una semana después un suéter azul pastel estaba sobre el delgado cuerpo de michael, luke caminaba a su lado por el pasillo escolar, y ya no habían marcas. las uñas blancas del menor eran constantemente atacadas por sus dientes, se estaba conteniendo tanto de morder el cuello de luke hasta teñirle un collar de moretones.

"perdóname, bebé."

"te perdoné hace mucho."

"¿entonces por qué estamos así?"

"porque eres un estúpido."

"ya te he pedido perdón tantas veces por eso."

por ironías del momento, quizás el chico los buscaba, quién podría decirlo, chocaron con ashton, el amigo de luke con manos gigantes.

"¿tú eres mikey?"

"uh, ashton." luke balbuceó.

"agradecería que no me llames así." dijo michael ante el mote que ashton le puso.

"entiendo que no te caiga bien." dijo simplemente. "sólo quiero que sepas que este imbécil." señaló a luke. "respira porque tú le hablas."

"sí, claro, ¿él te pidió que me dijeras eso anoche?"

"no te creía una perra." murmuró. "sólo estuve con él una vez y pasó una maldita hora susurrando y gritando tu nombre, mikey."

"ashton." dijo serio.

"no me llames así." dijo fríamente michael, una vez más.

"sólo debes saber eso, él te quiere más que a cualquier otra persona." se encogió de hombros. "lo sé por las horas que pasé limpiando sus lágrimas luego de haber traicionado a su bebé."

"ashton, sólo vete." pidió el rubio cansado.

"por dios, sólo cásense y ya." rodó los ojos mientras se iba.

"aún eres un jodido imbécil." michael aclaró.

las pupilas de luke se dilataron un momento al oír a michael decir malas palabras, él nunca lo hacía.

"este imbécil sólo vive porque tú lo haces."

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estoy feliz.