Aquel Tesoro
Esa noche en casa Jimin olvidó algo más, había olvidado a su hijo, este había lloradon y le había dicho a Jimin que era su hijo. Sin embargo, Jimin negó aquello diciendo que no tenía hijos, Jimin no entendía la razón del llanto de aquel hombre, solo sabía que en su pecho había algo, él no lo sabía pero, era el dolor.
A la mañana siguiente observaba la ventana de su habitación, había una foto en la mesa frente a la ventana. No sabía quién era él de la foto, sin embargo, al verla a su cabeza llegó una palabra, Azul.
Empezó a decir la palabra una y otra vez, no sabía la razón, no la entendía y tampoco sabía que estaba enfermo, sólo en su mente se reproducía el color azul, una cabellera azul.
Lisa oyó aquello y pensó en el día anterior al parque, pensó que tal vez su abuelo se estaba curando, siendo una falsa esperanza aquello, lo tomó de la mano y lo convenció de ir a buscar eso azul, en el parque que era extraño para Jimin, estaban esos chicos Jimin sonrió sin saber la razón al ver la cabellera azul, el chico fue hacia él y le sonrió.
— Está aquí de nuevo — sonrió. Una sonrisa dulce se dirigía a Jimin.
— Azul — salió de los labios de Jimin, observó que el chico era completamente azul, su ropa y cabello.
— Soy Min Yoongi — Jimin repitió eso en su cabeza.
— Min… Yoongi — susurró, las palabras un pocodifícil de mencionar en su boca a su mente le costaba retenerla.
— Sí — le sonrió.
— Azul —dijo de nuevo Jimin y Yoongi sonrió, le agradaba el señor.
— Jimin — dijo la chica detrás de ellos.
Jimin veía el azul moverse en aquella cosa que desconocía, el también lo quería, quería moverse como aquel azul, quería sentir lo que azul sentía.
Los siguientes días había algo que la mente de Jimin no olvidaba y era el azul. Se movía en muchas direcciones y sus labios lo pronunciaban a menudo, Yoongi había decidido que Jimin era una persona increíble, no lo conocía de toda la vida y aún así odiaba que esa enfermedad le hiciera tanto daño.
Ese día en el parque Jimin había subido a la patineta azul de Yoongi y Yoongi jamás pensó que había alguna otra sonrisa sincera como la que vio ese día, Jimin se reía y decía azul, sus ojos brillaban en felicidad, aquella felicidad de la que había vivido cuando fue joven.
Jimin no iba a recordar nada de eso, iba a olvidar cada momento, su mente se iba a perder pero, su corazón guardaría cada momento. Su corazón cuidaría de cada recuerdo como si de un secreto o un tesoro se tratara.
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