☪ Capítulo 28: Carroñeros ☪
Jimin intentó no sacudirse cuando el dolor quemó su cuello y la sensación de ardor caliente comenzó a hormiguear por su hombro. Tembló contra la espalda peluda del gran lobo mientras este serpenteaba por el bosque bajo la pesada nevada; los había tomado desprevenidos.
Habían pasado el día entero cubriéndose de la implacable nieve bajo un pequeño risco en donde solo cabía Jimin y la mitad de Taehyung, porque era más fácil brindarle calor teniendo una enorme cantidad de pelo en lugar de solo una fina tela entre ellos. El enorme lobo se había quedado toscamente acomodado con la mitad del lomo cubierto de nieve y la cabeza sobre el regazo del rubio mientras este era protegido por cuello curvado.
Taehyung podía soportar el frio cruel del invierno, su biología exótica estaba creada para ello, en cambio el pequeño humano se estaba deshidratando, siendo mas cantidad la que salía de su cuerpo que la que entraba. Con los arroyos y lagunas congeladas, era mejor mantener una buena reserva de agua en caso de que les costara mucho mas tiempo llegar a alguna aldea, aunque de eso solo se estaba preocupando Jimin, porque el menor le había casi rogado que tomara mas agua.
—Termínatela —Jimin intentó no soltar un bufido divertido cuando él estrechó las cejas en un gesto lastimero—. Por favor, conseguiré más incluso si debo exprimir la nieve.
Pero sin importar las condiciones, tenían que avanzar, así que tan pronto como la nevada disminuyó, las fuertes patas del lobo reanudaron la marcha con pasó moderado, maldiciendo y acelerando cuando solo media hora después otra tormenta estalló, amenazando con enterrarlo en el hermoso paisaje blanquecino.
Taehyung gruñó algo que Jimin claramente no podía entender, pero podía leerlo y eso había algún tipo de "Aguanta, encontraré un lugar seguro". No sabía cuanto habían recorrido desde que dejaron la manada de Namjoon hacia casi una semana, pero de alguna forma se sorprendía de seguir viendo la montaña a lo lejos, un poco más cerca cada vez, pero no lo suficiente. Nunca salió de Seúl en toda su vida a pesar de que sus padres eran oriundos de Gwanju, a menos de que se contara los primeros dos meses de vida que pasó en Busan. Incluso en la actualidad no comprendía por qué sus padres evitaban hablar de su ciudad de origen, tampoco organizaron nunca una visita turística. Jimin no conoció a sus abuelos, no sabía si tenía primos, tíos o tías. La mayor parte de su vida había sido solo él y sus padres, hasta que llegó Hoseok y la soledad "familiar" fue remplazado por un cálido sentimiento de hermandad.
Hoseok había sido la única familia que seguía teniendo, por lo menos hasta la llegada de Yoongi, Namjoon y Taehyung.
¿Sería correcto llamarlos familia? ¿Qué pasaría si al final las cosas con Taehyung no funcionaban?
Incluso cuando los besos del moreno lo ahogaban en un mar de ternura, seguía teniendo miedo, tal vez de perderlo, tal vez de que algo al final cambiara. Había escuchado sobre las parejas destinadas de Yoongi, algo que le pareció demasiado fantasioso, aunque desde el primer día después de cruzar el muro ya no podía realmente pensar con la lógica mundana.
Taehyung saltó de repente, esquivando una raíz levantada que estaba parcialmente cubierta por nieve, obligando a que se sujetara con más fuerza, pegando la mejilla en el pelo sacudido por el viento. Vió la trenza de cabello monocromática tatuada en su muñeca; la parte blanca llegaba desde el borde de su muñeca, por debajo del pulgar, hasta casi dar la vuelta bajo la parte del meñique, ¿Significaba que estaban cerca?
Otra ola de dolor recorrió su hombro, esta vez bajando por su espalda, ocasionando que apretara las piernas a los costados del lobo. Eso no pasó desapercibido por Taehyung, quien disminuyó un poco la velocidad. Maldición, quería preguntarle que había sido eso, pero no lo entendería. Estaba obligado a parar y mutar para poder comunicarse.
Jimin tembló sobre el lomo negro, incluso con el suéter y el grueso abrigo que ocultaba su piel, podía sentir como las líneas bajaban por su hombro, siendo probablemente detenidas por la marca invisible del acónito que Hyongseo había puesto en él.
