☪ Capítulo 3: Una sonrisa confortable ☪
—Mírame —el alfa sujetó a la omega por el mentón—. Eres lo que más amo en este mundo.
—No puedes seguir siendo así, el odio que les tienes...
—De no ser por Johyun uno de esos sucios betas te habría tomado.
La omega volvió a bajar la mirada ocultando sus lágrimas. Aun podía oler la sangre en su ropa y en la de su pareja.
—Esto tiene que acabar, no podemos seguir tolerando las cosas que hacen.
—Eso es genocidio, Hansol.
El alfa lo miró.
Jimin tembló y sintió que el aire se escapaba de sus pulmones sin poder evitarlo.
—Si sigues te ahogaras, despierta.
Un grito alertó a Yoongi que se encontraba en la cocina de su cabaña, dejó caer el recipiente con agua y corrió a ver a su nueva compañía. Jimin estaba en la esquina de la cama muy pegado a la pared, sus brazos ocultaban su rostro y sus piernas estaban retraídas. Desde la puerta Yoongi podía escuchar la ruidosa respiración del chico.
Él se acercó despacio, intento oler alguna esencia, pero efectivamente el beta no desprendía nada. Se sintió cada vez más curioso por el muchacho, nunca creyó conocer a alguien de su especie, eran solo cosas que siempre estudio de libros y viejos escritos.
—Hola —dijo suavemente lo suficientemente cerca para que el contrario lo escuchara, pero lejos por su propia seguridad—. Soy Yoongi, no te voy a hacer daño.
Jimin temblaba, su cabeza dolía muchísimo y el ardor en su estómago por el hambre no ayudaba para nada.
Yoongi sabía que, a diferencia de los licántropos, los betas eran más delicados, un simple golpe mal direccionado podía dañarlos gravemente. Se apartó de él y recogió de la cocina un tazón con pan y queso que había preparado para él, pero ya que el invitado estaba despierto, era mejor que comiese primero.
Dejó el cuenco encima de la cama y se apartó suavemente.
—Debes de tener hambre, te traje esto.
El muchacho parecía bajar la guardia, asomó sus ojitos por el hueco de sus brazos y lentamente los bajó. Yoongi, pudo verle mejor cuando comenzó a comer. Sus ojos eran de un hermoso color miel, y su cabello era extraño, en la raíz era un color marrón cremoso, casi rubio, pero más hacia las puntas el color se oscurecía.
Jimin levantó la mirada de su plato y Yoongi se quedó absorto ante sus ojitos caídos, parecía un venado recién nacido.
Lo primero que sintió el muchacho ante la situación fue tranquilidad, la persona frente a él no era Ong, ni ninguno de sus hombres, conocía muy bien a la mayoría. Sobre todo, Ong no confiaría a cualquiera la tarea de atraparlo.
Cuando terminó miro la habitación y luego al hombre.
—Don- —su garganta se sintió rasposa al principio—. ¿Dónde estoy?
—Estas en mi casa, bienvenido.
—¿Quién eres? —Jimin se apresuró a preguntar.
—Mi nombre es Yoongi, Min Yoongi, de la manada Calliope.
¿La qué?
—¿Trabajas para Ong?
—¿Disculpa?
Yoongi corrió un poco la silla en la que estaba sentado para estar más cerca de él. Esto asusto un poco al menos que volvió a encogerse en una esquina.
—No te haré daño, soy bueno, lo prometo —Yoongi levantó la mano con solo el segundo y el tercer dedo levantado, en señal de promesa.
Aun así, el menor no se sintió seguro.
—Mi amigo te encontró en el claro de la colina, te traje porque te veías muy mal... bueno, te ves mal.
—Escapé —susurró Jimin, recordando todo.
—¿Escapaste? ¿por qué? —Jimin se sorprendió un poco, estaba seguro de que había susurrado muy bajo y él seguía estando a una distancia considerable, Yoongi pareció notarlo—. Oh, lo siento, los licántropos tenemos buenos sentidos.
—¿Eh?
—No te concentres en eso —Yoongi bajó la mirada al cuello de Jimin, parecía tener algunos rasguños—. Deberías de bañarte para poder curar tus heridas, la de tu mano se ve muy mal y la que tienes en la pierna puede ponerse peor.
Bajo la tenue luz de las velas Jimin se dio cuenta de lo asqueroso que se veía, tenía tierra en el cabello y la ropa toda sucia.
—Lo siento, ensucie tu cama.
—Oh, no te preocupes por eso, se puede limpiar.
El mayor se levantó y le tendió la mano.
—¿Vienes? La bañera es muy cómoda y el agua caliente siempre es buena.
Jimin aceptó el agarré y se permitió caer en los brazos del desconocido cuando sus piernas le fallaron al levantar se la cama.
Al mayor no le molestó.
A jimin lo tranquilizó bastante el baño, Yoongi era bastante delicado con él.
En cambio, el mayor estaba horrorizado, el muchacho estaba muy delgado, podía notar a simple vista los arcos de su cadera y las costillas, también tenía rasguños, moretones y una gran marca en el abdomen. ¿De dónde había salido el muchacho?
