I


Ankus sangraba, lo podía sentir, el calor de la sangre, su sangre, resbalando por su mano izquierda. Aunque estaba oscuro y no podía ver ni su nariz, mucho menos su brazo, lo sabía...

Extendió su brazo sano hacia la derecha y tanteo en la oscuridad hasta que sus dedos tocaron algo metálico: una cadena.

La asió y jalo de esta. Al instante escucho un click y algo, como una cortina se movió sobre su cabeza, dejando al descubierto una ventana por la cual entraba la luz de la luna.

Se miró el brazo: tenía un corte en la palma de la mano. La herida no era tan grande, unos dos o tres centímetros de largo, pero era lo suficientemente profunda para que sangrara.

Siguió el hilo de la sangre por su brazo hasta llegar a su camisa, la cual ya tenía las manchas típicas de esta.

-¿Que paso?- se preguntó así mismo. ¿Con que se podía haber cortado? Un sonido enfrente de él lo saco de sus reflexiones y lo hizo mirar a su alrededor.

En la oscuridad, apenas iluminada por la luz de la luna distinguió contornos borrosos.

Parpadeo una y otra vez hasta que los objetos fueron tomando nitidez. Diviso un mueble por aquí, una silla por allá, y otros objetos típicos de una habitación...y una cama.

En esta había una persona dormida, una joven. Podía escuchar el sonido de su respiración, lenta y acompasada.

A pesar de la situación y de su herida no pudo evitar sonreír. La joven se movió en su cama y murmuro algo.

-Annie- susurro para sí mismo y sonrió. Desde que podía recordar ellos habían estado juntos, eran los mejores amigos... No, Eran hermanos.

Bostezo; no pudo evitarlo, tenía sueño.

Sus parpados habían comenzado a pesarle y parecía que con cada segundo que transcurría estos pesaban aún más.

Se olvidó de la herida y volvió a bostezar. Quería seguir despierto pero le resultaba imposible luchar contra el aletargamiento y el cansancio que se habían instalado de golpe en su cuerpo.

Trato de mirarse de nuevo la herida, pero su mente ya no trabajaba igual.

Sentía como si tuviera una espesa niebla en su cabeza y este no le permitía pensar con claridad.

Se fue deslizando lentamente hacia atrás, acomodándose en la cama, cuando le pareció ver un destello con el rabillo del ojo y el brazo le ardió, pero su cuerpo no le respondía, la oscuridad lo llamaba y él se entregó a esta.

-Ankus despiértate. Es hora de despertar... ¡YA DESPIERTA!-

Ankus de levanto con un sobresalto, solo para descubrir que había alguien sobre su pecho dificultándole la respiración: Annie. El miedo lo invadió y grito.

-Bájate de mi, loca- Se inclino hacia la derecha, con lo que Annie perdió el equilibrio y se resbalo de la cama, golpeándose la frente con el suelo.

-¡Ay!, no deberías de ser tan agresivo- murmuro la chica mientras se ponía en pie -Pudiste matarme-

-Lo lamento. Aunque tu fuiste la que casi me matas a mi del susto- replico-¿Te imaginas que te despierten unos gritos, y al abrir los ojos descubrir que no puedes respirar porque hay alguien sobre tu pecho?- Mientras hablaba, Ankus se fue parando de la cama, hasta quedar de pie. -Por cierto, ¿Se puede saber el por que me despertaste de tan agradable forma?

-¿No sabes que día es hoy?- le pregunto la chica con asombro.

-Domingo... , si es domingo. ¿Pero que tie...?

-¡No!, eso fue ayer. Hoy es lunes. ¡Hoy es el día de las pruebas!- espeto la chica- Hoy nuestras vidas cambiaran. Pronuncio la ultima palabra con gran emoción en la voz. -Así que te desperté temprano- Señalo la ventana. La cortina estaba corrida y afuera se veía el cielo el cual tenia una tonalidad azul oscuro, salpicado con estrellas. Debía de faltar una hora para que amaneciera.-Por que debemos viajar al Shactorium- Por eso.. prepárate.

-Entendido- Respondió Ankus mientras daba un gran bostezo. Comenzó a estirarse para que su cuerpo entrara en calor y se relajara.

-Sabes algo- comento la chica mientras él se estiraba.- Deberías de darte un baño, la verdad tu olor no es muy agradable- Annie se apretó la nariz con los dedos y dio arcadas fingiendo que vomitaba.

-Jaja-, muy graciosa. Alzo el brazo izquierdo y se olfateo. No le prestó atención al gesto que su amiga puso mientras él lo hacía.- Yo no siento nada así que...- Se interrumpió a mitad de la frase. Acababa de recordar lo que había pasado en la noche, y por lo que decía Annie, solo hace un par de horas.

Observo detenidamente su brazo izquierdo y lo fue moviendo mientras buscaba algo: la herida, pero no encontró nada. Ni una herida, cicatriz o algún rastro de sangre, nada. Solo piel en perfecto estado.Se agarro la camisa, era blanca y estaba limpia. No había sangre.

-¿Que paso, por que dejaste de hablar así repentinamente?-Pregunto la chica. Pero Ankus no la escucho; estaba abstraído en sus pensamientos. El estaba seguro que tenia una herida, pero la evidencia estaba ahí: un brazo en perfectas condiciones. Eso solo podía significar que todo había sido un sueño... pero, había sido tan real...

