Capítulo 56 - Sueño
“No quiero que hagas nada estúpido.” Hice una mueva ante la voz de Kaylee. Mi sangre hervía ante el hecho de que todavía tenía las llaves de la mansión de Harry.
“Sé por lo que has pasado, Harry. Tu padre me contó lo del incidente.” Continuó. Di unos cuantos pasos hacia la barandilla para tener una mejor vista de la escena en el recibidor, y me arrodille para esconderme entre las sombras. Pantalones blancos y estrechos abrazaban sus piernas, un top apretado hacia que sus pechos sobresalieran por arriba. Si no lo supiera, pensaría que era una Baby Doll.
“Oh, ¿mi padre confesó haber matado a su nieto que aún no había nacido?” Harry le soltó.
“No digas eso, Harry. Tu padre quiere lo mejor para ti. Ella es una Baby Doll, ¡el niño podría haber sido de cualquiera! De hecho, te hizo un favor. Pronto te darás cuenta de la suerte que tuviste cuando él intervino. ¡Has estado cerca de perderlo todo!” Junto los dedos para enfatizar la última frase.
“Harry, estas obsesionado con la idea que tienes de esa chica. Sé que todavía no has superado lo que paso con tu madre y crees que esta Baby Doll puede llenar el vacío que ella dejó, pero no puede, y solo acabaras devastado. ¿Por qué? Porque es una simple prostituta, un objeto que tu padre te dio para mantenerte ocupado mientras yo estaba lejos. El hecho es que tú y ella no tenéis nada en común, y si sigues así Harry, te aplastará como a un insecto. Cariño, estas en un estado emocional frágil y esta chica se está aprovechando de eso. Tienes que abrir los ojos, Harry-”
“¡Cállate!” Harry gritó, cortándole. “No hables de ella así.” Su voz se rompió. Entonces la mansión se quedó en silencio, y todo lo que podía oír era el golpeteo de mi corazón. Esperé ansiosamente a que Harry dijera almo pero solo se escuchó el ruido de algo cayendo y rompiéndose contra el suelo. Había pateado una de las estatuas de mármol, y Kaylee se asustó. “Estas reaccionando de manera excesiva.” Ella dijo.
“No puedo más.” Dijo silenciosamente y se rio, arrastrando las manos por su cara. “Estas pasadas semanas han sido un infierno. Me he arrastrado a esas fiestas, cada minuto era una carga y solo-”
“Harry, tu padre y yo hemos hablado-” Fue cortada de nuevo.
“Pensaba en ella, cuando era demasiado sofocante… siempre estaba pensando en ella…”
“Pero no solía ser así. Siempre eras el alma de la fiesta, ¿lo recuerdas? E-Este no eres tú.” Empezó a tartamudear.
“He hecho tantas cosas para sentirme feliz, pero nunca lo conseguía. Nunca era feliz, Kaylee. Al final del día, siempre estaba solo.” Harry agachó la cabeza, su mirada fija en el suelo. “Antes de que ella viniera.”
“Ahora estoy aquí. Estoy aquí para ti, Harry. Siento haberte dejado. Las cosas van a estar bien ahora, lo prometo.” Se acercó a él, alcanzando para tocarlo y me encontré apretando los puños, la adrenalina empezando a correr por mi cuerpo.
“No te quiero, Kaylee. Ni siquiera soporto estar cerca de ti. Joder, ¡¿No puedes ver que no soporto nada de ti?!” Un sentimiento de alivio me recorrió cuando sus manos fueron empujadas.
“Tu padre dijo que esto pasaría. Y tenía razón. Supongo que necesitas medicarte.” Las venas de sus ojos eran visibles, sus labios con brillo agitándose mientras hablaba. “No estás bien de la cabeza. ¿Qué te ha pasado?” Sacudió la cabeza decepcionada.
“¿Qué no estoy bien de la cabeza?” Harry rio ligeramente, el sonido sin diversión. “Que te jodan. Y apreciaría que te largaras.” Dijo antes de girarse y encaminarse a las escaleras, escuchando un fuerte jadeo de Kaylee.
