Capítulo 52
Takemichi
Suspiro, miro el cielo con tristeza y vuelvo a suspirar.
El cuerpo frío de Chifuyu entre mis brazos, esa sensación, no había desaparecido de mi cuerpo. Miraba mis brazos como si mirara a Chifuyu en ellos, la imagen de su rostro tranquilo con una pequeña sonrisa en sus labios, no desaparecía de mi mente. "Cuida a Baji-san por mí, Takemichi". Cómo una suave ventisca, el sonido de aquellas últimas palabras soplaron sobre mis oídos provocando que un fuerte nudo se instalará en mi garganta.
Al mirar a Baji, noté como se mantenía cabizbaja mirando el piso de mármol blanco, sus dedos apretados en un puño contra sus palmas, las venas resaltantes manos indicaban la gran fuerza de aquel apretón. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando el sudor frío que bajo por mi espalda me hizo temblar, el miedo creció de nuevo, temí
Como el cobarde que era.
Mas sin embargo, yo era responsable de la muerte de su confidente. Era yo quien había arriesgado a Chifuyu para evitar la muerte de Taiju Shiba, que al final, salió mal. La llegada de Teijuku al igual que la muerte de Chifuyu, lo había cambiado todo.
¿Qué vendrá después de esto?
Ya no quiero ver morir a nadie más.
— Lo siento — Ima se disculpó cabizbaja. Llevé mi mirada confusa hacia ella, sin entender — Ha muerto por mi culpa.
Abrí mis ojos sorprendido, mi corazón sentiendo el golpe del dolor por la culpa, negue una y otra vez. Ella no tenía la culpa de nada, yo fuí egoísta, yo los arriesgué al peligro. No tenía que ser ella la que se disculpara, si no yo.
— No lo fue — dije, apreté los labios unos segundos antes de mirar el cielo con tristeza —. Yo hice que ambos tomarán el riesgo conmigo para evitar que muriera Taiju. No es culpa tuya, es la mía.
Miré el piso de mármol blanco bajo mis pies dejando que mis pensamientos despegaran como un cohete banadonando mi cabeza y la llevará a otra parte del universo, sintiéndome con la mente en blanco, olvidando todos mis miedos.
— No intentes culparte por la muerte de Chifuyu, Takemichi — subí mi mirada hacia el moreno que caminaba cogiendo. En ese momento mis sentidos se alertaron, sintiendo como volvía a mi el miedo del que intentaba escapar — Chifuyu decidió esto él solo.
Abrí mi boca y la cerré cuando no pude dejar salir las palabras de ella. Sabía que a pesar de lo sucedido, él también se culpaba. No había nada que ambos pudiéramos hacer, regresar al pasado del pasado, no estaba en mi poder. Suspiré, sin quitar la mirada del moreno que miraba a otro punto fijo de la iglesia, sus ojos miel, estaban teñidos de un fuerte color dorado, su mandíbula estaba tensa. Abrí los ojos con asombró, su mirada depredadora llamaba a la venganza. Era la primera vez que notaba aquella mirada en él, la culpa me consumió de nuevo, y el llamado de protección, llamó a mi corazón.
— Takemicchi.
La fría voz de Mikey me hizo llevar mi mirada a sus ojos negros, aquellos que desde que lo conocí, no había ningún brillo en ellos. Mikey me miró unos instantes, luego miró de reojo a la persona que estaba sentada a mi lado. Se inclinó y tomó la barbilla de Ima con sus dedos. Con su dedo pulgar de la mano derecha, limpio con delicadeza la sangre que salía de uno de lo raspones en su mejilla derecha. Llevo aquella sangre a sus labios y la lamió, con la mirada desconcertada de mi amiga.
— ¿Que..? ¡¿Que haces?! ¡No lamas eso que está sucio! — dijo Ima, dándole un matonazo.
— Está dulce.
— ¡¿Haah?!
Ima lo miró asustada. No de Mikey, si no de sus acciones. La entendía, el líder de Touma hacia acciones confusas que costaban entender. Incluso en el futuro, aún había acciones que yo no podía comprenderlas.
