Cincuenta
Afortunadamente, Hoseok llegó para salvarla. Como pudieron, ambos se excusaron para irse a un lugar menos ruidoso. El primero en irse fue Hoseok después le siguió Eun-ji. Ahora los dos habían terminado encerrados en la habitación de Hoseok. Para su sorpresa, las fuertes voces de los demás aún llegaban a escucharse dentro de aquellas cuatro paredes.
Él se sentó en la silla de su escritorio y Eun-ji en la orilla de la cama, justo frente a su novio.
—Te dije que todos eran muy intensos.
—Sí, lo noté —dijo entre suspiros—. Pero todos me han agradado, incluso Seulgui.
Era muy rara y todo, pero eso la hacía de cierta forma única e interesante para una chica discreta como Eun-ji. Hoseok la miro sin poder creérselo. Después le aconsejo:
—Solo no se lo digas o jamás podrás deshacerte de ella. —Su novia río—. Te lo digo por qué a mí me paso.
Eun-ji le reprendió por ser malo con su amiga, además de ganarse un golpe a modo de juego en su pecho. Ambos rieron.
—Los chicos también me cayeron de maravilla. Sobre todo Seokjin, es muy gracioso.
Hoseok rodó los ojos. Esa acción no paso desapercibido para Eun-ji ¿Acaso se sentía celoso de sus amigos? Él lo acepto sin dudarlo. Aclarando qué no le prohibiría convivir con más hombres, él no tenía nada en contra de eso. Pero sus amigos habían acaparado por completo a su novia, y él también quería pasar aunque fuera un rato con ella.
Al principio Eun-ji río, pues su novio parecía un niño pequeño haciendo berrinche por un caramelo.
—No es gracioso, ni siquiera he podido besarte. Y yo quiero besarte.
—¿Enserió? —Eun-ji se puso de pie y se acercó a Hoseok, él le miró confundido—. ¿Cuánto? —preguntó con cierta inocencia qué ponía loco a su novio.
Este sostuvo su mano y la acercó más. Ambos tenían la misma sonrisa en su rostro.
Amaban la confianza que se tenían para actuar de esa forma entre ambos. Aunque Eun-ji en realidad era un manojo de nervios, siempre actuaba más por impulso qué otra cosa, y siempre con el miedo de llegar a molestar a su novio. Sin embargo, terminaba con una agradable sorpresa cuando también le seguía el juego con esa radiante sonrisa de hoyuelos qué la hacía gustar de él cada día más.
—Mucho. —Tenía que alzar su cabeza para poder verla a los ojos—. Tanto que si no lo haces no me contendré y te robaré el beso.
Ella soltó una risilla. Ahuecó con sus manos el rostro de Hoseok y se acercó para acabar con la tortura de su novio. Lo escucho soltar un sonido gustoso desde lo profundo de su garganta. La tomo de la cintura y la animó a sentarse sobre su regazo para que fuera más cómodo. La sintió temblar cuando por fin lo hizo, incluso sintió lo acelerado de su corazón, pero siguieron besándose hasta que la respiración les falto.
Continuaron largo rato con lo mismo. En ocasiones besaban las mejillas o por completo el rostro del contrario. Hoseok carcajeo muy fuerte cuando se le ocurrió morder sin mucha fuerza el belfo de su novia. Ella casi cae por tratar de alejarse.
—Te amo, Eun-ji.
A pesar del tiempo que tenían como novios, ninguno había dicho aquella palabra. Pero el corazón de Hoseok no pudo retenerlo más, necesitaba decírselo, aunque sentía un miedo de los mil demonios de asustarla.
En cambio, ella sonrió tanto que sus ojitos parecieron desaparecer.
—También te amo. —Y lo abrazo con mucha fuerza.
* * *
El tiempo transcurrió muy rápido. Cuando menos lo esperaron, ya había transcurrido casi un año. Había muchas cosas que habían cambiado en todo ese tiempo. Por ejemplo, Eun-ji ahora trabajaba con más confianza y sus pesadillas habían desaparecido por completo, de hecho ya le habían dado el alta. Jungkook era quien todavía seguía reacio a compartir con su hermana lo que sentía, incluso había veces en que los problemas parecían superarlo. Pero era como decía la psicóloga, cada uno sanaría a un ritmo diferente, solo debía ser paciente y seguir apoyándolo como lo hacía asta ese momento.
Todo seguía yendo de maravilla, parecía que por fin todo iba por buen ritmo. Sin embargo, había todavía un asunto importante que se debía resolver. Y fue precisamente durante una tarde, en el trabajo de Eun-ji, qué este se presentó.
—Buenas tardes, ¿Qué…? —La amable sonrisa con la que solía recibir a los clientes desapareció.
Su rostro se llenó de un coraje incontenible, y se endureció a un más cuando vio a aquel hombre que una vez llamo padre sonreírle. Una sonrisa llena de hipocresía.
