El reloj marcó las 2:00.

Una única lámpara en el techo estaba encendida mientras me plantaba delante de la encimera. La oscuridad me rodeaba, alentando mi único deseo en ese momento. Superaba mis sentidos. Estaba perdida. No podía pensar con claridad. La depresión invadió mi mente y nubló todos mis pensamientos racionales.

Miré a mi mano mientras la extendía. No me di cuenta de que estaba así de pálida. Mis dedos empezaron a temblar rápido mientras se acercaban al cuchillo. Cogí el afilado objeto de la superficie de madera, y vi un vislumbro de mi reflejo. No me había visto nunca así. Apreté el estrecho mango entre mis húmedas palmas mientras cerraba mis ojos fuertemente, luchando para bloquear algún tipo de dudas.

Cada agonía, todo el dolor desaparecería después de esto. Puedes hacerlo, Lia. Estarás con papa.

Lágrimas mojaban mis mejillas mientras alían descontroladas. Una salvaje neblina se aposentó en mi mente. Mis ojos se abrieron cuando sentí la afilada punta a través del material de mi jersey – tocó mi estómago. Paré, manteniéndolo ahí. Esto es real.

El dolor será solo temporal, se irá en un momento con todo lo demás, oí una voz alentándome. Noté un bulto duro en mi garganta.

“¿Thalia?” Otro tiro de realidad. “¿Qué cojones estás haciendo?” La voz era fuerte en ese momento.

El cuchillo fue arrebatado de mis manos y lo vi deslizarse a través de las baldosas del suelo de la cocina. Entonces sentí mis brazos siendo rodeados. Me giré para enfrentar a Harry. Vi a dos figuras. Realmente no podía procesar lo que estaba pasando pero me sentía a salvo.

Mi visión se volvió más borrosa con cada segundo que pasaba y el dolor que sentía en mi cabeza empezó a ser insoportable. “Lia.” Escuché mi nombre muchas veces pero la voz de Harry se hacía más pequeña cada vez que lo decía.

Mis rodillas de repente se sintieron débiles. No podía soportarme por más tiempo, y me dejé car completamente. Pero no caí. En vez de eso, me levantaron.

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El ligero ardor que sentía en mis parpados hicieron que me diera cuenta de que no era de noche incluso antes de abrir los ojos. Había estado fuera por un rato. ¿Qué había pasado? Me preguntaba.

Mis manos se apretaron, tirando de las sábanas a mi alrededor. Una lámpara chandelier apagada se encontraba sobre mí y un fuerte olor a colonia flotaba alrededor. Esta no es mi habitación.

Me senté rápidamente y mi cabeza palpitó por la acción. Me acordé de que Richard me había golpeado. Toqué mi cabeza y sentí que una venda la cubría. El dolor de cabeza se había ido y el dolor había disminuido.

Cuando la confusión en mi cabeza se aclaró completamente, me di cuenta de que estaba en la habitación de Harry. Entonces recordé lo que había intentado hacer la pasada noche. Me estremecí con el pensamiento de cómo estaba realmente para hacer eso.

No solo fue una cosa completamente irracional, era también egoísta. No estaba pensando en las consecuencias. Ignoré el hecho de que mataría a mi familia si me suicidaba.

Me sentía atrapada, perdida y sola. Estaba en un juego de ajedrez dónde sabía que iba a perder sin importar los movimientos que hiciera, y por un momento solo quería renunciar. Quería rendirme.

La puerta se entreabrió y la Sra. Briffen la empujó con la rodilla mientras entraba con una bandeja de comida. Se sentó a los pies de la cama, poniendo la bandeja a mi lado. “¿Cómo te sientes, querida? No has tenido preocupados toda la noche.”

“¿Por qué estoy en la habitación de Harry?”

“Él quería vigilarte durante la noche después de que el doctor se fuera. Ya tu habitación está más lejos decidió que era más fácil si te quedabas aquí. No te preocupes, él durmió en el sofá de abajo.” Explicó mientras ponía té en una taza de la bandeja.

“¿Doctor?”

“Tu cabeza se dañó mucho después de… el incidente de ayer. Necesitabas un doctor.” Me dio la taza de té. Me di cuenta de que sus ojos estaban brillantes. Estaba llorando de nuevo.

“Ahora estoy bien, Sra. Briffen.” Forcé una sonrisa.

“Niña, prométeme que no volverás a hacer lo que intentaste hacer esta noche.” Su voz temblando mientras hablaba.

“fue estúpido, lo sé. Algo vino sobre mí y tomó el control. Quizá fue el fuerte golpe en la cabeza.” Me encogí de hombros antes de pegar un trago al té. “¿Te lo ha dicho Harry?”

“Si, gracias a dios que te encontró a tiempo. Nunca lo había visto tan agitado.” Sacudió su cabeza. “Se peleó con alguna chica que había traído a casa. Lo pude oír desde mi habitación. Oí portazos y fuertes pisadas. Así es como me desperté.”

“Así que, ¿la chica se fue?”

“Por supuesto. Se fue justo después de que colapsaras en la cocina. No quería involucrarse con nada.”

Nuestra conversación se cortó cuando Harry llamó en la puerta abierta. Todavía quería preguntarle a la Sra. Briffen si le había contado a Harry lo de Richard. Estaría muerta su lo hubiera hecho. El enmarañado pelo de Harry estaba más hecho un desastre que de lo normal, y se veía como si se acabara de despertar. Todavía llevaba la camiseta de los Ramones de la otra noche.

