Capítulo 51 - Enfermo

“¿Qué pasa?” Pregunté, y no recibí respuesta. Confundida por su silencio miré hacia arriba para ver si estaba dormido pero sus ojos estaban abiertos y llenos de pensamientos, el verde velado por la oscuridad de la habitación. Mi cabeza estaba presionada al pecho de Harry, su camisa abierta solo para que sintiera su piel. Besé ligeramente debajo de su clavícula por todo lo que había pasado no había tanto. Mi humor había estado cambiando esos pasados días. Un momento estaba llena de ira y ansiedad, y al siguiente me cantaba a mí misma para dormirme. Y ahora mi rabia se había disuelto.

Pero aún seguía en mi mente que Harry hacia mal en seguir la relación falsa con Kaylee. Debería haber sido honesto conmigo y quizá lo hubiera entendido. Tenía claro que Harry había estado rezagado en sus estudios en la universidad, los negocios no eran su habilidad. Y parecía que su decisión de pasar la universidad por su cuenta solo era momentánea. Harry necesitaba ayuda, así que la buscó en Kaylee.

“Harry.” Lo llamé en un tono ronco, tirando de la cadena de su collar con mi dedo. Susurré su nombre una y otra vez hasta que sentí su mano coger la mía. Su toque era cálido, contrastando con sus dedos ásperos.

“Esos hombres de allí.” Finalmente Harry empezó a hablar. “La manera en la que te estaban mirando…” Su voz se apagó.

No tenía la confianza para levantar la cabeza en aquel lugar así que no me di cuenta de cómo me estaban mirando, pero Harry lo había hecho y por la manera en la que su cuerpo se tensó, podía decir que no era muy bien. “Lo siento.” Eso era grande viniendo de alguien que raramente se disculpaba por algo, y estaba segura de que Harry estaba realmente afligido y exaltado por todo esto. No quería que lo estuviera. “Debería haber estado allí para protegerte.” Su voz estaba ronca. “He dejado que te pase esto.”

“Estaba estresada, olvida lo que he dicho. Por favor deja de culparte a ti mismo.” Le dije.

“Mi padre… está haciendo todo lo posible por alejarte de mí. Sabe sobre nosotros. Tiene a Richard comiendo de su mano. No creo que ese capullo tuviera que dejarme tenerte, pero supongo que la única cosa que puede hacer que se vaya en contra de las órdenes de mi padre es el dinero.”

“Es divertido como tu padre era el que nos obligó a intimar en primer lugar.”

Harry estuvo en silencio después de eso. O quizá no podía oírle porque la extraña sustancia que corría por mis venas me estaba llevando de nuevo a la inconsciencia. “Él no esperaba que me enamorara de ti. Tampoco lo hice yo.” Lo oí decir, pero su voz estaba muy lejos. Apreté el final de su camiseta, demasiado fuerte porque no quería perderlo. Estaba aquí. Estaba aquí conmigo, me dije a mi misma.

“Fue mi cumpleaños.” Me las arreglé para decir mientras tosía debido a lo enferma que me sentía. Quería que Harry me hablara, pero no sobre cosas malas. Podíamos hablar de ello luego. Aguantaba solo para conversar con él.

“¿Cumpleaños? ¿Cuándo?” Preguntó, su voz retumbando en mis oídos mientras mis parpados se cerraban. No sabía cuánto hacía de mi cumpleaños. ¿Un día? ¿Una semana? Sentí los dedos de Harry acariciar mi pelo mientras me esforzaba por quedarme con él.

“Ya tengo dieciocho.” Dije en un susurro, mi garganta seca y dolorosa. Entonces me fui, una vez más.

De repente estaba flotando sobre mi misma. Estaba sola en la cama. Había perdido a Harry, y sentía una presencia peligrosa. Su padre me estaba mirando desde la puerta. Intente alcanzarme con las manos para despertarme pero era inútil. Miedo me atravesó mientras Damian cerraba la puerta y se acercaba a mí con un objeto en su mano. Intenté gritar, pero fallé. No tenía sentido y fui obligada a ver como mi peor pesadilla se llevaba a cabo.

