Capítulo 59
El espeso humo color blanco del cigarrillo que salió de su boca, se chocó con el rostro del chico que tenía frente a ella, sujetado a una silla con unas cadenas al rededor de sus brazos y pies. Con una mirada monótona, espero con paciencia a que su rehén decidiera despertar. No pasó mucho tiempo cuando comenzó a toser a causa del humo. Con lentitud abrió sus ojos, la esperanza de ver una pared blanca y su cuerpo cubierto de cables se vino abajo cuando la vio en frente, sentada y con una pierna sobre la otra.
Con temor miro su cintura para buscar alguna mancha de sangre. En su lugar, encontró vendas limpias, el dolor en su cintura le hizo saber que no era una ilusión lo que veía. Estaba vendado, ella no tenía razones para curarlo, pero lo hizo.
— Al menos que no quieras morir, deberías dejar de moverte.
Su voz fría sonó contra su oído. Recorrió a la chica desde los pies hasta su rostro, ella lo miraba con monotonía y frialdad, que solo se reflejaba en sus ojos.
— ¿Por qué estoy vivo?
Pregunto con miedo. Ahora mismo se sentía como un pequeño cordero indefenso que no tenía a su madre para que lo cuidase, se sentía inseguro y desconfiado de aquella gran bestia frente a él. Al principio pensó que Ima no les haría daño, eso porque Izana aseguro que no lo haría, sin embargo, ahora viendolo con sus propios ojos, vio que nadie la conocía como realmente era.
Las comisuras de los labios ajenos se extendieron con suavidad. Pronto, una sonrisa burlesca cubrió sus labios.
— ¿No te hace feliz estar vivo?
El chico la miró en silencio, sin mover un solo músculo. Ima sonrió aún más saboreando el miedo de aquel chico presa del pánico.
No que muy valiente, ¿eh?
— Deberías llorar de felicidad, ya que tú amigo no tuvo la misma suerte y tuve que enviarle una advertencia a mi padre.
Él reaccionó en ese momento. Había olvidado a su compañero, luego de que la bala impactará contra su cintura y se desmayara por la perdida de sangre, no lo había visto. Acoso ella...¿Lo mató?. El miedo se hizo más grande y con ojos tembloroso la miró.
Ima ladeó su cabeza al lado derecho, apoyo su mejilla contra su puño sin dejar de sonreír.
— Oh, no lo mate si eso te preocupa. Tu amigo está vivo, pero le falta una de sus uñas, más exactos la del pulgar derecho de sus manos.
Abrió sus ojos de par en par. Ese niño, no había muerto, era un alivio, lo es. Pero ha sufrido por culpa suya.
— Le dije que habías muerto, luego lo lastime un poco y lo deje libre. Fui amable al enseñarle en el mundo en el que se metía, ¿No crees?
Ima cerro sus ojos como media luna, aún manteniendo aquella sonrisa falsa. El chico sujetado de sus agallas, abrió su boca y con una voz nerviosa habló.
— ¿Por qué nos dejas vivir?
— ¿Por qué? Sólo agradece que te deje vivir y ya, niño. Este mundo lleno de imbéciles no es para ustedes.
Tenía razón, pero aún no entendía. Ella era llamada la princesa dragón, más aún se le conocía como una mujer asesina, Kisaki Tetta aseguró que su información era de fiar.
¿Se equivocó o él tampoco la conocía realmente?
Un pensamiento llegó a su mente. Si ella los dejo vivir, fue por alguna razón que podría significar el famoso "pago" por el servicio de amabilidad al dejarlos vivir. Si es así, eso explicaba porqué no estaba en un hospital en lugar de una habitación lujosa.
— ¿Cuál es el precio que debo pagar por la vida que no me quito?
Ella alzo una de sus cejas, luego soltó una carcajada desde el fondo de su garganta. Por el contrario, el rehén la miro con frialdad, no fue un chiste su pregunta, él solo quería pagar e irse de ese lugar. Ima suspiró y tocó su pecho para calmarse.
— Te daré de comer y te dejaré lavarte mientras te quedas aquí como un rehén, si no viene Izana en una semana o días, te dejare ir.
— ¿Es todo?
— Sí, no estoy interesada en matar niños.
¿Kisaki tenía razón entonces?
— ¿Eres débil acaso?
Ima lo miro durante unos minutos en silencio. Luego sonrió y se levantó del sofá de dos piezas. Camino hacia él, se agachó a su altura y sonrió.
— Mi fuerza es débil, pero mi mente no lo es. Cuida tu lengua, oídos y ojos, sino quieres perderlos todos — amenazó con una sonrisa falsa. El chico tragó saliva, no afirmo ni negó al instante, poco después lo hizo sin mirarla.
