Capítulo 42 - Él

Thalia POV

“Si, estoy segura de que estaré bien. No te preocupes.” Le aseguré a Darren por lo que se sintió como la centésima vez.

“Está bien, solo… camina rápido.” Dijo, abrochándose la chaqueta.

“El apartamento está a cinco minutos.” Le recordé.

Apreciaba lo vigilante que era pero estaba segura que era capaz de encontrar el camino a casa por mí misma. Otros días nos íbamos juntos, ya que vivíamos en el mismo edificio pero aparentemente surgió algo importante y él se tenía que ir antes de lo normal.

Sabía que trabajaba en dos trabajos. A parte de servir mesas y hacer café, arreglaba coches y rellenaba neumáticos por las tardes – era un mecánico a tiempo parcial. Había mencionado que una camioneta se había estropeado y que lo necesitaban en escena.

“Está bien.” Dijo antes de coger mi mano. Trabajar todo el día se había llevado la mayor parte de mi energía pero me las arreglé para sonreír.

Darren no me tocaba tanto cuando éramos más jóvenes. De hecho, él hubiera incluso sentido vergüenza ante el pensamiento de nuestros dedos tocándose momentáneamente. Quizá estar fuera de Fleese le había enseñado a ser más expresivo y humano.

Sus dedos se colaron entre los míos y me estremecí. Harry había sido el único en coger mi mano de ese modo. Me había pasado toda la tarde sin pensar en él pero ahora los recuerdos volvían.

Darren y yo éramos como hermanos, así que no me sentí incomoda. Estaba incluso disfrutando de su calor, ya que estaba segura de que no era nada más que un gesto amistoso. Forcé los pensamientos de Harry fuera de mi mente con la esperanza de que permanecieran ahí. Si Harry realmente quería decir lo que me dijo, ¿Por qué aun no había venido a verme? Había pasado mucho tiempo. Peppercat no era el sitio más difícil de encontrar, ya que era el único café en esta área y antes de irme, le dije que viniera por la tarde porque Darren nunca estaba. La agonía se hizo presente junto a la aceptación de que se había olvidado de mí.

Darren se puso la capucha y salió afuera donde lloviznaba, la campana sonando cuando la puerta se cerró. Me di la vuelta y me encontré con las mesas hechas un desastre y las sillas desordenadas. Había estado limpiando todo el día, solo para volver a hacerlo de nuevo.

Pero me mantenerme entretenida en el trabajo era una buena manera de no dejar que mi mente pensara en cosas estresantes. Solo quedaban dos clientes y no podía esperar a que pagaran así podría poner el cartel de ‘CERRADO’ en la puerta delantera. Sería capaz de completar mi lista de tareas sin interferencias. Tenía que hacer dos bandejas de madalenas color rojo aterciopelado para mañana, y también había platos sucios que tenían que ser lavados. Me tendría que quedar hasta medianoche.

“Deberías irte a casa.” Me dijo el chef, Pablo. El turno de Gretchen se había acabado hace horas así que él era el único que estaba conmigo en el café. “Trabajas demasiado. No es sano.”

Sonreí por su preocupación, y su divertido acento. “Está bien, Pablo. Solo quiero tenerlo todo hecho.” Moví la cuchara de madera en círculo y vi como los ingredientes de las madalenas se mezclaban gradualmente. Tal vez hubiera añadido demasiada harina.

“Se supone que el café está cerrado. Puedes irte a casa y dormir.” Intentó cambiar mi mente una vez más mientras estaba plantado en la puerta de la cocina, forcejeando con el pomo.

“Estoy bien, Pablo.” Le dije y le dije adiós con la mano.

La fuerte lluvia de afuera consumía el silencio. Tenía un paraguas conmigo pero esperaba que al menos volviera a lloviznar para cuando saliera del café. Los truenos eran algo con lo que no podía. No podía soportar los sonidos fuertes. Decidí tomarme un descanso y alimentar a mi estómago. Todavía no había tenido una comida decente.