Draken, Baji y todos los que nos encontrábamos en el pequeño círculo que se había formado, miramos a Mikey e Ima discutir. El líder tenía una mirada despreocupada y la pelinegra tenía una mirada molesta. Algunos sonrieron con la escena, mientras que otros, mantenían su atención en otra cosa.
Mikey pasó su brazo izquierdo por debajo de las piernas de Ima, mientras que el derecho, lo llevo a la espalda de ella, cargandola entre sus brazos.
— Ota.. muy bien, vámonos.
Ima se sonrojo hasta las orejas furiosa.
— ¡Manjiro Sano bajame en este instante! — gritó golpeando el pecho de Mickey sin importarle mucho si le dolía o no a él.
Me sorprendía la valentía que tenía para golpearlo.
— Ruidosa — exclamó, más no la bajó como ella quería.
Suspiré de nuevo. Subí la mirada por la mano larga que se encontraba estirada frente a mí, notando pronto la chaqueta de manga corta color negra con estampados de diamantes negros. Le sonreí a Draken como agradecimiento cuando me apoye con su mano para levantarme, el correspondió con una diminuta sonrisa.
— Vamonos, Takemitchy — dijo, por lo que asentí varias veces.
Antes de alejarme, miré a Hakkai a lo lejos. Yuzuha lo tenía apoyado en sus muslos, no sabía si se encontraba inconciente o dormido, pero sabía que ya estaba más tranquilo que antes.
Miré a Touma y luego miré a Hakkai, debatiendo con mi mente con quién iría primero. Al final, caminé hasta los hermanos Shiba con pasos lentos.
A diferencia de Baji, Hakkai e Ima, yo no tenía ningún golpe en mi cuerpo que me llevarán a ser hospitalizado. Pero era extraño para mí no tener ningún golpe que me debilitará, sin embargo, hacia que mi mente tuviera muchos conflictos conmigo mismo. El no estar lastimado, me hacía darme cuenta que en realidad, yo no me había esforzado. Solo fuí un espector más de todo el problema que llegó luego de que Kisaki Tetta apareciera.
Kisaki.
Es verdad, lo había olvidado.
Apreté mis dedos en un puño con fuerza. No iba a dejar que el riera mientras yo lloraba, esta vez, no dejaría que mi peor enemigo se llevará a las personas personas más importantes para mí.
Con la desición en mi mente, llegué hasta Hakkai y Yuzuha. Ella consolaba a Hakkai con una mirada triste y culpable, recorde la escena cuando ella intento apuñalar a Taiju, precisamente siendo Ima la que evitó esa muerte. Juntando las piezas, Hakkai no fue quién mató a Taiju en el pasado que yo conocía, sinó que había sido Yuzuha. Y no la culpaba, ni la juzgaba, entendía que ella quisiera proteger a su familia.
Gracias a Ima, Yuzuha no se convirtió en una asesina.
El arrepentimiento paso por mi mente y corazón que rápidamente los rechace sacudiendo mi cabeza. No podía arrepentirme por una misión que ya se cumplió, no sabía que me esperaba el futuro y ciertamente no quería saberlo. Pero esperaba que ya no haya más muertes, no quería ver morir a nadie más. Temía del futuro, temía que esté no fuera el mejor, y que de nuevo hubiera muertes o algo más trágico.
No era Dios, y aunque tuviera el poder para ver el futuro, sabía que no podía confiarme ya. Cambiarlo provocaría otros cambios, esos cambios que no sabía si me llevarían al futuro correcto o no.
Ahora de nuevo lo recordaba. En el futuro Chifuyu había muerto, y tampoco pude hacer nada. No murió a manos de Hakkai, sinó de Ima. Los papeles cambiaron sin darme cuenta, hasta ahora.
¿Por qué tuvo que morir él?
¿Por qué no yo?
¿Tan importante soy para el pasado, futuro y presente?
Mi corazón me decía "Sí". Mientras que mi mente me decía "No".
De nuevo el recuerdo de Kisaki venía a mi mente. Por supuesto, todo lo que había sucedido era un plan suyo, Tetta era muy inteligente, desafortunadamente más que yo.
