tren.

“¿Harry?” Un hombre dijo sorprendido. Se puso de pie y sus ojos viajaron entre Harry y yo. Había una versión pequeña de él sentado con las piernas cruzadas en la alfombra quien, también, se levantó con nuestra presencia.

“¡Que sorpresa! ¿Verdad Pat? Han sido tres años ¿verdad?” La mujer se quitó el delantal y lo colgó antes de plantarse al lado del hombre, el cual asumí que era su marido. “¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no has llamado antes? ¿Quién es ella?” Me miró.

“Es… una larga historia, tía Abby.” Dijo Harry. “¿Os importaría si nos quedáramos un par de días? Hasta que encontremos nuestra propia casa aquí.”

“Oh, ¡por supuesto que no! Estáis bienvenidos a quedaros el tiempo que queráis. Tenemos muchas habitaciones libres, y sabes que eso no es bueno.” Dijo. “Mírate. Has crecido tanto, Harry. Te hemos echado de menos.”

“Esta también es mi casa.” El hombre le cortó.” “Abby, sabes cómo me siento con este niño.” Dijo como si fuéramos invisibles.

“Pat,” Abby le advirtió.

“Abby, aparece en nuestra puerta después de años sin contactar con nosotros. ¿No te parece raro?” El hombre replicó.

“Estoy aquí porque necesito vuestra ayuda.” Dijo Harry.

“¿Un Styles pidiendo ayuda? ¿Ya se ha hundido tu papi?” El hombre dijo.

“¡Patrick!” Abby prácticamente gritó, entonces la casa se silenció.

“De hecho,” Harry rompió el silencio. “Estoy intentando alejarme de él. Y necesito ayuda.” Dijo con la mandíbula apretada, su paciencia claramente agotándose. Bajo otras circunstancias, Harry ya habría perdido los papeles.

“Si necesita ayuda, Patrick, vamos a dársela.” Dijo Abby. “Es de la familia, te guste o no.”

“No de mi sangre.” Patrick murmuró para sí mismo y se sentó de golpe en el sillón. Su mujer claramente era quien llevaba los pantalones en la casa.

“Lo siento mucho, querido. Tu tío hoy se ha levantado con el pie izquierdo.” Abby intentó explicar, estirando su vestido. “De todas formas, ¿Quién es esta encantadora jovencita?”

“Thalia.” Harry dijo. “Thalia, esta es mi tía Abby.”

Un poco tarde para presentaciones, pero sacudí su mano de todas formas, sonriendo.

“Y… supongo que es tu mujer.”

“No, pero estamos juntos.” Harry corrigió.

“Ya veo. Tenéis suerte. Ya había preparado una habitación, ahora solo falta llevar sabanas a otra habitación y-”

“Está bien, compartiremos habitación.” Dijo Harry.

Recibimos extrañas miradas por parte de Abby, Patrick y el niño el cual suponía que era su hijo. “Oh,” Abby apenas dijo, pareciendo un poco severa.

“Era de esperar.” Añadió Patrick.

“Dis- Discutiremos eso después. ¿Tenéis hambre? ¿Por qué no os sentáis en el sofá? Habéis tenido un largo viaje y oh,” Sus ojos finalmente se fijaron en el hombre parado detrás de nosotros. “No nos has presentado aún, Harry.”

“Este es Howard, el marido de la Sra. Briffen. Ha conducido hasta aquí, y necesita que alguien le lleve a la estación de tren esta noche, así puede volver a Fleese antes de que su mujer se ponga histérica.”

 “Oh, eres el marido de María. Encantada de conocerte.” Saludó. “¿Os ha traído desde Fleese? Debe ser agotador. ¿Por qué no habéis cogido el tren-” Soltó un grito ahogado.

Harry se habia quitado la chaqueta y todos los ojos fueron a parar a su brazo vendado. “Me explicaré.” Soltó una pequeña risa, divertido de las reacciones que había recibido.

___________

Abby escuchó nuestra historia y dijo que Damian el diablo en persona. Dijo que ella no hubiera sido capaz de pasar por la mitad de las cosas por las que yo había pasado y me felicitó por mi valor. Era una mujer muy agradable, un vasto contraste con su marido. Pero aparentemente Patrick solo estaba resentido con Harry por culpa de Damian.