Mi falta de apetito hizo más fácil el escoger una comida. Rápidamente calenté un plato de pasta que Pablo había dejado en la encimera. Había estado muy nauseabunda esos pasados días y sabía que esta sosa manduca sin sabor solo aumentaría la nauseas mañana, pero no me podía importar menos. Necesitaba algo para llenar mi estómago.

Estaba exhausta, el día había robado la mayoría de mi energía pero sabía que si iba a casa y descansaba, me deprimiría. Nunca había sido claustrofóbica pero después de vivir en una mansión, sentía como que nuestro apartamento era como un pequeño agujero de ratón. Lo encontraba sofocante. No sabía que la experiencia de ser Baby Doll me cambiaria hasta el punto de perder todo el sentido de pertenencia.

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 Sentí mis ojos crisparse. Se hacían más pesados cada minuto que pasaba. Había acabado con los platos. Había acabado con el horneado. Pero todavía tenía más de dos docenas de madalenas para glasear. Podía hacer esto.

Empecé con una madalena, con cuidado aplicando la crema blanca. Mis dedos temblaban, los nervios inestables. No me llevó mucho tiempo darme cuenta del desastre que había hecho. La madalena estaba quemada por los lados y el glaseado arriba parecía como una salsa de yogurt. Era la madalena más horrenda que había visto. La odiaba, me odiaba a mí misma con hacerla verse de tal modo, lo odiaba todo. ¿Por qué Harry no terminó el contrato antes? ¿Por qué me mintió? ¿Qué había hecho para merecérmelo? Él. Todo era por su culpa. Lo odiaba.

La rabia inundó todos mis sentidos, una sensación caliente creciendo bajo mi piel. Esto pasaba cada noche, era inevitable. Dejando salir un gruñido, tiré la madalena en la mesa, junto a la bandeja que contenía doce más. Un bulto creció en mi garganta, llenado mis ojos de lágrimas. Ring.

La puerta delantera sonó. ¿La señal de ‘cerrado’ no era suficientemente clara? ¿Por qué Pablo no había cerrado la puerta cuando se fue? No estaba de humor para ahuyentar a alguien, pero no tenía otra opción. Cogí un trapo y me sequé las manos antes de quitarme el delantal. Salí fuera de la cocina, solo para quedarme desconcertada. Hablando del diablo.

Harry pasó las botas por la alfombrilla, la acción cesando cuando notó mi presencia. El violento tiempo de fuera había enredado su pelo en un lio mojado, su abrigo y vaqueros estaban empapados. Tragué duro, mi mente lentamente procesando la inesperada llegada.

“Thalia.” Su profunda voz sonó. Se quitó el abrigo mojado y lo tiró en una mesa. Sus ojos con cuidado inspeccionaron el café antes de que volvieran a mí. “¿Hay alguien más aquí?” Preguntó. Lentamente sacudí la cabeza.

Antes de que pudiera aceptar todo lo que estaba pasando, Harry se dirigió a mí y me rodeó fuertemente con los brazos la cadera. Me empujó hacia él, mis pies alzándose un poco mientras metía su cabeza en el hueco de mi cuello. Mi humor de repente cambió, mi rabia se disolvió dramáticamente. “Harry.” Dije en un susurro amortiguado. Había perdido el habla.

E alejó para mirarme un rápido momento antes de forzar sus húmedos labios contra los míos. No podía importarme menos que estuviera mojando mi ropa. Esto era todo lo que necesitaba. El horrendo dolor que había permanecido en mi cuerpo por días estaba muriendo poco a poco. Le seguí el beso, rodeando con mis brazos su cuello, moviendo mis labios con los suyos.

Pero necesitaba alguna explicación. No estaba segura de sus motivos. Lentamente lo alejé por sus hombros, nuestros labios desconectándose. “¿Dónde has estado?” Murmuré. Sus brillantes ojos examinando mi cara como si me hubiera visto por primera vez.

“Dios, te he echado de menos.” No me había respondido.

“Harry,” Presioné, alejando los rizos mojados de su cara.

