Capitulo 2 - Cara bonita

Mi cabeza daba vueltas y mis pensamientos estaban por todo el lugar. Dejé de luchar. Mi vulnerabilidad me asustó. Siempre he estado bajo el ala de mi madre… nunca he estado expuesta a tanto peligro.

Un jersey de lana fue puesto a mi alrededor, ocultando la parte de arriba de mi camisón. La segunda capa de ropa me hizo sentir un poco segura aunque era en el último conjunto que me quería ver. No tuve ni siquiera tiempo de coger nada. No tenía nada conmigo.

El ascensor era viejo y descendía lentamente, parando de vez en cuando unos segundos para después moverse de nuevo. La puerta del ascensor reflejaba una imagen distorsionada de los cuatro. Yo era claramente la mas bajita, y estaba rodeada por tres figuras oscuras... o eso imaginaba.

"Todo tiene un precio, querida.” La voz baja, y ronca de Richard envió un escalofrío a través de mí. “Tu madre necesita aprender la lección. No puede vivir del dinero de otra gente.”

“E-Ella iba a pagarte.” Repliqué débilmente, terminando con un ligero sollozo.

“Eso es lo que todos dicen.” Rió, tirando su sombrero hacia arriba.

El nublado reflejo desapareció mientras las puertas se abrían en direcciones contrarias, revelando la oscuridad de la noche. Tenía la esperanza que alguien estuviera ahí… quizá la Sra. Winters estaba regando sus claveles otra vez. Quizá ella nos vería y se daría cuenta de que tipo de monstruo era Richard. Quizá ella podría pedir ayuda.

Mis esperanzas desaparecieron cuando no hubo nadie a la vista. Richard fue inteligente, quería estar seguro de que no fuera vista por ningún residente así que nos escabullimos por la parte de atrás, donde era arrojada la basura y los residuos. Habían unos cuantos perros guardianes que empezaron a ladrar y a saltar cuando nos acercamos.

Me preguntaba por qué Richard tenía que tener perros guardianes aquí. Los verdaderos hombres malos estaban dentro.

Un coche negro estaba camuflado en la oscuridad al fondo, la luna siendo la única fuente de energía cuando la puerta de atrás del edificio fue cerrada. “Por favor.” Susurré mientras me arrastraban cerca del coche.

“No seas rebelde ahora.” El hombre de baja estatura escupió, riéndose mientras abría la puerta del coche.

Richard se había metido en la puerta delantera mientras el pequeño hombre iba hacia al asiento del conductor. Fui metida dentro del vehículo por un matón agarrándome del brazo. La puerta fue cerrada con un fuerte ruido, sacudiéndome mientras mi respiración incrementaba. Cerré mis ojos en un intento de escapar de la escena. Mi aprensión me estaba volviendo loca, mi mente poco a poco apagándose. Aunque fuera confuso, oí la voz de Richard hablando y riendo con los otros dos hombres. Podía incluso escuchar los fuertes latidos de mi propio corazón.

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Mis ojos se ajustaron dolorosamente a la brillante luz que me alumbraba cuando me desperté. Cuando mi visión fue clara, me di cuenta de que la luz en realidad no brillaba tanto. Solo había tenido los ojos cerrados mucho tiempo. Miré a mi alrededor, la inexistente familiaridad de la habitación intimidándome.

Me incorporé sentándome en la cama en la que estaba y me miré a mi misma. Me habían quitado el jersey y lo habían tirado al suelo. Inhalé profundamente antes de levantarme lentamente de la cama.

“Te has despertado muy pronto.” El matón alto entro a la habitación por la puerta del cuarto de baño. Mis dedos empezaron a temblar mientras el caminaba cerca de mi con una sonrisa engreída, la piel mas afeitada estirándose.

“¡Victor!” Una fuerte voz femenina me asustó. Todo parece asustarme. Rápidamente giré mi cabeza para ver a una rubia alta con una bandeja de metal en la mano. “¿Qué demonios estás haciendo?”