-Hey. ¿Estas despierto?- Pregunto la chica mientras sacudía la mano frente a su cara.

-Ah, si.-respondió saliendo de su estupor. -Solo estaba pensando en algo. Pero no importa.

-¿Estas bien? El rostro de la chica cambio de expresión- Quiero decir. Si estas preocupado te comprendo, las pruebas son duras y el resultado definirá el destino de nuestras vidas. Eso pondría nervioso a cualquiera.

El percibió el miedo en la voz de chica y eso hizo que la mirara directo a los ojos. Tenia unos hermosos ojos color... Bueno, azul y café claro. El ojo izquierdo de su amiga era azul y el derecho café claro. Sinceramente ese era su ojo favorito.

Estiro el brazo y lo coloco sobre el hombro de la chica. Trato de imprimir en su voz toda la tranquilidad que pudo.

-Se que estas preocupada o nerviosa, o ambos. Yo también lo estoy. Pero si de algo puedo estar seguro es que pase lo que pase, yo estaré ahí para ti-. Le dirigió una franca sonrisa.

-Y yo también para ti-.Los ojos de la chica se llenaron de lagrimas que escurrieron por sus mejillas. El se las seco con los dedos y le dirigió una gran sonrisa.

-Bueno- Dijo mientras le retiraba el brazo del hombro. Se sentía incomodo pues no estaba acostumbrado a las muestras de afecto.-Deberías bajar en lo que me baño. Así podrás arreglarte también.

-Tienes razón. Aunque no tardes demasiado, Todavía tenemos que viajar- Respondió la chica mientras abría una puerta que daba hacia un pasillo con unas escaleras.- Aprovechare a curarme la frente.- Cerro la puerta detrás de ella, tal vez con demasiada fuerza.

-Pst, loca-.Lanzo un gran suspiro. Abrió una puerta y se metió al baño.

El agua caliente caía de la regadera a la cabeza de Ankus, el vapor subia en espirales, llenando la habitación con ese calor tan agradable.

Ankus levanto el brazo y le dio la vuelta al grifo cerrando el paso del agua. Abrió una puerta corrediza y salió a un bonito baño blanco. Se dirigió al lavabo con la cabeza gacha, ensimismado en sus pensamientos. Levanto la cara y se topó con un espejo. Vio sus facciones reflejados en este:

Sus ojos, de un color café oscuro, reflejaban curiosidad. Su cabello negro, cortado a ras a los costados, y un poco mas largo en la parte superior. Su nariz, fina y pequeña y su tez color vainilla claro, que se extendía por todo el cuerpo solo interrumpida por una mancha en el pómulo izquierdo. Tenia la forma de un circulo perfecto y la piel daba la sensación de ser escamas: fría y dura al tacto.

Su marca de nacimiento, o quien sabe pues era huérfano. Se había criado en un instituto para jóvenes sin hogar, hasta los seis años, edad en la que decidió huir. Desde ese día no tenia a nadie, excepto a Annie...

Sacudió la cabeza, apartando esos recuerdos triste como si se trataran de moscas.

-Bueno hoy todo cambiara- Se dijo a si mismo, para darse animo.

Mientras bajaba las escaleras que dirigían a la sala, le llego un aroma agradable: Comida.

Salto los últimos escalones que lo separaban del suelo y cruzo el arco de la puerta.

-Hey ¿Ya estas preparado?- Le pregunto Annie, la cual se encontraba sentada en una amplia mesa blanca.

-Si, ya estoy preparado y lleno de animo- Le respondió mientras jalaba una silla y se sentaba cerca de la mesa.

-Ten- La chica le paso un plato de porcelana, el cual estaba a rebosar de comida. Ankus se pregunto como era que el plato podía soportar todo ese peso sin quebrarse. - Prepare un gran desayuno. La ocasión lo amerita, Contiene: Dos huevos, ensalada, pan, arroz y tu favorito: carne de T'su- Dijo mientras le pasaba otro plato, el cual contenía un trozo de carne, de color azul.

-¿Carne de T'su?- Le pregunto con asombro. -¿Como lo conseguiste?. He escuchado que esta temporada una plaga arraso con casi todos los ejemplares. De por si esa carne es cara-. Y tenia razón.

El T'su era un tipo de reptil que se alimentaba de arándanos. De ahí el sabor tan especial de su carne.

-Roldan me pidió que le cocinara poutine, me quedo tan delicioso que como recompensa me regalo un poco de comida.- Los ojos le brillaron con orgullo y tenia razón, pues era la mejor cocinera que Ankus conocía.-Ahora come o te golpeare, es tarde.-

-Esta bien-. Sin mas que decir, ataco la comida sin piedad.

Diez minutos después estaban en la puerta del edificio. Cada uno llevaba una mochila tipo Thre'sh.

Echo una ultima mirada a la gran sala; Era amplia, blanca y con esa estética tan hermosa, que durante la ultima semana les había servido de hogar.

-Bueno, es momento de partir- Comento mientras abría la puerta.

-SI. Vamos- Annie enfilo hacia la salida, ondeando su cabello rubio. Cruzo el umbral y segundos después Ankus quedo solo en la sala.

Dio un gran suspiro, como esperando que alguien, en algún lugar lo escuchara y salio.

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