Capítulo 24 - Shock

“No… No tenía ni idea.” Realmente no lo hacía. Sabía que la madre de Harry había pasado muy mal después de su divorcio pero su recurso a la prostitución nunca habría pasado por mi mente. Esto explicaba muchas cosas. Suponía que esa era la razón por la que Harry no quería seguir con esa estúpida tradición. Esta era la razón por la que mostraba algo de compasión hacia mí.

“¿Solo me vas a mirar así?” Preguntó mientras una débil sonrisa se posaba en sus labios. Noté que me había quedado mirándolo con la boca abierta el pasado minuto. “Ven aquí.” Cogió mis manos con las suyas, guiándome a tumbarme a su lado. Algo sobre su revelación me había hecho sentir más cerca de él.

“Ella seguía diciendo que todo lo que quería era mantenerme en el colegio, que tenía que trabajar el doble de duro porque quería darme lo mejor incluso bajo esas circunstancias.” Continuó Harry.

“¿Cuándo lo descubriste?” Le pregunté mientras el miraba al techo.

“Cuando tenía 13. Mi padre me lo soltó abruptamente lleno de ira. Encontré que ella inicialmente se sentía enferma por una ETS. Me dijeron que era un resfriado.” El brillo en sus ojos mostraba su vulnerabilidad. Estaba viendo a Harry bajo otra luz. “Realmente no me gusta hablar sobre ello. Pero pensé que querías saberlo.”

“Lo siento.” Le deje saber antes de enlazar mis dedos con los suyos, en un intento de aliviar su dolor. Él giró su cuerpo hacia mí sujetando su cabeza con su mano. Miró a nuestras manos entrelazadas, aparentemente sorprendido de mi acción.

Harry era guapo, pero no de la manera tradicional. Se preocupaba de su apariencia a su propia manera. Me había empezado a gustar su estilo desaliñado, su pelo desordenado que sabía haría a mi madre encogerse si lo viera, y la manera en la que llevaba los vaqueros rasgados por las rodillas algunas veces.

Sus tatuajes eran a lo único a lo que no me había acostumbrado. Lo que más me gustaba eran sus ojos, porque nunca había visto unos iguales. Sentía que sostenían muchas cosas que eran misteriosas para mí. Haría cualquier cosa por librarme del profundo encaprichamiento que tenía con Harry. Me había convertido de repente en esta chica triste, absorta en un chico con el que nunca podría estar. Esto era lo último que esperaba de mí.

“¿Quieres que me calle o que continúe?” Preguntó, una sonrisa jugando en sus labios.

“Si estas cómodo con ello…” De hecho quería saber más sobre el pasado de Harry, las cosas que hicieron que se convirtiera en la persona que es hoy en día.

“Me fui con Samuels, un chico mayor que se suponía que era mi tutos hasta que mi padre estuviera preparado para recogerme. Ahí fue cuando conocí a la Sra. Briffen. Trabajaba allí como criada a media jornada  y fue prácticamente mi niñera ya que Samuels no estaba en casa la mayoría del tiempo, así que ella tenía que cuidarme. Solía ayudarme con las tablas de multiplicar. Crecí encariñado a ella así que hice que mi padre le contratara después.” Raí. “Pero cuando ella no estaba, Samuel contrato a una verdadera niñera para cuidarme. Si mal no recuerdo, su nombre era Julia. Era la típica enamorada con una asquerosa gorra – la típica adolescente.”

“Déjame adivinar, tu primer enamoramiento.” Reí.

“Nada de eso. Una vez, hizo una fiesta en la casa de Samuels cuando se suponía que estaba cuidándome. Tenía a sus amigos por todos los lados y estaban borrachos. Probé por primera vez ahí.”

“Y tenías… nueve años.” Abrí los ojos.

“De hecho, casi diez. Y de hecho me hice fan de las fiestas después de eso. La gente ponía mucha atención en mí,”

“Porque eras un niño pequeño en una fiesta llena de alcohol.” Supuse.

“Bueno, sí. Pero me gustaba la atmosfera. Me gustaba no estar solo. Y me molestó cuando la niñera me obligó a irme a mi cuarto.” ¿Así que estaba influenciado negativamente por su niñera?

Mientras hablaba, si mirada recorrió mi brazo antes de descansar en mi cara. Pero escrutinio no me hizo sentir incomoda como solía hacerlo, y me encontré a mí misma preocupada.

“Pero no estuve solo en mi habitación por mucho tiempo. Dos chicas irrumpieron dentro, completamente borrachas. Recuerdo como no podían dejar de reír. Y entonces empezaron a murmurar algo como, ‘lo hacemos la una a la otra’” Pude decir por la repentina perdida de luz en su voz que la historia iba a dirigirse a su parte oscura. “Y ellas… bueno.”

“¿Qué, Harry?” Pregunté aunque no estaba segura de querer oírlo.

“Bueno, ellas me tocaron donde no se debería tocar a los niños pequeños. No sería tan raro si fuera más mayor pero ya sabes… me descolocó, supongo.”

Nunca había escuchado de casos como este antes. No sabía que cosas como estas podían pasar. El mundo afuera era muy retorcido. No se podía culpar a Harry por volverse de la manera que lo hizo.

“¿Estás bien?” Harry rio un poco mientras miraba mi expresión asombrada. “Creo que te he corrompido suficiente esta noche. Pero de alguna manera siento que necesito dejar salir las cosas de vez en cuando.” Puso un mechón detrás de mí oreja.

“¿No le has contado a nadie esto?” Pregunté.

“La Sra. Briffen es la única que lo sabe, aparte de ti. Se lo conté cuando estaba confuso.”

