♠️Capítulo 12

"Jinseok" se paseaba indeciso sobre  si entrar en aquella oficina donde vio a su suegra y esposa entrar. Se paseaba de un lado a otro pensando y pensando sin decidirse.

Habían muchas preguntas que quería hacer, todo era como una especie de bruma que lo envolvía y no le permitía ver que había delante de él  una venda que tapaba sus ojos sin dejarle avanzar. No podía porque aún seguía sintiendose un ser extraño en un cuerpo extraño.

Sentía que a partir de ese accidente del cual le habló su esposa se había borrado parte de  su identidad. Se sentía como en un espacio azul y gris del que no encontraba significado alguno.

Quería saber, quería entender su vida. No quería vivir como un extraño además si estaba en la espera de un hijo junto a su esposa no quería ser un desconocido para el pequeño. Quería ser un buen padre.

Decidido por fin se acercó a la puerta y tomó el pomo dándole vuelta lentamente. Abrí y la vio sentada frente al computador concentrada en algunas cosas. Ella levantó la vista y le sonrió.

El pelinegro entró y cerró la puerta y tomó un asiento frente a ella. Echó un vistazo al rededor.  Las paredes eran de un blanco parejo y habían cuadros de paisajes en las paredes. Todo el decorado era extraño para él.

     —¿Necesitas algo amor? —Preguntó la mujer dulcemente enfocando sus ojos en él.

     —Necesito que me hables de mi. —Pidió el pelinegro sin rodeos.

Ella alejó un poco su silla hacia atrás y colocó sus manos sobre su regazo dejando a la vista sus alargadas piernas por su corto vestido.

     —¿Qué más deseas saber cariño? Ya te he dicho todo  de ti. Tu nombre, tu edad, Te mostré sus documentos legales, las  fotografías de nuestras boda.

El pelinegro negó.

     —No, eso no. Quiero saber si tengo más familia, si tengo amigos.

     —Verás Jin, cariño, debido a lo que te dedicabas, tu trabajo y esas cosas siempre mantuviese a tu familia lejos de ti, jamas me hablaste de ellos ni si quiera a mi, cuando fue nuestra boda vinieron pero se mantuvieron alejados y  no estuvieron mucho tiempo por lo mismo. Y amigos... nunca consideraste a nadie un amigo cercano con el cual relacionarte porque decías que podían traicionarte si no cuidabas tus espaldas y eso fue exactamente lo que ocurrió. Eres un hombre algo solitario cariño. Solo nos tenemos el uno al otro y ahora a nuestro bebé. —Acabó de hablar poniendo una mano sobre su vientre. 

El pelinegro asintió, en su interior estaba triste porque pensaba que su vida había sido tan solitaria como ahora o sea que prácticamente no había cambiado nada.

Iba a retirarse pero se acordó de que tenia un par de dudas más.

     —Algo más... —El pelinegro se subió la manga de su camisa y dejó al descubierto el tatuaje de quellos ojos hechizantes. —¿Sabes quién es o qué significa? "Ángel" debe ser algo importante ¿no crees? Si está ahí es especial, significa algo y si es importante debí contártelo. También la fechas que aparecen ahí... todo. Dime. —Pidió como una especie de súplica desesperada.

Da-son tenía sus ojos detenidos  en el tatuaje de los ojos bonitos. Aquellos ojos que tanto odio porque siempre la han visto con desprecio. Cuanto deseaba algun día poder arrancarlos con sus uñas. Apretó sus manos compulsivamente sobre  sus rodillas algo que Yoongi no notó y luego negó.

     —Esos tatuajes los tenias desde mucho antes de conocernos amor, jamas me contaste el significado de cada uno dedije que habían sido de alguien de tu familia. Un hermano quizá. Nunca lo supe. —Mintió.  —Lo siento no puedo responder eso.

Un nuevo sentimiento de abandono le cubrió el pecho. ¿Significaba eso que jamás iba a recordar nada importante? Esperaba algo, una pista de algo. Quizá eran los ojos de un antiguo amor por el que había sentido algo muy fuerte para que se lo haya tatuado y  por ello no le había contado a Da-son el significado de ellos. Y es que eran tan hermosos que daba lastima no saber su significado ahora. 

     —Entiendo. —Colocó sus manos sobre los reposabrazos y se impulso para ponerse de pie. —Iré a darme una ducha.

     —Claro en un momento subo amor.

"Jinseok" salió de aquella oficina casi peor a como había entrado. No había logrado averiguar nada sobre sus tatuajes y descubrió  que su vida era muy triste y solitaria.

Entonces tal vez debería desistir y dejar de tratar de averiguar cosas sobre su pasado. Quizá enfocarse solo en su futuro sería la mejor opción. 

Así que entró a la ducha con ese nuevo pensamiento, dejar el pasado atrás enterrado y comenzar a crear nuevos recuerdos a partir de ahora.  Pero mientras se bañaba volvió a mirar sus tatuajes y aquellos ojos que sin duda pertenecían a alguien y por alguna razón las ganas de saber de quien se trataba y el deseo de seguir buscando respuestas se le encendían otra vez como un interruptor en su cerebro.

No podía simplemente rendirse.

Salió de aquella reconfortante ducha nuevamente con el deseo y la convicción de que podía recordar algo. Los recuerdos eran valiosos. Cuantas cosas debía atesorar en su corazón y en su mente como para simplemente dejarlo pasar. Era un ser humano, no un disco En blanco que podía rellenar con información nueva y borrar cada vez que se pudiera.

No, él debía recordar todo no podía rendirse. Si Da-son no sabía mucho sobre el pasado de él —lo cual era extraño— entonces averiguaria por otros medios.