Y era porque Damian lo había despedido hacia años, cuando vivía en Fleese. Patrick también odiaba a Damian por la manera en la que había tratado a la madre de Harry, la cual era su cuñada. Abby estaba igual de resentida con el hombre pero amaba a Harry con todo su corazón porque, al contrario que su marido, ella no creía que fuera como su padre.

Abby también me aseguró que me llevaría a la estación de tren para ver a mi familia y para dejar allí al marido de la Sra. Briffen, y que no le importaba que se quedaran en su casa. Esperaba que estuvieran en el motel de Pinedell. Les dije que nos encontraríamos allí.

Harry me contó que tres años atrás, había venido a esta casa. Se escapó de Fleese después de pelearse fuertemente con Damian cuando tenía diecisiete y volvió un mes después. Dijo que se sintió en paz cuando estuvo aquí pero sus costumbres salieron a la luz después de un tiempo y las cosas se estropearon, lo que hizo que volviera a Fleese.

Aparentemente, necesitaba la constante compañía de chicas y coches caros. Dijo que nunca se había sentido más feliz que cuando estuvo aquí, pero que no se sentía ‘normal’ si todas esas cosas materiales de las que estaba rodeado normalmente.

Eso me preocupaba un poco.

“¿Por qué tener muchas habitaciones vacías en la casa no es una cosa buena?” Pregunté mientras me sentaba en la cama.

“¿Qué?” Dijo Harry mientras cerraba la puerta.

“Lo que dijo tu tía.”

“Oh, es muy supersticiosa.” Dijo. “Toda la familia lo son. Cuando era joven, su marido me bañó en vinagre por jugar con un gato negro.”

Reí. “Y obviamente no les gusta que compartamos habitación.”

“Si, eso es porque no les gusta el sexo.” Se rio. “Eso es algo que os une.”

“Harry,” Le advertí y levantó las manos.

Dejo nuestras bolsas es una esquina de la habitación y se arrodilló en el suelo. Abrió la cremallera de su bolsa e intentó sacar una camiseta con una sola mano.

“Espera, te ayudaré.” Me arrodillé a su lado y saqué una camiseta blanca para él. Harry cogió el dobladillo de su camiseta para quitársela. Estaba esforzándose mucho así que le ayudé. “Con cuidado.” Le dije mientras el empezaba a levantar los brazos. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios cortados.

Intenté ser lo más cuidadosa posible mientras le quitaba la camiseta. Me sobresalté cuando le escuché quejarse. Empezó a reírse ante mi respuesta y le amenacé con hacerle daño de verdad si me asustaba así de nuevo.

“¿Te gusta este sitio, Lia?” Harry preguntó mientras le cubría el torso tatuado con la nueva camiseta. Recuerdos de cuando su cuerpo estaba presionado al mío, recordé la sensación de su piel contra mi piel, el sentimiento de calor al tener a alguien tan cerca…

“¿Lia?” Mis ojos volaron a un sonriente Harry.

“¿Si?” Pestañeé, sintiendo el calor acumulándose en mis mejillas.

“Te he preguntado si te gusta este sitio.” Me golpeó ligeramente la barbilla con un dedo.

“Me encanta este sitio.” Contesté honradamente. “Es la primera vez que veo la playa. Es precioso.”

“No me lo habías dicho.” Dijo Harry, apoyándose en la cama.  

“Bueno, no había salido de Fleese así que sumí que lo sabias.”

Asintió. “Entonces vamos a nadar.”

“¿Cómo vas a nadar si no puedes vestirte tu solo?”

“Thalia, no estoy inválido.”

“Lo estas temporalmente.”

“Está bien, entonces te veré nadar.” Insistió.

“Eso es un poco espeluznante, Harry.” Dijo. “Y ni siquiera tengo un traje de baño.”

“No necesitas uno si tienes sujetador y bragas.”

“Eso es estúpido, ¡nunca me bañaría así!” Dije.

“¿Cuál es la diferencia entre eso y un bikini?”

“Tampoco llevaría un bikini.”

“Jesús, Lia.” Harry sacudió la cabeza, riendo mientras ponía la mano en mi nuca. Me acercó a él, haciendo que me pusiera a cuatro patas antes de que nuestros labios se juntaran.  

