Capitulo 13 - Destruida

La Sra. Briffen no desayunó conmigo, lo que fue raro. Siempre comíamos juntas. Tampoco me había hablado. Intenté recordar las cosas que había hecho que pudieran haberle hecho actuar de este modo. No pude.

Paseé a través de la librería en el vestíbulo para ayudar a aliviar mi aburrimiento en crecimiento. ¿Quién diría que vivir en una casa lujosa podría ser tan soso?

No había leído un libro decente en mucho tiempo. En casa, tenía que ayudar a mi madre en las tareas diarias la mayoría del tiempo y nuestra biblioteca era solo un montón de libros viejos que había leído muchas veces así que lentamente recurría a tejero y a la papiroflexia para entretenerme.

El pensamiento se gritaba a si mismo aburrido. Pero era la verdad. No había mucho más que hacer aparte de eso.

“¿Despierta tan temprano?” Giré mi cabeza hacia el lado. Harry hundió sus dientes en la manzana que sostenía, tomando un enorme bocado. Empezó a caminar por el vestíbulo, moviendo arriba y abajo la fruta medio comida en la mano.

“Son las doce de la tarde.” Conteste con naturalidad.

“Eso siempre es temprano para mí.” Respondió con la boca llena, su voz mañanera haciéndose notar en su voz silenciosa.

Moví la cabeza mientras una sonrisa crecía. Cuando Harry alcanzó la puerta de la entrada se arrodilló para ponerse sus zapatillas de deporte. Entonces sentí sus ojos en mí.

Estaban prácticamente echándome un ojo de la cabeza a los pies. No es por sonar superficial pero había sido observada por hombres antes y siempre me había sentido insegura y repugnada cada vez que lo sentía.

Por lo tanto este estallido de excitación era algo desconocido. Estaba tan avergonzada por sentirme de esa manera, aunque fuera algo que no podía controlar. ¿Qué pensaría mi madre de mi si lo supiera?

“”Estoy pensando en tomar comida china para cenar.” Dijo.

“Oh, ¿con tus amigos?” Me giré a mirarlo.

“No.” Arrastró una mochila sobre su hombro mientras se levantaba en toda su altura. Era tan alto. “En casa. Estoy pensando en llamar por la comida. ¿Qué piensas?”

“Suena bien.” Contesté.

“Tu… te gusta la comida china, ¿verdad?”

“Sí.” ¿Él quiere mi opinión? “Mi abuela hacia a menudo.” Sonreí. “¿Vas a traer a alguien?”

Harry miro hacia abajo, dejando salir una silenciosa risa mientras frotaba su cuello. “No.” ¿Me había perdido algo?

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Solo había alcanzado el quinto capítulo de El encargado del tiempo cuando mis ojos se cerraron. El frio aire de fuera definitivamente teniendo un efecto en mí. Podía dormirme a cualquier hora del día siempre y cuando hiciera frío. Definitivamente hoy era uno de esos días perezosos.

Tenía el presentimiento de que iba a dejarme llevar por un bonito sueño, pero se hacía difícil mientras estuviera preocupada por mi madre y mi hermana. Lo último que había oído era que mi madre no estaba en un buen estado de salud.

Pero mis párpados se hacían más pesados por segundos. Dormir había sido mi recurso desde que llegué a esta mansión. Me ayudaba a escapar de la realidad y era a lo único que me hacía mirar hacia delante. Pero esos pasados días, me encontré mirando hacia otra cosa.

Casi todos los días de esa semana, me anticipaba a que el reloj llegara a las diez. Me odiaba por eso porque era cuando normalmente Harry volvía a casa, aunque a veces volvía a irse a más fiestas con sus amigos. Técnicamente él era mi carcelero, ¿no? Me maldecía por tener esos pensamientos sobre él. Si no me hubiera besado, no los hubiera tenido nunca.

Fui arrastrada de mi sueño de repente, mis ojos esforzándose por ajuntarse al resplandor. Entonces sentí un intenso dolor en mi cuello.

Una fuerte mano estaba aferrada a mi cuello mientras las uñas se clavaban en la piel. Grité. “¿Soñando, amor?” Se burló Richard mientras la Sra. Briffen lloraba a sus espaldas. Me tiró del brazo de la silla dónde me había quedado dormida.

Estaba segura de que mi cuello estaría magullado. Las lágrimas empezaron a escaparse de mis ojos mientras él me ponía sobre mis pies con una fuerza violenta, su agarre dejando un prolongado dolor en mi brazo.

“¡Para, por favor! ¡Lo siento!” Gritó la Sra. Briffen.

“Briffen, vuelve a la cocina antes de que convenza a Damian de que tu viejo culo necesita ser despedido.” Le soltó antes de mirarme. Gotitas de sudor empezaron a formarse en mi cara, mis ojos creciendo con miedo.

“¿Qué quieres?” Lloré mientras ponía una mano sobre mi cuello.

“Sé que has jugado con la carta de la compasión con el chico. Pero él es el único al que podrás engañar.” Agarró mi mano duramente.

“Damian es mi amigo más antiguo y ¿qué opinión tendrá él de mí ahora que he hecho derrochar su dinero duramente ganado en nada, en ti pequeña zorra?”

