☪ Capítulo 7: Confesión ☪





—Por favor ¿Dónde estás? Por favor, por favor —no sabía realmente cuanto tiempo había estado buscando, tal vez un par de minutos o una hora—. Demonios.

Ya no sabía si sus manos estaban negras por la oscuridad o por toda la tierra que había sacudido para buscar, también tenía uno que otro rasguño al haberse topado varias veces con piedras filosas.

Por su mente solo pasaba la idea de cuan enojado se iba a poner Taehyung al descubrir que había botado el silbato en un pequeño arranque de frustración. Ya se imaginaba los comentarios no solo de él sino también de Namjoon, llamándolo estorbo, que realmente no servía para nada, malagradecido e incluso un berrinchudo por perder la compostura ante las palabras maliciosas del alfa.

Lo que más le molestaba era que lo llegasen a llamar débil por enojarse ante palabras que en cierto sentido eran verdad. Él solo había llegado por casualidad, ni siquiera podía autoproclamarse como invitado cuando en realidad era un invasor.

—¡Ah, mierda! —exclamó cuando una piedra significativamente puntiaguda pinchó su palma, no hizo falta luz para saber de qué estaba sangrando, podía sentir el líquido correr por su piel y el dolor incómodo. Si seguía buscando con la mano herida iba a terminar consiguiendo una mala hora, muy probablemente una infección.

Cuando se levantó no vio de donde venía o hacia donde tenía que ir para volver a casa.

Se había perdido.

—Joder, lo que me faltaba, soy una mierda —dijo dejando escapar un suave sollozo.

¿Y ahora como regresaría? ¿de verdad valía la pena regresar?

Yoongi se sentiría triste y traicionado si el menor se marcha sin decir nada, pero como reaccionaria si supiese que en realidad no quería marcharse.

Él podría comenzar una nueva y placentera vida ahí, con él. Hoseok estaría más tranquilo en Gwangju, tal vez en algún momento llegaría a olvidarse de él e igualmente empezar de cero. Imaginar a su hermano con su propia casa, casado y con hijos le ponía feliz.

Sin darse cuenta de su alrededor terminó colgado de un árbol, literalmente.

La pequeña trampa estaba bien escondida entre la hierba, tampoco es que hubiese podido verla en la oscuridad, de cualquier forma, ahora estaba en el doble de problemas.

Perdido, herido y atrapado en alguna trampa.

La soga gruesa que ataba su pie derecho le estaba lastimando bastante y por más que quisiera no podía alcanzar el suelo para al menos apoyarse y que la tortura sobre su tobillo no fuese tan fuerte.

—¿Entonces así voy a morir? Colgado, con frio, hambre y una herida —maldijo para si mismo.

"Ten esperanza siempre, Jiminie" solía decirle Hoseok ¿Cómo podía tener esperanza en una situación así?

—Lo siento, mama, papa —comenzó a sincerarse—. Lo he intentado, realmente he intentado sobrevivir, pero creo que una estúpida fuerza divina está en mi contra. He abandonado a Hoseok, he perdido todo... ¿de verdad está bien para mí aferrarme a la vida?

Unos suaves ¡plop! Sonaban cuando las lágrimas de Jimin se estampaban contra las hojas del suelo.

—Joder, logre escapar de Ong, pero ahora voy a morir colgado de un árbol —la gravedad le pesaba cada vez más, por lo que intentar limpiarse las lágrimas le costaba mucho—. Yoongi, lo siento, solo he sido una carga para ti, todo este tiempo esforzándome por no cometer errores y ahora te voy a lastimar, lo siento, lo siento.

El llanto suave se llenó de hipidos que el menor no podía esconder. Dentro de él cabía un pequeño destello de esperanza en que alguien lograse llegar a él, pero sería imposible, no tenía olor, feromonas o lo que fuera para que consiguieran encontrarle.

—Lo siento, Taehyung, boté el silbato que me diste, todo por enojarme con algo tan tonto... harás otro y se lo darás a alguien más ¿verdad? Realmente no importo yo...

—¿Terminaste? —habló alguien entre las sombras haciendo que el menor se atragantara con sus propios mocos.

Los nervios de Jimin aumentaron, pero no porque alguien casualmente ha pasado y le ha escuchado —además de encontrarlo en una vergonzosa situación— sino porque era Taehyung. El alfa se acercó más a él entra la oscuridad parándose en un pequeño espacio iluminado por la luz lunar, sus ojos brillan en un hermoso color ámbar que Jimin estaba seguro que no había visto nunca en el muchacho.