Taehyung saltó una roca y súbitamente se detuvo.
¿Qué había sido eso?
Avanzó lentamente solo dos pasos antes de volver a percibirlo, pero no se dispuso a continuar hasta que el ruido lejano se volvió a escuchar, esta vez perfectamente reconocible.
"Joder, joder, joder, joder" —la mente del lobo se llenó de maldiciones.
El agarre de Jimin tambaleó un poco cuando sintió como aceleraban increíblemente rápido. Taehyung había marcado una velocidad moderada por seguridad de Jimin, porque era más fácil esquivar y parar, pero la situación había cambiado y lo que priorizaba era evitar a toda costa los "problemas".
¿Estaban cerca? ¿Sabrán sobre ellos? ¿Podría rodearlos?
Maldijo el clima. Si no fuese por la nieve habría podido olerlos desde algunas millas atrás, después de todo, el olor de un carroñero era inolvidable.
Ellos apestaban a muerte.
Jimin volvió a temblar, esta vez soltando un pequeño sollozo. Taehyung lo escuchó, pero no podía parar, no mientras siguieran en terreno "ocupado", sin embargo, no esperó que el rubio lo soltase, quedando varios metros atrás mientras él derrapaba intentando dar la vuelta. Golpeó un tronco en su camino, causando que se sacudiera, doblara y dejara caer nieve sobre él.
Su cuerpo humano brotó del montículo, trotando hábilmente por sobre la nieve traicionera y las grietas causadas por las raíces demasiado perseverantes para ser ocultadas. Jimin estaba arrodillado, arqueado sobre sus rodillas mientras su mano al descubierto presionaba el hombro marcado con tanta fuera que podía percibir la tensión en sus finos músculos.
—Jimin —quiso gritar, demasiado, demostrar en todo el tono que realmente estaba preocupado. No, asustado, diría inclusos aterrado. Pero debía ser cuidadoso, no tenía seguridad de si ellos los habían notado o no.
El mayor no respondió, su mandíbula estaba tensa y Taehyung solo podía ver el aire caliente salir de su nariz. No podía tomarlo en brazos, así que solo abrazó, sintiendo la nieve golpear su cuerpo como pinchos, empapándolo por la alta temperatura de su piel que derretida los copos demasiado rápidos. Si Jimin hubiese estado en posición de escuchar a detalle, habría oído el siseo.
—Jimin, tenemos que movernos —no quiso sonar tan frígido.
—No puedo —a Jimin le costó reunir las palabras. Se había estado aguantando siquiera sollozar del dolor—. N-no puedo sujetarme a ti.
—Lo sé, lo sé, maldición lo sé, pero no podemos quedarnos aquí —su rostro se giró increíblemente rápido, Jimin estaba seguro que de haberse visto como un lobo sus orejas habrían estado erguidas—. Al menos tenemos que encontrar un lugar oculto, vamos.
Arrastrarlo habría sido útil, pero Taehyung no podría tratarlo de esa forma, así que se trago su desconveniencia y lo cargó en sus brazos, moviéndose entre los arboles con la mirada aun puesta en la lejanía.
Jimin temblaba, ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Es por eso que lo golpeó con las piernas?
Los ojos grises del alfa buscaron por todo el paisaje blancuzco, alguna grieta, alguna madriguera, incluso podría aceptar algún árbol hueco. Por su menté cruzo la pequeña y tonta idea de treparse a alguno y esperar, pero si los llegaban a descubrir, tumbarlos sería demasiado fácil y ellos no estaban en condiciones de pelear.
—Por favor, por favor —susurró.
—Tae —la voz de Jimin le llegó muy bajo—. Taehyung.
—Estoy aquí, solo resiste un poco más.
El rubio presionó su frente en el hombro del alfa, sus labios temblaban y por debajo de los pliegues abultados podía verle apretar los dientes y tensar la mandíbula. Un gruñido suave se escapó de su garganta y Taehyung se habría enorgullecido de lo bien que sonaba si no fuese porque parecía doloroso.
—Duele —escupió por fin, levantando repentinamente el brazo y soltándose de Taehyung. Algo esta mal y lo supo apenas el asfixiante olor a carne quemada golpeó su nariz. Sus nauseas aumentaron cuando se arrodillo sobre el mayor y rasgó con las uñas el cuello de su suéter, llevándose un poco del abrigo por el camino.