La cocha se hundió cuando Damian se posicionó en ella, justo a mi cuerpo dormido. Acarició con sus dedos regordetes mi mejilla mientras me sonreía. “Pequeña puta.” Crudas palabras dejaron su boca antes de que el objeto que sostenía se hundiera en mi estómago.

Sentí el dolor.

Grité, y me desperté con sudor frio. Era un sueño, era un sueño. Pero había un dolor insoportable en mi estómago, y la sensación crecía con cada segundo que pasaba. Harry estaba dormido a mi lado, sus brazos rodeándome. Me solté de su agarre y me senté, lagrimas cayendo ante el dolor inmediato. Levanté la sábana y la tiré al suelo. Una vez que mi visión se aclaró, el color rojo se apoderó de mi visión. Sangre.

Estaba por todas partes. Mi respiración aumentaba la velocidad incontroladamente y me retorcí de dolor. “Harry.” Mi voz era pequeña y ronca. “Harry.” Dije de nuevo, mis manos temblorosas sacudiendo su hombro. Deje salir un grito, el dolor se estaba volviendo demasiado intenso para soportarlo.

Los ojos de Harry se abrieron y se sentó aturdido. “Ayuda.” Lloré, presionando mis manos contra mi estómago. Sentía como si me hubieran clavado un cuchillo, y honestamente no sabía cuánto más iba a soportar. El miedo inundó su cara cuando me vio. “¡Duele! ¡Duele mucho!” Grité y el me empujó para que me tumbara contra él. Sus manos estaban temblando mientras me sostenía. Él estaba tan asustado y perdido como yo.  No sabía qué hacer. Ninguno de los dos lo sabía.

“¿Q-Qué te han hecho?” Murmuró en mi oído, pero era como si estuviera hablando para sí mismo.

Grité. Grité mucho más cuando Harry intentó levantarme en sus brazos. Dolía incluso respirar y me encontré a mí misma llorando aún más fuerte cuando vi que de mi salía más sangre, las sábanas empapadas y oscuras. Estoy muriendo, pensé. “Lia, tienes que dejar que te meta en el coche. ¡Tenemos que llevarte al hospital!” Me dijo. Sus manos rodeando mis brazos para levantarme gentilmente pero me resistí.

“No me puedo mover, no me puedo mover.” Murmuré entré lloriqueos mientras mi visión se nublaba. Estaba ocurriendo de nuevo, las drogas estaban actuando. Y esta vez estaba agradecida. Era mejor no sentir nada que lo que estaba sintiendo. Prefería perderme en alucinaciones y pesadillas que pasar por lo que estaba pasando.

“¡Thalia! Quédate conmigo ¡por favor!” Escuche la voz de Harry en la distancia. “¡Por favor!”

El dolor poco a poco se fue desvaneciendo hasta que ya no sentí nada. Solo oía mi corazón retumbando en mis oídos. Después de eso, la oscuridad.

Harry PDV

“Apártate de mi camino.” Le alcé la voz al hombre con una máscara en la cara. Sus ojos eran amplios gracias a las grandes gafas que llevaba y noté que se abrieron un poco más. Odiaba no ser capaz de hacer algo.

“Órdenes del doctor. Lo siento.” Repitió por décima vez. Incluso aunque me estuviera molestando, la violencia era mi última opción en ese momento. Entonces pensé en dinero, lo que era el arma más poderosa. El hombre negó con la cabeza cuando saqué un fajo de billetes, algunos cayendo al suelo con la rápida acción. Mis manos temblaban con desesperación y miedo. “Te haremos saber algo pronto.” Dijo el hombre antes de salir rápidamente de la sala de emergencia.

Ellos no conocían a Thalia. No sabían que había sido drogada, no sabían por lo que había pasado esos últimos días. Tenía que estar ahí con ella. Esto era mi culpa. Todo era mi culpa. Si la perdía, me perdería a mí mismo.

“¿Qué cojones miras?” Prácticamente le grite a las mujeres jóvenes que estaban tras el mostrador de recepción. Apartaron la mirada y volvieron asustadas a su trabajo mientras yo me sentaba en una de las sillas de espera.

