Capítulo 22 - Equivocado
Tropecé bajando las escaleras, estando exhausta aunque e acabara de levantar. Los ojos de la Sra. Briffen se abrieron, dejando su escoba descansando. Mi visión todavía estaba nublada pero podía intuir que el vestíbulo estaba implacable. Los jarrones estaban alineados, la enorme lámpara había sido limpiada ya que las luces brillaban más que antes y la ventilación daba la bienvenida a aire nuevo y limpio. Sostenía un profundo aroma que olía muy bien y casi hace que me atragantase.
“¿Qué haces?” Pregunté, frotándome los ojos.
“Oh, solo limpiando. Damian siempre quiere la cara como los chorros del oro en el cumpleaños de su hijo.” Respondió la Sra. Briffen, su expresión nerviosa. “¿Despierta muy temprano?”
“Siempre me despierto-” Mi voz fue silenciada por el estruendoso sonido de la aspiradora. Abrí mis ojos de golpe.
Una mujer con un cuerpo parecido al de la Sra. Briffen trabajaba con la máquina pero no parecía como si supiera lo que hacía. La aspiradora se desplazó bruscamente hacia atrás y hacia delante mientras la mujer intentaba mantener la maquina bajo su control. Rodó hacia la entrada con el limpiador y se dirigía hacia los jarrones de porcelana al lado de la puerta. La Sra. Briffen fue a su rescate corriendo tan rápido como podía para prevenir el desastre.
El tubo de la maquina se alejó de la mujer quien murmuraba cosas en francés y para mi diversión, la aspiradora empezó a absorber el vestido de la Sra. Briffen. El grito de las dos mujeres de mediana edad hizo eco por toda la mansión y tuve que morder mi labio para controlar mi risa. El timbre de la puerta sonó y me distrajo de ayudar a las mujeres consternadas.
Alcancé la puerta, esperando que fuera el chico del correo que venía cada lunes. Deje caer las cadenas que cerraban la puerta antes de abrirla. Me di cuenta de que el cartero no podía haber pasado la verja principal, pero era demasiado tarde. Me quede helada en mi lugar, incapaz de hablar o pensar.
“Oh, hola.” Kaylee me saludó de la manera más afeminada posible y me di cuenta de que el sonido del fondo había muerto.
Su sonrisa era incómoda, incluso tensa y todavía se veía bonita a pesar de eso. La falta de respuesta por mi parte, contribuyó al crecimiento de la tensión entre nosotras. “¿Eres amiga de Harry?” Me preguntó, y el bulto en mi garganta creció.
“Es mi prima.” Una respuesta vino de detrás de mí. Harry se plantó a mi lado, la presión creciendo.
“Oh. Es muy guapa. ¿Por qué no me habías dicho que se estaba quedando contigo?” Continuó Kaylee.
“Acaba de llegar.” Contestó Harry.
“Debería venir con nosotros.” Sugirió.
“N-No.” Me las arreglé para decir.
“Realmente no es una persona de exteriores.” Añadió Harry.
“Es tu cumpleaños, Harry.” Le codeó juguetonamente. “No puedes pasarlo sin tu prima.”
Harry me miró por una respuesta. Nerviosamente masajeó su nuca, como si quisiera que declinara la oferta.
“N-No puedo. Tengo cosas que hacer.” Dije.
“Si tú lo dices.” Kaylee dejó caer. “¿Dónde está tu padre? El mío está esperando en el coche. Así que será mejor que nos movamos.”
“Nos juntaremos con él allí, pero conociéndolo probablemente llegue tarde.” Harry se agachó para cerrar la cremallera de su bolsa de deporte y atrapé con la vista un traje de baño y ropa extra. “Os seguiré con mi coche.” Ignorando completamente mi presencia, salió con la bolsa cerrando la puerta detrás de él.
Me molesto un poco sabes que Harry iba a pasar su cumpleaños con Kaylee en uno de los sitios más despampanantes que habían. Solo había escuchado hablar sobre las cascadas de Crestling a mis compañeros de clase y las palabras para describir el lugar era ‘bonito’, ‘romántico’ y ‘de ensueño’. La entrada era de pago y era muy elevada pero mis padres estuvieron allí y me decían que valía cada centavo. Decían que solo lo entiendes cuando estas allí.
