Capítulo 44 - Inocente

Harry PDV

Thalia miró mientras cogía un paquete de cigarros de la mesita de noche. Sabía que no era particularmente fan de esto pero esperaba que no estuviera de humor como para oponerse. Realmente necesitaba uno en ese momento. Me senté en la cama, llevando el cigarro lentamente cerca de mi boca. Antes de encender el mechero, la miré rápidamente.

Un fruncido se había apoderado de sus facciones cansadas, llenándome de culpabilidad. “Está bien, está bien.” Me quejé, tirando la substancia a la superficie de mármol. Supongo que me estaba haciendo sensible. Y ella era la única que podía hacerme sentir mal por ello. Tirarlo me dolió, pero el ceño fruncido en su cara desapareció rápidamente.

Verla acurrucarse en mi cama era un buen sustituto. Oscuros mechones de pelo esparcidos por mi almohada, ligeras ondas adornando su piel de porcelana, labios hinchados por el impacto contra los míos… era preciosa, incluso en este estado de cansancio. La idea de ella completamente desnuda debajo del colchón me hizo arrepentirme de haber dejado zonas sin tocar.

Tuve la necesidad de ponerla cerca de mí. Pero me tenía que recordar a mí mismo por lo que ella había pasado. Sabía que cualquier avance brusco solo la alejaría de mí, especialmente después de lo que acabábamos de hacer. Necesitaba hacer las cosas lento, darle un poco de tiempo. Lo bueno era que su simple presencia siempre era suficiente para satisfacerme. Tenerla aquí era todo en lo que había pensado las anteriores dos semanas, y sentía como que había sido recompensado. Le echaba de menos.

De repente me acordé de Allison. Kaylee estaba lejos cuando estuve con ella hace unos años pero no recordé sentir culpabilidad por ser infiel. Su animada personalidad hacia divertido estar a su alrededor, era diferente de las otras chicas. La conocí cuando había tenido una gran bronca con mi padre, y ella me había consolado todo el tiempo.

Recordé verla durmiendo en mi cama y pensar donde debería llevarla al día siguiente, planeando las cosas que haríamos. Allison se las arregló para cambiar mi personalidad, aunque no tan bien como Thalia.

Pero cuando el semestre escolar empezó, fue rápidamente tachada como el hazmerreír. La gente se burlaba de ella y la criticaba porque ella no era ‘como nosotros’. Tuve que hacer lo mismo. Y ella terminó odiándome de muerte.

“¿Qué?” Dijo Thalia en una voz apenas audible, y volví en mí. Sabía que a ella no le gustaba que le miraran durante mucho tiempo, le ponía nerviosa.

“¿Qué?” Imité su suave voz, y ella me rodó los ojos. Entonces una pequeña sonrisa jugó en sus labios rosas. Era tan raro verla sonreír. De repente me moría de ganas de arrancar un lienzo y empezar a dibujar.

Su miranda cayó en mi mano mientras la sostenía en alto para ella. Su sonrisa desapareció mientras mordía su labio inferior. Parecía vacilante, y me encontré algo frustrado.

“Acabamos de tener sexo.” Dije bruscamente. “¿Lo recuerdas?”

Me miró amenazadoramente, sus cejas juntándose. “Lo hemos hecho. Hemos tenido sexo.” Continué. Quizá estaba siendo un capullo de nuevo pero simplemente sentía que era hora de que lo entendiera.

“Y no hay nada de malo en ello, Lia.” Suavicé mi tono, poniéndome cerca de ella. Me apoyé en mi codo para mirar hacia ella. Dejé mis dedos acariciar su piel. Su brazo se tensó ante el toque y sus ojos parpadearon cuando hicieron contacto con los míos. Una mirada apenas visible de desesperación tomó su cara mientras sus labios se partían lentamente.

“No soy yo misma cuando estoy contigo.” Murmuró, cortando la conexión de miradas. De repente estaba enfocada en mi pecho mientras sus dedos lentamente tocaban la piel. Gentilmente trazó unos cuantos tatuajes, y toda mi atención su dirigió a sus pequeños avances.

“Creo que solo eres tú misma cuando estás conmigo.” Le dije. Sus movimientos pararon mientras una indescriptible expresión se expandió por su cara. Ella sabía que era verdad. Y evidentemente, lo complicado era aceptarlo.

“¿C-Cuantas veces has hecho esto antes?” Pregunté.

“¿Importa?”

“Siempre tienes esas… cosas contigo.” Se movió un poco incomoda. Una pequeña risa salió de mi garganta cuando me di cuenta de que ‘esas cosas’ a las que se refería eran condones.