Los primeros días  optó por tratar de indagar con el personal. 

Habló con Domelina la mujer que se encargaba del aseo. Ella lo único que hizo fue alejarse de él como si tuviera miedo de decir una sola palabra al "amo" como le llamaban.

Después trató de hablar con la ama de llaves la encargada de la gran Mansión de Da-son.  Ella le había sonreído amablemente cuando él se acercó pero tan pronto cuando formuló la pregunta se alejó dando una excusa, "Jinseok" pudo ver como su rostro amable cambiaba a uno atormentado.

Y así se pasó los días siguientes tratando de hablar con alguien que no fuera él mismo a través del espejo o con Da-son que había comenzado a portarse más melosa con él. Trataba de abrazarlo por las noches mientras dormían y él se alejaba. Aún le era muy extraño el toque de aquella mujer en su cuerpo. Sabía que debía cambiar eso pero le estaba costado.

     —¿Eres Lee? ¿Verdad? —Ésta vez se encontraba hablando con el jardinero de la Mansión.  Lo había visto solo más que a nadie porque solía pasar horas en el jardín al sentir que la casa lo asfixiaba mucho.

     —Si joven amo ¿Necesita algo? ¿En qué le puedo ayudar? —Preguntó dubitativo el hombre dejando su rastrillo a un lado y sacando sus guantes de jardín.

     —En nada en particular, solo me gusta ver tu trabajo.  Me gustan las flores en especial esas de allá. —Señaló el pelinegro hacia las flores blancas y rosadas  que estaban en un arbusto muy lleno de ellas.

     —Ah las peonias, si ¿son muy hermosas verdad? Tienen un valor sentimental muy especial, simbolizan la belleza y la unión del matrimonio por eso la mayoría de las novias que se van a casar deciden llevarlas en su ramos. También se relacionan con el amor a primera vista y ese enamoramiento entre dos personas que aún no se conocen. Las peonías rosas son una forma sencilla y especial de expresas sentimientos.

"Jinseok" se acercó más a Lee el jardinero.  Había decidido cambiar de táctica. Parecía que todos en la Mansión se alejaban de él por miedo. ¿A caso fue un mal amo con todos? Siendo líder de una Mafia podía ser algo como eso.

Así que entonces decidió entablar una conversación normal con alguien de afuera. Los jardineros, los choferes, o el chico que limpiaba la piscina cada viernes.

     —¿Puedo oler una? —Preguntó acercándose más, teniendo cuidado de que Lee  no saliera corriendo como todos los demás.

     —Claro señor espere. —El jardinero cortó una peonia rosa y se la entregó. El pelinegro la llevó a su nariz y eso fue como una explosión dentro de su cerebro.

El aroma con  matices dulces y afrutados y  toques de rosa y notas verdes frescas hizo que el pelinegro cerrara su ojos y de inmediato algo se encendió de nuevo. Aquel interruptor hizo click otra vez.

En su mente una serie de imágenes pasó a velocidad rápida, el aroma ya lo había relacionado con alguien tiempo atrás,  se vio a si mismo o sus manos con un ramo de peonias rosas mientras otras manos las recibían, un tatuaje de una peonia rosa que sabía no le pertenecía a él y el tatuaje de los ojos bonitos de su antebrazo se reprodujo varias veces en su mente.

Todo eso había ocurrido de manera rápida en su cabeza que logró sentir un mareo.

     —¿Se encuentra bien señor Kim? —Preguntó alarmado el jardinero.

"Jinseok" asintió llevándose una mano a la cabeza y apretar con sus dedos.

Eso había resultado extraño y satisfactorio al mismo tiempo.  Según el doctor y Da-son sus recuerdos no iban a volver nunca. Pero eso había causado que recordase algo.

Él le había obsequiado peonias a alguien y a juzgar por aquellas manos que las habían recibido no eran las de Da-son  estas manos ni si quiera eran femeninas porque eran grandes pero no tanto como las suyas y a la vez eran delicadas. Uno de los dedos tenía un anillo grande d diamantes formando una letra,  "J"

¿Qué significado tenía ese recuerdo? ¿Debería decirle al doctor que recordó algo?  Seguramente el doctor se alegraría de saber que su diagnóstico estaba errado. Podía recordar si se lo proponía. Sus recuerdos no se habían borrado, solo debían estar adormecidos.

     —¿Me la puedo quedar? —Preguntó después de unos minutos examinando la flor entre sus dedos.

     —Si por supuesto señor Kim. Puede tomar las que quiera, en esta casa hay variedad de flores, es un milagro que aun hayan a la señora Da-son no le gustan las flores. Le causan alergias. 

El pelinegro asintió y agradeció la flor.

     —¿Y hay flores aquí porque yo las mande a poner? —Preguntó con animosidad.

     —No, ya estaban aquí cuando se mudaron ustedes aquí. Así que no las he retirado aún guardo las esperanzas de que ella las deje.

     —¿Hace años? ¿Llevan las flores a años ahí? —Se extrañó.

El jardinero se dio cuenta que quizá había hablado de más así así tomó rápido sus cosas y se alejó de él.

     —Creo que debo seguir mi trabajo señor, con su permiso.

"Jinseok" se quedó parado ahí con una sensación extraña en él. Tenía más preguntas que se sumaban cada día. ¿Por qué le huían? Además algo muy importante,  ¿No llevaban años viviendo ahí con Da-son? ¿Por qué no había enviado a retirar las flores del jardín desde hace mucho?

Era como si acabasen de mudarse ahí lo cual seria imposible.

O es que simplemente aquel recuerdo hizo que comenzara a pensar errado.

Lo dejó pasar.

Debía volver adentro antes de que Da-son volviera de su trabajo.

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