☪ Prólogo ☪





—¡Johyun! –el grito del más alto alertó a su hermano—. ¡Corre! No mires atrás.

—No te voy a dejar aquí —el joven alfa agarró con fuerza su lanza y se quedó a su lado mientras se escuchaba las pisadas de cientos de guerreros que se acercaban desde la llanura.

—No seas imprudente, Minhyuk está en cinta, debes de estar junto a él.

—Eres mi hermano, no me perdonare el dejarte luchar solo.

—¿Qué pasará con su marca? —Johyun bajó la mirada y fijó su vista al frente mientras el ruido se hacía más fuerte—. No me digas, la rompiste...

—Debía de hacerlo, caería enfermo sino.

—No podrá estar con nadie más.

—Mi hijo lo acompañará, solo si no regreso, pero si te dejo luchar solo puede que ninguno viva.

—Solo planeaba distraerlos lo suficiente, son demasiados.

Una lagrima se escapó del mayor. Los betas, con sus armas sofisticadas y misteriosas, se acercaban a paso rápido, debían ser cientos, por lo menos los últimos que quedaban. A lo largo de los últimos años alfas fuertes habían caído bajo la mano corrosiva de los betas, buscando sus ansias de superioridad, solo por no tener instinto.

Pero Hansol, sabía que, si caía, al menos habría logrado mantener a su pueblo seguro. Detrás de las montañas se habían refugiado, mientras construían un gran muro para separar por fin los licántropos de los hombres sin instinto, betas.

Ahora que estaban todos seguros, ellos serían los que evitarían que encontraran la entrada, sin importar perecer en el intento.

—Nos veremos en la otra vida ¿verdad? —su hermano agarró su mano y la apretó.

—Claro que sí, siempre juntos.

El sonido del metal, de los gritos y las espadas inundaron el claro del bosque.

Sangre volaba y caía, gritos, insultos, horror, todo hacía temblar al más pequeño, que después de una ardua batalla calló entre los brazos de su hermano.

Y solo quedo él, Hansol, viendo el mar de cadáveres a sus pies y pensando en su familia.

Pensando en su pareja, a diferencia de su hermano él no le dejaría nada a ella, ni siquiera un hijo, pero quería creer que la paz seria el suficiente regalo y que, si en la siguiente vida se reencontraban, no la dejaría.

—Hansol, el vencedor, no pudo más con el dolor de perder a su hermano, así que después de acabar con la armada de terribles betas, se refugió bajo las montañas del norte, dejos del asentamiento y acabó con su vida para reencontrarse con su amada, en su siguiente oportunidad —la mujer delante del circulo dejo el marcador en la pizarra y se giró.

—Señorita Song ¿entonces el vencedor ya no vive? —una niña de la fila de enfrente levando la mano curiosa por la historia.

—Después de la última lucha, jóvenes curiosos se escaparon del asentamiento dispuestos a buscar el cuerpo de sus camaradas, encontraron el de Johyun, el compasivo, pero por más que buscaron, hasta en la más alta montaña, no encontraron el de su hermano.

—Pero mi papa dice que sigue vivo, cuenta que es quien aúlla en el festival de la luna para la seguridad de todos —habló otro niño.

–Kangmin, nosotros podemos vivir significativamente más que los antiguos betas, pero no durante tantos siglos.

—¿Y esos horribles betas siguen vivos?

—No hemos tenido contacto con ellos más de 900 años, con sus destructivas intenciones yo creo que ya están extintos.

—Pero seguimos sin derrumbar las murallas ¿Por qué?

—Las murallas nos mantienen seguros no solo de los betas, sino de cualquier cosa que ellos hayan creado o dejado a su paso, nos protegen.

—Maestra ¿Qué pasaría si un beta logra entrar?

La mujer se vio claramente sorprendida por la pregunta, pero sonrió ante la curiosidad de sus alumnos.

—Si eso pasa, los guardianes alfa acabaran con él.



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