Traía su uniforme de guardián, una simple camisa de mangas largas con varios cinturones recorriéndole el pecho y la cintura, un pantalón ancho atrapado en el bordillo de sus botas altas. Parecía una versión antigua de cualquier uniforme militar, solo que estos eran en color café oscuro.

Recordó cómo se supone que la ropa se rompe cuando se transforman por lo que no entendía la necesidad de los cinturones.

—¿De verdad eres tú?

—No, soy un espejismo ¿no te jode? —Jimin sonrió ante las toscas palabras de su guardián.

Una suave risa de escapó de sus labios, no sabía si era por la vergonzosa escena o por la aparente irritación del alfa, pero esa risa se torció hacia lentos sollozos y estallaron en un gran llanto.

Taehyung se sorprendió por la repentina acción del muchacho, se suponía que debía estar feliz, no llorando a mares. Aunque tampoco era mucha la casualidad con la que el alfa se había encontrado al muchacho en su desastrosa situación.

Él había visto todo, desde que Jimin había salido de la cabaña, se había cruzado con sus amigos, había ido con Jihyo y las duras palabras de Namjoon. Presenció como el beta tuvo un arranque de frustración e ira y no se sorprendió cuando turo el silbato a la espesura del bosque, pensó que tal vez pensaría en marcharse por fin, pero cuando el menor se arrepintió y comenzó a buscar el pequeño objeto, se sintió anonadado.

Taehyung había dejado de ver en el humano una amenaza, pero seguía siendo receloso de abrirse completamente a él, por más que Yoongi le recalcara lo contrario, en su mente todavía escuchaba a su propio padre contar historias horripilantes de como los ancestros pelearon contra los betas en sanguinarias batallas, de que abusaban de las mujeres y no les gustaban los pensamientos diferentes.

—Ugh, ya para de llorar, te bajaré de ahí —el llanto no terminó incluso cuando ya estaba en el suelo—. Venga, te secaras como un árbol viejo si sigues llorando.

—E-es que *hic* y-yo perdí tu regalo —pronuncio entre sorbos de nariz e hipidos.

El alfa rodó los ojos, hace unos minutos había dicho cosas bastante personales y ahora solo se preocupaba por un pedazo de hueso que podía volver a tallar.

La mente de Taehyung volaba entre las confesiones del contrario y su nariz buscando el olor del silbato ¿Quién era Ong? Había mencionado a sus padres, pero ¿Quién era Hoseok? ¡Oh, ahí estas!

—Ya encontré tu- —se calló cuando notó al mayor apoyado sobre su pecho mientras calmaba su respiración aún un poco agitada, Taehyung no tuvo la suficiente fuerza mental para apartarle, de hecho, se puso a recordar a la última persona con la tuvo alguna cercanía de este estilo. Sin duda fue su hermana antes de marcharse del pueblo con su alfa.

Suspiró y envolvió el cuerpo del más bajos con sus brazos, se sentó de mejor forma y ahí se quedó largos minutos hasta que su acompañante se calmara. Ahora por fin caía en cuenta que el beta, específicamente él, no era muy diferente a un omega promedio. Tal vez por eso tenía el constante sentimiento de tener que protegerle.

Y ahora que lo veía tan vulnerable, en una situación en la que con solo un movimiento podía morderle el cuello y librarse de él.

Era extraño, su conciencia se resistía a siquiera mostrarle siquiera un poco de afecto, pero algo muy en el fondo le decía que, de no hacerlo, lo lamentaría.

—Vamos, Jimin, ya —le arrulló unos pocos minutos más—. ¿terminaste?

Intentó que su pregunta no sonara tan brusca, pero no fue la mejor elección de palabras.

El beta asintió alejándose por fin de su pecho, en la oscuridad pudo ver cómo le habían quedado los ojos hinchados y las mejillas coloradas. Con las manos acomodó un poco su cabella mientras él se limpiaba las lágrimas en sus mejillas.

—Lo siento... sé que no te gusta que te toquen —confesó.

—Está bien, este será nuestro secreto —le dedico una sonrisa que obviamente el mayor no podía ver, pero aun así lo hizo para calmarse él mismo.

—¿Cuánto escuchaste?

—Casi nada, solo lo del silb-

—Lo siento mucho, lo perdí —se apresuró a contestar, quiso intentar dar alguna explicación, pero no tenía nada en mente.