Eran al rededor de las 8:00 de la noche cuando salió del hotel en el que hospedó a su rehén. Las calles de Shibuya comenzaban a verse solitarias, no era sorpresa, la hora de descanso en la ciudad ya estaba a punto de llegar, por lo que todo se cerraba.
El lugar donde dormiría no estaba lejos, quedaba a 30 minutos caminando. Aquel lugar por suerte le pertenecía a ella y no a Kise Kuga. Debió imaginárselo, ese hombre la terminó traicionando y abandonado a su suerte. Sólo pasaron algunos meses desde que fue adoptada por Kuga, ahora se convirtió en un perro abandonado.
Buscar a su madre biológica o a sus hermanos, en realidad no sentía esa necesidad. Su madre siempre estuvo mejor sin ella, ya no le daba problemas ni lágrimas de culpa. Eso terminó después de que fue adoptada, que en parte agradeció la adopción falsa. Estaba preocupada por su madre, pero tenía la esperanza que RanRin cuidaban bien de ella.
— ¿Ima?
Su vista recorrió el cuerpo de la persona parada frente a ella, hasta que llegó a los ojos color púrpura. Era su gemelo, Ran Haitani, aquel chico al que puede llamar hermano mayor sin sentirse extraña.
— Trenzas.
Murmuró en voz baja, que solo fue audible para ambos. Ran frunció sus cejas con amargura, aquel apodo que jamás le gustó desde que ambos eran niños y aún a pesar de eso, lo soportó por su otra y única mitad.
— ¿Qué haces tan noche en Shibuya?
Pregunto con una voz gruesa, tenía un toque de regaño que a ella le dio gracia. Su gemelo siempre fue más alto que ella, a pesar de tener la misma edad o rasgos similares, son muy diferentes. Como su madre decía, nunca serían iguales.
— Nada, solo salí a caminar.
— Estás mintiendo.
Ambos se enfrentaron en una batalla de miradas, a la que Ima perdió. Suspiro con pesadez, no tenía ganas de pelear y llenarse de más problemas, suficiente tenía con los que tenía ya.
— Kise Kuga me traicionó, se unió a Kisaki. Ahora no puedo ir a la residencia de los Kuga, por lo que iré a otro lugar a dormir.
Su gemelo abrió sus ojos de par en par con sorpresa. Más por el problema de su hermana, lo que le llamo la atención fueron las primeras palabras. El imbécil que arruinó a su familia, a quien prometió protección y un hogar, se unió a Kisaki y no solo traicionó a su hermana, sino a ellos también.
Porqué estaba claro que traicionar a su hermana, era traicionarlos a ellos también. Lo que significaba que pronto habría problemas con él y lo más seguro es que con Kisaki Tetta a quien Izana le tiene tanta confianza, también.
— ¿Te hizo daño?
Ima miro a su hermano y negó con una sonrisa.
— Fue Kisaki, él intento matarme.
Ran apretó sus puños con furia. Ese maldito cuatro ojos se atrevió a poner sus sucias manos en su gemela. Aunque Izana creyera en él, Ran no lo hacía y si Ran no lo hacía, Rindou tampoco. Cuando se trata de familia, los amigos ya no importan para ambos, por tanto, Kisaki pagaría muy caro el precio de intentar dañar a una Haitani.
— Trenzas, se que aprecias mucho a Izana, pero yo...
— Izana tiene a Kakucho, él puede defenderlo — la interrumpió, luego continúo— En cambio tú eres nuestra familia. Incluso sí es un amigo de Izana, no dejaremos que nadie te lastime — aseguró.
Ima bajo su mirada al piso. Ran siempre había sido confuso para ella, nunca entendió el tipo de amor que tiene por su familia o por ella. Años en qué comenzó alejarse que olvidó el amor que su gemelo le entrego
¿Fueron malinterpretaciones suyas?
— Ran, yo de verdad puedo defenderme sola.
Pero su gemelo no accedió a abandonarla de nuevo.
— Ima Haitani, eres mi hermana, mi gemela, mi otra mitad con la que compartí el mismo espacio en el vientre de nuestra madre y es por eso que no estoy dispuesto a abandonarte a ti, a mamá, y a Rin. Ustedes tres son el tesoro más grande que tengo en este mundo.
Nota de la autora
Después de un descanso de esta historia, he vuelto para escribirla. Espero que les haya gustado este nuevo capítulo, pronto vendrá el otro el número 60. Aunque aún no llegamos a los 60K se que en algún momento lo haremos, ustedes han hecho crecer está historia y eso, se los agradezco enormemente.
Muchas gracias por la espera y por leer está historia. Nos vemos en el próximo capítulo.
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