La mano de Richard atravesó mi visión antes de que se encajara con un enorme golpe en el lado de mi cabeza. El dolor inundó mis sentidos mientras caía al suelo una vez más, el impacto cegando mi visión. Todo en ese momento parecía amplificado, el dolor, los ruidos. Un fuerte chillido de la Sra. Briffen atravesó mis oídos.

Cada parte de mi se sentía adormecida excepto dónde había sido golpeada. Mis pensamientos empezaron a desorganizarse. ¿Qué me ha pasado? Mis labios se secaron rápidamente, podría sentir las gritas formándose mientras temblaban.

Ni una sola palabra de protesta escapó de mis labios. Me sentía como un ciervo frente a unos faros. Estaba avergonzada por lo asustada que estaba.

El monstruo miró hacia mí y su boca se retorció para hablar. “Había pensado en golpearte justo en la mejilla pero entonces el moratón seria visible.  Le plantearía preguntas al chico, ¿no crees? Creo que ahora saber que no quero que ni Damian ni Harry se enteren de esto.”

Richard apretó su corbata, la cual caía sobre su prominente vientre antes de inclinarse hacia abajo. “Pero espero que nuestro pequeño encuentro te enseñe una lección.” Su voz era baja ahora. “Haz lo que tengas que hacer. Y si no lo haces,” Levantó mi barbilla para nivelar nuestros ojos y me encontré con mi peor pesadilla. “Bueno, solo recuerda a tu familia. Piensa en como ellos tendrán que sufrir el mismo dolor que tú estás sintiendo.”

Sus labios se curvaron en una sonrisa, puro odio escapándose de ellos. “Así que mejor haz que tu pequeña mentira de cereza desaparezca para mi próxima visita.” Su dedo golpeó mi barbilla. “O… sabes que las cosas darás un giro. Incluso puede ser que lo tenga que hacer por mí mismo.” Mis ojos se abrieron cuando me dio un rápido y duro beso en los labios. Sentí que la comida de hoy subía por mi cuerpo, intentado escapar por mi boca.  

Mis latidos empezaron a recuperar su pace cuando Richard salió con un fuerte portazo.

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“¿Realmente no vas a comer?” Preguntó Harry por tercera vez.

Sacudí mi cabeza para confirmar mi respuesta – No.

“Bien” Respondió con algo de decepción. “Cancelaré la comida.” Se encogió de hombros.

“Puedes comer sin mí.” Le dije.

Movió su cabeza. “Voy a salir.”

Mi cabeza todavía dolía. De hecho, iba cada vez a peor. Estaba segura de que habría un gran moratón o chichón bajo mi pelo. Todavía estaba conmocionada. No podía hablar con alguien sin empezar a llorar otra vez. La experiencia me había dejado en piezas, Me había destruido completamente. Sabía que Richard era una mala persona pero mi opinión de él no había llegado a vil, malvado, retorcido y pervertido hasta hoy. Me ha roto.

La Sra. Briffen había llorado tanto como yo. Se había disculpado por dejar salir el secreto de sus labios. Damian se lo sacó a la fuerza. La amenazó con pegarle y despedirle. No podía culpar a la pobre mujer.

No sabía que hacer ahora. Quería mantener la situación fuera de mi mente por un día al menos. ¿Iba a recuperarme alguna vez del encuentro?

“¿Qué he hecho?” Harry se giró para mirarme una vez que abrió la puerta de la entrada. Sus cejas estaban ligeramente fruncidas y podía decir que no estaba muy contento el resultado de esta noche.

“Nada.” No lo miré. Estaba asustada de llorar si lo hacía. Era demasiado vulnerable.

“¿Tampoco me quieres hablar?” Dejó salir una pequeña risa pero no había diversión o humor en ella. “Como quieras.” Y entonces se fue.

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La Sra. Briffen cocinó una deliciosa cena para hacerme sentir mejor. El caliente olor apetecible del pollo asado con salsa barbacoa alcanzó cada esquina de la casa pero no traía mi apetito de vuelta. Parecía que ni un montón de comida apetecible pudiera.

Era la medianoche pero no podía dormir. La Sra. Briffen se ofreció a esperar     despierta por mí pero me negué, y así ella podía irse a dormir. Ahora estaba sola. El punzante dolor permanecía en mi cuello y me atormentaba con imágenes de la pesadilla cada vez que  mente no estaba ocupada en otras cosas. La peor parte era que me estaba hundiendo. Lloré y lloré.

No tenía ni idea de lo que iba a hacer.

La puerta de la entrada se abrió después de que escuchara las llaves sonar contra la madera. Harry estaba en casa y todo lo que quería hacer en ese momento era confiar en él. Necesitaba algún tipo de consuelo o iba a tener una crisis nerviosa.

Pero obviamente era estúpido e irracional así que descarté la idea. Aunque quería hablar con él. Podría distraerme del dolor. Me levanté del sofá y di lentos pasos hacia la puerta. Instantáneamente paré cuando noté que había alguien más con Harry. Él rodeó su brazo alrededor de una pequeña chica rubia vestida con un mini vestido. 

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