Yo no podía pensar estratégicamente, no era lo mío, lo mío era lanzarme y recibir daños. No me rendía, jamás lo haría. No soy bueno en muchas cosas, mucho menos en los estudios, aún así, no me rendía, seguía adelante siempre.
Ahora era igual, sólo sentía inmensas ganas de seguir adelante. Pero parte de ello, estaba arruinado. Chifuyu muerto, Hakkai seguramente sería llevado preso y estaría allí, un buen tiempo. No podía evitarlo, e ir al futuro, no quería hacerlo. Ya no sentía esa fuerte necesidad de ir, por qué él no estaría ahí, no habría alguien en quien pudiera confiar.
Entonces… ¿Que puedo hacer?
Confía en Ima, confía en ella.
Detuve mis pasos en seco. Es mi amiga, la única que me queda y debía mantenerla a salvo, no podía arriesgarla, no podía perderla. Debía hacer esto yo solo, sin arriesgar a nadie.
¿Matar a Kisaki lo arreglará todo?
Sí, matándolo terminaría con todo.
Nuevamente, caminé hasta Mitsuya y los hermanos Shiba, su mirada subió hasta mis ojos. No sonreí, solo me límite a mirarlo cálidamente mientras saludaba a lo lejos. Debido a que había ganado la atención de Mitsuya, Taiju giro en mi dirección y me miro. Resigné, me detuve unos segundos antes de continuar con valentía hacia ellos.
— Takemichi — Mitsuya me sonrió suavemente, a lo cual correspondi.
— ¿Cómo se encuentra? — Pregunté mirando a Hakkai.
— Él está bien, se recuperará — exclamó con un tono bajo y triste. Suponia que aquel tono de voz era por causa de su preocupación. Sabía que quedarse aquí lo llevarían preso, lo cuál, nadie quería.
— Dijo que se quedaría a aceptar el resultado.
Rei suavemente. No era fácil para ambos aceptar la decisión de Hakkai. A pesar de todo, Hakkai aceptaba que había cometido un crimen, por más accidente que haya sido. Tenía ganas de golpear al Shiba, no me gustaba verlo así, me recordaba a mí y mi cobardía.
— Lamento lo que hizo mi hermano. Seguro que el no quería hacerlo — susurró Yuzuha. Lleve mi mano hasta su hombro, negué varias veces antes de dedicarle una sonrisa protectora.
— Nadie lo culpa — aseguré — Y se que Baji tampoco, es solo que él se encontraba perdido cuando golpeó a Hakkai.
La castaña asintió, sus ojos marrones claros como el color de la madera de un sauce, mostraban comprensión en ellos. La más madura de los Shiba, pero aún más sensible de ellos, entendía que no era fácil para ninguno de nosotros la muerte de uno de nuestros amigos. Era admirable su sentido protector, así como el de Taiju a quién lo comprendía poco a poco, y me hacía entender por qué Ima lo defendía tanto hasta el punto de arriesgar su vida por ellos.
Separé mis labios, y al punto de darle la señal a mi mente para decir un par de palabras, toda señal se apagó y otras de alerta se volvieron a encender cuando el sonido de las patrullas sonaron contra mis oídos. Imadiatamente miré a Hakkai con preocupación, sin embargo, Taiju ya se había levantado para entonces y me había tendido su chaqueta de curo larga color blanca en la que en ella, estaba bordada el nombre de Black Dragons.
— Hakkai parece confiar mucho en ti, así que te entregaré mi confianza y a la pandilla en ella. Protege a mis hermanos, Hanagaki Takemichi.
Sin darme tiempo siquiera de contestar, uno de los acompañantes de Taiju tomaron a Hakkai y se lo llevaron. Mitsuya tomo mi muñeca arrastrándome con él. Para cuándo miré, lo último que vi fue a Taiju sentarse en uno de los asientos de la iglesia, con una de sus piernas arriba de la otra. No fue tarde cuando entendí que el hermano mayor, había tomado la decisión de no dejarle ninguna carga a su hermano.
Miré la chaqueta en mis manos, y en mi corazón le agradecí.
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