Su estomago se revolvió al ver no solo las líneas negras surcando el hombro de Jimin, sino que ahora los bordes enrojecidos se agrietaban como telarañas quemando la miel. Era peor de lo que incluso Hyeonseo debió haber pensado, ahora comprendía la magnitud de lo que esto podía hacer en el beta. Sin duda lo terminaría matando.
Jimin jadeaba, su cabeza colgando sin mucha fuerza del agarre que Taehyung mantenía en la ropa rasgada para seguir mirando la marca—. Arde, ah ¡No puedo soportarlo m-! —el menor no quiso hacerle eso, pero necesitaba que no llamase la atención de lo que se encontraba cerca.
—Jimin, te está quemando —parecía una información casi inútil, pero él tenia que hacerle entender al rubio cada detalle para que soportara lo que iba a hacer—. El acónito evita que avance por tu brazo, pero no esto, así que necesito que no grites.
—No puedo... n-no puedo —sus palabras arrastradas eran difíciles de soportar.
—Si puedes, cachorro, si puedes, amor —susurro, pegando la frente en la mejilla sudorosa del mayor—. Solo tienes que resistir un poco, pasará rápido —no le gustaba mentir, pero no podía alterarlo más. Uno de los dos tenía que tener la mente fria y Jimin no estaba en posición de eso.
—Lo siento.
—No, no, no te disculpes, ven —lo atrajo más contra sí mismo mientras colocaba el reverso de su mano izquierda entre los pálidos labios del beta—. Va a doler, cachorro, va a doler mucho, así solo muérdeme hasta que pase ¿Esta bien?
Jimin no respondió.
—Necesito que me digas si entendiste —le vio abrir los ojos y asentir despacio—. Bien, bien, no te contengas ¿Vale? —otro leve asentimiento.
Con la mano libre agarró un puñado de nieve, no se había dado cuenta cuando paró de nevar. La tranquilidad reinaba en el bosque, a excepción de ellos.
—Te amo —susurró Taehyung contra la frente del menor antes de presionar la nieve contra el hombro derecho del beta. Jimin se sacudió agarrando con ambas manos el brazo del alfa para morder con fuerza, haciéndole cerrar los ojos y tensar la mandíbula aguantando el dolor.
Sangre, roja y metálica bajó por la comisura de los labios de Jimin, manchando la nieve en el hueco de su cuello. Taehyung resopló, repitiendo la acción cuando vio que ya no quedaba suficiente sobre la marca que parecía seguir activa.
Para la tercera repetición sintió los dientes del mayor soltar por fin su carne y reposar la cabeza en su regazo desnudo, lo primero que cruzó por su mente era de si Taehyung no tenía frio en ese estado. La mano ensangrentada se escurrió de sus labios, si le dolía, Jimin no lo notó.
—Lo siento —murmuró.
—Te amo.
—Perdón.
Taehyung siseó, tranquilizándolo con un casto beso en la frente. Debía mantener la calma, ahora más que nunca porque los escuchaba venir. Podía olerlos tan bien como si estuviesen a su lado, brotando vahó maloliente por los hocicos manchados.
No había esencia más fuerte y penetrante que la sangre de un lobo y si volviese en el tiempo de alguna forma milagrosa, el alfa habría hecho exactamente lo mismo. Todo por Jimin.
—Jimin —llamó despacio mientras revisaba las líneas negras ceder hasta la marca y dejar detrás de si manchas enrojecidas que no estaba seguro de que desaparecieran—. ¿Confías en mí?
El beta levantó la mirada hasta él con una respuesta silenciosa que sonó irónica.
Taehyung sonrió—. Bien, porque necesito que hagas absolutamente todo lo que te diga.
La saliva se atascó en la garganta de Jimin, ahora con la mente clara sabía que había una razón clara por la que no lo había dejado gritar—. Te voy a desobedecer si lo creo necesario —recibió un beso a cambio.
—Eso espero.
Jimin se sujetó fuertemente a la espalda del enorme lobo cuando arrancaron de nuevo, más rápidos, más feroces y los vio llegar de entre los árboles. Dientes corroídos, miradas desorbitadas, garras fuertes y pelaje manchado por algo que no quería saber. Giró la cabeza varias veces para contar a unos 5 de ellos.
