Diecinueve

Se lo temía. Sabía que cuando la señora Jungnan la había llamado para que le ayudara a preparar la cena algo malo iba a suceder ¿Por qué fue entonces si ya sabía lo que pasaría? Por qué era muy fácil engañarla.

Los maltratos que ella pensó solo durarían poco tiempo, terminaron por volverse constantes y con sorna. Ya no eran advertencias de que no debía hablar de aquel día, cada nuevo golpe o simple rasguño era dado con claras intenciones de hacerla sufrir.

En esta ocasión, mientras Eun-ji cortaba la carne, la mujer tiro de manera “accidental” agua hirviendo sobre su hombro. El agua corrió por su brazo, asta, la punta de sus dedos, también parte de su pecho hasta llegar un poco abajo de las costillas. La piel mojada se puso roja de inmediato y la chica grito debido al ardor que sentía.

La mujer le tapo la boca para callarla, no quería llamar la atención de sus vecinos y tampoco de su hijo; sin embargo, Jungkook lo escucho. Él corrió hacia la cocina, apenas escucho el grito de su media hermana.

—Maldición.

La mujer tomó la mano de Eun-ji y la jalo para llevarla al fregadero.

—Más te vale no llorar ni decir nada enfrente de mi hijo.

—¡¿Qué paso?! —gritó desde las escaleras—. Escuché a alguien gritar ¿Está todo bien?

Cuando Jungkook llego a la cocina, su madre mantenía la mano izquierda de Eun-ji bajo el grifo. Su media hermana miró hacia arriba con la mandíbula tensa y los ojos llorosos. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no llorar, sobre todo porque el dolor parecía aumentar con cada segundo.

—No es nada cariño. Lo que pasa es que Eun-ji dejó caer agua caliente sobre su mano —contestó restándole importancia mientras fingía revisar la quemadura—. Eres una tonta. Si no puedes hacer algo tan simple como cocinar, ¿cómo pretendes sobrevivir en el futuro? Bueno, tu madre era igual, supongo que la estupidez se hereda.

Eun-ji jalo su mano para que la señora la soltara. Fue un pequeño impulso por querer dejar de escuchar esas hirientes palabras, pero solo causó que la señora le arañara la mano.

—Mejor vete a tu cuarto, no quiero que suceda otro accidente como este.

La chica salió a paso rápido de la cocina. Apenas entró a su habitación se quitó la blusa que llevaba puesta para quedar con una blusa de tirantes. Como estaba sola, no le importo quejarse del dolor mientras se despojaba de esa prenda. Su piel estaba muy irritada y el más simple toque le escocía ¿Qué debía hacer? Lo primero que se le ocurrió fue mojarse con agua fría para aliviar el dolor, ¿y después que debía hacer? ¿Tenía que poner algo más?

Mientras pensaba en cómo solucionar aquello, un par de ojos curiosos miraban a Eun-ji con, ¿preocupación? Su madre creía que nadie estaba notando nada raro respecto a su relación con la chica, pero él no sospechaba, él estaba seguro y era testigo de cómo su madre había comenzado desde hace semanas a maltratar a su media hermana.

A veces escuchaba desde su habitación como la golpeaba, otras veces veía desde lo lejos como la maltrataba y no podía evitar sentirse no solo mal, sino también culpable por quedarse callado y permitir aquello.

Odiaba a esa chica más que nada en el mundo porque fue producto de una aventura que destruyó emocionalmente a su madre y que le costó a él varios años un padre ausente. Si se ponía a hacer una lista, había muchas razones con las que podía justificar su comportamiento. Pero esto ya sobrepasaba el límite. Y era muy cierto que él también llegó a lastimarla, pero tampoco lo haría al grado de dejarle la piel amoratada o a quemarla por simple gusto.

Se recargó sobre la pared respirando profundo. Se sentía como un hipócrita, pero su conciencia no lo dejaba en paz y de alguna u otra forma debía callar esa voz en su cabeza.

Fue hacia el baño y del botiquín sacó un ungüento. Su madre le había puesto de eso a los cinco años cuando se quemó con la fogata mientras acampaban en familia. Regreso al cuarto de su media hermana, tocó después de varios segundos en dudarlo y se asomó por la pequeña apertura de la puerta.

