♦️Capítulo 8

Una semana, una ridícula semana había pasado desde que abrió sus ojos y Jinseok se sentía en el lugar equivocado y con las personas equivocadas.

La mayor parte de su día lo había pasado en una cama de hospital acondicionada en una habitación.

Pero lo más extraño para él era el sentimiento de vacío. Algo no pertenecía y algo faltaba ahí.

Para empezar, la ostentosa atención que recibía se ella. La mujer que era su esposa. Da-son.

Era hermosa, probablemente por ello se había casado. Alta, delgada con cuerpo proporcionado y de cabello negro largo y sedoso. Ella se ocupaba de cuidarlo día y noche hablándole de su vida como esposo y de cómo ese desafortunado accidente de auto casi le cuesta la vida, dejándolo en coma por cinco días y borrandole la memoria a largo plazo. No recordaba absolutamente nada después de una explosión.

Da-son decía que había sido de auto pero él tenía la vaga sensación de que no. Pero ¿como podía confiar en su memoria si no estaba seguro de ni si quiera de quien era él?

Kim Jinseok según sus documentos que ella le mostró con su fotografía, casado con Kim Park Da-son.

Ahora por primera vez se permitía explorar su casa o debía decir ¿Mansión? de la mano de Da-son. Recorrían los pasillos de la casa y se detenían en cada retrato donde ella le explicaba el origen de cada fotografía.

-Es de nuestra boda mi amor. Estabas muy nervioso ese día. Tanto que dijiste tus votos al revés pero aún así fue hermosa. ¿Ves lo felices que estamos ahí? Más tarde te muestro nuestro álbum de fotografías de ese día y de nuestra luna de miel.

Jinseok asintió caminando de nuevo y se detuvo en otro fotografía.

-¿Quienes son? -Preguntó con la voz rasposa y fría.

-Mi madre y mis abuelos. ¿Tienes hambre amor? Bajemos al comedor ya debe estar listo el almuerzo. Prepararon estofado tu favorito.

Jinseok asintió dejándose llevar por ella y cuando le sirvieron comió con hambre. Después de pasar días dormido sin sentido y alimentado por una sonda esto era paraíso para él. Aunque debía decir que no sentía que fuera su favorito.

-Jinseok amor necesito que vengas conmigo. Debo hablarte de algo importante. -Habló Da-son después de que habían comido.

El pálido asintió y la siguió por los pasillos de la casa hasta llegar a una especie de oficina. Ella le contó que era dueña de varios bufetes jurídicos en el país y que él era un mafioso líder de una Mafia que lo había traicionado y que en una cena de negocios se habían conocido.

Da-son dejó una pila de papeles sobre el escritorio y luego se sentó en un elegante sofa palmeando a su lado para que Jinseok se sentase a su lado.

Así lo hizo el pelinegro.

-Verás amor todo esto es algo nuevo para nosotros, un desafío que debemos afrontar juntos. Lo más importante es que has despertado del coma y ahora trabajaremos para que recuperes tu memoria. Debes tomar los medicamentos al pie de la letra así poco a poco iras recordando. Por otro lado no quiero que te alarmes pero es necesario que sepas esto. El día que sufriste el accidente venías hacia casa temprano de la oficina porque te acababa de dar la noticia de que seremos padres. Estoy embarazada cariño.

Al pobre hombre eso fue como si le hubiesen arrojado agua fría dormido. ¿Iba a ser papá?

Iba a tener un hijo. ¿Por qué la noticia no lo emocionaba? Una sonrisa, un gesto, algo. Pero nada, absolutamente ningún sentimiento.

-Sé que es difícil de procesar debido a tu estado pero poco a poco lo vas a entender amor. Vamos a tener un hijo. Fruto de nuestro amor.

La mano de Da-son tomó la de Jinseok y la colocó sobre su vientre plano. El pelinegro sintió la necesidad de retirar la mano pero sabía que no debía, esa mujer aunque desconocida para él era su esposa y ahí estaba si hijo, su descendencia y aunque quizá no recordaba como lo habían concebido era suyo, un bebé, un ser indefenso que necesitaría a sus dos padres.

-¿Estás feliz amor? -Da-son no soltaba su mano y él por cortesía asintió.

-¿Cuánto tienes? -Su voz parecía vacía y sin emoción, tanto que le pareció un poco irrespetuoso.

¿Así hablaba siempre él?

-Tres semanas a penas pero la semana que viene es mi primer control iremos juntos. Luego podemos pasar por algún centro comercial y ver cuna y carreolas y eso. -Ella parecía bastante entusiasta.

El hombre se puso de pie de inmediato. Su corazón bombeaba rápido. Todo eso era tan abrumador para él porque prácticamente estaba frente a una desconocida a pesar de que las fotografías y documentos legales de una boda decían que tenían 5 años de matrimonio.

Se pasó ambas manos a su rostro aún sintiendose extraño.

-¿Estás bien amor? Tranquilo Tómalo con calma.

Él asintió respirando lento y pausado.

-Si,sólo... es que esto es como algo extraño como si fuera un mundo diferente. Sé que añoro un hijo lo siento aquí. -El pelinegro tocó su pecho. -Pero también siento como que todo esto es nuevo para mi. -Señaló a su alrededor y luego a ella.

Da-son se puso de pie y lo abrazó por detrás recostando su cabeza en la espalda de Jinseok.

-Lo sé amor, iremos paso a paso. Ahora vamos a nuestra habitación debes descansar un poco.

-¿No debo ir a trabajar?

Da-son soltó una risa algo estridente a sus oídos e hizo un gesto con la mano.