—¿Te sientes bien? —Yoongi se arrodillo a su lado apoyando los brazos en el borde de la bañera.
—Sí, muchas gracias...
La frase se quedó flotando en el aire unos segundos.
—Ah, supongo que me puedes decir hyung, tengo 24 años.
–Oh claro, tengo 22... hyung.
—¿Algún nombre por el que pueda llamarte?
Jimin pareció dudarlo.
—No te obligaré-
—Jimin, es mi nombre.
Yoongi sonrió ante las palabras.
Al rato ambos estaban más cómodos fuera de la ducha. Yoongi había proporcionado al menor de ropa que sin duda le quedaba al pelo, pues eran casi de la misma estatura, aun así, por su estado, parecía que fuera más ancha de lo que en realidad eran.
La puerta fue abierta con brusquedad y un hombre alto y de cabello purpura entró, Yoongi por instinto ocultó al menor en su espalda sujetándolo fuertemente de la muñeca, obviamente percibía el enojo y la ferocidad que cargaba el alfa frente a él.
—Entrégamelo —Namjoon fue contundente con sus palabras.
—¿Por qué debería?
—Es un beta, Yoongi, es peligroso.
—Lo estas asustando, podemos sentarnos y dialogar.
–No hablare con un ser oscuro como él.
Yoongi suspiró.
—Es todo lo contrario a lo que piensas.
—Hyung... —susurró el menor temblando detrás de él.
—Shhh, no hables.
Namjoon gruñó y se lanzó a por ambos, pero Taehyung fue más rápido sujetándolo por la espalda para calmarlo.
Todo este tiempo se había quedado en la puerta solo a observar, pero realmente no quería ver como su líder se lanzaba contra su amigo.
—Yoongi, puedes tener problemas por esto —Habló Taehyung.
—Jimin —susurró Yoongi—. Ve al cuartó y enciérrate ahí.
Jimin no lo pensó dos veces, ahora si se encontraba en condiciones de pensar en su escape.
Namjoon al ver al muchacho correr se transformó a por él, pero fue interceptado por Yoongi, también transformado. Ambos lobos luchaban entre sí sin causarse daño realmente, ninguno de los dos quería lastimar al otro. Taehyung fue el que persiguió al muchacho, evitando que este cerrara la puerta y convirtiéndose en lobo lo acorraló contra el suelo.
Ahí Jimin se rompió, realmente no sabía que estaba pasando.
—¡Lo siento! Lo siento, lo siento, perdón —Taehyung se sintió incomodo ante la súplica del menor, pudo ver con detenimiento algunas de sus marcas y heridas ahora que estaba limpio, no se veía mejor que cuando lo encontró.
Algo dentro de su pecho se oprimió evitando hincarle el diente al beta.
Yoongi se abalanzó sobre él empujándolo y al colocarse encima de Jimin mostró sus colmillos gruñendo a ambos alfas. Su fuerza no era para nada comparada a la de ellos, pero podía ser tan feroz y desafiante como uno.
—Míralo —le dijó a Namjoon.
—Yoongi-
—¡MIRALO! Aquí está tu peligroso monstruo, ni siguiera puede moverse.
Namjoon solo respiraba fuertemente sin quitar los ojos de ambos.
—Tiene más miedo él de nosotros que al contrario.
—Solo está fingiendo, es lo que mejor saben hacer.
—Nam, escapó de algún lugar horrible, debiste de ver todas las marcas que tiene, las heridas, los golpes, es un animalito asustado, no tiene a donde ir, no sabe quiénes somos... o que somos.
Namjoon permaneció en silencio un momento, meditando.
—Cuando el sol salga mañana, tanto yo como la anciana estaremos aquí, debatiremos si ayudar al beta o no —Namjoon se marchó con fuertes pisadas.
Taehyung se levantó del suelo y echó la caminata tras Namjoon.
—Taehyung —el omega le llamó antes de que cruzara la puerta—. Tae, por favor ayúdame con esto.
—Soy solo un guardián, Yoongi.
—Eres el favorito de Ahn, ella te escuchará.
Taehyung bajó la mirada al tembloroso cuerpo del muchacho que sollozaba por lo bajo.
—Intentaré lo que pueda —dicho esto se marchó.
Yoongi se tomó el tiempo para destransformarse, acogió al menor entre sus brazos y se quedaron juntos en la cama. Tenía un pequeño rasguño en el brazo, nada serio, Namjoon no tenía intención realmente de enfrentarle, si fuese así habría terminado peor que un costal de papas.
Cuando Jimin por fin se durmió comenzó a recoger el desastre que habría hecho, sillas tiradas, platos en el piso y la mesa patas arriba.
Se comenzó a cuestionar si de verdad valía proteger al beta, aunque tampoco le había dado una señal para cuestionar la veracidad de sus palabras, los detalles que había dado eran mínimos, tal vez al día siguiente tendría la suficiente confianza para decirle la completa verdad.
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