“¿Qué pasa con la universidad? ¿Q-Qué pasa con mi padre?” Estaba estupefacta tras él, apoyándose en la barandilla de la escalera.
“¿Tu padre? Estoy enfermo de escuchar sobre su colección de muñecas de porcelana, y el hecho de que un hombre adulto las coleccione es jodidamente escalofriante. Y ya no voy a ir a la universidad, al menos no aquí, así que supongo que ya no voy a necesitar su ayuda.” Le dijo mientras subía los escalones.
“Lia, no tienes que esconderte.” Mis ojos se abrieron cuando Harry sostuvo mi codo y me puso de pie. “Ve a coger tus cosas.”
Asentí con ligereza, mirando rápidamente a Kaylee. Su cara estaba ardiendo y tenía miedo del destino de su gran cantidad de maquillaje.
“Me humillaste una vez, no voy a dejar que pase otra vez, Harry. Ni aquí, ni ahora. ¡Ni nunca!” Su voz era tan aguda que hacía que me dolieran los tímpanos.
“Vete, Kaylee.” Dijo Harry duramente. “Puedes decirle a mi padre que enviarte ha sido en vale. Me voy de Fleese con ella.”
Kaylee respiraba cortamente, su pequeño cuerpo temblando de rabia. Sus ojos me escanearon de la cabeza a los pies, sus cejas frunciéndose con enfado. “Perfecto.” Dijo algo calmada. “Le diré eso mismo.” Se estiró, respirando pesadamente. Escalofríos recorrieron mi columna cuando nos sonrió antes de darse la vuelta y dirigirse a la puerta. Había sido demasiado fácil.
Ni a un hombre justo fuera de la puerta antes de que fuera cerrada de portazo. Probablemente había escoltado a Kaylee hasta aquí. Era asustadizamente familiar, los tatuajes esparciéndose por sus dos brazos ayudándome a recordar. Era uno de los secuaces de Richard.
“Ya has hecho esto, pero ella sigue viniendo.” Le dije a Harry mientras el encajaba sus manos en mi cintura.
“Se ha ido para siempre.” Me aseguró pero yo pensaba de otra manera. “Vamos a coger nuestras cosas.” Me rogó. Su entusiasmo por dejar el sitio me estaba estresando.
“Harry, mi familia-”
“Te llevaré a verlos. De todas formas no podemos quedarnos mucho tiempo.” Dijo mientras entrabamos a mi habitación. Tenía razón pero no podía dejar a mi familia aquí, no con esas alimañas por aquí. Harry no era muy fan de la idea de llevarnos a mi madre y a mi hermano, de hecho se estresaría más si se lo dijera en ese momento así que decidí que se lo diría más tarde cuando se hubiera calmado un poco más.
“Siento que hayas tenido que escuchar eso.” Dijo, entrando en la habitación de nuevo con una maleta.
“Es una persona horrible.” Comenté.
“Es una puta.” Me corrigió.
Saqué todas las piezas de ropa que quedaban en mi armario, las que me había olvidado cuando me fui de la mansión. Un jersey de punto, una camiseta y un par de vaqueros con un pequeño desgarro en un bolsillo. “Sabía lo que tu padre hizo… y estaba bien con ello.” Dije.
“Así es Kaylee.” Lo escuché suspirar mientras dejaba caer la maleta al suelo. “No le importa lo que la gente haga mientras ella pueda tener lo que quiera.”
Quería preguntarle como había crecido en un ambiente lleno de tanta gente repugnante y todavía tener un poco de sentido de la humanidad, pero en vez de eso pregunte sobre algo más que había estado molestándome, lo cual probablemente no era lo más importante. “¿Le besaste?”
Harry se estiró, pasándose una mano por la frente para secar el sudor. “¿Qué?”
“Cuando salías con ella ‘para aparentar’,” Abrí los ojos momentáneamente. “¿qué hiciste con ella?”
“Nada.” Dijo mientras se rascaba la nuca. “No le besé.”
“Fuimos a unas cuantas fiestas juntos, Lia. Eso es todo.” Añadió.