“Mi padre me cogió las llaves del coche. Las acabo de tener de vuelta.” Explicó. Podía estar mintiendo. Podía estar diciendo la verdad. No lo sabía. Pero parecía una razón tonta.

“Y no habían otras opciones.” Dije. Sonrió ante mi sarcasmo antes de alzarme vigorosamente. Solté un pequeño jadeo cuando me sentó en el mostrador.

Se posicionó entre mis piernas, sus dedos recorriendo mis muslos. Me imaginaba a la estirada de Gretchen si nos viera.

“Sé que hay taxis y esas cosas, pero…” Su voz se apagó. Me lo imaginaba.

“No puedes ser visto cogiendo taxis o cualquier tipo de transporte público.” Dije terminando la frase, mis manos lentamente deslizándose alrededor de su cuello.

“Chica inteligente.” Alzó la cabeza para besar la esquina de mi boca.

“Porque tienes una ‘posición social que no puede ser alterada’.” Recalque lo que una vez me había dicho. El hecho de que no sabía lo que estaba pasando en su vida me hacía sentir insegura.

Hubo un pequeño crack en la expresión de Harry. “Es más complicado. No he estado holgazaneando, ¿sabes? He tenido que tratar con mucha mierda… un padre odioso, trabajos de la universidad…” Soltó a gran velocidad. Algo me decía que no estaba mintiendo. Realmente estaba estresado.

En ese momento sentí unas vibraciones en el mostrador. Un silencioso zumbido sonó. Harry también lo notó y se alejó de mí para buscar la causa. Lo vi sacar un teléfono móvil de uno de los cajones, el objeto metálico iluminándose mientras vibraba. Alguien del personal debió dejárselo ahí. Pero parecía caro. No había visto a nadie usar un teléfono como ese. El aparato dio la vuelta en la mano de Harry antes de que lo presionara contra su oído. “¿Hola?” Respondió a la llamada.

“No, Harry ¡para! Déjalo.” Le dije mientras bajaba del mostrador. No quería a Harry relacionado con nadie o con algo de este café. Mis brazos fueron hacia el teléfono pero él se alejó de mí y cogió mi muñeca con su mano.

“No, no soy Darren. ¿Quién eres?” Le escuché decir y sentí como mi pulso se aceleraba. Estaba segura de que Darren me lo diría si tuviese un teléfono como este. ¿Por qué no me lo dijo? Y lo que es más importante, ¿Cómo ha podido permitirse algo tan caro?

Fue un alivio cuando la llamada terminó. “Sospechoso. Ha colgado.” Murmuró Harry mientras me pasaba el teléfono. “Es el teléfono de tu mejor amigo, de todos modos.”

“¿Por qué has descolgado, Harry? Era totalmente innecesario.” Me quejé.

“No sé. Creí que era raro que alguien se dejara aquí un móvil como este.” Dijo. “No lo digo en de una manera degradante ni nada de eso-”

“Lo sé. Lo sé.” Suspiré, poniendo el aparato de nuevo en el cajón. No quería ningún problema.

“Algo está mal con ese tío, Lia.” Sentí unas manos en mi cintura.

Tenía razón, aunque no quisiera creerlo. “No quiero pensar en eso ahora.” Masajeé mis sienes mientras Harry me atraía a él. Estaba cansada de preguntarme los motivos de la gente, eso era lo único que hacía. No quería hacerlo ahora. Necesitaba un descanso.

“Quédate conmigo esta noche.” Sentí a Harry susurrar cerca de mi oreja.

Reí cuando su aliento cosquilleó mi cuello. “¿Y qué le voy a decir a mi madre?”

“Miente. Está bien mentir de vez en cuando.”

Mi consciencia decía una cosa, quería hacer otra.

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Apagué el grifo cuando ya estaba suficientemente caliente. Me quité el suéter y los pantalones antes de deshacerme de mi ropa interior. Mojé los dedos del pie antes de que mi cuerpo entero se metiera en la bañera. Mis nervios se relajaron al instante.