“No muchas veces.”

“¿Más de diez? ¿Veinte veces?” Me miró para que le diera una respuesta.

“No.” Mentí. Le mentía mucho pero solo lo hacía con la mejor intención. Pensé en decirle sobre Kaylee pero decidí que no. Era mejor que no supiera ciertas cosas. Era tan inocente. Confiaba en mí. Yo nunca confiaría en una persona como yo, o en alguien de este perverso lugar.

Pero el hecho de que ella seguía teniendo fe en mí después de todo lo que había pasado reflejaba su carácter, mostraba lo pura que era. Quería mantenerla de ese modo. Estaba fuera de lugar, todo el entorno no estaba hecho para ella y sabía que la gente continuaría intentando sacar provecho de ello, de la misma manera que se aprovecharon de mi madre. No quería que nadie experimentara lo que ella pasó, especialmente no Thalia. Si ella iba a ser contaminada lo más mino, me aseguraría de que fuera yo la única causa.

Thalia PDV

“¿Todavía lo haces con otras chicas?” Más le valía que no.

“No.” Harry respondió con tranquilidad y dejo escapar una pequeña risa. Confiaba en el pero habían ciertas cosas que me hacían sentir insegura y necesitaba que me las aclarara.

“Harry… ¿Qué somos exactamente?” Continué.

Estaba nerviosa por el peso de su mirada, y su largo silencio. “No me has respondido.” Dije, mi voz neutral.

“No, no. Eres mi chica. Solo… no creo que necesitemos algún tipo de etiqueta.” Dijo rápidamente, gentilmente pasando su pulgar por mi mejilla. “Solo tienes que saber que te quiero.”

Sentía mariposas en mi estómago cada vez que me decía eso. Cuando bajó la cabeza para plantar un beso en mis labios, una sacudida de calor se disparó por mi cuerpo, recordándome lo que había pasado en esa cama hacia poco. Me sonroje ante el pensamiento.

Entonces sentí un dolor en mi pecho cuando comprendí exactamente lo que acababa de decir. Mi descontento debió haberse mostrado, ya que Harry rápidamente añadió más palabras. “Thalia, eres la única cosa que me importa en este momento. Todo lo demás es… bueno, mierda.”

Pensé detenidamente en lo que Harry había dicho, y me llevó un tiempo aceptar que no estaba siendo muy sensible. No podía dejar que mis emociones se metieran en el camino es ese momento. Me imaginé que él tenía razón. Lo que importaba es que nos amábamos uno a otro. Las etiquetas no eran importantes, especialmente en una relación como la nuestra donde se suponía que teníamos que llevar las cosas en secreto.

“Entonces haz algo.” Me encontré a mí misma diciendo.

Todavía ansiaba que Harry me dijera que quería salir de este lugar, que quería escapar conmigo. Podríamos irnos a un lugar donde nadie nos juzgara o que no nos dijeran que no éramos buenos el uno para el otro. Un lugar libre de cualquier tipo de corrupción o maldad. No estaba segura de que existiera un lugar así, ya que nunca había salido de esta ciudad. Demonios, apenas había dejado mi apartamento, así que solo podía imaginarme la cantidad de cosas que habían fuera de la ciudad. Pero era una aventura que me encantaría hacer con Harry.

“No lo sé, Lia.” Rodó sobre sí mismo, tumbándose en las sabanas. Se pasó las manos por la cara y oí un ligero quejido. “Bueno… ¿más preguntas?” Cambió de tema. “¿O ha terminado este interrogatorio? Porque iba a ofrecerte meterte de nuevo en la bañera si todavía quieres continuar con tu ducha.” Bromeó.

Harry estaba molesto con la gente a su alrededor, pero no creía que los odiara lo suficiente como para abandonar una vida de lujos para alejarse de ellos. Pero yo no era mejor. Huir de esta ciudad para mi propia felicidad significaba abandonar a mi familia. Era muy egoísta por pensar así.

“¿Estas bien?” Preguntó Harry en un susurro tomando mi mejilla en su mano. Asentí como respuesta, sosteniendo el edredón más fuerte sobre mi cuerpo mientras él me mirada de lado. Nuestra proximidad dejó su pelo algo húmedo y los rizos parecían más oscuros de lo que realmente eran, lo cual encontré algo atractivo.

“¿Dónde está tu collar?” Preguntó Harry, recorriendo con sus dedos mi clavícula. En mi habitación. En una caja antigua. Debajo de mi cama. Completamente escondido.