Thalia no sabía que estaba embarazada. ¿Cómo no podía saberlo? Pasé los dedos por mi pelo y tiré de el con nerviosismo, antes de tumbarme en la silla y tirar la cabeza hacia atrás. Pillé a las jóvenes mujeres mirándome otra vez e intenté ignorarlas. Debían tener curiosidad de porque no dejaba de moverme.

Cuando me levanté se giraron para darme la espalda. Me paseé de un lado a otro, varios sentimientos llenándome. Pasé por encima del dinero que se me había caído, sin molestarme. En ese momento no tenían valor.

Nunca había querido un hijo, y francamente la idea de que Thalia tuviera a mi hijo dentro de ella casi  hacia que me estallara el cerebro. No sabía lo que iba a hacer y tenía miedo de pensar en ello. Pero lo que estaba pasando no estaba previsto y era algo que nunca hubiese querido, no importaba lo mucho que me aterrorizara tener un hijo.

“Debería haber venido antes.” Me incliné sobre el mostrador, pasándome los dedos por las mejillas. Las dos mujeres me miraron perplejas, juntándose entre ellas.

Entonces de repente sentí una inmensa rabia. Mi padre. Él había hecho esto. Él le había hecho esto. Richard le dijo sobre su embarazo y ellos mataron a nuestro hijo no nacido. Siempre había tenido en mente lo jodido que era, pero ahora se mostraba por sí solo. Mi padre, era un animal. Al igual que todos en esta puta ciudad.

Estaban enfermos. Enfermos.                                                                                                                                                                   

Cuando mi puño golpeó el mostrador, las mujeres saltaron. “Por favor dejarme entrar.” Me encontré rogando.

“N-No podemos hacer eso.” Una de ellas me dijo. “Lo siento.”

Su respuesta era la que esperaba, y me giré para volver a los asientos. Mi corazón estaba golpeándome el pecho muy fuerte, de una manera que no había experimentado desde hacía mucho. Desde la muerte de mi madre. No, no, no. No iba a perder a Thalia.

No podía estar solo de nuevo. La necesitaba conmigo.

“La necesito conmigo.” Me dije a  mi mismo mientras enterraba la cara en mis manos.

Momentos después, sentí un ligero golpecito en mi hombro. Ilógicamente esperando que fuera Thalia preparada para irse a casa conmigo, miré hacia arriba. Mientras estrellas inundaban mi visión, mi esperanza fue drenada.

La mujer alta del mostrador estaba plantada enfrente de mí, sosteniendo un vaso de plástico lleno de agua. “Te ayudará a relajarte.” Dijo silenciosamente. Quería decirle que no bebía de vasos de plástico, especialmente de los que parecían tan baratos y me encontré a mí mismo frustrado porque no podía conseguirme un vaso decente en un hospital tan renombrado como esta. Podría haber ido a una mierda-

“Gracias.” Me las apañé para decir mientras cogía reticente el vaso, y ella se alejó rápidamente como se sintiera en peligro. Supongo que no era justo soltar mi rabia en ella. Pequeñas olas se creaban en el agua mientras sostenía el vaso. Mis manos no paraban de temblar.

Me tragué el contenido y me di cuenta de lo mucho que lo necesitaba. Cuando mi teléfono sonó, solté en vaso que cayó en el suelo. ¿Por qué cojones me había asustado por una llamada de teléfono?

“¿Harry? Hijo, ¿me oyes?”

El padre de Kaylee. Mierda, mierda, mierda.

“Sí.” Dije.

“Solo llamaba para invitarte a cenar esta noche en nuestra casa. Mi mujer ha mandado instalar una nueva lámpara en el techo y a Kaylee le encantaría que la vieras así podrás tener una idea de-”

Colgué. No sabía ni porque había contestado en primer lugar. Entonces mi cabeza se giró hacia la puerta de cristal que daba al recibidor del hospital. Había varias personas del hospital y junto a ello, divisé a la madre de Thalia y a su confiable asistente, Darren. Esto era lo último que necesitaba.

He subido muy de seguido por todo el tiempo que he tardado en subir. Un beso xx ♥

Lorena :)

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