“Bee, vamos. Ella es virgen.” Se defendió mientras yo rápidamente salía de la cama y me alejaba de él tanto como pude. Él frunció sus labios e hizo el sonido de un beso. Nunca había estado tan asqueada.

“Y necesita serlo.” Le contesto la chica rubia, cerrando la puerta de una patada. “Va a ser comprada. Para un plazo largo de tiempo.”

Me tensé mientras me ponía en la esquina de la habitación.

“Pero acaba de llegar.”

“El hombre ese rico que suele estar con Richard todo el tiempo.” La chica le explicó mientras colocaba la bandeja en la mesita de noche. “La quiere para su hijo o algo así. Jodido, ¿eh?”

“Maldición, esos capullos ricos. ¿Cuándo me dará mi papi una virgen?” Rió, caminando hacia la rubia. “Pero supongo que esto servirá.” Sus dedos recorrieron la mandíbula de la chica y ella la abofeteo para que se alejara.

“Consíguete tu propia Baby Doll, Vic. Yo le pertenezco a un doctor.” Ella arqueó una ceja hacia él.

“Si, ese doctor culo gordo que ninguna mujer quiere.”

“Solo vete de aquí. No quiero ocuparme de tu mierda ahora”

“Me puedo quedar si quiero, Bee.”

“O le diré a Richard lo que le querías hacer a Thalia.”

Victor se burló de Bee, soltando una risa despreciativa antes de dejar la habitación con un fuerte golpe, en conformidad con la burda petición de la chica. Entonces Bee giró hacia mi con una cálida sonrisa.

“Esta bien, Thalia. Ven aquí.” Se sentó en la cama y palmeó la colcha.

“¿Sabes mi nombre?” Le pregunté silenciosamente, avanzando hacia la cama.

“Están hablando sobre ti.” Se encogió de hombros dándome un vaso de agua fría de la bandeja. “Soy Bee.”

“¿Dónde estoy?”

“Aun estás en Fleese. Y este sitio es… bueno, dónde encuentras Baby Dolls.”

“Y t-tú has dicho que voy a ser comprada.” Tragué el agua, la refrescante sensación ayudó a relajar mi garganta cerrada.

“Si… por un hombre de negocios. Él ya está aquí y es la razón por la que tienes que venir conmigo.” Me dijo mientras retorcía las oscuras puntas de su pelo rubio y sucio.

“¿Dónde?”

“La habitación de maquillaje. Necesitas estar lista.”

Voy a ser comprada. Como un objeto. Finalmente entiendo la razón por la que mi madre se negaba a dejarme trabajar o integrarme en la sociedad.

Tragué nerviosamente antes de partir mis labios para hablar pero ninguna palabra salió. Me planté enfrente de la extraña, mirando fijamente el suelo intentando comprender porque me pasaba esto a mí. No me sorprendía que ocurrieran cosas malas constantemente pero ni una vez pensé que iba a estar en una situación tan terrible como esta.

“Hey, no te preocupes. Considérate afortunada porque estas siendo comprada por un largo periodo de tiempo.”

“¿Largo periodo de tiempo?” Pregunté, volviendo a la realidad.

“Te mantendrá por meses… y si renueva el contrato, quizás incluso un año.”

“Y eso es tener… ¿suerte?” Mi voz se quebró.

“Es mejor que tener que ir a casa con un tipo diferente cada día.” Saco un pañuelo de papel de una caja antes de ponerse de pie. “Sé que asusta al principio, pero tendrás que acostumbrarte.” No había notado que estaba llorando hasta que ella me secó las lágrimas con el pañuelo.

“Y como sabíais que era…emm…” Me callé.

“¿Virgen?

Asentí “Bueno, tenemos nuestro propio doctor aquí para comprobarlo.”

“Oh dios mío…” Llevé mis manos a mi boca.