“Os dejaré solos un momento.” La Sra. Briffen me dio un apretón en el brazo antes de irse con una significativa sonrisa.

“Bueno, ¿puedo pasar?” Harry preguntó mientras se inclinaba sobre el marco de la puerta.

“Es tú habitación.” Sonreí.

Asintió y se sentó en el sillón al lado de la cama. “Después de esta noche no vas a dejar esta habitación por un tiempo.”

“¿Por qué no?”

“Quiero vigilarte para asegurarme de que no hacer nada idiota otra vez.”

“No lo haré.” Le lancé una mirada. “Le he prometido a la Sra. Briffen que no lo haría.”

“No me lo has prometido a mí.” Harry posó sus codos en sus muslos mientras se inclinaba cerca de la cama. “Prométemelo.”

“Lo prometo.” Le dije en voz baja.

Observó mis ojos detenidamente, asegurándose de que lo decía enserio. “Y supuestamente… ¿te caíste por las escaleras ayer? ¿Así es como te golpeaste la cabeza?”

La Sra. Briffen debe haber inventado eso. “Eh, sí. L-Lo hice. Fue una caída bastante mala.”

“Debes de ser muy torpe. Nadie se cae de estas escaleras.” Harry humedeció su labio inferior antes de continuar. “¿Estas segura de que no es una mentira, Lia?”

“P-Por supuesto que no lo es. ¿Por qué inventaría eso?”

“¿Fue otro intento de suicidio?”

Protesté sacudiendo mi cabeza. “Juro que no lo fue.”

“bien.” Dijo. Esperaba que dejara el tema. Presionó la espalda contra el respaldo del sillón. “Pero quiero saber por qué intentaste hacer eso.” Esperanza machacada.

“Razones personales.”

“Soy todo oídos.”

“Sentía como si no fuera a ninguna parte con mi vida. Me refiero a que… ¿cuánto podremos aguantar esta farsa, Harry?” Pregunté finalmente. Había querido sacárselo y obtener una respuesta decente. No íbamos a ninguna parte con esto. ¿Por qué mantenerme aquí si no servía para nada? ¿Por qué no llegaba a un acuerdo con su padre y me dejaba ir?

“Pensaba que habíamos llegado a un acuerdo.” Respondió.

“Si pero, ¿por qué mantenerme aquí?” Pregunté. “Soy una carga. No sirvo para nada. Entiendo lo que tu padre quiere pero-”

“Me gusta tener a alguien alrededor. ¿Eso es un crimen?” Dejó escapar una falsa sonrisa a la cual le faltaba diversión.

“Tienes muchos amigos.”

“No lo entenderías aunque te lo explicara. No lo entiendo ni yo.”

“¿Lo que?”

“Es suficiente, Lia. Demasiadas preguntas.” Harry se levantó y tiró de sus vaqueros. “Si estas usando la curiosidad para suicidarte, recuerda que eso solo se aplica a los gatos. Y hasta donde yo sé, tú no eres uno.”

Que broma más mala. Pero unas ganas incontrolables de reírme hicieron que se me escapara una risita, sacando una sonrisa en la cara de Harry. “Te veré por la tarde.” Me dijo antes de dirigirse a la salida. “Y, quiero que te quedes ahí. No te muevas mucho.”

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Repetí los acontecimientos de ayer, fotograma por fotograma, sin perderme ni un solo detalle. Y me obsesioné con la miseria que había sacado de mí. Esos oscuros sentimientos que me controlaron, bloquearon todo optimismo, toda luminosidad. El mal tiempo fuera contribuyó mientras un fuerte trueno hacia estremecer mis sentidos, haciendo mi corazón saltar.

Me sentí sin esperanza de nuevo. Y las palabras de Richard seguían sonando en mis oídos una y otra vez,

“Así que mejor haz que tu pequeña mentira de cereza desaparezca para mi próxima visita. O… sabes que las cosas darás un giro. Incluso puede ser que lo tenga que hacer por mí mismo.”

Mi mente añadió una malévola risa y temblé en mi sitio. Richard vendría otra vez, pero no sabía cuándo. Esa es la parte más terrorífica. Podría ser la próxima semana, o incluso mañana.

“Piensa en como tu familia tendrán que sufrir el mismo dolor que tú estás sintiendo.”

No podía soportar la idea de mi madre y mi hermano siendo heridos de ninguna de las maneras. Mi imaginación corría libre, creando todo tipo de escenarios desgarradores en mi cabeza. Eran tan horripilantes que me encontré llorando otra vez, por tercera vez hoy.

No podía arriesgarme a nada. Tenía que hacer algo. Era hora de parar la autocompasión. No podía dejar que los hirieran. Y no podía dejar que alguien tan abominable como Richard me violara. Eso me perseguiría por el resto de mi existencia incluso si me pone en libertad.

Mientras tomada una decisión, mordí mi labio inferior tan fuerte que pude saborear la salada sangre que se había empezado a formar en la superficie. Finalmente tenía que enfrentarme a lo inevitable ahora, o perderlo todo.

Harry entró en la mansión y pateó la puerta para cerrarla. Sus rizos estaban empapados por la lluvia. Meneó su cabeza, quitando la humedad. Se quitó su abierto y se dirigió a la sala de estar. No podía verlo ahora, necesitaba tiempo. Así que discretamente subí por las escaleras. 

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Después de mucho tiempo ya he subidoo :) 

Lo isiento de verdad pero es que tengo más cosas que hacer y otras novelas, espero que lo entendais.

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