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El sol se estaba poniendo y el dolor en mi corazón había estado creciendo con cada hora que pasaba. No me podía concentrar en el libro que estaba leyendo. Me preguntaba constantemente que era lo que estaba haciendo Harry. La Sra. Briffen me dijo que estarían fuera hasta media noche y el pensamiento me hizo sentir incomoda. También deliberé entre usar o no el móvil de la Sra. Briffen para llamar a Darren. Necesitaba saber seguro si todavía era el mismo Darren que conocía antes de que dejara la ciudad.
Pero lo que más me frustraba era que iba a estar anclada en esta casa dos meses más, lo que era equivalente a dos meses más de tortura mental. Significaba tener la mente agotada cada día durante los próximos dos meses rellenándola de todo tipo de preocupaciones, estrés y sentimientos impredecibles – y la peor parte era que no podía hacer nada. Se había puesto más peso sobre mí y no creía que pudiera con ello, especialmente ahora que Kaylee había entrado en escena.
La Sra. Briffen me dijo que Kaylee podía hablar cuatro idiomas y tenía las notas más altas en el colegio. Se le ofreció ir a una de las mejores universidades y se irá el próximo año. Pero la Sra. Briffen creía que querría comprometerse con Harry primero.
Un lloriqueo se escapó de mi garganta mientras intentaba mantener las lágrimas en mis ojos. Lo único que era capaz de hacer era llorar. Ayudaba a aliviarme de mi miseria, pero volvía un tiempo después.
La página 23 estaba tan húmeda que el texto se había manchado un poco. No importaba, porque, de todas formas, Harry no leía todos esos libros. Cerré la novela y lo puse a un lado antes de tumbarme en mi cama. Me sentía muy inservible. No estaba haciendo nada para parar esta tragedia. Me recriminé varias veces por ser débil, pero eso no iba a hacerme más fuerte.
La Sra. Briffen había dejado su móvil a un lado de mi cama en caso de que cambiara mi mente y decidiera llamar a Darren. Agarré el teléfono y marqué el número de Darren. Era el único número que conocía. El número de mi familia había sido cambiado y sabía que habían sido o Damian o Richard.
“¿Quién es?” La voz de Darren solo y sentí un hormigueo recorrer mi columna. No estaba preparada para lo que me podría encontrar.
“Soy- Soy Thalia.” Respondí, con cuidado de no dejar que mi voz titubeara.
“¿Estás bien? ¿No es peligroso que llames? ¿Qué ha pasado?” Sonaba sinceramente preocupado.
“Estoy bien. Pero no voy a ir a casa en otros dos meses.” Le informé.
“Oh. Está bien…” Dijo. “Solo… prométeme que te mantendrás a salvo, Lia.”
“Me iba a ir hoy, en un principio.” Le dije, preparándome para buscar cualquier signo de culpabilidad en su voz.
“¿Qué? Entonces, ¿qué ha pasado?” No pude sentir nada incorrecto.
“Alguien le dijo sobre nosotros. Que no habíamos… ya sabes. Y Richard extendió el contrato.”
“¿Qué cojones? ¿Quién?” Enfureció. No sonaba falso.
“N-No lo sé.”
“Lia,”
“¿Sí?”
“Tu madre…” Mi respiración se trabó en mi garganta mientras se fue apagando.
“¿Qué, Darren?” ¿Estaba intentando cambiar de tema?
“Ha tenido un pequeño ataque al corazón.” Sentí el color abandonar mi cara. “Pero está bien ahora.”
“¿Qué?” Mi tono osciló. “¿Dónde está ahora?” Si algo le pasaba a mi madre, todo mi mundo se derrumbaría.
“Está en casa.”
“Debería estar en el hospital.”
“No, lo lleva bien ahora. No fue nada grave. Solo pensé que deberías saberlo. No te preocupes. Tienes suficientes problemas de los que ocuparte. Yo me ocuparé de ella.” Aseguró.