“Yo... puede ser que lo… dejara caer…” Dije silenciosamente, encontrándome de humor para jugar un poco con él.

“Joder, ¿lo has perdido?” Su voz se hizo mucho más fuerte, y me asusté. No estaba segura de sí era solo yo, pero los ojos de Harry de repente se hicieron más oscuros, sus facciones contorsionándose con la repentina transición. No esperaba esto. La primera vez que intento hacer una pequeña broma y me grita.

Mi mente volvió a la vez que pensé que Harry no era más que un niño mimado. Todavía recordaba el día que rompió las cartas que había escrito para mi familia, sin darse cuenta de lo importantes que eran para mí. Solía frustrarme mucho con él. También le tenía miedo cuando alzaba la voz. Bueno, me asustaba cualquier persona que alzara la voz. Simplemente no le veía el punto a gritar, lo odiaba.

“Harry, estaba bromeando.” Lo mire con los ojos entrecerrados, y sus facciones se relajaron.

Lo que más me asustaba era como constantemente era arrastrada a Harry, a pesar de las cosas que hizo.

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Me desperté y me encontré algo agitada por el vacío en la cama. Había molestado a Harry la noche anterior. Pero él había reaccionado exageradamente. Todo había ido perfectamente pero él tenía que arruinarlo. Me encorvé mientras me dirigía al cuarto de baño, cubriéndome con los brazos aunque fuera la única en la habitación. Estaba avergonzada por haber dormido desnuda. Era muy inapropiado. Ni siquiera hacia eso en mi propia cama.

Me encerré en el cuarto de baño, y entonces noté que mi ropa estaba cuidadosamente colgada en la puerta. Las había tirado desordenadamente al lado de la bañera la pasada noche. Me refresqué y rápidamente me vestí. Todo el tiempo, estaba siendo bombardeada con pensamientos de mi madre. Mi cabeza dolía solo de pensar en una mentira creíble para decirle. Odiaba como siempre hacia las cosas en el momento, sin un plan en mente. La peor parte era la culpabilidad que venía después.

No sabía que amar a alguien sería tan problemático. Estaba mentalmente y emocionalmente exhausta. Y además era la mejor sensación.

Baje por las escaleras, con el miedo de que Harry no estuviera más allí. Entonces, escuche la familiar voz hacer eco en el recibidor. “¡Thalia!” Cuando bajé el último escalón, la Sra. Briffen corrió hacia mí y me recibió con un fuerte abrazo.

“¿Cómo ha estado, Sra. Briffen?” Me reí por la intensidad de su bienvenida. Estaba dormida cuando llegue la noche pasada así que aún no la había visto.

“Bien, bien cariño. ¡Qué bien verte de nuevo!” Prácticamente gritó mientras me apartaba para mirarme.

“Me he estado muriendo por tus tortitas las pasadas semanas. Lo echo de menos.”

“Bueno, las tengo preparadas para ti aquí.” Apuntó con su regordete dedo a la cocina.

“¿Te ha dicho Harry que estaba aquí?” Terminé preguntando.

“Si, lo hizo.” Sus finos labios hicieron una mueca por un momento. “Thalia, ¿Qué te ha hecho volver exactamente?”

Pensé que era obvio. “Bueno... él.” Admití.

“¿Le quieres?” Preguntó. “Lo siento, no quería fisgonear. Solo es que no tengo claro donde está tu relación con él.”

“Oh. Bueno… Yo- yo lo hago. Le quiero, Sra. Briffen.” Respondí con una pequeña risa nerviosa. “Pero no tengo ni idea-”

“Pero no estas durmiendo con él, ¿verdad?” Interrumpió.

“¿Qué?”

“Lo siento por ser tan directa. Está bien si no me lo quieres contar pero solo espero que no lo estés haciendo.” Dijo inquieta.

“¿Qué te hace decir eso?”

Su silencio momentáneo, junto a su expresión preocupada fue suficiente como para provocarme ansiedad. “No quiero que salgas herida, eso es todo.” Dijo.

“Thalia.” Mi mente se alivió cuando escuché su voz. No sabía a lo que se refería la Sra. Briffen y honestamente, no estaba de humor como para tener más estrés. Me giré para encontrarme con Harry arriba de las escaleras, apoyándose contra la barandilla en sus típicos vaqueros negros y una camisa gris.

“Sra. Briffen, ella está aquí para pasar tiempo conmigo. No contigo.” Bromeó Harry. “Vamos, Lia.”

Miré por brevemente a la Sra. Briffen, quien parecía esforzarse mucho para sonreír. 

-Lorena ♥

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