—No pasa nada, está a unos cuantos metros de aquí, olvidaste que es más fácil olfatearlo que buscarlo de noche —Jimin se sintió realmente estúpido por intentarlo incluso cuando sabía que sin luz no lo encontraría y menos con la vegetación del bosque—. Y también me tengo que disculpar.

—¿Eh?

—Nosotros no ponemos trampas cerca del pueblo, debieron de ser los niños en su práctica de hoy, de habrán dejado uno olvidado.

—Ya veo.

Con cuidado ambos se levantaron.

—Espérame aquí, ni se te ocurra moverte —dijo y luego rio para sus adentros cuando sintió la tensión de Jimin.

No tardó más de un minuto en recoger el pequeño silbato de entre la hierba.

—¿Taehyung?

—¿Hmm? —respondió cuando regresaba.

—Sobre lo de antes, realmente lo lamento, pero podrías olvidar todo lo que dije.

—Lo de tus padres y- —entonces supo que se había delatado.

—Sabía que habías escuchado más —confesó—. Solo olvídalo, por favor.

—Si es lo que quieres.

Se terminó de acercar y le puso el cordón con el silbato de nuevo en el cuello.

—No soy Yoongi, si lo que quieres es un consejo, no soy a quien buscas —Jimin iba a preguntar el porqué del comentario, pero se adelantó—. Aunque si lo que necesitas es hablar en voz alta y que alguien te escuche, puedes fingir que soy una roca.

Jimin no pudo aguantar una carcajada, Taehyung se contagió de esto y rio suavemente, no tan apasionado como el contrario.

—Gracias —respondió calmado—. Gracias, Tae.

—¿Cómo que Tae? —preguntó sorprendido por la arbitrariedad, aunque exagerando un poco–. Estas muy confiado, beta.

—Yoongi me dijo que tienes 22 y naciste en la última luna creciente del año, por lo que supuse que fue el 30 de diciembre del 97 —Taehyung no entendía lo que decía, pero le dejo continuar—. Yo nací en octubre, así que soy mayor que tú.

—Bueno, pero no creas que te llamaré hyung, bájate de tu nube.

Jimin se rio con esto y el menor se sintió tentado a continuar con el agradable momento.

—¿Quieres ver algo genial? —le preguntó.

—Creo que deberíamos volver, Yoongi debe estar preocupado.

—Nah, tal vez de esa forma deje de ser tan perezoso, vamos.

Jimin escucho en la oscuridad como Taehyung se quitaba la ropa, pudo ser solo una casualidad o mucha suerte cuando comprendió el porqué de las correas, un poco de la luz de la luna había iluminado con más fuerza donde él estaba parado y le vio desvestirse.

Todo era un conjunto completo, Taehyung solo tuvo que jalas una correa en diagonal para que las demás velozmente se desataran solas y fue liberado de la ropa. Cerró la boca cuando notó que la había abierto del asombro. La fuerte espalda de Taehyung se ceñía frente a él, tenía un par de cicatrices, una sobre el hombro y otro en la parte baja, hacia el lado derecho y su trasero, oh, Jimin realmente se sentía nervioso ante la belleza de su cuerpo.

Taehyung dio un suave pasó hacia adelante y se transformó en el aire antes de caer a cuatro patas como un descomunal lobo. Yoongi no era nada comparado con el gran tamaño del menor. Jimin se preguntaba si no dolía, porque le hormigueó el cuerpo cuando vio como de su piel se habría paso el pelo oscuro velozmente, como sud manos se volvían garras y su cara se alargaba hasta tener un gran hocico con intimidantes colmillos.

—Wow —soltó cuando el lobo le miró, sus hermosos ojos grises se veían de un azul brillante al ser mojados con la luz de la luna.

El lobo negro señaló su ropa con la nariz.

—¿Q-quieres que la coja? —por alguna razón Jimin pudo ver como hacia un gesto de impaciencia, diablos, el animal no tenía cejas y él había entendido completamente que eso había sido un "Sí"

Después de doblar la ropa y tenerla a la mano, Taehyung le dio la espalda y se inclinó un poco hacia abajo. Debía montarse en él.

El lobo era enorme, pero el beta dudo un momento. ¿y si no se agarraba bien? ¿y si lo hacía con mucha fuerza y le dejaba calvo? Un gruñido fue lo que lo impulsó a subirse, era definitivamente muy diferente a montar a caballo.

Taehyung jadeó emocionado antes de echar a correr entre los árboles. 




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