Gateé hacia él y sentí su agarre en mi cintura, intentando sentarme a horcajadas en él. Me puse en su regazo, mis manos deslizándose a su cuello, donde mis dedos se entrelazaron con su pelo. Mi corazón palpitaba fuertemente mientras nuestras bocas se movían al mismo tiempo.

Cuando Harry gimió, note que había cogido sin querer su labio inferior entre mis dientes. El calor se extendió por mi cuerpo, y me acordé de la última vez que me había sentido de ese modo.

El aroma de incienso quemándose en los pasillos de la mansión, el tenue brillo amarillo de las luces cayendo sobre nuestros cuerpos, besos lentos y calientes presionados en mi piel, su profunda risa llenando la habitación, alejando todas las dudas que tenía, ‘le quiero, le quiero.’ había pensado. ‘Te quiero, Lia’ él había dicho.

Sentí su toque deslizarse por mi espalda, al final de mi jersey, y lo paré ahí, recordando las consecuencias que estaban lejos del dulce recuerdo. “Harry, no puedo.” Suspiré contra sus labios, quitando su mano de mi jersey. “No de nuevo.”

“Lo sé.” Suspiró, su mirada cayendo. “Pero quiero que sepas que no voy a dejar que te pase nada de nuevo.”

“Lo sé.” Dije, respirando profundamente. “Supongo que solo… necesito más tiempo.”

De repente la puerta se abrió, y sentí como se me subía el corazón a la garganta. Josh, el único hijo de Abby, estaba plantado en la puerta, su pálida cara mucho más pálida ahora. “L-Lo siento, debería haber llamado.” Tartamudeó rápidamente y cerró la puerta de nuevo. El primo de Harry parecía silencioso y obediente, de alguna manera miedoso de las cosas a las que no estaba expuesto normalmente – todo lo contrario que Harry.

Me revolví para salir del agarre de Harry y me levanté corriendo, arreglándome el pelo mientras Harry empezaba a reírse. Perecía que se reía de todo desde que habíamos llegado, era casi como si este lugar fuera algún tipo de droga para él. Pero sabía que solo estaba feliz. Feliz de ser libre de los confines de la mansión, lejos de su padre.

“Realmente te gusta estar aquí, ¿verdad?” Pregunté.

“Supongo.” Se encogió de hombros y se levantó. “Aquí es todo más simple ¿sabes? Siempre he pensado en venir aquí si me fuera de casa para siempre. De hecho, he estado pensando en ello por años, pero nunca he tenido el valor hasta que te conocí.”

Ligeros golpes se escucharos desde la puerta, y supe que era Josh de nuevo. “Puto niño-” Harry se quejó y caminó hacia la puerta. Su repentino cambio de humor de hacía gracia.

“¿Si?” Dijo duramente mientras respondía a la puerta.

Pero era Abby. “Pensé que eras Josh.” Harry explicó, pero eso no hizo que la cara molesta de la mujer cambiara.

“¿La estación de tren?” Dijo. “Estamos listos para irnos.”

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Jakey se tiró a mis brazos en cuanto me vio. Mi madre salió del vestíbulo del motel tras de él, pero se paró cuando sus ojos cayeron en Harry.

Harry tenía un cigarro entre sus dedos y me arrepentí de no decirle que dejara de fumar por un rato. Esto solo añadiría más problemas a los que ya tenía con mi madre.

No podía ni imaginarme por lo que estaría pasando después de enterarse de la aventura de mi padre. Y sabía que iba a ser difícil convencerla de venir con Harry y conmigo, considerando el hecho de que la mujer con la que su marido le puso los cuernos era la madre de Harry, pero era la única oportunidad que teníamos.

“Hemos conseguido un sitio, mama.” Le dije.

Hemos conseguido un sitio.” Repitió, su cara tensa.

“¿Qué?”

“Hemos llamado a el orfanato Guardeen,” Dijo Jakey. “En el que vivió Darren antes de ir a Fleese. Nos han dicho que tienen trabajo para mama y habitaciones para nosotros también.”

“Nos vamos a quedar allí, Thalia y tú vas a venir con nosotros.” Mi madre dijo bruscamente.

“No, ella no va a ningún sitio.” Escuché a Harry decir tras de mí, antes de que yo pudiera decir algo.

Lorena ♥

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