El teléfono se deslizó de mi mano cuando la puerta se cerró de un portazo abajo. Harry había vuelto. Busqué el teléfono de nuevo y le dije adiós a Darren antes de cortar la llamada. Darren dijo que cuidaría a mi madre pero no estaba segura de sí podía confiar en él. Enferma o saludable, necesitaba ver a mi madre. Y quizá podía convencer a Harry para dejarme salir un rato. Salí de la habitación y miré había abajo donde estaban las rejas.
El sol se acababa de poner y Harry ya estaba de vuelta. El viaje a Crestling era largo, así que debía haberse ido por su cuenta. Aprendí de mis padres, después de sus constantes salidas presuntuosas sobre el lugar, que ver la puesta de sol era la mejor parte. ¿Por qué había vuelto tan temprano?
Baje las escaleras y la cabeza de Harry se alzó hacia mí mientras seguía plantado en la puerta principal. Podía decir que estaba cansado por las bolsas debajo de sus ojos. Seguro que se lo había pasado bien. Dejó caer su bolsa en el suelo antes de enderezarse.
No estaba segura de cómo sacar el tema. Ni siquiera estaba segura de que fuera el momento adecuado. Mientras mis pensamientos batallaban, Harry avanzó a grandes zancadas hacia mí y antes de que pudiera hacer algo, o incluso pensar, sus labios estaban sobre los míos. Me empujó hacia él, alcanzando mi mano y guiándola por su pecho, llevándola a su cuello.
Echaba de menos su aroma, lo suaves que eran sus labios contra los míos. Sentí una mano en mi cintura, la otra en mi cuello mientras Harry profundizaba el beso. De alguna manera sentí que era eso lo que necesitaba, que había sido tan miserable porque echaba de menos esto. Ignorando mis sentidos racionales, mis brazos se apretaron alrededor de su cuello mientras él me alzaba un poco, asegurándose de que nuestra diferencia de altura no se notara.
Harry se alejó pero seguíamos a pulgadas de distancias. “Ven arriba conmigo.” No fui capaz de procesar sus palabras correctamente pero todo lo que supe en ese momento es que quería estar cerca de él. Siempre.
Lo seguí escaleras arriba, el mármol helándome los pies. Mi mano estuvo en la suya durante todo el camino. Había algo en el beso que me había hecho olvidar cualquier cosa por la que me había preocupado durante todo el día.
Harry abrió la puerta en un movimiento rápido y la cerró de nuevo. Una simple luz encendida. Me cogió por la cintura y me acercó para otro beso. La realidad empezó a floreces y me alejé, mirándolo. “N-No voy a dormir contigo.” Aseguré.
“Lo sé.” Harry respondió con una voz ronca. “Solo… quédate aquí.”
En unos minutos estábamos en la cama de Harry. Nos estábamos besando, lento y dulce. Definitivamente, esto tendría consecuencias, pero ahora mismo lo ignoraba todo. No estaba segura de lo que estaba pasando. No sabía porque estaba haciendo esto y no sabía porque se lo estaba dando. Pero por una vez, no me importaba. Nos abrumó el deseo y estábamos perdidos en nuestro propio mundo.
“Ow.” Me encogí cuando sentí a Harry morder mi labio inferior. Se rio como respuesta. Se alejó para mirarme.
“¿Sabes lo cansado que estoy?” Preguntó, llevando mis manos a sus labios.
“Debes haber estado en la carretera al menos tres horas.” No pude evitarlo y reí cuando beso mis nudillos.
“Cinco. El tráfico era horrible.” Dijo. “Podría dormirme en cualquier momento.”
“Entonces duerme.”
“El problema es que esto me gusta mucho.”
Reí y el presionó sus labios en mi frente. “Creo que es la primera vez que realmente lo estas disfrutando.”
Mi sonrisa se desvaneció cuando recordé a Kaylee. Esto estaba mal. Pero todo estaba mal. “Harry…”
“Mhm…” Murmuró mientras bajaba la cabeza, conectando sus labios con mi cuello. Sentí mi interior agitarse y tuve que cerrar los ojos.
“Realmente… ¿qué es lo que quieres de mí?” Le pregunté.
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Siento mucho la tardanza, pero aqui teneis doble cap ♥
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