—Eun-ji ¿P-puedo pasar? —Se reprendió en voz baja por tartamudear.

Eun-ji se puso de pie rápidamente y sus sentidos se pusieron alerta. Creyó que se trataba de la esposa de su padre, pero era Jungkook quien la miraba con aire inocente, se podría decir qué tímido. Frunció las cejas ¿Qué era lo que su medio hermano quería?

—T-tengo algo que te ayudará a calmar el ardor de tu quemadura ¿Me dejas entrar?

Eun-ji estaba muy sorprendida. Se preguntó si acaso estaba soñando, nada de lo que estaba haciendo Jungkook era habitual en él ¿Acaso se trataría de una broma? Ese pensamiento la hizo retroceder y le negó la entrada. Su medio hermano insistió, incluso le mostró lo que llevaba en las manos para que le creyera. Al final el chico terminó entrando sin su permiso.

Eun-ji entró en pánico. Sin duda la señora Jeon se enojaría mucho con ella si su hijo la miraba con esa enorme quemadura. Trato de volver a ponerse la sudadera, pero él fue más rápido y se la arrebato de un fuerte jalón. Después la empujó para hacerla caer sentada en su cama.

—No es necesario que lo ocultes.

Su medio hermano se sentó a un lado de ella totalmente tranquilo. No le importo que Eun-ji se encogiera de hombros, parecía querer hacerse más pequeña de lo que ya era. Lo que le hizo sentir una terrible molestia en su estómago fueron los ojos de su media hermana que desbordaban miedo, miedo de que él la lastimara.

Poco a poco acercó su mano hacia el brazo lastimado de Eun-ji, cuando estaba a nada de tomarlo ella lo aparto. Jungkook suspiro.

—Hablo enserió cuando digo que quiero ayudar. Déjame hacerlo —su voz era tranquila, pero autoritaria.

—N-no quiero. Si tu madre te ve aquí ayudándome, ella se molestará y…

Se sintió destrozado al ver como todo el rostro de Eun-ji se contraía por el miedo que le causaba su madre, como si de un monstruo se tratara.

—Ella no es mala. —Cerró los ojos negándose a la verdad—. Ella solo…

—M-me golpea, Jungkook.

—Ella no es mala —repitió mirando a los ojos a Eun-ji, parecía suplicar por algo—. Ella ha sufrido bastante desde que se enteró de que mi padre tenía una amante y con lo que ha pasado últimamente llego a su límite.

—Pero está mal lo que hace.

—¿Qué acaso no me estás escuchando? Ella no te hace esto porque sea mala, solamente está pasando por un mal momento. —Estaba desesperado—. Estoy seguro de que pronto ella se dará cuenta de que hace mal y dejará de hacerlo.

—Yo pensé lo mismo, pero no fue así ¿Y sabes una cosa? Creía que podía aguantarlo porque supuse que esto solo desaparecería a los pocos días y no fue así. —Suspiro antes de continuar.

No sabía de dónde había salido tanto valor para hablar, pero no quería quedarse callada, ya no. Porque si antes era difícil vivir ahí, cuando únicamente eran palabras con las que la lastimaban, ahora que eran golpes se volverá insoportable.

—No creo poder aguantar otra quemadura o golpe. Lo mejor será que…

Jungkook tomo a Eun-ji de los hombros y la sacudió un poco. Una de sus manos presionaba muy fuerte sobre la piel lastimada y le causaba mucho dolor a su media hermana.

—No pensarás en contarle a alguien sobre esto, ¿verdad? Porque si lo haces, mi madre podría ir a parar a la cárcel por maltrato. Por favor no lo hagas, prometo que yo hablaré con ella para que no te lastime. A cambio tú prométeme que no le dirás nada a nadie.

Era normal que Jungkook quisiera proteger a su mamá, después de todo ella le había dado la vida, lo crío con cariño y se amaban. Pero ¿Debía confiar en Jungkook? ¿Él sería capaz de hacer que todo su dolor acabará?

Terminó aceptando aquel trato porque los ojos llenos de miedo y desesperación de su medio hermano la conmovieron. Solo esperaba no haber tomado una mala decisión.

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