“¿Por qué me lo has contado?” Tenía que saberlo. No entendía porque me había contado sus cosas personales.

“Es injusto que no sepas de mi vida lo mucho que yo sé de la tuya. Y somos parecidos, Lia. Siento que me puedes conseguir.”

“Supongo que los dos estamos algo hechos un desastre en ese sentido.” Sonreí, intentando subir el humor. Harry bajo para presionar sus labios en mi frente. Y seguía sin entender porque era tan aficionado a mí.

“Lia tú no eres un desastre.” Respiró contra mi frente antes de mirarme a los ojos. “Estas lejos de eso. Eres intocable, y eso me hace…” Su voz se hizo grave.

“¿Qué?” Dije en un suspiro. Estaba cansada de estar confusa todo el tiempo. “¿Qué, Harry?”

En vez de responderme, Harry vino a por un beso pero lo sostuve por los hombros. No iba a dejar que me besara de nuevo hasta que me diera una respuesta razonable. Esta vez era firme. “No. No has contestado mi pregunta.” Le dije. “¿Porqué... porqué sigues besándome, Harry?”

“¿No te gusta?” Frunció el entrecejo.

Justo entonces, el crujido de la puerta sonó pero era demasiado tarde para actuar. La puerta se abrió y Kaylee apareció en escena, boquiabierta, sus ojos marrones dilatándose. Harry salió de la cama tan rápido como pudo pero eso no iba a mejorar la impresión.

“¿Me dejaste en Crestling para volver a casa y acostarte con tu prima? ¡Estas enfermo!” Le gritó. El disgusto mostrándose en sus fracciones mientras me daba una rápida mirada antes de alejarse rápidamente.

Harry recorrió sus dedos a través de su pelo en angustia. Dejo salir un profundo suspiro antes de ir detrás de Kaylee. Mi pecho doliendo.

_____________

*Harry POV*

La verdad era que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Si quería que mi vida fuera de la manera en la que lo es ahora, Kaylee parecía la mejor opción. Poder, salud, prestigio – características que habían estado inculcadas en mi familia por generaciones… tendría más de lo que puedo imaginar con Kaylee a mi lado. Mi padre lo había dispuesto para mí y solo tenía que seguir con ello.

Pero entonces ella llegó. No tenía que hacer nada más de lo que hacían esas chicas con las que me acostaba de vez en cuando. Nunca estuve cómodo con la idea de tener una ‘Baby Doll’ alrededor, cono suponía, eso me llevaría a recuerdos indeseados pero solo por callar a mi padre, acepte, pensando que solo duraría un segundo. Pero se volvió en algo más fuerte de lo que pensé.

Y ya no sé lo que quiero.

“Kaylee, ¿podrías escucharme?” Demandé mientras salía al porche y daba un portazo cerrando la puerta tras de mí. No estaba en la posición de estar enfadado, pero lo estaba por alguna razón.

Kaylee se giró como respuesta, sus brazos cruzados sobre su pecho. Me miraba con esos ojos marrones oscuros que una vez me gustaron de ella, pero ahora daban miedo.

“Nada de lo que digas va a hacer esto menos raro.” Me dijo, su ceño fruncido mostrando su inmenso enfado.

“No es mi prima.” Expliqué. “Es una Baby Doll que mi padre me ha conseguido.”

“¿Es una prostituta?”

“No, no digas eso. Ella no es así.”

“He escuchado sobre ellas y sé que son prostitutas. ¿Qué haces con una asquerosa prostituta?” Gruñó y sentí mi sentido de defesa actuar.

“¿Podrías callarte?” Mi voz un poco más fuerte de lo que intentaba pero hizo que se callara. “Ella fue… forzada. Nunca ha estado con un chico, ni siquiera conmigo.” Solté abruptamente pero quería aclarar que Thalia estaba lejos de una ‘asquerosa prostituta’.

“Entonces, ¿por qué sigue viviendo contigo?” Preguntó Kaylee. “¿Vas a tirártela pronto?”

“Yo… bueno…” Murmuré.

“¿Sí o no, Harry?”

“Sí.” Respondí.

“Está bien. Olvidaremos esto.” Se acercó y me abrazó. Fue más fácil de lo que pensé. Pero no quería que me perdonara tan fácilmente.

Se hizo para atrás e intento besarme, pero me aleje. “¿Qué pasa contigo?” Se quejó, quitando sus manos de mi cuello. “Soy yo, Kaylee. Tu novia, futura prometida.”

“Nunca dije que lo fueras.” Argumenté.

“Bueno, está bien. Siempre has sido un estúpido pero lo he aguantado. Me has tratado mal cuando soy lo mejor que puedes tener y creo que deberías ser capaz de darte cuanta. Tienes 20 años, Harry, deberías saber que es lo mejor para ti. Para nosotros.” Concluyó.

“Ese es tu problema, Kaylee. Crees que estas por encima de todos. Ese fue la razón por la que rompí contigo en primer lugar.”

Su boca se abrió pero recobro la compostura. “No quiero pelear. Y sé que cuando estemos casados, recordaremos esto y nos daremos cuenta de lo insignificante que es.” Puso su mejor sonrisa, pero solo hizo que mi molestia con ella creciera.

“Y entiendo tu frustración. Teniendo a esa Baby Doll alrededor será como un juguete para ti. Ella deja que le beses pero no obtienes nada de ella ¿no? Te estas aburriendo de todas esas chicas.” Deslizó sus manos a mi pecho, desabrochando los botones de mi camisa. “Sé que nos lo pasábamos en grande cuando estábamos juntos. Tú también lo sabes. Podemos volverlo a tener, Harry. Puedes venir a una cata esta noche, ¿qué hay de eso? ¿Te hace sentir mejor?” 

 

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