No podía creerme que estuviera en la mansión de nuevo. Salir de este sitio era lo único que quería en los pasados meses.

Pero ahora había sido traída de nuevo. Y esta vez lo había permitido. Lo sé, lo sé. Maldita seas, Thalia. Podía oír las voces en mi cabeza gritándome por ser tan débil. Aun no había decidido como iba a explicarle mi ausencia a mi madre.

Tiré la cabeza hacia atrás y cerré los ojos, mis brazos descansando en el frio borde de mármol. Forcé cada preocupación fuera de mi cabeza y me encontré durmiéndome poco a poco, pero fui interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose.

Harry entró, claramente sin saber que se supone que tienes que tener un poco de respeto por la privacidad. Adornado por una camiseta negra y vaqueros, sostenía un brick de zumo. Hacia contraste con el resto de su apariencia.

“¿Te importa?” Llevé las rodillas a mi pecho y las abracé. Harry y yo habíamos intimado antes pero no me había visto completamente desnuda. Podía sentir la sangre subiendo a mis mejillas mientras él miraba al agua transparente.

“No, para nada.” Una sonrisa jugó en sus labios. La escena me llevó de vuelta a la vez que me pillo probándome el mini vestido negro. Aunque parezca raro, esa situación fue mucho más vergonzosa.

“Harry, por favor.”

“Quería saber si tenías hambre o algo.” Sus ojos volvieron a los míos, entonces de vuelta al agua mientras sorbía de su zumo, la caja de cartón arrugándose mientras lo hacía. Se apoyó contra la pila con aire despreocupado, haciendo claro que estaba aquí para quedarse.

“No, no tengo hambre. ¿Qué estas bebiendo?” Pregunté.

“El magnífico zumo de Mr. Chookie. Sabor de fresa.” Dijo con una cara seria mientras dejaba el brick a un lado. “Deja de juzgarme.”

Reí ante el hecho de que estaba disfrutando una bebida para niños. Descansé la cabeza en mis rodillas y vi una sonrisa aparecer en su cara. “Te he echado de menos.” Le dejé saber.

Harry se acercó a la bañera y se arrodillo. Sus ojos me estudiaron completa, haciéndome sentir cohibida. Dibujó un círculo en la superficie del agua con su dedo antes de que lentamente se moviera a mi rodilla. “No vas a estar lejos de mí nunca más.” Su voz sonó más profunda que de normal.

Tragué mientras su mano se hundía en el agua y recorría mi muslo. Mi piel era muy pálida comparada con la suya. “Te quiero, Lia.” Los latidos de mi corazón se aceleraron ante sus palabras.

“¿Lo dices enserio?” Le pregunté silenciosamente.

“Sé que he mentido a mucha gente Lia, pero nunca lo haría con esto. Te quiero jodidamente mucho.”

Sonaba tan genuino, y esas estúpidas mariposas estaban actuando de nuevo. “Por favor no digas esa palabra.” Dije.

“¿Que palabra?”

“La palabrota. Un ‘te quiero’ normal está bien.”

“Lo siento, es mi manera para asegurar algo.” Sonrió, su mirada cayendo al agua de nuevo. “Lo encuentro efectivo.”

Mordí mi labio inferior para evitar sonreír. “Te quiero, Harry.”

Por alguna razón pareció sorprendido. Se acercó a mí, lentamente presionando un beso en mi mejilla. Mis ojos se cerraron ante la sensación, y no fue mucho tiempo hasta que sentí sus suaves labios en los míos. Antes de que lo supiera, nuestras bocas se movían al mismo ritmo. Entonces los brazos de Harry se metieron en el agua para levantarme y sacarme de la bañera. 

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Lorena ♥ 

Si podeis segurime en twitter: @spurwings :)

Tambien recordar que si alguien quiere que le dedique un capitulo, me tiene que enciar un MENSAJE PRIVADO. Los que ya me lo enviaron no hace falta que lo volvais a hacer porque estais ya en la lista ♥ :)

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