Demasiados para Taehyung solo.
—Pero mira que tenemos aquí —habló uno, solo a los oídos del lobo negro.
Una risa chillona se escuchó en otro lado—. ¡Un semental y un bocadillo!
—CarneCarneCarne !Carne! —rugió otro.
Un lobo moteado entre gris y café intentó morder la cola de Taehyung, solo para tropezarse con sus propias patas y quedar varios mejor atrás en la carrera. Tenían un plan, no uno exactamente complejo, pero les ayudaría a ambos a perderlos unos kilómetros.
—¿Qué son? —había preguntado Jimin minutos antes.
—Carroñeros.
Jimin mantuvo sus extremidades completamente pegadas al torso del lobo, un solo error y cualquiera de ellos podía arrancarlo de su montura.
—¿Por qué corres, semental? —preguntó un carroñero marrón a su derecha— Solo queremos pedir ¡Indicaciones! —asestó una mordida cerca de la pata trasera de Taehyung, pero recibió una patada rápida del beta cerca del ojo, desorientándolo unos segundos para apartarlo.
El lobo negro le gruñó en advertencia, un claro aviso de "No lo hagas, es peligroso", así que Jimin solo volvió a la misma posición al tiempo que los lobos parecían perderse entre los arboles y dejarlos solos, sino fuese por la pestilencia inconfundible, Taehyung habría pensado que se rindieron.
Pero un carroñero nunca se rinde.
El rubio gritó cuando un lobo delgado y gris se lanzó desde alguna parte, listo para morder. El alfa derrapó con las garras extendidas para frenar en seco y agarró el cuello del carroñero con los colmillos, girando sobre si para presionar el lomo contra un tronco mientras la cabeza de este era enterrada en la nieve. El sonido de la columna quebrandose hizo que Jimin se estremecieran.
Era espantoso, pero no se quedaron a contemplar la vista.
Taehyung arrancó casi de inmediato, localizando a los demás carroñeros a lo lejos. Si querían pelea, entonces se las daría.
Escogieron a un mal enemigo.
—Hola, bocadillo —saludó el mismo lobo marrón de antes, estaba a la altura de Jimin, siendo separados por al menos 5 metros, pero por supuesto solo Taehyung lo entendió y el carroñero pareció darse cuenta, desapareciendo tras un cumulo de arbustos deshojados.
—¡Tae! —el grito del mayor lo alertó a tiempo para esquivar las garras de un lobo que brotó de la nieve. A este ritmo y con solo 4 de ellos aun en pie, podrían superarle. Creyó que solo eran ratas asquerosas que actuaban por instinto, pero estos parecían bastante activos de mente.
De repente las sombras de los arboles desaparecieron y el cielo claro los iluminó cuando llegaron a un lago. Era enorme y estaba completamente congelado. Taehyung gruñó, viéndoles llegas de cada extremo, listos para atacar.
Se lanzaron a por él, chocando entre si cuando el pelaje negro se ocultó dentro de la carne bronceada. El alfa abrazó a Jimin mientras volaban y estrellaban contra el hielo duro, medio segundo después se había transformado sobre él, manteniéndolo en el hueco entre sus patas para encarar a los carroñeros.
Se irguieron bravíos, con los colmillos al aire y arrastrando las garras por el hielo—. ¿Cansado, semental? —Taehyung solo gruñó, bajando la cabeza para ocultar a Jimin—. Notamos que traes un equipaje bastante interesante ¿Compartes?
—¡Cállate! Has elegido mal, carroñero.
—¿En serio? —ladró—. Solo veo un cachorro y una comida interesante, ¿Dónde lo conseguiste? ¿Es la nueva adquisición de las manadas?
Jimin los miró entre el pelaje oscuro, no podía entenderles, pero sabía que estaban hablando.
—La carne de omega es deliciosa —chilló otro lobo dando una mordida al aire mientras se acercaba—. Pero la de un beta debe ser exquisita.
—Vamos, semental —resopló el marrón—. Solo una mordida, te dejaremos ir a ti.
—Hablas demasiado.
Jimin estaba seguro de haber escuchado una risa.
—¿Sí? Entonces ven y ¡Cállame! —rugió saltando hasta él, pero Taehyung fue rápido al empujar a Jimin con sus patas traseras, apartándolo del camino mientras atrapaba el hocico del carroñero con sus colmillos y lo azotaba contra el hielo tan fuerte, que una gran grieta nació.