Le di un pequeño asentimiento y terminé de doblar mi jersey. Harry había probado ser muchas cosas que pensaba que no era, ahora confiaba en él pero me oculto lo de Kaylee y eso me enfurecía.
Cuando me agaché para poner la ropa en la maleta, sostuvo mi brazo e hizo que me estirase, cogiendo el jersey de mi mano. Abrió la cremallera. Me senté en el borde de la cama y miré como sacaba la ropa del armario y la lanzaba desordenadamente a la maleta una a una. Probablemente nunca había hecho su propia maleta, siempre había estado rodeado de gente que hacia eso por él. Y ahora él estaba haciendo mí maleta. Sonreí ante su esfuerzo.
“¿Por qué me sonríes así?” Harry preguntó, alzando una ceja.
“¿No tengo derecho a sonreír?”
“Es solo… un poco escalofriante.” Arrugó la nariz ligeramente mientras gateaba hasta mí. Se plantó sobre sus rodillas, posicionándose entre mis piernas. Reí cuando extendió las palmas sobre mis dos rodillas antes de acercarse y besarme en la mejilla.
Sentí mi estómago agitarse ante el contacto mientras ponía mis manos en su nuca. Harry se alejó para mirarme, las puntas de nuestras narices rozándose. “Yo… Yo-” Empezó a decir, su voz a penas se escuchaba, pero lo corté.
“Deja de pedir disculpas, Harry.”
“No iba a hacerlo.” Sus labios formaron una sonrisa. “Solo quería decirte que te quiero.”
Ahí estaba ese sentimiento de nuevo, una sensación cosquilleante desde los dedos de los pies a todas las partes de mi cuerpo. Lo sentí cuando Harry me besó la primera vez. Fue seguido de una noche sin dormir llena de pensamientos estresantes, dolores de cabeza… y un confuso sentimiento de felicidad.
“Te quiero.” Dije como respuesta, lentamente pasando los dedos de su nuca a su pelo. Sus parpados se cerraron poco a poco, el abrasador verde de sus ojos desapareciendo ante mi toque, su respiración haciéndose más pesada mientras sus labios se acercaban a mi oído.
Presioné juntos mis labios mientras él plantaba besos por mi cuello. Una pequeña y rápida lamida de su lengua en mi piel me hizo reír y encogerme un poco. Mi respiración se trabó cuando sentí los labios de Harry sobre los míos, sus manos agarrándose al material de mi jersey.
Él cerró el pequeño espacio entre nosotros doblando la cabeza ligeramente y finalmente besándome. De repente me acordé de Darren, de cómo me había besado en el hospital. Deseaba que solo hubiera sido una de las desilusiones que había tenido, pero no lo era. Trastornada por el pensamiento, deslice mis brazos alrededor del cuello de Harry y profundicé el beso, esperando olvidarme de ello.
“¿Cómo te besó?” Harry se alejó para preguntar, como si hubiera leído mi mente.
“No importa.” Respondí, ansiosa por continuar.
“Sí que-, yo-” Pausó, lamiéndose los labios. “Quiero ser el único.”
“Eres el único. Él ya no es nada para mí.”
“¿Nunca has sentido nada por él?” Preguntó, alejando el pelo de mi cara.
“Tuve un pequeño enamoramiento con él cuando teníamos trece años. Pero siempre hemos sido como hermanos.”
“Los hermanos no tienen sentimientos entre sí y definitivamente no se besan.” Dijo.
“Nunca he dicho que tuviera sentimientos por él. Y no fue así. Olvida lo que he dicho.” Me acerqué a él y descansé la barbilla en su hombro. “Nunca podría ver a Darren de ese modo, lo decidí incluso antes de conocerte.”
“En ese caso,” Harry puso sus manos en mis muslos, moviendo mis piernas para que le rodeara con ellas. Con cuidado me levantó y me tumbó en la cama, posicionándose encima de mí. Le aparté los rizos de la cara, presionándolos hacia atrás. Me cogió de la muñeca y llevó mi mano a sus labios, presionando ligeros besos en ella. “¿Qué pasa?” Susurró contra mi piel.
Lo había notado. “No puedo dejar de pensar en el sueño.” Admití mientras dejaba que mis dedos jugaran con su pelo. “Tengo ese sentimiento de que algo malo va a pasar.”