-No cariño ahora estás bajo mi cuidado. Por el momento vas a dejar tu profesión. Ahora vamos.

El pelinegro no tenía sueño, no quería dormir pero sentía que no tenia nada más que hacer en ese lugar así que dócilmente aceptó.

Antes de acostarse ella le dio su medicamento el cual él bebió. Era para restaurar su memoria, o eso había dicho el médico que lo había visto esa mañana.

-Descansa amor. -La mujer se acercó para besas sus labios.

Él sintió el frío del beso recorrer por su espina dorsal. Era un sentimiento extraño y no familiar como se lo imaginó.

Cerró sus ojos aún con aquella sensación extraña en su ser.

Poco tiempo después se quedó dormido.

Pero ni en sus sueños estaba tan tranquilo. Caminaba por túneles oscuros buscando algo. Pero se perdía y entonces comenzaba a llamar a gritos a alguien. No sabía su nombre pero lo llamaba. ¿Quién era? Corria y corria sin rumbo y sin sentido buscando una salida de ese túnel y llegaba a un espacio donde a lo lejos podía ver la luz. Una voz lo llamaba y él corria hacia ella. Pero por más que corria hacia la luz nunca lograba alcanzarla.

Da-son observaba como el cuerpo del pelinegro se movía inquieto mientras dormía con su ceño fruncido y su rostro levemente contraído por algo en su sueño.

-Está soñando doctor. -Da-son observó al hombre de bata blanca quien tomaba los signos vitales del hombre dormido.

Luego de pasar su estetoscopio por el corazón de Min Yoongi lo guardó y tomó su cuaderno para tomar sus notas.

-El somnífero lo adormece rápidamente, pero para evitar que tenga sueños recurrentes que lo guíen hasta donde sus memorias guardadas lo llaman hay que aumentar la dosis de prazosina, este antagonista de los receptores alfa adrenérgico central es el único con la eficacia de desvanecer las pesadillas asociadas al trastorno por estrés postraumático como posiblemente sea el caso de Min...

-Kim, es un Kim ahora. Su vida pasada quedó atrás ahora es Kim Jinseok, mi esposo y padre de nuestro futuro hijo.

El médico asintió a las palabras de la mujer y sacó una aguja con una jeringa y lo llenó con un líquido incoloro que luego inyecto en Yoongi dormido.

-Qué tome las pastillas de Mitropoflinato las tres veces al día, esas le van a servir para que no haya modo de que su memoria a largo plazo se regenere.

-Si, le dije que son para lo contrario, que con ello recuperaría su memoria. -Ella sonrió con malicia.

Luego se llevó una mano a su vientre tocando el bebé que serviría para comprometer la lealtad del hombre que acababa de robarle a su hermano. Un bebé que claramente había planificado muy bien y después había enviado a desaparecer a su verdadero padre.

-¿Ves Jimin? Ahora lo tengo yo. Y poco a poco todo lo demás también te lo iré quitando.

Da-son le hizo la señal al medico que se saliera de la habitación mientras ella se sacaba su saco marrón y los zapatos y se metió al lado del hombre dormido y lo abrazó por la cintura.

Min Yoongi dejó de soñar y desde ese momento a kilómetros de ahi Jimin había despertado alterado de su sueño. Más bien era una pesadilla.

Soñaba con llamas y explosiones y hombres que lo veían pero sin rostro era como si ninguno tuviera una identidad y lo perseguían con flechas para traspasarle el pecho.

-¿Estás bien Mimi?

Taehyung quien acababa de entrar en la oficina se lo quedó mirando preocupado al verlo sudar mientras recuperaba su respiración.

-Una pesadilla Tae, la misma pesadilla. Hombres sin rostro que me persiguen para matarme. No me sorprende, con tantos enemigos míos que trabajan a mis espaldas cualquier pudiera ser que quisiera asesinarme.

Taehyung puso sus ojos en blanco. Su amigo Jimin siempre era tan extremista.

-¿Cómo está ese bebé? Hola picioso ¿como esta bebé de tío Tete?

Taehyung dejó la carpeta que llevaba de documentos que Jimin debía revisar mientras tomaba al pequeño Jiyoon de su moisés que estaba sobre el sofá y lo acunaba paternalmente.

-Ha pasado sus primeros seis días sin molestar nada. Come duerme y listo. Es un bebé bien portado. -Jimin sonrió.

Taehyung asintió dejando al bebé de nuevo en el moisés.

-Eso es bueno al menos puedes descansar bien y cuidar tu operación.

Jimin negó mientras revolvía papeles y papeles en su escritorio y escribirá datos en su computador.

-¿Descansar Taehyung? No se de que hablas, mañana entra otros tres furgones de Indonesia y Jungkook tiene trabajo que hacer para mi.

Taehyung pensaba en refutarle a su amigo pero no le dio tiempo pues Jungkook entró en la oficina con un rostro que denotaba satisfacción.

-Jimin, tenemos tu encargo. Está en las bodegas.

Jimin asintió tomando sus cosas, su teléfono, su saco y al bebé.

-¡Suran!

La chica apareció con un café en la mano el cual tiro al cubo de basura al ver que Jimin tenía que salir y Jiyoon debía quedarse.

-Los Éxodo vienen hacia acá te escoltaran hasta la Mansión.

-Si Jimin entendido.

Jimin le dio al bebé y después de darle un tierno beso en su frente salió rumbo a las bodegas con Jackson y los demás.

-¿Habló?

Jungkook negó rotundamente.

-Bien, no importa, si no lo hace se quedará sin su preciada lengua.

El azabache asintió acelerando el auto a tope mientras los demás les pisaban los talones.

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