Jimin no tenía que esperar indicaciones para saber que tenía que hacer, así que mientras el gran lobo negro se enfrentaba a otro carroñero, él se deslizó por el hielo y corrió. El aire frio del ambiente golpeaba su cara e intentó no mirar las fisuras pasando por debajo de sus pies, amenazando con hundirlo en el agua helada. Fue casi un milagro que se resbalara cuando uno de los lobos se echó sobre él, solo mordiendo el aire en donde antes había estado su cabeza.
El golpe contra el suelo lo aturdió, causando que se tambaleara cuando por fin estuvo de pie. El carroñero moteado sacudió el hocico frente a él, sangre se escurría de entre sus dientes y podía ver una herida abierta a un costado de su hombro.
Jimin afiló la mirada. Con las cejas estrechas y abriendo lentamente los brazos, llamó—. Ven —el lobo gruñó, parecía un toro listo para embestir—. ¡Ven!
Corrió veloz, apoyado en las patas traseras para saltar y caer en la caja torácica del beta, listo para despedazar. Listo para matar. Y casi lo pudo conseguir. Lo saboreaba, la fresca y jugosa carne nunca antes profanada por un licántropo. Disfrutaría hasta el último bocado y más allá del tuétano oculto en sus huesos.
Entonces lo consiguió; caer sobre él. Garras enormes a cada lado de su cuerpo embistiendo el hielo agrietado, empujando sus dientes cerca de su cuello, pero no probó sangre, sino agua gélida envolviéndolos a ambos.
—¡No! —Taehyung mordió con fuerza la pata de un carroñero, sintiendo los huesos romperse en su mandíbula y escucharle chillar como un cachorro. Entonces corrió, hacia el hueco donde solo agua turbia y oscura se seguía moviendo—. No, no, no, no ¡Jimin!
Quería entrar, pero no alcanzó ni a asomarse cuando fue embestido por el carroñero marrón, dientes putrefactos clavándose al final de su cuello. Cayó en el hielo, estirando las patas para desgarrar el abdomen y quitárselo de encima. Sangre le salpico la cara y saboreó el metal amargo.
Jimin seguía sin salir del agua. Tampoco el otro lobo y empezaba a tener miedo.
Rodeó el hoyo esquivando al único lobo que aun seguía en pie, hasta que lo sintió, suave bajo las almohadillas de sus patas. Estaba debajo de él.
Saltó una vez sin éxito, luego otra y cuando sintió el aire pestilente del hocico del carroñero cerca de su oreja lo atrapó fuerte por la gargantilla y giró hacía abajo, no solo escuchó el hueso romperse, sino también el hielo.
Podía soportar el frio invierno, pero el agua helada pinchó su piel hasta el nervio. Jimin se sujetó al pelaje con ímpetu y ambos salieron.
El rubio gimió, su piel ardía y le costaba mantener la respiración constante. Taehyung por su parte se sacudió y levantó la cabeza para apartarse del lobo cojo. Admitía que tenían determinación, pero ya era tiempo de acabar.
Un resoplido del lobo negro mando una señal de escape a Jimin, quien se arrastró pesadamente hasta estar por fin de piel, tambaleante y sin fuerza. Solo tenía que llegar a la orilla y esperar ¿No? Ya todo había terminado y pronto podrían continuar.
Una garra tiro de la tela de sus pantalones y se estrelló de nuevo contra el hielo. No podía más, no podría contra él y no había ninguna grieta que le ayudara esta vez. El carroñero marrón abrió el hocico cerca de su rostro, gruñendo y dejando caer saliva ensangrentada sobre su mejilla. Se permitió gritar entonces, uno que se había atorado en su garganta desde hacía tiempo.
Y entonces no hubo nada más. La sombra desapareció tras una rápida y enorme mata de pelo gris y castaño, dando lugar a un horripilante chillido que se calló con el crujir de los huesos cediendo. Jimin giró su rostro agotado hasta el lobo a su lado.
¿Cómo no reconocerlo?
Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa—. Jungkook.
Hola, soy Mary.
Muchas gracias a todas esas personas que me mandaban y escribían sus buenos deseos.
Este capítulo es dedicado a todos ustedes.
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