Seguí a Bee a otra habitación, no me quedó otra opción. Tentarme a escapar solo pondría a mi familia en peligro. Mis sentidos estaban atentos mientras atravesaba el largo pasillo. Ruidos obscenos se podían oír desde las habitaciones que pasábamos, haciendo que me encogiera por momentos.

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Todos los tipos de lencería estaban dispersos pon la perfumada habitación. Era un gran caos. Chicas ponían su pelo en orden, algunos rizos, hacían relucir sus uñas y aplicaban polvo en sus caras. Este no es mi tipo de ambiente.

Me sentía sofocada mientras miraba mi reflejo en el espejo. Lucía desastrosa. Mis ojos estaban inyectados en sangre de tanto llorar. Mis labios estaban descoloridos y agrietados. Sentía ojos en mí y oí mi nombre una o dos veces en las conversaciones de las chicas que habían detrás mío pero no podía importarme menos.

“Thalia, tienes una cara bonita. Hermosa de hecho.” Me elogió Bee mientras empezaba a acariciar con una brocha llena crema mis mejillas. “Por lo que no vas a necesitar mucho maquillaje.” Cerré mis ojos, dejando que Bee hiciera lo que quisiera.

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“Él subirá si tu no bajas.” Richard se burló, el fuerte tono es su voz me hacía sentir incomoda.

“Lia, tienes que ir.” Añadió Bee, su voz mucho más suave que la de Richard.

Permanecí en silencio mientras tomaba mi labio inferior entre mis dientes, masticándolo un poco. Mi cabeza se inclinó hacia abajo porque estaba demasiado asustada como para mirar a los ojos del monstruo.

“Está bien, entonces ¿necesitas una buena paliza?” Richard grito, moviendo su mano hacia arriba. No ha habido nadie que me dijera que me iba a pegar. Mis uñas se clavaron en el material de mi nuevo vestido mientras cerraba mis ojos fuertemente, derramando lágrimas.

“Sr. Richard, ¡n-no creo que eso sea necesario!” Interfirió rápidamente Bee girándose hacia mi otra vez.

“Thalia, todo va a estar bien. Por favor vé.” Ella me alentó.

Fui guiada escaleras abajo por Bee y Richard siguiéndome por detrás. Noté a unos oficiales de policía borrachos teniendo algún tipo de fiesta con mujeres escasamente vestidas en la habitación principal. La música estaba demasiado alta como para ignorarla. En la puerta de la entrada del bar había un hombre rechoncho de pie vestido con un esmoquin. Estaría calvo si no tuviera dos islas blancas envolviendo su brillante cabeza. Era aparentemente más viejo que Richard.

Si él era asi de viejo, su hijo tendría que ser de mediana edad. Probablemente ya casado y necesitando una salida por lo tanto dejo que su padre le consiguiera una amante para mantener sin que su esposa lo descubriera. Sentí mi estomago revolverse.

“¡Hermosa, hermosa!” Él rió excitado. “Gracias, Richard. Has elegido bien.”

“Thalia, ¿cierto? Me puedes llamar Sr Damian.” Extendió su mano. Yo miré lejos, negándome a sacudirla.

“Ella es un poco irrespetuosa” gruñó Richard.

“No es un gran problema.” Se rió. “Mi hijo estará muy feliz.”

“Estoy seguro que lo hará. Harry ha crecido ahora, estoy seguro que podrá arreglárselas con ella.” Richard sonrió, palmeando a Damian en la espalda.

“Estás seguro de que es virgen, ¿cierto?” Damian preguntó.

“Absolutamente.” Respondió Richard. “Lo hemos comprobado.”

Damian soltó un profundo suspiro antes de abrir la puerta de la entrada. “Está bien, vámonos entonces.”

“Espera.” Dije. “¿C-Cómo voy a saber que el dinero irá a mi familia?”

 “Ah, ella habla.” Dejo escapar una pequeña risa. “Eso ya está hablado. Oirás de ellos en unas pocas semanas.”

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