—Hola, Eun-ji.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?
—Me lo contó un vecino. Vine para hablar contigo. Intente hacerlo cuando salí, pero tu hermano me lo impidió. Incluso me prohibió regresar a mi propia casa. No la he tenido fácil.
Eun-ji rodó los ojos.
—Eso no me importa. No quiero verte. Ahora vete, estoy trabajando.
—Hija…
Maldecía en su mente que ese hombre llegara justo cuando no hubiera ningún cliente. Afortunadamente, sus compañeros estaban alertas, de hecho uno de ellos se acercó lo suficiente para actuar en caso de que algo grave sucediera. Eun-ji agradeció esa acción, pero con un gesto de su mano le dejo claro que ella podía encargarse sola.
—No… No me vuelvas a llamar así. Nunca me llamaste así en el pasado, no lo hagas ahora —su voz le temblaba—. Para ti solo soy Eun-ji.
—Por Dios. —Jalo su cabello con frustración—. ¿Tú también actuarás de esa forma? Sé que cometí errores, pero sigo siendo tu padre…
—Tal vez por mucho tiempo lo fuiste de Jungkook; sin embargo, nunca fuiste una verdadera figura paterna para mí.
—Tienes razón, y lo lamento mucho, de verdad. El tiempo que estuve en la cárcel, lejos de ustedes me ayudó a reflexionar al respecto, y de verdad quiero arreglar las cosas. Porque son mis hijos y los quiero. —Eun-ji río sarcástica—. Aunque no lo creas es la verdad, te quiero.
—Pues te comunico que no queda nada que puedas arreglar. Tú te encargaste de destruir lo poco que sentía por ti.
Su voz era tan aterradoramente firme y sus palabras tan filosas. Ella definitivamente no era la misma niña ingenua y tímida qué había recogido hace años. Ahora era más fuerte y segura de sí misma, y la verdad se sentía orgulloso de ello. Aunque también le dolía, porque él había sido el causante de ese cambio y no precisamente de la mejor manera.
—Lo sé, sé que fue una barbaridad lo que te hice, pero estoy muy arrepentido. Hija, de verdad lamento haberte lastimado, pero el miedo de perder a mi otro hijo me cegó. Debes entenderlo…
—¿Entender qué? ¿Que mi vida te importaba tan poco, qué sin dudarlo intentaste asfixiarme? —Eun-ji sentía como las lágrimas comenzaba a acumularse en sus ojos; sin embargo, en su voz no había rastro de tristeza. Solo odio y un inmenso rencor—. Intentaste matarme ¿De verdad esperas que después de eso crea que me amas?
El hombre, boqueo, miró en todas direcciones y se movía inquieto. Incluso Eun-ji notó un brillo de tristeza en sus ojos, como el de las lágrimas a punto de salir.
—¿Cómo pueden ser tan injustos? Jungkook tampoco me quiere cercas ¿Cuánto tiempo piensan castigarme de esa forma?
—El tiempo que sea suficiente. Es muy fácil pedir perdón, pero concederlo es complicado —fue la respuesta de Eun-ji—. Fue mucho tiempo el que sufrí por la ausencia de una familia, y tu otro hijo también resultó herido. Para él no fue fácil ver como sus padres pasaron de ser sus más grandes héroes a unos monstruos.
Por muy doloroso qué le resultará Eun-ji tenía toda la razón. Ellos estaban muy heridos. Necesitaban sanar y eso tomaría su tiempo. Debía ser comprensible con ellos si no quería alejarlos a un más.
El hombre asintió. Agacho rápidamente su mirada cuando una lágrima resbaló por su mejilla.
—Lo siento mucho —su voz parecía flaquear, era la primera vez que mostraba sus emociones frente a ella—. Al menos puedo albergar la esperanza de que vuelva a merecer ser su padre.
—Solo el tiempo lo dirá —hablo sin ánimos la joven—. Ahora por favor retírate, no quiero tener problemas con mi jefe.
Ella agachó su mirada, acariciando los botones de la caja registradora para no tener que verle la cara. Por el rabillo del ojo noto como este arrastraba sin ánimos sus pies asta la salida, pero se detuvo justo cuando abrió la puerta.
—Eun-ji, les deseo lo mejor a ti y a tu hermano. Espero que tengan esa vida que yo no les pude dar. —Lo deseaba desde lo más profundo de su corazón.
—Ten por seguro que será así —Su mirada era decidida.
Cuando por fin aquel hombre salió, soltó un largo suspiro y sus compañeros rápidamente se acercaron para auxiliarla. Para sorpresa de todos y de ella misma, todo estaba bien. Se sentía muy orgullosa de haber actuado de esa forma, de no haberse callado nada. Fue muy valiente al enfrentarse a su padre.
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