“Has pasado por mucho, Lia. Demasiado, de hecho, y las pesadillas son efectos secundarios, pero no significan nada.” Note como intentaba esconder un fruncido pero falló. “Ya verás cómo tu familia está bien.” Me beso una vez más antes de levantarse de la cama.
Antes de poder decir algo más para confortarme, su móvil empezó a sonar en su bolsillo. Lo sacó y lo miró. “El hospital.” Me dijo. Lo miré quejarse frustrado antes de responder.
“¿Qué?” La voz de Harry estalló. “¿Cree que yo lo hice?”
“¿Por qué cojones-? No, no vamos a volver. Tenemos que ir a un sitio.” Escupió. “Es complicado.”
“Esto es una mierda. Es mi novia, nunca le haría daño.” ¿Hacerme daño? ¿Creen que Harry causó el aborto? Y… me había llamado su novia.
“He gastado un montón de dinero en vuestro sitio ¿y me lo agradecéis atacándome con esas falsas acusaciones?” Harry se pasó los dedos por el pelo, caminando de un lado a otro. Exhaló profundamente antes de hablar de nuevo. “Entiendo su preocupación,” Se calmó. “pero no voy a aceptar sus disculpas.”
“Es muy insensible acusar a alguien así, especialmente cuando están pasando por un duro momento. Han hecho suficiente, y si necesitamos su ayuda se lo diremos pero por ahora, saquen las narices de nuestros asuntos.” Dijo duramente.
La llamada finalizó y lanzó el teléfono a la cama antes de sentarse a mi lado, resoplando. “¿Qué querían?” Inquirí.
Su mirada se movió por mi cara, antes de coger mi mano. La sostuvo, su pulgar acariciando el oscuro moratón. “Aparentemente las enfermeras relataron la manera en la que me comporté allí, y creen que yo te hice los moratones y que abortaras al bebé. No lo han dicho directamente, pero lo han dado a entender.”
“Les has montado un buen número.” Lo rodeé con mis brazos y descansé la cabeza en su hombro.
Harry a penas me miraba, su expresión seria. “¿Sabes cómo me hace sentir eso? ¿Qué me acusen de tal cosa?”
“No saben hacerlo mejor.” Intenté aliviar su tensión. “¿Qué querían que hicieras?”
“Querían que volviéramos así podrían examinarte mejor. Ya te han examinado suficiente, solo son unos jodidos entremetidos. No tienen suficientes pacientes para ocupar su tiempo.”
Después de que Harry cargara el coche con nuestras maletas, nos fuimos. Miré la mansión desaparecer en la distancia mientras conducía, preguntándome si algún día pondría un pie en ella de nuevo. Oscuros y bonitos recuerdos se quedaban en ella.
Harry condujo hasta mi apartamento, bueno, el apartamento de mi familia, ya que probablemente no viviría allí más. El pensamiento era desolador. Me preparé para encontrarme con mi madre después de lo que pasó en el hospital. Mi pecho dolió ante el hecho de que me había dejado cuando peor estaba. Me esforcé por alejarlo mientras salíamos del coche.
Miré al viejo edificio de apartamentos y mis rodillas empezaron a temblar. Harry se ofreció a cogerme la mano, y por supuesto me negué incluso aunque eso fuera lo que necesitaba. No sabía lo que venía después de esto. Tenía una vaga idea de que mi familia se viniera con nosotros y que todos acabáramos en otra ciudad, que no podía dejar de imaginármela como Fleese. ¿Realmente había un buen lugar ahí fuera? La posibilidad parecía lejana.
Harry me dio un rápido apretón en la mano antes de soltarla y guiarme a la puerta. Hable en el oxidado telefonillo, mi pequeña voz preguntando por mi madre. La puerta se abrió momentos después para revelar a un hombre familiar que había visto antes cuando Kaylee estaba en la mansión. Mis ojos se abrieron, nuestras respiraciones irregular y desigual mientras nos sonreía astuto, parecida a la que Kaylee nos había mostrado antes de salir de la mansión.
Lorena ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top